A orillas del Henares.
5.POBLACIÓN (IV, Religiosidad).
Las primeras noticias que se tienen de la cristianización de la zona corresponden al martirio, a principios del siglo IV, de los niños Justo y Pastor en Alcalá de Henares. En el siglo siguiente se encontraron sus restos y se edificó una pequeña iglesia en el lugar. A partir de entonces continuaría la expansión del cristianismo y la institucionalización formal con el nombramiento de obispos, etc. Durante la dominación visigoda se mantuvo la situación, pero con la invasión musulmana se retrocedió hasta tener que empezar de nuevo. Tras la reconquista, además de la sede complutense se inició otra en la montaña, en Sigüenza. En este reinicio aparecieron vírgenes, como la del Val en Alcalá de Henares, que iniciarán el culto mariano en la zona, serán patronas de sus localidades, mantendrán santuarios de devoción, etc.
Subcuenca del río Bornova: Albendiego (Sta. Coloma, San Roque), Bustares (Soledad), Condemios de Abajo (Soledad), Gascueña de Bornova (de la Magdalena), Prádenes de Atienza (de la Magdalena). En la subcuenca del río Sorbe se mantienen las de Almiruete (Soledad), Beleña de Sorbe (Soledad), Galve de Sorbe (del Pinar, San Antón, Soledad), La Mierla (Soledad), Torrebeleña (Soledad, del Cerro), Razbona (Soledad). En la pequeña subcuenca del río Aliendre están las de Arbancón (de la Salceda, del Calvario, Soledad), Cogolludo (del Val). La subcuenca del río Badiel es todavía más pequeña: Gajanejos (de la Salceda). La subcuenca del río Camarmilla presenta las de Valdeavero (Soledad) y Valdeaveruelo (Soledad). La subcuenca del río Torote: Ajalvir (San Roque, San Sebastián, Humilladero), Daganzo de Arriba (del Espino, Soledad), Fresno del Torote (Soledad), Casa de Uceda (Soledad), Valdenuño-Fernández (Soledad). Finalmente, la subcuenca del río Henares presenta más al ser la más grande: Alcalá de Henares (del Val), Cerezo de Mohernando (Soledad), Ciruelas del Pinar (Soledad)l, Guadalajara (San Roque), Horna (Soledad), Humanes (Soledad), Iriépal (Soledad, San Roque), Jirueque (Soledad), Los Santos de la Humosa (Soledad, de la Humosa), Malaguilla (San Antón), Meco (de la Cabeza, del Cristo), Miralrío (de Caritas), Sigüenza (Santa Librada).
El nombre más numeroso, adecuándose a las características del territorio, es el de la Virgen de la Soledad, que se encuentra en Ajalvir, Almiruete, Arbancón, Beleña de Sorbe, Bustares, Casa de Uceda, Castilblanco de Henares, Cerezo de Mohernando, Cincovillas, Ciruelas del Pinar, Condemios de Abajo, Daganzo, El Atance, Fresno del Torote, Galve de Sorbe, Humanes, Iriépal, Jirueque, La Mierla, Los Santos de la Humosa, Mandayona, Palazuelos, Paredes de Sigüenza, Razbona, Santamera, Tamajón, Torrebeleña, Valdeavero, Valdeaveruelo, Valdenuño-Fernández y Villacorza. Este nombre aparece también en otros pueblos de la cuenca del Henares, de la provincia de Guadalajara y en algunos del otro lado de la sierra, en la provincia de Soria.
Con la advocación de San Roque encontramos ermitas en Ajalvir, Albendiego, Guadalajara, Hijes y Jirueque. Las otras advocaciones son más minoritarias y sólo se encuentra alguna repetida como la Virgen del Puente (Cañamares y Miedes), San Antón (Galve de Sorbe y Malaguilla), de la Salceda (Arbancón y Gajanejos), del Val (Alcalá de Henares y Cogolludo).
Un factor de cohesión social mediante la religiosidad fueron los monasterios que, además, constituyeron puntos clave en el poblamiento y organización de los territorios. Muchas órdenes religiosas fundaron los suyos en alguna parte de la zona.
Los monjes benedictinos fundaron el de Sopetrán, por el que pasaron personajes importantes y contó con el mecenazgo de los Mendoza. Los agustinos fundaron dos, el de Santa Coloma de Albendiego (siglo XII, iglesia joya del románico, ¿templarios?) y el del Santo Rey en Bustares (canónigos, ¿monjes guerreros?). Los trinitarios se instalaron en Atienza, en el monasterio de San Antonio Abad, fundado en el siglo XIII para tratamiento de enfermos en el anejo Hospital de San Antón. Al estar destruido, con sus piedras se construyó el juego de pelota.Los franciscanos también tuvieron presencia en Atienza, monasterio de San Francisco, siglo XIII, aunque lo que queda (parte del ábside y arcos del claustro) es de los siglos XIV-XVI. En el monasterio de San Antonio, Cogolludo, se formaron misioneros para América y en la Guerra de Sucesión los monjes lo abandonaron y marcharon a Tamajón. Estos frailes llegaron a la Epifanía (hoy del Carmen) en Guadalajara tras la Guerra Civil. En Guadalajara está el de San Francisco, primitivamente de caballeros templarios, refundado en el siglo XIV y ligado a la familia Mendoza. Hubo otros, prácticamente desaparecidos, como Santa Clara de Guadalajara o San Nicolás de Bari en Jadraque.Los carmelitas descalzos fundaron el de Ntra Sra del Carmen en Cogolludo, en el siglo XVI. Los mercedarios tuvieron presencia en San Antolín de Guadalajara, en el actual barrio de Cacharrerías. Los dominicos se aposentaron en Santo Domingo, Guadalajara, en el arrabal de Santa Catalina, en el siglo XVI, a donde llegaron desde Benalaque, lugar desaparecido entre Cabanillas y Alovera. También era suyo el convento de La Madre de Dios de Hita, fundado en el siglo XVI en lo alto de la villa, junto al camino del castillo. A la orden del Cister pertenecía San Bernardo en Guadalajara, que estuvo al lado del Henares, junto a la carretera de Fontanar y a comienzos del siglo XIV se trasladaron al barrio del Alamín. Los jesuitas estuvieron presentes en La Santísima Trinidad de Guadalajara, en el siglo XVII. Un convento que resistió todos los avatares de la Historia fue el de San José de Guadalajara, fundado en el siglo XVII con una comunidad que se trasladó desde Arenas de San Pedro, Ávila.Las órdenes religiosas femeninas tuvieron menor importancia, pero también estuvieron presentes en la zona. Las benedictinas se instalaron en San Juan Bautista, Valfermoso de las Monjas, fundado a finales del siglo XII con monjas francas. El monasterio de la Asunción, en Espinosa de Henares, perteneció a las Clarisas y fue fundado a finales del siglo XIX. Las franciscanas Concepcionistas estuvieron en Fuentelaencina, en monasterio fundado en el siglo XVII. El colegio de las Vírgenes, Guadalajara, era de las Carmelitas, y se convirtió en convento a fines del siglo XVI. La Piedad de Guadalajara perteneció a las franciscanas, fundado en el siglo XVI, con la iglesia obra de Alonso de Covarrubias y unido a la familia Mendoza. Las Jerónimas se ubicaron en Los Remedios, Guadalajara, en el siglo XVII, en un colegio de doncellas. Las ursulinas de Jesús se instalaron en Jadraque en el siglo XX, aunque su extinción llegó pronto, dedicándose el edificio a casa de Cultura (Saleta de Jovellanos). La ciudad que tuvo más conventos fue Alcalá de Henares. Las órdenes masculinas tuvieron los conventos de San Juan de la Penitencia, Mínimos, San Felipe Neri, Religiosos Calzados de San Agustín, Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, Dominicos Recoletos de la Madre de Dios, Agustinos Descalzos de San Nicolás de Tolentino, Trinitarios Descalzos, Caracciolos, Clérigos ministros de los enfermos de San Carlos Borromeo o Agonizantes. A las órdenes femeninas pertenecieron los conventos de Santa Clara, Carmelitas Descalzas de la Concepción, Santa Úrsula, Santa Catalina de Siena, Carmelitas Descalzas del Corpus Christi, Agustinas Descalzas de Santa María Magdalena. Los cinco últimos todavía están en activo. El último que se cerró fue San Bernardo, en el 2000.
Un tema recurrente al hablar de la religiosidad medieval es la presencia de los Templarios, con sus encomiendas o con lugares de culto. A pesar de que no existe documentación que lo avale, se habla de la presencia templaria en varios lugares de la zona: Torija, Trijueque, Albares, Albendiego, Alto Rey, Guadalajara. La falta de restos claros y la dudosa asignación de otros hace suponer que la existencia de asentamientos templarios debió ser muy poco importante.
Uno de los lugares en los que se supone su existencia es el castillo de Torija y para ello se apunta a Juan de Mariana quien, a finales del siglo XVI, hablaba de una bula del papa Alejandro III hacia 1170 que lo reconocería. Esa bula no se ha localizado y se duda de su existencia, y el castillo es del siglo XV, es decir, posterior a la desaparición de los caballeros del temple. El rey Fernando IV ocupó, en 1307-1308, los veinte castillos que la Orden del Temple tenía en los reinos de Castilla y León, entre los que no se encontraba el de Torija. También se habla del convento de San Benito, cuya exacta ubicación se desconoce, aunque no sería lejana al lugar actual del castillo. Las leyendas alusivas al caso hablan de Alí Maimón, hijo del rey toledano Alamún, que se convirtió al cristianismo en el cercano lugar del monasterio de Sopetrán. Como no podía ser menos, en este lugar se buscó la mágica Mesa de Salomón, que habría llegado a la península Ibérica desde Jerusalén, gracias a los romanos que la llevaron a Roma y a los visigodos que la trajeron a Toledo en el siglo V. Al parecer la buscó Tariq, en disputa con Muza, de donde derivaría el topónimo, derivando de valle de Tariq a Tarija y Torija. La Mesa se buscó en otros lugares, como Alcalá de Henares, siguiendo a Ximénez de Rada que indicaba: “siguiendo la cuesta de Zulema y encima del Burgo de San Justo”.Otros lugares que se citan como templarios sin ningún apoyo documental son Trijueque (villa amurallada en la Edad Media y cercana a Torija, donde pudieron tener alguna posesión) y Albares (ruinas de la ermita de Santa Ana, de la Madoz dice que, según tradición, fue convento y hospedería de los templarios).
Una montaña sagrada era la del Alto Rey, a 1.852 m de altitud, dedicada al Cristo de la Majestad, que, según el Diccionario de Madoz, sería un convento. La tradición afirma que había sido de caballeros templarios, pero no se puede confirmar. La ermita actual es del siglo XVIII y contiene símbolos, como un jarrón con azucenas, que es del Cabildo de la Catedral de Sigüenza. Al parecer, de una casona del pueblo de Bustares se dijo que era la sede o convento de los monjes del Alto Rey. En Albendiego, al lado del río Bornova, está la ermita de Santa Coloma, que tiene unas curiosas celosías en el ábside con cruces de ocho puntas que se han querido relacionar con los templarios. El templo formó parte de un antiguo convento perteneciente en 1197 (según el arzobispo de Toledo Ximénez de Rada) a una comunidad de monjes reglares de San Agustín y la actual iglesia no se debió comenzar antes del año 1200.
https://cultura.castillalamancha.es/patrimonio/catalogo-patrimonio-cultural/iglesia-de-santa-coloma
Finalmente, en la propia Guadalajara pudo haber presencia de la Orden. El monasterio de San Francisco se atribuye a los templarios en las Relaciones topográficas de Felipe II. La cercanía a Torija se aduce como factor favorable o desfavorable a la vez. A la falta de datos sobre la presencia templaria en esta zona, Ángel Almazán, estudioso del tema, añade que un prelado seguntino preguntó sobre las posibles posesiones del Temple y recibió respuestas negativas en Sigüenza, Atienza, Ayllón, Caracena, Cifuentes, Berlanga de Duero, Almazán, Medinaceli.
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