lunes, 2 de diciembre de 2024

 A orillas del Henares.

5.POBLACIÓN (IV, Religiosidad).


Las primeras noticias que se tienen de la cristianización de la zona corresponden al martirio, a principios del siglo IV, de los niños Justo y Pastor en Alcalá de Henares. En el siglo siguiente se encontraron sus restos y se edificó una pequeña iglesia en el lugar. A partir de entonces continuaría la expansión del cristianismo y la institucionalización formal con el nombramiento de obispos, etc. Durante la dominación visigoda se mantuvo la situación, pero con la invasión musulmana se retrocedió hasta tener que empezar de nuevo. Tras la reconquista, además de la sede complutense se inició otra en la montaña, en Sigüenza. En este reinicio aparecieron vírgenes, como la del Val en Alcalá de Henares, que iniciarán el culto mariano en la zona, serán patronas de sus localidades, mantendrán santuarios de devoción, etc.


El primer obispo documentado de Sigüenza es Protógenes, del año 589, uno de los firmantes del III Concilio de Toledo. Parece que en época visigoda se levantó la primera catedral seguntina, en el solar que hoy se alza la iglesia de Ntra Sra de los Huertos, actual Monasterio de Hermanas Clarisas, dedicada a la Virgen venerada bajo el título de Ntra Sra de la Antigua o de la Antiquísima, a la que parece dedicarse la Cantiga 383 de las “Cantigas de Stª María”. Tras la invasión musulmana, Bernardo de Agén, canónigo de Toledo, consagrado obispo y destinado a esta diócesis, reconquistó la ciudad y comenzó la catedral dedicada a la Virgen, en concreto al misterio de la Asunción. El prelado Pedro González de Mendoza escribió en la leyenda de sus armas nobiliarias el “Ave María”. Junto a las armas heráldicas de los obispos aparece el jarrón de azucenas, escudo del cabildo, evidencia de la dedicación a la Virgen.

En Sigüenza hay varios monumentos dedicados a la Inmaculada. Dos aluden al Año Santo Mariano de 1954, en recuerdo al Primer Centenario de la Proclamación del Dogma de la Inmaculada por el papa Pío IX, junto a la iglesia de San Jerónimo del Seminario Mayor. En el Seminario Conciliar de San Bartolomé y de la Inmaculada hay una bella estatua. En la catedral, la bóveda más bella es la gótica de la Capilla de la Concepción, en el claustro. La nave del evangelio contiene la capilla de la Anunciación llamada también de la Purísima desde 1905. En Atienza hay una capilla en la iglesia de la Santísima Trinidad. Además, hay cerca de 200 advocaciones, destacando los Remedios de Cogolludo, la Paz de Mandayona o Alovera, la Soledad de Azuqueca, la Salud de Barbatona, etc. En defensa del privilegio mariano salió el cardenal Pedro de Pacheco, obispo de Sigüenza, 1554-60. El obispo Fray José García y Castro, 1727-46, solicitó al papa Clemente XII en 1732 el dogma de la Inmaculada, al igual que la Universidad.

Además del culto mariano, existe el dedicado a alguna santa, como Santa Librada en Sigüenza. Virgen y mártir, fue durante siete siglos considerada copatrona de Sigüenza con San Vicente, diácono y mártir, patrona de la Catedral y su diócesis, venerándose en la Catedral sus reliquias desde el siglo XII. Quizá sus restos vinieron de Francia y sirvieron para fundamentar la restauración de la iglesia seguntina y la erección de su catedral. También tiene culto en Madrid y hay un santuario bajo su advocación en Bayona la Real, Pontevedra.


Además de las iglesias parroquiales, en los pueblos existían muchas ermitas, una de las formas externas de religiosidad. Se conservan muchas y otras han desaparecido por diversas circunstancias. En la subcuenca del río Salado hay en Cercadillo (Santo Domingo), Cincovillas (Soledad), El Atance (Soledad), Madrigal (Sta. Quiteria, El Pilar), Palazuelos (Soledad), Paredes de Sigüenza (Soledad), Rienda (San Blas), Santamera (Soledad), Valdecubo (de la Zarza), Villacorza (Soledad). En la subcuenca del río Dulce existen las de Barbatona (de la Salud) y Mandayona (Soledad). En la subcuenca del Cañamares: Atienza (de la Estrella), Cañamares (del Puente), Castilblanco de Henares (Soledad), Hijes (San Roque), Miedes (del Puente), Pinilla de Jadraque (monasterio de San Salvador), Ujados (San Bernabé).

Subcuenca del río Bornova: Albendiego (Sta. Coloma, San Roque), Bustares (Soledad), Condemios de Abajo (Soledad), Gascueña de Bornova (de la Magdalena), Prádenes de Atienza (de la Magdalena). En la subcuenca del río Sorbe se mantienen las de Almiruete (Soledad), Beleña de Sorbe (Soledad), Galve de Sorbe (del Pinar, San Antón, Soledad), La Mierla (Soledad), Torrebeleña (Soledad, del Cerro), Razbona (Soledad). En la pequeña subcuenca del río Aliendre están las de Arbancón (de la Salceda, del Calvario, Soledad), Cogolludo (del Val). La subcuenca del río Badiel es todavía más pequeña: Gajanejos (de la Salceda). La subcuenca del río Camarmilla presenta las de Valdeavero (Soledad) y Valdeaveruelo (Soledad). 

La subcuenca del río Torote: Ajalvir (San Roque, San Sebastián, Humilladero), Daganzo de Arriba (del Espino, Soledad), Fresno del Torote (Soledad), Casa de Uceda (Soledad), Valdenuño-Fernández (Soledad). Finalmente, la subcuenca del río Henares presenta más al ser la más grande: Alcalá de Henares (del Val), Cerezo de Mohernando (Soledad), Ciruelas del Pinar (Soledad)l, Guadalajara (San Roque), Horna (Soledad), Humanes (Soledad), Iriépal (Soledad, San Roque), Jirueque (Soledad), Los Santos de la Humosa (Soledad, de la Humosa), Malaguilla (San Antón), Meco (de la Cabeza, del Cristo), Miralrío (de Caritas), Sigüenza (Santa Librada).

El nombre más numeroso, adecuándose a las características del territorio, es el de la Virgen de la Soledad, que se encuentra en Ajalvir, Almiruete, Arbancón, Beleña de Sorbe, Bustares, Casa de Uceda, Castilblanco de Henares, Cerezo de Mohernando, Cincovillas, Ciruelas del Pinar, Condemios de Abajo, Daganzo, El Atance, Fresno del Torote, Galve de Sorbe, Humanes, Iriépal, Jirueque, La Mierla, Los Santos de la Humosa, Mandayona, Palazuelos, Paredes de Sigüenza, Razbona, Santamera, Tamajón, Torrebeleña, Valdeavero, Valdeaveruelo, Valdenuño-Fernández y Villacorza. Este nombre aparece también en otros pueblos de la cuenca del Henares, de la provincia de Guadalajara y en algunos del otro lado de la sierra, en la provincia de Soria.

Con la advocación de San Roque encontramos ermitas en Ajalvir, Albendiego, Guadalajara, Hijes y Jirueque. Las otras advocaciones son más minoritarias y sólo se encuentra alguna repetida como la Virgen del Puente (Cañamares y Miedes), San Antón (Galve de Sorbe y Malaguilla), de la Salceda (Arbancón y Gajanejos), del Val (Alcalá de Henares y Cogolludo). 


Un factor de cohesión social mediante la religiosidad fueron los monasterios que, además, constituyeron puntos clave en el poblamiento y organización de los territorios. Muchas órdenes religiosas fundaron los suyos en alguna parte de la zona. 

Los monjes benedictinos fundaron el de Sopetrán, por el que pasaron personajes importantes y contó con el mecenazgo de los Mendoza. Los agustinos fundaron dos, el de Santa Coloma de Albendiego (siglo XII, iglesia joya del románico, ¿templarios?) y el del Santo Rey en Bustares (canónigos, ¿monjes guerreros?). Los trinitarios se instalaron en Atienza, en el monasterio de San Antonio Abad, fundado en el siglo XIII para tratamiento de enfermos en el anejo Hospital de San Antón. Al estar destruido, con sus piedras se construyó el juego de pelota.

Los franciscanos también tuvieron presencia en Atienza, monasterio de San Francisco, siglo XIII, aunque lo que queda (parte del ábside y arcos del claustro) es de los siglos XIV-XVI. En el monasterio de San Antonio, Cogolludo, se formaron misioneros para América y en la Guerra de Sucesión los monjes lo abandonaron y marcharon a Tamajón. Estos frailes llegaron a la Epifanía (hoy del Carmen) en Guadalajara tras la Guerra Civil. En Guadalajara está el de San Francisco, primitivamente de caballeros templarios, refundado en el siglo XIV y ligado a la familia Mendoza. Hubo otros, prácticamente desaparecidos, como Santa Clara de Guadalajara o San Nicolás de Bari en Jadraque.


Los carmelitas descalzos fundaron el de Ntra Sra del Carmen en Cogolludo, en el siglo XVI. Los mercedarios tuvieron presencia en San Antolín de Guadalajara, en el actual barrio de Cacharrerías. Los dominicos se aposentaron en Santo Domingo, Guadalajara, en el arrabal de Santa Catalina, en el siglo XVI, a donde llegaron desde Benalaque, lugar desaparecido entre Cabanillas y Alovera. También era suyo el convento de La Madre de Dios de Hita, fundado en el siglo XVI en lo alto de la villa, junto al camino del castillo. A la orden del Cister pertenecía San Bernardo en Guadalajara, que estuvo al lado del Henares, junto a la carretera de Fontanar y a comienzos del siglo XIV se trasladaron al barrio del Alamín. Los jesuitas estuvieron presentes en La Santísima Trinidad de Guadalajara, en el siglo XVII. Un convento que resistió todos los avatares de la Historia fue el de San José de Guadalajara, fundado en el siglo XVII con una comunidad que se trasladó desde Arenas de San Pedro, Ávila.

Las órdenes religiosas femeninas tuvieron menor importancia, pero también estuvieron presentes en la zona. Las benedictinas se instalaron en San Juan Bautista, Valfermoso de las Monjas, fundado a finales del siglo XII con monjas francas. El monasterio de la Asunción, en Espinosa de Henares, perteneció a las Clarisas y fue fundado a finales del siglo XIX. Las franciscanas Concepcionistas estuvieron en Fuentelaencina, en monasterio fundado en el siglo XVII. El colegio de las Vírgenes, Guadalajara, era de las Carmelitas, y se convirtió en convento a fines del siglo XVI. La Piedad de Guadalajara perteneció a las franciscanas, fundado en el siglo XVI, con la iglesia obra de Alonso de Covarrubias y unido a la familia Mendoza. Las Jerónimas se ubicaron en Los Remedios, Guadalajara, en el siglo XVII, en un colegio de doncellas. Las ursulinas de Jesús se instalaron en Jadraque en el siglo XX, aunque su extinción llegó pronto, dedicándose el edificio a casa de Cultura (Saleta de Jovellanos). 

La ciudad que tuvo más conventos fue Alcalá de Henares. Las órdenes masculinas tuvieron los conventos de San Juan de la Penitencia, Mínimos, San Felipe Neri, Religiosos Calzados de San Agustín, Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, Dominicos Recoletos de la Madre de Dios, Agustinos Descalzos de San Nicolás de Tolentino, Trinitarios Descalzos, Caracciolos, Clérigos ministros de los enfermos de San Carlos Borromeo o Agonizantes. A las órdenes femeninas pertenecieron los conventos de Santa Clara, Carmelitas Descalzas de la Concepción, Santa Úrsula, Santa Catalina de Siena, Carmelitas Descalzas del Corpus Christi, Agustinas Descalzas de Santa María Magdalena. Los cinco últimos todavía están en activo. El último que se cerró fue San Bernardo, en el 2000.


Un tema recurrente al hablar de la religiosidad medieval es la presencia de los Templarios, con sus encomiendas o con lugares de culto. A pesar de que no existe documentación que lo avale, se habla de la presencia templaria en varios lugares de la zona: Torija, Trijueque, Albares, Albendiego, Alto Rey, Guadalajara. La falta de restos claros y la dudosa asignación de otros hace suponer que la existencia de asentamientos templarios debió ser muy poco importante.

Uno de los lugares en los que se supone su existencia es el castillo de Torija y para ello se apunta a Juan de Mariana quien, a finales del siglo XVI, hablaba de una bula del papa Alejandro III hacia 1170 que lo reconocería. Esa bula no se ha localizado y se duda de su existencia, y el castillo es del siglo XV, es decir, posterior a la desaparición de los caballeros del temple. El rey Fernando IV ocupó, en 1307-1308, los veinte castillos que la Orden del Temple tenía en los reinos de Castilla y León, entre los que no se encontraba el de Torija. También se habla del convento de San Benito, cuya exacta ubicación se desconoce, aunque no sería lejana al lugar actual del castillo. Las leyendas alusivas al caso hablan de Alí Maimón, hijo del rey toledano Alamún, que se convirtió al cristianismo en el cercano lugar del monasterio de Sopetrán. Como no podía ser menos, en este lugar se buscó la mágica Mesa de Salomón, que habría llegado a la península Ibérica desde Jerusalén, gracias a los romanos que la llevaron a Roma y a los visigodos que la trajeron a Toledo en el siglo V. Al parecer la buscó Tariq, en disputa con Muza, de donde derivaría el topónimo, derivando de valle de Tariq a Tarija y Torija. La Mesa se buscó en otros lugares, como Alcalá de Henares, siguiendo a Ximénez de Rada que indicaba: “siguiendo la cuesta de Zulema y encima del Burgo de San Justo”. 

Otros lugares que se citan como templarios sin ningún apoyo documental son Trijueque (villa amurallada en la Edad Media y cercana a Torija, donde pudieron tener alguna posesión) y Albares (ruinas de la ermita de Santa Ana, de la Madoz dice que, según tradición, fue convento y hospedería de los templarios).  


Una montaña sagrada era la del Alto Rey, a 1.852 m de altitud, dedicada al Cristo de la Majestad, que, según el Diccionario de Madoz, sería un convento. La tradición afirma que había sido de caballeros templarios, pero no se puede confirmar. La ermita actual es del siglo XVIII y contiene símbolos, como un jarrón con azucenas, que es del Cabildo de la Catedral de Sigüenza. Al parecer, de una casona del pueblo de Bustares se dijo que era la sede o convento de los monjes del Alto Rey. 

En Albendiego, al lado del río Bornova, está la ermita de Santa Coloma, que tiene unas curiosas celosías en el ábside con cruces de ocho puntas que se han querido relacionar con los templarios. El templo formó parte de un antiguo convento perteneciente en 1197 (según el arzobispo de Toledo Ximénez de Rada) a una comunidad de monjes reglares de San Agustín y la actual iglesia no se debió comenzar antes del año 1200.

https://cultura.castillalamancha.es/patrimonio/catalogo-patrimonio-cultural/iglesia-de-santa-coloma











Finalmente, en la propia Guadalajara pudo haber presencia de la Orden. El monasterio de San Francisco se atribuye a los templarios en las Relaciones topográficas de Felipe II. La cercanía a Torija se aduce como factor favorable o desfavorable a la vez. A la falta de datos sobre la presencia templaria en esta zona, Ángel Almazán, estudioso del tema, añade que un prelado seguntino preguntó sobre las posibles posesiones del Temple y recibió respuestas negativas en Sigüenza, Atienza, Ayllón, Caracena, Cifuentes, Berlanga de Duero, Almazán, Medinaceli. 



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