lunes, 19 de agosto de 2024

Mérida (I/II)

Fue fundada como colonia romana, por orden del emperador Octavio Augusto, en el año 25 a.C., en el centro de una región llana marcada por la depresión del río Guadiana y algunos de sus afluentes como el Albarregas o el Aljucén, con unas pequeñas sierras alejadas de la vega del río, a 217 m de altitud. Debía servir de retiro a los soldados veteranos (eméritos) de las legiones V Alaudae y X Gemina, veteranas de las guerras cántabras, de donde deriva su nombre Emerita Augusta. Fue una de las ciudades más importantes de Hispania, capital de la provincia romana de Lusitania, capital de la Diócesis Hispaniarum en el siglo IV y siguió siendo una importante ciudad del reino visigodo en el siglo VI, convirtiéndose en la capital antes de Toledo. En el año 713 fue conquistada por los musulmanes, que la convirtieron en capital de una cora, y fue reconquistada por las tropas cristianas de Alfonso IX de León en 1230. En la actualidad es la capital de la comunidad autónoma de Extremadura. 

                                                 Conventual de Santiago. Sede de la Junta


 


La loba capitolina, en la Plaza de Roma, junto a la  Alcazaba, fue un regalo de la ciudad de Roma. 



 




Del importante periodo romano quedan muchos vestigios en la ciudad, lo que la convierte en una especie de museo de la época. Los más significativos son los siguientes.



El más conocido, y más durante el verano, meses en los que se desarrolla el Festival de Teatro Clásico, es el teatro romano, promovido por el cónsul Marco Vipsanio Agripa e inaugurado hacia los años 16-15 a.C. Responde a un modelo típicamente romano, igual que otros, y sigue las reglas del tratado De architectura de Marco Vitruvio. Estaba separado del centro de la ciudad, junto al anfiteatro, cerca de las murallas y tenía un aforo de unos seis mil espectadores. 





El anfiteatro fue planificado junto al teatro, conformando ambos una gran área pública de espectáculos, a finales del siglo I a.C. y fue abandonado hacia el siglo IV d.C. Su lado este se construyó sobre el cerro de San Albín, al igual que el teatro adyacente.  Tiene forma elíptica con unas medidas de 126 x 102 m, mientras que la arena mide 64 x 41 m. La capacidad era de unas catorce mil personas. Las gradas se dividen, como en todos los edificios romanos de este tipo, en tres sectores: ima, media y suma cavea (inferior, media y superior), estando la parte superior escasamente conservada.



 

Fresco que describe una venatio, hallado en el anfiteatro y hoy expuesta en el cercano Museo Nacional de Arte Romano.

 

Menos conocido, además de estar más retirado -estaba extramuros-, es el circo, recinto para carreras de carros, construido a principios del siglo I d.C., algo más tarde que el teatro y el anfiteatro. Tiene una planta ovalada de unos 440 x 115 m y fue uno de los más importantes del imperio. Desde el siglo IV d.C., con la institucionalización del cristianismo, comenzó el declive de estos espectáculos, aunque se cree que estuvo en uso hasta el siglo VI.

 

Un ejemplo magnífico de ingeniería civil es el puente romano sobre el río Guadiana, construido a finales del siglo I a.C. Tiene dos tramos separados por un tajamar, 790 m de longitud y sesenta arcos. La facilidad para cruzar el río hizo aumentar la importancia de esta localización, seguida por la importante calzada de la Vía de la Plata y otros caminos. Esta importancia del puente es lo que determinó el emplazamiento de la ciudad, construyéndose ambos simultáneamente. 




Otro puente romano es el que se construyó, en la misma época que el del Guadiana, sobre el río Albarregas. Se encontraba en la prolongación del cardo máximus de la ciudad y marcaba la salida por el norte, iniciándose aquí la Vía de la Plata que se dirigía hasta Astorga, así como otra vía que, en dirección oeste, llegaba a Olissipo (Lisboa). Es paralelo al Acueducto de los Milagros.


 


Acueducto de los Milagros
. Se le relacionaba con el embalse de Proserpina, pero los últimos estudios indican la no coincidencia en las fechas de construcción. La arquería cercana a la ciudad, la parte más vistosa y conocida, tiene como característica constructiva la utilización del ladrillo y se ha datado en el año 290, en época de Diocleciano, aunque debió ser una reconstrucción. El posible origen se dataría en la época de las dinastías Julio-Claudia o de los Flavios. La ciudad contaría con tres acueductos anteriores.


 



El llamado Templo de Diana es un templo romano construido en el siglo I d.C. en el foro municipal siguiendo la configuración habitual de los templos de la época. Estaba dedicado al culto imperial, no a la diosa Diana, y debió ser uno de los templos principales a juzgar por el lugar preeminente que ocupaba. Es el único edificio religioso romano que tiene un aceptable estado de conservación.




Otro monumento cuyo nombre no tiene fundamento es el conocido como Arco de Trajano, del que se pensó que era un arco triunfal, pero sin que nada lo relacione con el emperador. Es un arco de medio punto de quince metros de altura, nueve metros de luz y trece metros de un extremo a otro de sus contrafuertes. Se construyó en grandes sillares y dovelas de granito recubiertas originariamente con mármol. Se trataba de establecer un hito significativo en la trama urbana puesto que marcaría el trazado del cardo máximo en su límite. 


Como ejemplo de vivienda romana está la Casa del Mitreo, fuera del antiguo recinto amurallado, junto al santuario del Cerro de San Albín, con el que quizá tenía relación. Su construcción, totalmente exenta, data de fines del siglo I o principios del siglo II. Parece que quedó abandonada a fines del siglo IV. Se organiza en planta en torno a dos peristilos y un atrio, cuadrilátero con columnas graníticas de estilo dórico-toscano en cada uno de sus ángulos. Quedan restos de decoración pictórica, con un zócalo imitando mármol. Una de las estancias conserva el “mosaico cosmogónico”. Un peristilo tiene un estanque rectangular con cuatro columnas a cada lado.



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