sábado, 24 de agosto de 2024

Ifigenia. Mitología griega (I/II).

                                                               Busto de Zeus. Vaticano.

La civilización occidental considera su cuna cultural a Grecia, de donde nos ha llegado su explicación del mundo, su religión, cultura y valores, una cosmovisión que ha sido tema de numerosas obras artísticas como esculturas, cerámicas, etc. Todo esto ha formado un conjunto de leyendas, mitos y relatos que conforman la mitología griega. Si bien estos relatos fueron divulgados de manera oral en los primeros tiempos, recitados por aedos acompañados de una lira, serían plasmados por escrito más adelante, dando lugar a variantes, a distintas versiones e interpretaciones de los mismos episodios, según los distintos autores.

El inicio de esta literatura se atribuye a los poemas épicos de Homero, la Ilíada y la Odisea, a los poemas de Hesíodo y a las obras de los dramaturgos -Sófocles, Eurípides y Esquilo-, principalmente. En ellas aparecen, insertos en reflexiones sobre la moral y los valores, las principales figuras de esta mitología, los dioses del Olimpo, las luchas entre los dioses y los humanos, etc.

De la guerra de Troya y sus consecuencias hay multitud de obras referidas a numerosos personajes de ambos sexos, tanto dioses como humanos. Es el principal filón inspirador de las obras. De entre todos los personajes, nos vamos a fijar especialmente en algunos que tienen relación directa con el objetivo del artículo, Ifigenia, tragedia representada en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

 

                                       Artemisa (escultura en mármol). Museo del Louvre.

En primer lugar, de entre los habitantes del Olimpo nos interesa la diosa virgen Artemisa (la Diana romana), hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo. Artemisa nació antes y ayudó a su madre en el parto de Apolo, por lo que se la considera comadrona. Es la diosa de la caza, los animales salvajes, la naturaleza y el parto, alivia las enfermedades de las mujeres y vive rodeada de ninfas acompañada de un cervatillo. Le están consagrados el ciervo y el ciprés y sus símbolos incluyen el arco y las flechas de plata, el perro de caza y la Luna. 

                                  Artemisa como diosa de la noche, de Anton Raphael Mengs.

No permite que nadie se considere mejor cazador que ella. El príncipe y cazador tebano Acteón había alardeado de ello y vio desnuda a Artemisa mientras tomaba un baño junto a su coro de ninfas. La diosa lo transformó en ciervo, que fue destrozado por sus propios perros. Agamenón mató a un ciervo en una arboleda sagrada y también alardeó de ser mejor cazador, por lo que lo castigó calmando los vientos, cuando la flota griega estaba en Áulide preparada para partir hacia Troya y empezar la guerra -era partidaria de Troya, cuyo patrón era Apolo-, lo que necesitó el sacrificio de su hija Ifigenia, sustituida en el altar, en el último momento, por una cierva según algunas versiones.

                                 La Artemisa de Éfeso, siglo II d.C., Museo Arqueológico de Éfeso.

Su santuario en Éfeso fue una de las siete maravillas del mundo antiguo, el centro más famoso de su culto aparte de Delos. Era adorada como una diosa madre, semejante a la frigia Cibeles.

 

Como los dioses y diosas, los demás personajes están divididos en los dos bandos de la guerra, los aqueos -Grecia- y Troya. De entre los primeros nos interesan especialmente Agamenón, Clitemnestra, Egisto, Orestes, Electra y Aquiles.

                            La llamada “Máscara de Agamenón”. Se ignora a quién representa.

Agamenón y su hermano Menelao fueron criados junto con Egisto, que los expulsó y gobernó en Micenas. Los hermanos fueron a Esparta donde Agamenón casó con Clitemnestra y Menelao con Helena. Agamenón volvió al trono de Micenas.  Tras el rapto de Helena por el troyano Paris, se iniciaron los preparativos para la guerra con Troya. Con los griegos reunidos en Áulide, cuando se ofrecía un sacrificio bajo las ramas de un árbol, un dragón salió reptando de debajo y devoró un nido con la madre y ocho polluelos, interpretándose como profecía de que lucharían contra Troya durante nueve años y la ciudad caería al décimo. Agamenón mató un ciervo consagrado a Artemisa y la provocó con palabras irreverentes, por lo que la diosa produjo una calma absoluta en los vientos y la flota no pudo zarpar hasta el sacrificio de su hija Ifigenia. Tras la rendición de Troya, Agamenón recibió a Casandra, hija de Príamo y profetisa, como botín y volvieron a Micenas, donde fueron muertos por Egisto y Clitemnestra en diferentes versiones.  

Crátera de cáliz de figuras rojas atribuida al pintor de la Dokimasia (siglo V a.C.) en la que se representa la muerte de Agamenón, cubierto con una túnica, a manos de Egisto. A la izquierda, con el brazo alzado, está Clitemnestra. Las otras figuras pueden ser Electra, Casandra, etc. Boston, Museo de Bellas Artes.

Agamenón no es el héroe de la Ilíada, siendo inferior a Aquiles en espíritu caballeroso y bravura, pero es el comandante en jefe de los griegos, es lo que Zeus en el Olimpo.

Clitemnestra y Egisto a punto de matar a Agamenón. Pierre Narcisse Guérin, Museo del Louvre.

Clitemnestra es la reina de Micenas, hija de Leda y Tindáreo, esposa de Agamenón y madre de Electra, Orestes e Ifigenia. Fue engañada por Agamenón al pedirle que enviara a Ifigenia hasta Áulide con la excusa de casarla con Aquiles. Aún con dudas, Agamenón consintió en el sacrificio de Ifigenia, lo que no perdonaría Clitemnestra que, años después, consumó su venganza.

                                   Tumba de Clitemnestra, fuera de las murallas de Micenas.

 

                   Egisto es asesinado por Orestes. Enócoe de figuras rojas. Museo del Louvre.

Egisto era hijo de Pelopia y de su abuelo Tiestes. Fue abandonado y encontrado en casa de unos pastores. Durante la guerra de Troya se quedó en Grecia, sedujo a Clitemnestra, esposa de Agamenón, y vivió con ella. Asesinaron a Agamenón a su regreso y reinó en Micenas hasta ser muerto por Orestes.

                                         Orestes, Electra y Pylades en la tumba de Agamenón.

Orestes fue el único hijo varón de Agamenón y Clitemnestra. En su vigésimo cumpleaños, el oráculo de Delfos le mandó volver a su hogar y vengar la muerte de su padre. Se encontró con su hermana Electra ante la tumba de Agamenón, se reconocieron y planearon cómo habrían de llevar a cabo su venganza. En la obra de Eurípides, para purgar su crimen, debe ir al Tauro para apoderarse de la estatua de Artemisa y allí es salvado por Ifigenia.  Fue absuelto en un juicio en Atenas por la ayuda de Atenea. Orestes representa el mortal lleno de culpa que se purifica de su pecado por la gracia de los dioses.

Orestes, Electra y Hermes junto a la tumba de Agamenón. Peliké de figuras rojas de Lucania, c. 380-370 a.C., Museo del Louvre.

Electra (Laodice en la Ilíada) era hija de Agamenón, rey de Micenas, y de su esposa Clitemnestra. Cuando Agamenón regresó a Micenas junto con Casandra como botín, fueron asesinados por Egisto. Electra vengó el asesinato de su padre, junto a su hermano Orestes, matando a su madre, Clitemnestra, y a su amante, Egisto. Este conflicto con su madre da nombre al “complejo de Electra” (Carl Gustav Jung). A Electra y Orestes parece preocuparles sólo el que su madre tenga un amante, no lo que su padre hizo a su hermana Ifigenia. Ella es mala madre y él buen padre. Sólo ven lo bueno en su padre y lo malo en su madre. F. Engels (El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado) afirma que esto es el paso de la sociedad matriarcal, común a los pueblos preestatales, a una patriarcal.

                 Furia de Aquiles al enterarse del sacrificio de Ifigenia,  Jacques-Louis David, 1819.

Aquiles. No se trata de la afrenta de Agamenón al arrebatarle a Briseida, sino de la furia que igualmente sintió contra Agamenón al enterarse de que se había usado su nombre como cebo para traer a Ifigenia a Áulide bajo el pretexto de casarla con él. En el cuadro, Aquiles está a la izquierda, con su casco de penacho rojizo sin calar, de espaldas, echando mano a su espada mientras mira (casi sin cólera, sino serenamente) a Agamenón. Se ve su ropa azul, pero tiene la mayor parte de la espalda descubierta. La siguiente desde la izquierda es Clitemnestra, madre de Ifigenia, con su corona de reina y un velo. Apenas se ve su rostro triste que mira a Aquiles, la mano que le pone a su hija en el hombro y la otra mano que sostiene un cetro. 

En el centro está Ifigenia, coronada de flores y vestida de blanco. Tiene las manos cruzadas en el pecho y sostiene una rama, ¿de olivo? Su rostro parece de aceptación, con la mirada perdida sin mirar a ninguno de los otros personajes.

A la derecha, más aislado respecto a estos tres personajes, está Agamenón, vestido de rojo. Sostiene un cetro. Su rostro es bastante sereno, el de un hombre maduro, pero no viejo, con cabello algo largo y barba bien poblada, todo ello de color oscuro. Le sostiene la mirada a Aquiles sin llegar a ser desafiante. Tiene un brazo extendido cubriendo parcialmente a Ifigenia, como si la estuviera protegiendo.

Ifigenia está en medio del cuadro, pero en segundo plano, con su madre. Aquiles y Agamenón están a izquierda y derecha en primer plano.

 

Los personajes del bando troyano que nos interesan son Casandra, Hécuba, Políxena, Polidoro y Poliméstor.


 Áyax se dispone a arrastrar a Casandra, agarrada a la estatua de Atenea. Copa ática de figuras rojas, 440-430 a.C.

Casandra era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya, y hermana de Paris y Héctor. Fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, al no cumplir su promesa, el dios la maldijo: seguiría teniendo su don, pero nadie la creería, sería incomprendida o la tomarían por loca, como sucedió con su pronóstico de la caída de Troya. Una vez concluida la guerra, durante el saqueo de la ciudad, Áyax la encontró refugiada bajo un altar dedicado a Atenea y no la respetó, ni tampoco a la estatua de la diosa, que lo castigó ocasionando su muerte al hundirse su barco en el regreso. Casandra fue entregada como concubina al rey Agamenón de Micenas y ambos fueron muertos por Clitemnestra y Egisto. El “síndrome de Casandra” describe a quien cree que puede ver el futuro, pero no puede hacer nada por evitarlo.  

Áyax y Casandra, Solomon Joseph Solomon, 1886.

                                

Giuseppe Maria Crespi, Hécuba ciega a Poliméstor. Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.

Hécuba es la reina de Troya, la segunda esposa de Príamo, madre de Héctor, Paris, Polidoro, Casandra, Laódice, Políxena, Ilíona, etc. Antes de la guerra, mandó a Polidoro a Tracia, para que su rey, Poliméstor, casado con Ilíona, lo cuidara. Lo hizo hasta que Troya fue vencida. Entonces, mató a Polidoro y se apoderó de sus bienes. Después de la guerra, los griegos convirtieron a Hécuba en su esclava, correspondiendo en el reparto a la parte de Odiseo. Embarcada junto a otros esclavos, llegó a Tracia, donde descubrió que Poliméstor había matado a Polidoro. Hécuba se vengó sacándole los ojos y matándolo junto a dos de sus hijos.

Neoptólemo arrebata a Políxena de los brazos de Hécuba, Pio Fedi, 1865, Loggia dei Lanzi, Florencia.

Políxena era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Un oráculo profetizó que Troya no sería derrotada si Troilo cumplía los veinte años. Su hermana Políxena y él cayeron en una emboscada y Aquiles mató al joven, escapando ella. Aquiles pidió la mano de Políxena a cambio de persuadir a los aqueos a abandonar el sitio de Troya. Quizá el secreto de su talón vulnerable pudo ser averiguado por ella. Tras el saqueo de la ciudad, el fantasma de Aquiles exigió que fuese sacrificada, de lo que se encargó su hijo, Neoptólemo. Este sacrificio también pudo tener como finalidad propiciar condiciones favorables para el regreso, como analogía con el sacrificio de Ifigenia a la ida. El personaje de Políxena no aparece en la Ilíada de Homero.

Poliméstor mata a Polidoro, grabado de Johann Wilhelm Baur para una edición de Las metamorfosis de Ovidio.

Poliméstor era un rey de Tracia que se hizo cargo de Polidoro, al que su padre, el rey Príamo de Troya, había enviado allí para mantenerle alejado del asedio a su ciudad. Lo cuidó mientras Troya resistió, pero lo mató, para hacerse con el tesoro que llevaba, al llegar la noticia de la muerte de su padre. El cuerpo de Polidoro flotó hasta la playa donde acampaban los aqueos, que lo entregaron a su madre, ahora esclava de los griegos. Averiguó por un sueño quién había sido el asesino de su hijo y quiso vengarse ayudada por Agamenón, de quien era concubina. Inventó una historia sobre un tesoro y, al entrar en su tienda, le arrancó los ojos y mató a sus hijos.

 

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