lunes, 24 de junio de 2024

CAZADORES DE DRAGONES.

El M.A.R. (Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid) presenta la exposición Cazadores de Dragones, que es la historia de la paleontología de los dinosaurios a través de algunos de sus hitos más importantes, sus circunstancias y los personajes que los protagonizaron. Se narra la historia de la dinosauriología y la evolución de los conceptos científicos desde la ciencia en la Inglaterra victoriana hasta nuestros días, pasando por el oeste americano, el desierto de Gobi, Tanzania o Patagonia. Además, hay fósiles de yacimientos españoles, como el holotipo del terópodo Concavernator, huevos dinosaurios de Guadalajara y restos de dinosaurios de Castellón, Cuenca, Teruel, Valencia y Soria.

Dinosaurios de leyenda.

No hay evidencia de que los dragones de la tradición judeocristiana estén basados en fósiles de dinosaurios. La imagen de los grifos puede estar originada por dinosaurios del género Protoceratops, abundantes en el Gobi. Los nómadas escitas describían a los grifos, considerados como defensores del oro hiperbóreo, como criaturas con cuerpo de león y cabeza, alas y patas de águila.

Reproducción de la imagen de un grifo del Monasterio de San Pedro de Arlanza, Burgos. Fresco traspasado a lienzo, primer cuarto del siglo XIII.

 

Réplica de Protoceratops andewsi. (Cretácico, 75-71 millones de años, desierto de Gobi, Mongolia).

 

La primera ilustración de un dinosaurio.

Fue en 1667, por el naturalista británico Robert Plot, y se trató de la imagen de un fragmento de hueso. Al principio lo interpretó como resto de uno de los elefantes que los romanos llevaron a las Islas Británicas. Más tarde lo atribuyó a un gigante bíblico. Según la imagen conservada, pudo tratarse del fémur de un dinosaurio carnívoro cercano a Megoloscurus.

                                                                 Maqueta de Iguanodon.

Vicente Mares, en el libro “La Fénix Troyana”,1681, cuenta que encontró huesos gigantescos en varias localidades cerca de Chelva, conocidas actualmente por la presencia de restos de dinosaurios. Quizá sea la primera referencia indirecta en España.

Los primeros estudios científicos pertenecen a la paleontología británica. El primer dinosaurio descrito, el Megalosaurus, fue nombrado por William Buckland (1784-1856). Poco después, en 1825, Gideon Mantell (1790-1852) denominó Iguanodon a restos que relacionó con las iguanas. Junto al francés Georges Cuvier (1769-1832), interpretaron los primeros dinosaurios como restos de lagartos gigantes.

El origen de la palabra “dinosaurio” se remonta a 1841, cuando fue utilizada por el naturalista británico Richard Owen con el sentido de “lagartos terribles”.

En 1878 dos mineros encontraron los primeros restos en una mina de carbón en la localidad belga de Bernissart. En los años siguientes se descubrieron más esqueletos del Iguanodon. Procedían del Cretácico Inferior (hace unos 125 millones de años) y fueron estudiados por el paleontólogo franco-belga Louis Dollo (1857-1931).


Archaeopteryx
es un ave primitiva que habitó Europa hace unos 150 millones de años, en el Jurásico. En 1863, Richard Owen publicó la interpretación del primer esqueleto encontrado en Alemania, cuyas características intermedias entre reptiles y aves eran un argumento sólido a favor del darwinismo naciente.


                                         Dentario izquierdo de Iguanodon, Morella (Castellón)

Durante las primeras décadas del siglo XX, distintas instituciones organizaron excavaciones en lugares exóticos, como el Museo de Historia Natural de Berlín en Tanzania (entonces África Oriental Alemana), a cargo de Werner Janensch, que envió a Berlín toneladas de huesos fósiles de dinosaurios del Jurásico Superior (hace unos 150 millones de años), entre ellos el esqueleto del gigantesco dinosaurio Giraffatitan.

Réplica de un nido de un dinosaurio oviraptorosaurio. Cretácico Superior (80-66 millones de años), desierto de Gobi (Mongolia).

Roy Chapman Andrews (1884-1960) fue un explorador, zoólogo y aventurero del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, que lideró expediciones al Asia Central que resultaron en el descubrimiento de dinosaurios del Cretácico. Supo vencer grandes dificultades y personificó el arquetipo romántico del científico aventurero, quizá inspirando el personaje de Indiana Jones. Entre sus descubrimientos destacan los huevos y nidos de dinosaurios del Cretácico Superior (hace unos 70 millones de años) en el desierto de Gobi.

                  Réplica de un esqueleto de Tyrannosaurus rex, Hell Creek, Montana (EEUU)



Tyrannosaurus rex es el dinosaurio más popular e icónico. Se conocen varias decenas de ejemplares procedentes del Cretácico Superior (hace unos 70 millones de años) de Norteamérica, siendo los primeros hallazgos en Wyoming y Montana debidos a Barnum Brown (1872-1963) a principios del siglo XX. Puede considerársele como el de mayor experiencia en este campo.




Réplica de los huesos de la mano de Therizinosaurus. Cretácico Superior (70 millones de años), desierto de Gobi (Mongolia).

Frank Nopcsa (1877-1933) fue un paleontólogo relevante en Europa y un personaje atípico. Siendo noble transilvano, actuó como espía durante la I Guerra Mundial y trató de proclamarse rey de Albania. Mientras estaba en las trincheras, redactaba artículos científicos sobre los dinosaurios locales. Descubrió dinosaurios enanos, lo que explicó por procesos de evolución insular en el archipiélago que constituía el territorio europeo en el Cretácico Superior, hace unos 70 millones de años.

Después de la II Guerra Mundial se reanudaron las expediciones a Mongolia, pero ya no eran estadounidenses los protagonistas, sino soviéticos y mongoles.

Réplica de Deinonychus antirrhopus, Cretácico (115-108 millones de años), Cloverly (Montana, EEUU).

Frente a la idea, primera mitad del siglo XX, de interpretar los dinosaurios como animales torpes, poco adaptados, y destinados a la extinción, el paleontólogo norteamericano John H. Ostrom (1928-2005) publicó una monografía sobre el dinosaurio terópodo Deinonychus, cuyos rasgos indican una estrecha relación con las aves, impulsando la hipótesis del origen dinosauriano de las aves.

Puesta de huevos de dinosaurio titanosaurio, Cretácico Superior (75 millones de años), Poyos (Sacedón, Guadalajara).

Los restos de huevos de dinosaurios se conocen desde el siglo XIX, siendo los hallazgos más evidentes los del desierto de Gobi, del Cretácico Superior. Otro lugar importante es el norte de Patagonia, a los pies del volcán Auca Mahuida, donde se han encontrado puestas de hace 80 millones de años. Los huevos son subesféricos y tienen un tamaño de entre 12 y 15 cm de diámetro.

El yacimiento de Poyos, en Guadalajara, constituye la evidencia más meridional de un área de reproducción de dinosaurios en Europa. Este registro indica que se usó recurrentemente una extensa llanura. Es poco común la presencia conjunta de restos fósiles de huevos y huesos de dinosaurios en una misma localidad fosilífera.

Fósil de Concavenator corcovatus, Cretácico Inferior (125-120 millones de años), Las Hoyas (Cuenca).

Concavenator corcovatus (“el cazador jorobado de Cuenca”) es un dinosaurio terópodo de unos 6 metros de longitud que vivió hace unos 130 millones de años, en el Cretácico Inferior, en la actual provincia de Cuenca. Es el fósil más grande descubierto en el yacimiento de Las Hoyas y el mejor conservado. Tenían hipertrofiadas las espinas neurales de las últimas vértebras dorsales formando en su espalda una especie de joroba.

                                         Impresión 3D del cráneo de Concavenator corcovatus.

 

                                    Recreación del aspecto en vida de Concavenator corcovatus.

 

 

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