viernes, 28 de junio de 2024

Camino de Santiago 2024.

Carrión de los Condes

Carrión de los Condes es la población más grande de este trayecto, con 2.005 habitantes en el año 2023 (755 en Frómista, 763 en Castrojeriz). Está situada a 838 m de altitud en una posición central y capital de la Tierra de Campos. Se han encontrado restos de la cultura campaniforme, fue la ciudad vaccea de Lacóbriga posteriormente romanizada y parada importante en la calzada Burdeos-Astorga, vía Aquitania durante la Edad Media.

El nombre antiguo debió ser Ciudad de Santa María o Santa María de Carrión. Tradicionalmente se afirma que el nombre de los Condes se refiere a los condes Gómez Díaz, del linaje de los Banu Gómez, y su mujer Teresa Peláez, quienes refundaron y dotaron el convento benedictino de San Zoilo, el puente sobre el río Carrión y un hospital de peregrinos que entregaron a Cluny en 1076, convirtiéndose en el más importante de la región, junto al de Sahagún. Eran nobles leoneses que dominaron el territorio y trajeron desde Córdoba los restos del mártir paleocristiano Zoilo. Sin embargo, no consta el nombre completo Carrión de los Condes hasta el año 1522. Tuvieron gran importancia para Carrión los marqueses de Aguilar de Campoo, condes de Castañeda, descendientes del linaje real de Castilla por el conde Tello de Castilla. Los condes de Osorno y de Treviño evitaron que pasara a poder del conde de Benavente en el siglo XV, de ahí viene el apellido de los Condes.

Durante la Alta Edad Media, Carrión de los Condes fue una de las ciudades más importantes de los reinos cristianos y en ella se celebraron cortes y sínodos. El primer Concilio de Carrión comenzó en enero de 1103, presidido por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sédirac, que conquistaría Qalat abd al Salam (Alcalá de Henares) en 1118. El Liber sancti Iacobi lo elogia: “Viene luego Carrión, que es una villa industriosa y excelente, abundante en pan, vino, carne y todo tipo de productos”. La portada de la iglesia románica de Santiago muestra a veintidós artesanos, a quienes no faltaba el trabajo por la abundancia de peregrinos. La localidad pasó en 1894 a ser ciudad por orden de la regente Mar´-ia Cristina de Habsburgo en reconocimiento al aumento de población y de la industria. Cinco años después la madre de Alfonso XIII declaró a la ciudad noble y muy leal.

 

El primer edificio que encontramos los peregrinos es el Monasterio de Santa Clara, uno de los monasterios de clarisas más antiguos de España puesto que fue fundado en 1255 por Mencía López de Haro, reina de Portugal y sobrina de Fernando III. Al edificio mudéjar de los siglos XIII y XIV se fueron añadiendo construcciones hasta el siglo XVII, cuando la abadesa Luisa de la Ascensión Colmenares acometió la reedificación del monasterio y la construcción de la nueva iglesia, atribuida a discípulos de Juan de Herrera.  

Perdió los objetos de plata de la iglesia durante la invasión francesa y sus propiedades por la desamortización de 1835. Con la revolución de 1868 las monjas tuvieron que abandonar el monasterio durante dos años. Al final del siglo XX comenzaron las obras de restauración, quedando en la actualidad como convento de clausura (talla de la piedad, de Gregorio Fernández en la iglesia), museo, albergue y hospedería. La entrada pública al monasterio, al norte, da acceso a un patio con soportales descubierto que abre paso a las puertas del convento, torno, locutorio, casa de la demandadera, hospedería y museo.

 

 

Adosada a la muralla, junto a uno de los accesos al viejo burgo medieval a través del Camino de Santiago, está Stª Mª del Camino o de la Victoria, que en tiempos dio nombre a Carrión. Es la iglesia más antigua de Carrión, sus orígenes se remontan al segundo o tercer cuarto del siglo XII, dedicado a la Virgen de las Victorias. En el rico programa escultórico de su acceso meridional encontramos unas cabezas de toro que la tradición refiere a la leyenda de la liberación del tributo de las cien doncellas, que los cristianos soportaban desde los tiempos de Mauregato. Esta leyenda es concurrente con la de Clavijo, y ha de entenderse como un intento de liberarse del voto de Santiago. 

La fachada oeste presenta una portada sencilla con tres arquivoltas lisas de medio punto sobre columnas. Dispone de cuatro vanos de medio punto. Sobre ella hay una hornacina en la que se veneraba una talla de la Virgen en madera. El edificio también incluye un crucero marcado en alzado, aunque no sobresale en planta y cabecera de triple ábside. En la Edad Moderna sufrió varias reformas como los contrafuertes que refuerzan el muro sur.  En el siglo XVII se sustituyó el ábside central por una capilla mayor. En el muro norte se levantaron capillas laterales que ocultaron la absidiola norte, por lo que al exterior sólo queda el ábside meridional. 

El elemento más destacado del conjunto es su portada sur, protegida por el improvisado pórtico al techar los contrafuertes erigidos en el siglo XVI. Aquí está el acceso al templo, formado por arco de medio punto y cinco arquivoltas  con cenefas y guirnaldas que descansan sobre pilastras o columnas acodilladas. La arquivolta más interesante es la cuarta, decorada en toda su extensión con una sucesión de figuras en posición radial entre las que se distinguen temas de la vida cotidiana como actividades profesionales (músicos), vicio (gula), pecado (avaricia), animales fantásticos, etc. Sobresaliendo de las jambas interiores de la portada apreciamos sendas mochetas decoradas con cabezas de bóvidos pareadas. 

En las enjutas se ven dos personajes cabalgando sendos animales. El de la izquierda tiende a identificarse con Sansón, aunque hay quien lo ha interpretado como el rey David. En la enjuta contraria el caballo parece pisar a un personaje tendido en el suelo. Se trata de la iconografía conocida como "El caballero victorioso", muy abundante en el románico francés. En ocasiones se identifica al jinete como el emperador Constantino o el emperador franco Carlomagno, aunque puede tratarse de una alegoría del triunfo del cristianismo sobre el mal. 



Los capiteles de la derecha representan grifos y personajes encaramados a leones, por lo que podría tratarse de la escena de Sansón, prefiguración de Cristo. En los del lado izquierdo aparece un grupo de hombres con barba, y otro de mujeres. Estas dos escenas han sido identificadas como la representación del Milagro de las Cien Doncellas, por el cual, cuando las cuatro doncellas que le correspondía entregar a Carrión como tributo a Miramamolín salían del pueblo, estas pidieron despedirse de la Virgen, quién en respuesta a sus plegarias hizo aparecer cuatro bravos toros (representados en las mochetas) que provocaron la huida de los musulmanes.

 



Es muy interesante el friso que corona la fachada, más antiguo que el de la iglesia de Santiago. Abarca pasajes de la Natividad de Jesús, el ciclo de la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos al Niño. Los relieves que hubieran quedado tapados por los contrafuertes fueron recolocados en posición perpendicular. Por último, no carece de importancia la interesante colección de canecillos y metopas que animan el tejaroz que protege friso y puerta, distinguiéndose canecillos zoomorfos, personajes en distintas actitudes (arpista, contorsionista) y en las metopas lo que quizá sea parte de un zodiaco.

       

El interior presenta una estructura de planta rectangular, con tres naves de cuatro tramos cada una (siendo más alta y ancha la central) separadas por arcos ligeramente apuntados sobre pilares cruciformes y rematadas originariamente por ábsides semicirculares. Consta de cuatro tramos con bóveda de cañón en la nave central y un crucero que no sobresale de las naves con bóveda de crucería. La nave central está rematada por un presbiterio de tramo recto con bóveda de medio punto y ábside semicircular, la de la Epístola presenta una bóveda de cuarto de esfera y de cañón en el tramo recto. Las naves laterales están divididas por arcos fajones y formeros ligeramente apuntados. Fue realizada con sillería de buena calidad y presenta la orientación litúrgica habitual. El coro, elevado, está en el tramo de los pies. El interior muestra una decoración austera, pero conserva una espléndida escultura de piedra policromada que representa a Nuestra Señora del Camino o de las Victorias. Se trata de una bella escultura gótica (segunda mitad del siglo XIII) de la Virgen como Trono de la Sabiduría sosteniendo al Niño.

 

 

Iglesia de Santiago, conocida iglesia románica de transición, construida a mediados del siglo XII por el maestro Frunchel y situada junto a la plaza Mayor, con una orientación litúrgica poco habitual (NE 28º). Su construcción original tenía planta basilical de tres naves rematadas por tres ábsides. En el siglo XV de hundieron las naves románicas y, después (siglo XVI), aprovechando los muros perimetrales se reconstruyó con una sola nave que englobaba el espacio de las tres primitivas. Su planta actual es rectangular de forma irregular y una nave de cuatro tramos, rematada por tres ábsides semicirculares, con presbiterio de amplio tramo recto con bóveda de cañón y de horno en los ábsides. Ha sido muy modificada: en el siglo XVI la nave y capillas laterales añadiéndose la sacristía, en el XVIII se reconstruyó la torre, en el XIX la torre en estilo mudéjar y reconstrucción tras un incendio, y en el XX conservación general y eliminación de linterna y cúpula. La entrada se efectúa por el pórtico oeste, no tiene culto y se ha habilitado un museo de arte sacro. El interior es una nave cubierta actualmente por techumbre de madera, con algunos pilares laterales tardogóticos, siglo XVI. 




Lo mejor conservado es la fachada occidental, de hacia 1160, con un gran conjunto escultórico compuesto de portada y friso superior. Resume iconográficamente la revelación apocalíptica de Juan Evangelista en Patmos, según la cual cuatro animales rodeaban a un Sedente sobre un trono, y a estos circundaban ancianos.






 

La puerta tiene tres arquivoltas de medio punto. Las dos extremas son planas y de aristas vivas, mientras que la central es achaflanada para poder contener, en sus veinticuatro dovelas, todo un repertorio esculpido sobre la vida medieval, de sus oficios y gremios: un herrero, un monje, un zapatero, un sastre, un cocinero, una bailarina contorsionista junto a un juglar músico, acuñación de moneda, dos infantes en combate (enfrentamiento entre y musulmanes). Las dos columnas tienen sus fustes decorados con zigzagueados y con relieves de ángeles. Los capiteles, erosionados, no dejan vislumbrar su iconografía y simbolismo. 



Lo más conocido es el friso tardorrománico, protogótico, del llamado Maestro de Carrión de los Condes, que ha influenciado a otros como el de Moarves de Ojeda y otros. En él aparece una monumental efigie de Cristo en Majestad flanqueado por el Tetramorfos y por todo el Apostolado. El Maiestas Domini reúne dos características que parecen ser opuestas: la postura entronizada de Cristo y su severo rostro inciden en la solemnidad divina del románico pleno; sin embargo, los detalles anatómicos y los ropajes son de un naturalismo más propio del gótico francés. El Tetramorfos es muy naturalista, abandonando el hieratismo de Cristo, con dinamismo y viveza en sus gestos. Hacia los lados hay dos tramos con seis arcos lobulados (de perfil muy tardorrománico o gótico) con estructuras arquitectónicas sobre ellos, que cobijan las figuras de los doce apóstoles. La obra se fecha en 1160-1170 y el autor puede ser el maestro Fruchel, que pudo inspirar al Maestro Mateo en su Pórtico de la Gloria. Dejó una obra similar en la catedral de Lugo. 


 

El monasterio de San Zoilo debió tener una comunidad mozárabe bajo la advocación de San Juan anterior al año 948, fue dotado en 1047 por los condes Banu Gómez, hacia 1075 cambió la advocación por la de San Zoilo al ser traídas sus reliquias desde Córdoba, en 1076 la condesa Teresa Peláez lo colocó bajo la regla cluniacense, orden benedictina, en línea con la política de Alfonso VI, convertido en priorato y panteón, alcanzando su máxima prosperidad, momento cuando se edificaría la iglesia. En el Camino de Santiago se hizo famoso por su atención a los peregrinos. Aquí se celebraron concilios, cortes y bodas, como la de Fernando III el Santo con Beatriz de Suabia en 1219. Los edificios fueron quedando en ruina y antes de 1392 fueron reconstruidos. Estuvo sujeto a Cluny hasta el siglo XV y a partir de 1531 pasó a la congregación de Valladolid, nueva época de esplendor (nuevo claustro). Con la exclaustración de 1835 pasó el edificio a la Compañía de Jesús, convirtiéndose en centro de educación secundaria. Después fue noviciado y, en el siglo XX, seminario y, finalmente, hotel. 




Del siglo XI se conserva la portada occidental y parte de la fachada, una ventana y una imposta ajedrezada, la parte exterior de la torre noroeste, el enterramiento de la condesa Teresa Peláez en el presbiterio, dos telas islámicas, un capitel historiado en el interior y otros capiteles recuperados, algunos procedentes del claustro desaparecido. La iglesia era de planta basilical, de tres naves con cuatro tramos, transepto no destacado en planta y quizá con cimborrio en el crucero.



 


La parte mejor conservada es la portada occidental, que comunicaba la nave central de la iglesia con la galilea (espacio cubierto que se antepone a la fachada del templo) que se conserva. La portada tiene cinco arquivoltas, destacando cuatro columnas de mármol reaprovechadas de un templo romano del siglo II y los capiteles labrados por tres de sus caras, relacionados con San Martín de Frómista y la catedral de Jaca. Son historiados, representando la llegada de las reliquias de San Zoilo o el traslado del alma de un difunto, quizá San Juan Bautista. Igual iconografía aparece en un capitel de la puerta oeste de la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes. Los otros tienen escenas de dragones, Balaam y la burra detenidos por el Ángel con una espada, dos hombres trabajando en la viña. En la galilea y en el interior de la iglesia se exponen otros capiteles.

 

En lo alto del presbiterio, descansan los restos de la condesa Doña Teresa en un arcosolio y a los pies hay varios sarcófagos de la familia Beni Gómez -conde Gómez Díaz y sus ocho hijos-, datados a finales del siglo XI o comienzos del XII los más antiguos, lisos. Otros, decorados, datan de mediados del siglo XIII y tienen escenas del Calvario, la Anunciación o la Epifanía. 

El elemento más interesante es el claustro -plateresco, de dos plantas, con jardín que tiene un pozo con lavamanos en el centro-, que sustituye a otro anterior, románico, quizá de menor tamaño. El proyecto es de Juan de Badajoz el Mozo en 1537, aunque las obras duraron hasta 1577. Tiene unas dimensiones de 33 m de lado, cinco de ancho y siete de alto en sus arcos ojivales, con la bóveda dedicada a los infantes de Carrión, considerados fundadores. En cada galería se abren cinco arcos que reposan en pilastras, con un friso plateresco. Una imposta recorre todo el muro, con ménsulas historiadas. En las 24 bóvedas hay 230 medallones con retratos de personajes que representan las genealogías de Cristo y la Orden Benedictina. En los capiteles hay 269 bustos, más 120 esculturas (ángeles, jarrones, etc.). Los capiteles exteriores de la galería de oriente presentan calaveras.



El pozo y la fuente del jardín datan de finales del siglo XVI y el claustro alto y la iglesia (una nave con crucero y cimborrio, bóvedas de cañón) del siglo XVII, al igual que el retablo renacentista. La urna con las reliquias de san Zoilo es del siglo XVIII.

 




La comunicación entre claustro e iglesia se realiza por la Puerta de las Procesiones, abocinada, arco rebajado, decoración de tramados y cintas. En los medallones de las enjutas están esculpidos la sibila Europa y el profeta Daniel. En el tímpano se plasma la celebración de la Eucaristía (pelícano, Cristo crucificado).

 

 

 

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