Camino de Santiago 2024.
Villalcázar de Sirga
Etapa Frómista-Carrión de los Condes. La calzada romana iba de Burdeos a Astorga y durante la Edad Media se llamó vía Aquitania, en referencia a la ruta de peregrinos que llegaban de Francia por esa región. En la zona del río Ucieza, cerca de la ermita de Nuestra Señora del Río, hubo asentamientos romanos que pueden estar en el origen de la villa. La devoción a la Virgen del Río, situada a un kilómetro, se remonta al siglo XI, aunque tomó mucho incremento en el siglo XVIII, cuando se construyó el edificio actual, que alberga una talla de la Virgen y un busto en alabastro de Santiago Peregrino, ambos del siglo XVI. En 1101 una tormenta y riada arrastró la imagen de la virgen románica de Tablares y se inició la construcción de la ermita. En el siglo XVI se unificaron las parroquias en la de Santa María la Blanca. En el siglo XVIII hubo una gran peste, que cesó tras una novena en la iglesia de los templarios, aunque devolviendo después la imagen a su Santuario.En el Camino de Santiago, entre Frómista y Carrión de los Condes está una de las localidades más emblemáticas de Tierra de Campos, una aldea pequeña, Villalcázar de Sirga, donde los templarios fundaron una encomienda en el siglo XII. El antiguo palacio de los condes de Villasirga es la actual casa consistorial. Es un edificio del siglo XVIII, con varias cabezas góticas en la fachada, y que guarda alguna semejanza con la de Población de Campos.
La entrada está formada por seis arquivoltas apuntadas, las cinco exteriores decoradas con 51 figuras (ángeles, santos, clérigos, personajes con instrumentos musicales), apeadas en capiteles con decoración vegetal y jambas lisas. Las esculturas están colocadas no de forma radial, sino en el sentido de las arquivoltas, al modo gótico. Las figuras representan ángeles, santos, músicos, etc. Las columnas tienen morfología románica, pero llevan capiteles de floresta vegetal bastante gótica.
La portada lateral, adyacente, entrada a la capilla de Santiago, es una copia a menor tamaño, con tres arquivoltas y 25 figuras. Ninguna de las dos tiene tímpano y, en ambos casos, las figuras de las dovelas son de cuerpo entero, mientras que las de las claves son de medio cuerpo.
El interior consta de tres altas naves, más ancha y alta la central, más la cabecera que tiene cinco capillas, con tres ábsides rectangulares en el centro. Tiene un crucero doble, flanqueado en su primer tramo por la torre a un lado y la capilla de Santiago al otro. La articulación interior se forma por pilares compuestos de núcleo cuadrado con columnas pareadas, apoyado el conjunto en una basa octogonal. En el crucero y las naves laterales hay bóveda de crucería simple, que recuerda los templos cistercienses, y en la nave central bóvedas de crucería sexpartitas. La nave mayor tiene ventanas románicas de doble y triple columna, y las laterales cuentan con vanos con sencillas aberturas abocinadas. Como consecuencia del terremoto de Lisboa y del poder de los siglos, se derrumbó el tramo de los pies, destruyendo la fachada occidental (puerta del Ángel) y que hubo que tapiarse.
El Altar Mayor está presidido por la Virgen Blanca. El retablo se compone de piezas de distintas épocas. Lo más antiguo es el Calvario que lo remata, tres tallas (Crucificado, Santa María y San Juan) góticas de hacia 1300, vinculado a otros catedralicios de Burgos y León. El segundo cuerpo lo forman las 27 tablas de estilo hispanoflamenco son de finales del siglo XV o principios del XVI y están divididas en calles, con un primer banco de pintura relativo a la Virgen; y tres cuerpos más con tablas principales sobre la Pasión, s. XV, y de clara filiación con la escuela castellana de Pedro Berruguete. El centro de la quinta calle lo ocupa una hornacina que acoge a la Virgen de Villasirga, Santa María la Blanca, gótica del siglo XIII, con la Virgen sedente y el Niño en brazos. El cuerpo inferior es banco renacentista, 1560, en madera tallada por Manuel Álvarez de Palencia, con escenas de la Pasión.
El altar de Santiago, 1530, atribuido a Cristóbal de Herrera, contiene escenas del Codex Calixtinus sobre la conversión del mago Hermógenes y el cortejo fúnebre del Apóstol saboteado por la reina Lupa. Lo preside el Santo Peregrino tallado por Juan de Valmaseda.
Hay un púlpito del siglo XVI.
En el lado meridional, anexa a la portada, se añadió la capilla
de Santiago desde el siglo XIV, al pasar a los Caballeros de Santiago por
la disolución del Temple, iluminada por un bello rosetón y cubierta con bóveda de crucería con
terceletes, apeada en ménsulas que llevan el escudo y cruz de la Orden de
Santiago.
El silencio reverencial, funerario, de la capilla acoge tres sepulcros góticos: el del infante Felipe de Castilla (muerto en 1274, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio; alumno de San Alberto Magno y compañero de San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino en la Universidad de París); y), el de Inés de Guevara (segunda esposa del infante Felipe; su primera esposa había sido la princesa Cristina de Noruega) y el de Juan de Pereira (caballero de la Orden de Santiago). Los dos primeros, exentos y apoyados sobre leones, son del último cuarto del siglo XIII y destacan por la riqueza escultórica (los difuntos yacentes, escenas de duelo labradas bajo arcos apuntados de intradós trilobulado y castilletes en sus enjutas) y la policromía que los cubre. El presunto autor, Antón Pérez de Carrión, sería también autor de los sepulcros del Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo. El tercer sepulcro es del segundo cuarto del siglo XIV y su decoración es mucho más sobria. Todos están con la mirada perdida en la quietud de los siglos y nosotros dejamos correr la imaginación tras el eco de los pensamientos de estos personajes.
Aquí reposa la imagen pétrea y policromada de la Virgen de las Cantigas, acompañada por ángeles turiferarios, a la que se atribuyen los catorce milagros cantados por el Rey Sabio a la Virgen de Villasirga, y de la que era devoto su hijo Sancho IV. Cinco se refieren a peregrinos (217,218,253 - De cómo un romero de Francia que iba a Santiago pasó por Santa María de Vilasirga y no pudo sacar un gran bordón de hierro que traía en penitencia-,268 - De cómo Santa María curó en Villalcázar de Sirga a una mujer hidalga de Francia que tenía tullidos todos los miembros del cuerpo- y 278 - De cómo una buena señora de Francia, que era ciega, fue a Villasirga e hizo vigilia y muy pronto quedó curada y recobró la vista. Cuando se iba ya para su tierra, se encontró a un ciego que iba en romería a Santiago y ella le aconsejó que se fuese a Villasirga y que se curaría); el resto a otros enclaves (31, 227,229,232,234,243, 266 - De cómo Santa María de Castrogeriz protegió a la gente que estaba en la iglesia escuchando el sermón, cuando una viga de la iglesia se les cayó encima-,301,313 - Esta es de la nave que se hallaba en el mar en peligro y quienes iban en ella llamaron a Santa María de Villa Sirga y la tormenta se calmó inmediatamente- y 355).
Las Cantigas de Santa María son, por su riqueza musical, uno de los monumentos más importantes de la lírica de la Europa medieval. En la página https://www.cervantesvirtual.com/obra/traduccion-al-castellano-de-las-cantigas-de-santa-maria-de-alfonso-x-el-sabio-1138916/ se encuentra la traducción al castellano de la letra de esas cantigas, de las que sirva como ejemplo la número 278.
De cómo una buena señora de Francia, que era ciega,
fue a Villasirga e hizo vigilia y muy pronto quedó curada y recobró la vista.
Cuando se iba ya para su tierra, se encontró a un ciego que iba en romería a
Santiago y ella le aconsejó que se fuese a Villasirga y que se curaría.
Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego, / como grande es la compasión de la Virgen cuando lo socorre.
Sobre esto voy a contaros un hermoso milagro / que
mostró en Villasirga la madre de Emmanuel, / donde a menudo hace otros muchos
más dulces que la miel / por quien confía tener gran satisfacción de ella. /
Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
Esto fue en el tiempo en que la Virgen comenzó / a
hacer milagros en Villasirga, por los que se curó a muchos de sus enfermedades
y resucitó a los muertos. / Por eso la gente empezaba a hacer algo allí /
Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
Y eran muchos los que llegaban desde (otras) tierras.
/ Una señora de Francia, ciega por lo que supe, / iba en romería a Santiago,
pero le sucedió / que no se curó a la ida, de modo que pudiese ver. / Tantas
penalidades sufre el hombre porque es ciego…
A la vuelta, acercándose a Carrión, / una hija suya le
dijo: «Tratemos, que Dios os perdone, / de albergar un poco más adelante, en
unas cabañas que hay / cerca de nuestro camino y allí podremos descansar». /
Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
Al salir de aquella villa, muy cerca del lugar, /
empezó a llover intensamente y tuvieron que refugiarse / en la iglesia y se
echaron ante el altar. / Y la ciega hizo su oración, / Tantas penalidades sufre
el hombre porque es ciego…
Rogando a Santa María, la Señora Espiritual, / para
que se apiadase de ella y que le quitase aquel mal / y que le permitiese
recobrar la vista. Enseguida, la que puede y ayuda, / la curó inmediatamente. Y
(la señora) empezó a bendecir / / Tantas penalidades sufre el hombre porque es
ciego…
A la Virgen María. Al día siguiente reemprendió / su
camino, y mientras lo hacía, se encontró a un hombre ciego / que iba a
Santiago, pero ella le aconsejó / que fuese a Villasirga si quería ver. /
Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
Y le contó todo lo que le había pasado, cómo había ido
con muchos romeros / a Santiago, pero que no había conseguido / recuperar la
vista de sus ojos, pero que después la Madre de Dios / se la había dado en
Villasirga por su gran poder. / Tantas penalidades sufre el hombre porque es
ciego…
El sentido no está muy claro; no se sabe si es que
estaban empezando a construir el gran templo o si empezaban a congregarse en el
lugar, atraídos por la fama de sus milagros. El ciego creyó a la mujer e
inmediatamente se alejó / de ella y siguió su camino hasta que desapareció. /
Cuando llegó a Villasirga, hizo su oración y vio, / pues Santa María no quiso
demorar en curarlo. / Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
Todos cuantos supieron esto, enseguida se pusieron / a alabar a Santa María, la Señora del Buen Talante, / por tan hermoso milagro que hizo y sin esfuerzo, / que tan rápidamente curó a dos ciegos. / Tantas penalidades sufre el hombre porque es ciego…
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