lunes, 27 de mayo de 2024

Camino de Santiago 2024.

Frómista

La animada población de Frómista, que en el año 2023 tenía 755 habitantes, está situada a 780 m de altitud. Aquí se cruzan el Camino de Santiago, en dirección este-oeste, y el Canal de Castilla, en sentido norte-sur. El nombre procede de un antropónimo visigótico que significa “el primero, el más importante”. Nació en la repoblación del siglo X y en el siglo XI, hacia 1066, la reina doña Mayor, viuda de Sancho III de Navarra y madre del rey de Castilla Fernando I, mandó construir el monasterio, que sería donado por la reina Doña Urraca, la dueña, a los monjes benedictinos de Carrión -priorato cluniacense de San Zoilo- en 1118, lo que ocasionó que, desde el siglo XII hasta el siglo XV, Frómista tuviera dos jurisdicciones, el señorío eclesiástico del abad de Carrión sobre el barrio de San Martín, y el señorío civil de los señores sobre el resto de la villa. El señor Gómez Benavides unificó ambas jurisdicciones en 1427. Una figura destacada del siglo XIII es el dominico Pedro González Telmo, San Telmo, patrono de las gentes del mar y del que deriva la expresión “fuego de San Telmo” para designar a una aparición lumínica sobre las aguas. El paso del Camino de Santiago favoreció la construcción de hospitales para peregrinos y de obras de arte medieval. Era el final de una de las trece etapas del Liber sancti Iacobi. Del pasado hospitalario quedan referencias de dos hospitales, el de Santiago y el de Palmeros, y el llamado Huerto del Francés o del Romero, posible cementerio de peregrinos.

La población judía fue importante desde el siglo XI, llegando a suponer la cuarta parte del pueblo a finales del siglo XV, por lo que su expulsión en 1492 supuso una sangría demográfica y económica considerable. A Frómista se la llamó la “Villa del Milagro” por un hecho sucedido en 1453 en el que se vio envuelto un judío, Matudiel Salomón. Pedro Fernández de Teresa le pidió dinero prestado y no lo devolvió en el plazo acordado, por lo que fue denunciado a la autoridad eclesiástica que lo excomulgó. Entonces devolvió el dinero, pero no se confesó. Cayó gravemente enfermo y pidió confesarse con el cura de San Martín, que quiso administrarle los últimos sacramentos, aunque la Forma estaba adherida a la patena y no pudo separarla. El sacerdote preguntó al enfermo si había ocultado algún pecado y en ese momento recordó lo sucedido con el judío. El sacerdote le absolvió y la Forma con la patena la dejó en custodia en San Martín.

En los siglos XVI y XVII la población descendió mucho. En 1773 llegó el Canal de Castilla, construyéndose cinco esclusas, cuatro unidas formando el mayor salto de agua (casa del esclusero, Oficina de Turismo), lo que animó algo la economía, propiciando el regadío y el transporte y apareciendo fábricas de harina. Otra oportunidad no aprovechada fue la llegada del ferrocarril en 1865. En la actualidad, la mayor animación se encuentra en la llegada de los peregrinos del Camino. 

El edificio más icónico es la iglesia románica de San Martín, del siglo XI, lo que queda del antiguo monasterio, fuera del pueblo. San Martín de Frómista se fundó como patrimonio de la monarquía de León-Castilla en los años sesenta del siglo XI. Fue iniciativa de Mayor (o Muniadona) García, madre del rey Fernando I, en 1066 como aparece en su testamento, en el que se dice que el monasterio está en construcción, aunque menciona sólo a tres monjes bajo la Regla de San Benito de Nursia. Ella debía vivir allí, pero fue enterrada en el monasterio de San Salvador de Oña donde yacía su esposo, el rey Sancho III Garcés de Pamplona. El monasterio se puso bajo la protección de un santo no hispánico, Martín de Tours (316-397), cuyo culto fue muy expansivo en el continente europeo y una ruta hacia Compostela procedía de su santuario.



El linaje de Mayor estaba fuertemente arraigado en Castilla, al ser hija del conde Sancho García (995-1017) y de la condesa Urraca Gómez, vinculada a la poderosa familia Banu-Gómez, cuyo centro de poder se encontraba en el área de Saldaña. Su matrimonio con el rey de Pamplona creó un fuerte vínculo entre ese reino y el condado castellano, y cuando el hermano de Mayor, García Sánchez, murió asesinado en 1028, Sancho III ocupó este territorio, poniendo a su cabeza a su segundogénito, Fernando, posteriormente rey de León-Castilla.


 

Mayor estaba retirada como reina-madre en Frómista y, en 1066, emitió un documento fundando un monasterio, como su padre había fundado poco más de cincuenta años antes el de San Salvador de Oña, convertido en panteón familiar. Al monasterio dejará sus bienes y, aunque se dice que el monasterio estaba en construcción, no puede tratarse de la iglesia que vemos porque responde a finales del siglo XI y las dos primeras décadas del XII.

 

La falta de documentación impide conocer las siguientes cinco décadas, pero todo apunta a un transcurso lánguido, muy por debajo de otros grandes monasterios como San Facundo y Primitivo de Sahagún o San Isidoro de Dueñas, ambos vinculados a la realeza. Su suerte hubiera sido otra de haber conservado alguna reliquia de prestigio (Sahagún los mártires Facundo y Primitivo, Dueñas las del mártir alejandrino Isidoro de Chíos), lo que se hubiera traducido en una peregrinación, o si su fundadora hubiese sido enterrada entre sus muros. Su estatus se elevó al estar situado desde mediado el siglo XI en un importante eje de comunicación, el Camino.

Cuando en el año 1109 murió el rey Alfonso VI de León-Castilla las múltiples tensiones político-sociales acumuladas por el proceso de europeización puesto en marcha desde la década de los años 70 del siglo XI estallaron generándose un conflicto a gran escala. Se concretó en el fallido matrimonio entre la heredera del reino, Urraca (1109-1126) y el rey de Aragón, Alfonso I el Batallador (1108-1134).

Todas las capas sociales, pero de modo singular los habitantes de los principales burgos, disconformes con los múltiples cambios realizados en las décadas anteriores se escudaron en el fracaso matrimonial para mejorar su situación y se rechazaron las nuevas formas de relación fiscal traídas del continente europeo, produciéndose un levantamiento contra los señoríos monásticos y catedralicios.

Una vez producida la separación entre Urraca y Alfonso I el Batallador las tropas aragonesas irrumpieron en Castilla y León llevando su ocupación territorial hasta el río Carrión, apoyando los aragoneses la causa de los habitantes de los burgos, Carrión y Sahagún. La reina Urraca encontró apoyo en los monjes cluniacenses del priorato de San Zoilo, por lo que, en 1118, le entregó el monasterio de San Martín de Frómista.

En enero de 1117 dio comienzo el Concilio de Burgos, convocatoria político-religiosa para lograr la pacificación del reino. Se convocó a los burgueses más beligerantes, los de Sahagún, excomulgados por el arzobispo de Toledo algunos años antes. El medio elegido para la reconciliación fue un acto penitencial en la desaparecida catedral románica. La Primera Crónica de Sahagún, escrita hacia 1118-1120, narra la ceremonia. Al año siguiente se entregó San Martín a San Zoilo de Carrión. Algunos capiteles de la iglesia permiten constatar el interés de los monjes en representar la paz y la guerra.


La ambición de la iglesia de Frómista se manifiesta en el equilibrio de sus formas y la aplicación masiva de escultura monumental, obra de un amplio equipo que encareció el coste del edificio, aunque pasó de monasterio a priorato. La decadencia era visible ya en el siglo XIII: deterioro de las edificaciones, pérdida de patrimonio litúrgico y de propiedades territoriales. En 1453 se reconfiguró generándose una tradición milagrosa que convirtió el priorato en centro comarcal de peregrinación.

 


La iglesia de San Martín responde a la morfología del llamado Románico pleno, que se extendió por Europa desde el último cuarto del siglo XI hasta el siglo XIII. Algunos rasgos generales los comparte con San Isidro de Dueñas y San Zoilo de Carrión, prioratos cluniacenses, que tuvieron pórticos occidentales y un gran espesor de sus muros occidentales, lo que posibilitaba que sobre sus puertas se desplegara un pasillo intramuros cuyo acceso se realizaba a través de las torres.

Los pórticos, asociados a las iglesias construidas por Cluny, tenían mucha importancia en la liturgia al realizarse en ellos una rememoración simbólica de la Resurrección de Cristo. Los monjes cluniacenses denominaban a la zona porticada de sus iglesias Galilea, evocando el encuentro de Jesús de Nazaret con sus apóstoles tras la Resurrección. Estos datos serían extensibles a la iglesia de Frómista.




Alguno de los escultores habría estudiado la plástica escultórica clásica a través de sepulcros y otros restos de la Antigüedad, al igual que sucede en la catedral de Jaca, por lo que se ha tendido a hermanar la cronología de ambas, aunque se han retrasado las fechas. Este monasterio fue incorporado a Cluny en 1118, por lo que pudo construirse la iglesia hacia 1120. Un capitel representa el ciclo trágico de la Orestiada de Esquilo, con la escena de máxima tensión, el ataque de Orestes a su madre Clitemnestra.

 

Sufrió añadidos durante el siglo XV: una torre campanario sobre el cimborrio original y sacristía (maqueta). En el siglo XIX estaba en estado de total degradación. El recrecimiento del cimborrio sobre pilares no preparados para ello puso al límite la estabilidad de la estructura. En 1866 se cerró al culto. En 1895, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando redactó el proyecto definitivo de restauración, dirigida por el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez, que pretendía eliminar las partes añadidas al original. Se comprobó que la fachada oeste había sido desnaturalizada en fecha desconocida y la aparición de dos arcos cortados, alrededor de lo que fue la puerta original, permite aventurar que tuvo un pequeño pórtico. En 1904 se reabrió al público. La restauración mantuvo la volumetría del edificio original, pero las críticas vinieron por el desmonte casi total del edificio, sustituyendo su material de construcción. También se criticó la elaboración de nuevos elementos escultóricos del exterior (modillones) y algunos del interior (capiteles). La parte positiva fue el rescate de la inminente ruina del edificio. Ha quedado como un referente del románico que destaca por su belleza, proporción y armonía.

En el exterior destacan, sobre las naves de escasa altura, el cimborrio octogonal sobre el crucero y dos torres cilíndricas a ambos lados de la fachada principal. Escasos ventanales con arcos de medio punto en los ábsides y en los laterales. En las fachadas se extiende un ajedrezado a modo de cornisa a diversas alturas. Bajo los aleros de puertas y tejados hay más de 300 canecillos con figuras de animales, seres humanos, seres mitológicos o fantásticos. La iglesia tiene cuatro entradas, una al norte, otra al occidente y dos al sur, una enfrentada a la norte y otra en el crucero, de menor entidad y por donde entra el público. Las dos torres se remataban con un gallo, aunque se ha perdido el de la torre sur por el impacto de un rayo. También pueden observarse los contrafuertes.



El interior consta de tres naves con bóveda de cañón, la central más ancha y alta que las laterales, terminan en tres ábsides semicirculares. Forman una planta pseudobasilical combinada con la cruz latina, con el cimborrio octogonal (paso del cuadrado a través de trompas y no de pechinas) sobre el crucero y con las naves separadas por pilares compuestos. En la decoración destacan los capiteles de las columnas (Adán y Eva, La zorra y el cuervo, Cibeles, la Orestiada, etc.) y un cristo del siglo XIII en el ábside de la nave central. La puerta de acceso a la torre norte se remata con un tímpano decorado con un crismón de seis brazos, similar a los de San Zoilo (Carrión de los Condes) y San Isidoro (León). También aparece, a distintas alturas, el ajedrezado.

 





En lo que era el pueblo quedan otras construcciones religiosas importantes. La iglesia de Santa María del Castillo, de estilo gótico ojival, tiene tres naves. La iglesia de San Pedro también es gótica, construida en los siglos XV y XVI. Tiene portada renacentista y una torre maciza de cuatro cuerpos. El interior se divide en tres naves de cinco tramos con bóvedas de crucería estrellada.

 

 


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