viernes, 31 de mayo de 2024

 A orillas del Henares.

4.ARTE ( II. Edad Media. Castillos).

Sigüenza
Después de la época romana ya no aparecen restos importantes en el valle del Henares hasta la alta Edad Media. Con la conquista musulmana el territorio se vio jalonado de castillos de mayor o menor importancia para defender la zona, algunos de ellos construidos sobre los restos de algún asentamiento anterior. Eran baluartes defensivos frente a las correrías de moros y cristianos por esas tierras entonces fronterizas. La cronología no es muy segura en algunos casos, pero de esos primeros momentos, siglos VIII y IX, son los de Sigüenza, Peñahora y Riba de Santiuste. En el siglo X les seguirían otros como Alcalá la Vieja (Alcalá de Henares), y en el siglo XI, Galve de Sorbe, Jadraque, Atienza y Cogolludo. Ya de época cristiana son el de Pelegrina, siglo XII, el de Guijosa, siglo XV, etc.

Riba de Santiuste
En general están en muy mal estado de conservación. El de Peñahora está prácticamente desaparecido y ruinosos los de Alcalá la Vieja, Atienza, Cogolludo y Pelegrina. Se han restaurado los de Riba de Santiuste, Guijosa, Galve de Sorbe y Jadraque. Son de propiedad particular los de Riba de Santiuste, Guijosa y Galve de Sorbe. El de Jadraque pertenece al Ayuntamiento y el de Sigüenza está integrado en la red de Paradores y es el único que tiene un uso continuado y que es visitable de forma permanente, puesto que el de Jadraque sólo lo es ocasionalmente. Hay que tener en cuenta que lo que vemos en la actualidad, en los restaurados, es el fruto de obras a lo largo de los siglos.

Alcalá la Vieja

Atienza

Cogolludo

Jadraque

Pelegrina

Guijosa

 Galve de Sorbe.



Es una pequeña población (96 habitantes en 2023, gentilicio galvito, -a) situada a 1.384 m de altitud en las estribaciones meridionales de la Sierra de Ayllón, dentro del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, cerca del hayedo de Tejera Negra y en la ruta del Románico Rural de Guadalajara. El centro es su Plaza Mayor, construcción típica serrana, con un rollo del siglo XVI y el Ayuntamiento soportalado. Su iglesia parroquial de Ntra Sra de la Asunción se construyó en el siglo XVI en el lugar de la anterior románica. También hay casonas ilustres del siglo XVIII. Con la Reconquista cristiana, la localidad perteneció al Común y tierras de Atienza, hasta el siglo XVI que consiguió su independencia.

El castillo es del siglo XV, edificado en el lugar de la anterior fortaleza. El lugar aparece como Galbe por primera vez en 1136, quizá derivado del general de Abderramán III Galbi ben Amril. En 1136 aparece el castillo incluido en la diócesis de Osma y en 1301 pertenecía al obispado de Sigüenza. La denominación de “Castellum de Galbi” indica que el de Don Juan Manuel no fue el primer castillo. En la Crónica de Alfonso XI se dice que Doña Blanca, abadesa de las Huelgas, vendió sus posesiones a Don Juan Manuel en 1311 con condiciones, que no se cumplieron, y se anuló el contrato, vendiendo las posesiones al infante don Pedro, tutor junto con doña María de Molina, del rey niño Alfonso XI. Don Juan, indignado, se desnaturalizó de Castilla (cap.11: “tovose por muy agraviado Don Joan […] et luego se envio despedir del Rey, et desnaturar del Reyno”), promoviendo sangrientas algaradas en Guadalajara e Hita. En 1316 se llegó a acuerdo con el infante don Pedro. Éste murió en Granada en 1319 y volvieron a Don Juan Manuel los territorios, que pasarían a su hijo don Fernando Manuel, que murió en 1350, y pasaron a su hija doña Blanca Manuel siendo su tutor don Íñigo López de Orozco. Doña Blanca murió en 1360 siendo todavía niña, sin descendencia. Se apropió el rey don Pedro.

Las correrías de don Juan Manuel por tierras del Henares abarcan más lugares y se constata su paso por Atienza (años 1303, 1306, 1307, 1308, 1311, 1312), Guadalajara, Bujalaro y Brihuega en el año 1305, Cañamares en el 1312, Salmerón en 1314 y 1335, Alcalá de Henares en 1326, Pozancos (terminó el Libro de los Estados) en 1330, etc. En 1339 quiso dejar Hita, junto con Galve, a su hija Constanza, prometida del rey castellano Alfonso XI, pero no se llevó a cabo al no celebrarse el matrimonio. Le había dado fueros, al ser del poder real, Alfonso X y en 1274 era señora la infanta doña Berenguela, su hija. Sucedió la infanta doña Isabel, hija de Sancho IV y doña María de Molina. Siendo regente esta última, en 1311, don Juan Manuel fue rebelde a su rey y arrasó Hita y Uceda. Desde 1354 era señor don Íñigo López de Orozco (Guijosa), mandado matar por el rey Cruel por haberse pasado al bando de su hermano Enrique. El señorío pasó a don Pedro González de Mendoza, que en 1380 fundó el mayorazgo de Hita.

Palazuelos pertenecía a doña Blanca, la abadesa de las Huelgas. Apropiada por el infante don Pedro en su litigio con don Juan Manuel, la vendió al obispo de Sigüenza don Simón Girón de Cisneros, canciller del rey. Don Juan Manuel afirmó en su Cronicón que en febrero de 1356 empezó a amurallar Palazuelos. Más tarde pasaría a los Mendoza, cuyo escudo figura en sus puertas. En tierras seguntinas, no por herencia, sino por compra, tenía Alcocer, Azañón, Cifuentes, Galve, Hita, Palazuelos, Salmerón, Trillo, Val de San García y Viana. Cuando murió era tan poderoso, que podría mantener a su costa, sin ayuda del rey, cerca de 1.000 caballos e «ir desde el reino de Navarra hasta el de Granada durmiendo cada noche en villa propia cercada o en castillo propio».

En el Libro de la Caza se expone la geografía de la caza en tierras castellanas. En el obispado de Sigüenza, entonces se internaba hacia al norte en las provincias de Segovia y Soria, habla de esa zona y del arroyo Cañamares, arroyo Bornoba, arroyo de Cogolludo, río Sorbe, arroyo de Cercadillo, arroyo de Riba de Santiuste, río Salado, río Henares (El rio Fenares nasce sobre Cigüenza cerca de Horna et fasta de yuso de la villa há muchas ánades et parada de garzas, et salvo por do va por hoces et grandes angosturas de pennas, puédense bien cazar con falcones, et ayúntase con Rio Salido en Vaydes, et dende adelante lleva Fenares el nombre, et piérdelo Rio Salido), arroyo de Aragosa, arroyo de Valfermoso. Se refiere a la caza con halcones de ánades y garzas principalmente. Se constata que todavía no estaban definidos los nombres de los tres ríos de la cabecera del Henares.

Siguiendo con Galve de Sorbe, hemos visto que en 1354 el rey Pedro I la entregó en señorío a Íñigo López de Orozco. Su hija, doña Mencía, casada con el señor de Beleña de Sorbe, vendió la villa en 1403 a dos de sus parientes, Diego Hurtado de Mendoza, almirante mayor de Castilla, y Diego López de Zúñiga, justicia mayor del reino. En 1405, a la muerte del almirante, el Justicia se apoderó alegando deudas del fallecido. Su hijo, Diego López de Estúñiga “el mozo”, primer conde de Miranda de Ebro, residió en la población y parece que ordenó la construcción del castillo hacia 1468, y su hijo Pedro de Estúñiga quien lo terminó, estando habitado en el año 1479.  Esta es la razón por la que al castillo se le conoce como “De los Zúñiga”. Fue levantado sobre los restos anteriores, árabes y de Don Juan Manuel. Una vez finalizada la obra sirvió como residencia familiar hasta que fue vendido en el siglo XVI a la familia Mendoza.

En tiempos de Felipe II se le concedió el título de I Conde de Galve a Baltasar de la Cerda que al morir sin descendencia incrementó los bienes de la Princesa de Éboli y duquesa de Pastrana, Ana de Mendoza y de la Cerda, II Condesa de Galve. Actualmente este título lo ostentan los reyes de España. La edificación fue pasando generación tras generación. Durante la tercera Guerra Carlista, en 1873, pertenecía a la Casa de Alba y fue volado por orden del General Villalaín. Al quedar en ruina absoluta los propietarios se desentendieron de la edificación, dejándolo en manos del Estado español que lo sacó a subasta pública en 1971, siendo adquirido en ese momento por un particular, propietario también del de Riba de Santiuste. En los últimos años se ha ido reconstruyendo a impulsos de los nuevos propietarios y de la Asociación Castillo de Galve.

 

El castillo.



Se trata de un castillo señorial tardío, un castillo-palacio que domina el pueblo y la zona. Tuvo antemuro y foso, de los que hay escasos vestigios, mientras que el recinto principal, volado por los carlistas a finales del siglo XIX, se ha ido reconstruyendo. Está construido en interesante cantería, con una muralla almenada que rodea un espacio cuadrangular irregular, trapezoidal, con cuatro torres cuadradas y dos circulares en los muros este y sur.



 




Las torres tienen escudos de los Zúñiga. En el patio de armas se ha descubierto recientemente un aljibe bien conservado.




Lo que más destaca es la gran torre del homenaje, blasonada y rematada por torrecillas y matacán corrido al exterior sujetado por modillones de triple moldura. Se sitúa al noroeste, tangencial al muro, y tiene planta cuadrada de diez metros de lado y veinte metros de altura divididos en cinco plantas.





Al interior, en la planta baja hay dos saeteras. En la primera planta, dos ventanas con alfiz enmarcando el escudo. En la tercera, una gigantesca chimenea con un gran arco escarzano y ventanales escoltados por asientos. En la cuarta, cubierta por bóveda esquifada, una ventana geminada. Terraza exterior.







 

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