Veneradas y temidas.
Esta exposición, en Caixa Fórum Madrid, pone de relieve las múltiples caras del poder femenino. Diosas, espíritus, demonios o santas, figuras que han sido veneradas y temidas hasta hoy y que han influido y siguen influyendo en la vida de las personas. Se trata de un viaje a través de 5.000 años de creencias del poder espiritual, desde la divinidad hinduista Shakti hasta Oshun, el Orisha de la fertilidad en la cultura yoruba de Nigeria.Las 154 piezas del British Museum, entre las que hay
esculturas, obras de arte y objetos sagrados, nos muestran cómo diosas,
demonios, santas y otros seres espirituales han tenido un rol relevante para
nuestra comprensión del mundo y nos hacen reflexionar alrededor del poder
femenino y de la feminidad hoy. Desde la sabiduría, la pasión y el deseo hasta
la guerra, la justicia y la misericordia, se hace un recorrido transcultural
por diferentes expresiones de los poderes espirituales femeninos en todo el
mundo.
1.-CREACIÓN Y NATURALEZA.
El poder femenino se asocia a
menudo con la naturaleza y la abundancia de la tierra y el mar. Muchas culturas
ven en la tierra una fuerza maternal que sustenta la vida. Al igual que la
naturaleza misma, las diosas y otros espíritus que encarnan el mundo natural
pueden ser creadoras y destructoras a la vez, y tienen un gran poder de
decisión sobre la vida y la muerte. Pele, la diosa hawaiana de los volcanes,
destruye la tierra con la fuerza de la lava, pero, al hacerlo, permite a su vez
que la tierra se regenere y la vida prospere nuevamente. En las distintas
historias de la creación que narran los orígenes del mundo se evidencia una
cierta alternancia en los roles de género. En algunas tradiciones espirituales
la figura creadora es femenina, en otras es masculina, mientras que en muchas
es la unión de ambos sexos la que da a luz a la tierra y a la humanidad.
DEMÉTER Y PERSÉFONE diosas del cambio de estación.
Deméter era una de las doce divinidades principales de la
antigua Grecia. Era la diosa de la agricultura y la abundancia, con poder sobre
la vida, la muerte y la regeneración. Según el mito, la esterilidad del
invierno es causada por su dolor e ira después de que Hades, dios del
inframundo, raptara a su hija Perséfone. Deméter se negó a dejar que prosperara
cualquier forma de vida hasta que Perséfone volviera a la tierra, y, con ella,
la renovación de la vida de la primavera.
Estatua de Deméter, 100-200 d.C., mármol, probablemente de Atenas, Grecia.
NUT la antigua diosa egipcia del cielo.
Los egipcios de la antigua ciudad de Heliópolis (ahora
parte de El Cairo) creían que el cielo era la diosa Nut, cuyo cuerpo formaba un
dosel arbóreo sobre la tierra. Según el mito, Nut, como madre de los cuerpos
celestiales, cada mañana daba a luz al dios del sol, Ra, y lo consumía por la
noche en un ciclo de creación y destrucción. El marido y hermano de Nut era
Geb, el dios de la tierra.
Muerte y reencarnación, c.950-930 a.C., papiro, Egipto.
LAKSHMI diosa hinduista de la abundancia.
Es actualmente una de las diosas más veneradas del
hinduismo. Relacionada con la riqueza y la buena fortuna, su origen proviene de
la fertilidad y abundancia de la tierra. Es venerada sobre todo en la India
occidental durante el Diwali, el festival de las luces.
Diosas de las tierras y los mares, 1200-1300, esquisto,
Odisha, India.
2.-PASIÓN Y DESEO.
El deseo es una idea poderosa,
una fuerza impulsora que da forma al comportamiento humano. Los sentimientos
pasionales pueden crear armonía o caos, y comportar alegría y unidad o
sufrimiento y conflicto. En muchas tradiciones espirituales, la pasión y el
sexo se asocian con la vida y el conocimiento de lo divino. Muchos seres
espirituales femeninos encarnan la pasión en todas sus expresiones, desde el
amor y el éxtasis a la rabia y la violencia. La veneración a estas figuras es
un ejemplo del amplio alcance de sus poderes. Tanto se las considera guerreras
y portadoras de la victoria, como seductoras lujuriosas que atraen a las
personas hacia el peligro.
INANNA/ISHTAR diosa mesopotámica del cielo.
La adoración de la diosa Inanna se remonta a 6000 años
atrás en el sur de Irak. Representada como guerrera y como la encarnación del
deseo sexual a la vez, era una figura primordial en la vida cotidiana del
territorio sumerio. Conocida después como Ishtar por los babilonios y asirios,
su culto se extendió por Oriente Medio y el Mediterráneo. En el mundo del arte
se representa como una figura femenina, pero algunos poemas a veces se refieren
a ella como femenina y masculina a la vez.
Reina de la noche, c. 1750 a.C., arcilla pintada, Irak.
AFRODITA/VENUS diosa griega de la pasión.
Como encarnación de los ideales de la belleza femenina de
la antigua Grecia, se cree que la diosa Afrodita encendía la pasión en todas
sus formas, desde el amor y el éxtasis sexual a la rabia y la desesperación.
Los devotos acudían a ella por asuntos relacionados con el placer y el deseo,
así como para conseguir éxitos políticos, sociales y militares. Conocida por
los romanos como Venus, ella tenía el poder de provocar tanto reconciliaciones
como conflictos.
Belleza seductora, 100-150 d.C., mármol, Italia.
TLAZOLTEOTL la diosa huasteca de la purificación.
Venerada por los indígenas huastecas del noreste de
México, y posteriormente por los mexicas (aztecas), el nombre de Tlazolteotl ha
sido traducido como la Devoradora de la suciedad. Inspiraba deseo sexual pero
también engullía y absolvía la “suciedad” de las transgresiones como el
adulterio, transformándolas en fertilizante para la tierra. Gran parte de lo
que conocemos sobre ella proviene de las narraciones de los misioneros
católicos del siglo XVI. Relacionando a esta diosa con la Eva bíblica, estas crónicas
la describían como “la señora de la lujuria y el libertinaje”.
Purificación transformadora, 900-1521 d.C., arenisca,
México.
3.-MAGIA
Y MALICIA.
En
muchas culturas del mundo, las diosas diabólicas, los monstruos femeninos, las
diablesas y las brujas son símbolos extremadamente poderosos. Figuras
mitológicas como Medusa o Taraka representan a mujeres que viven en los límites
de la sociedad con historias que suelen ser de sufrimiento. Son viudas
determinadas a reclamar venganza, mujeres que han muerto dando a luz o
supervivientes de actos de violencia. La experiencia las transforma y empiezan
a rebelarse contra las expectativas tradicionales del comportamiento femenino. Su
independencia es la fuente de su poder. Se asocian con la agresividad y el
peligro, pero también con la libertad y el conocimiento. Son temidas, pero
también buscadas para pedir protección y consejo.
HÉCATE diosa griega de la brujería.
Para los antiguos griegos y romanos la diosa Hécate
permanecía entre la vida y la muerte en la entrada del inframundo. Se decía que
unos aullidos de perros anunciaban su llegada. Era un ser ambiguo, al que se
invocaba para pedir consejo en tiempo de transición y durante los rituales
mágicos. A partir de finales del siglo XIX, su figura ha sido recuperada y su
importancia espiritual se ha incorporado en religiones como la Wicca o el
neopaganismo.
Guía del camino, 161-200 d.C., mármol, Italia.
MEDUSA ¿malvada o víctima?
Con serpientes por cabello y una mirada que convierte a quienes se atreven a mirarla en piedra, Medusa es una de las figuras más conocidas de la mitología griega. Según un mito romano, antes era una hermosa chica mortal que fue violada por Neptuno, el dios del mar, en el templo de la diosa Minerva. Ésta, enfurecida, dirigió su rabia contra Medusa y la convirtió en monstruo. Incluso después de que Medusa fuera decapitada, su cabeza conservaba el poder de convertir en piedra a quienes la miraban. Su imagen se ha utilizado a menudo en el arte como símbolo del caos y, más recientemente, de la resistencia y rabia feministas.
Espíritus saqueadores, 1400-1521, andesita, México.
En algunas tradiciones
espirituales, la feminidad es fuente de autoridad, liderazgo y fuerza física
excepcional. Diosas marciales, como Minerva en la época romana y Sekhmet en el
antiguo Egipto, eran veneradas como líderes de ejércitos capaces de desatar la
violencia más extrema. A menudo, estos seres están relacionados con la
justicia. Aunque puedan parecer figuras sanguinarias y crueles, probablemente
eran invocadas para pedir protección y estaban dispuestas a adoptar las medidas
necesarias para proteger a las personas. Hasta la fecha, deidades como Durga,
la diosa hindú de la guerra -encarnación del poder femenino divino-, son
veneradas por su sabiduría y valentía supremas.
SEKHMET (la Poderosa) la diosa egipcia sanguinaria.
Se representaba con una cabeza de leona para mostrar su
ferocidad y poder destructivo. Según el mito, su padre, el dios sol Ra, la
envió a destruir a la humanidad. Más tarde, Ra, arrepentido de su dureza, pero
incapaz de controlar la sed de sangre de Sekhmet, logró contener a su hija
ofreciéndole cerveza teñida de rojo para que pareciera sangre. En los momentos
en que podía controlar su cólera, Sekhmet también proporcionaba curación, y por
eso era conocida como la diosa de la vida.
En honor a Sekhmet, c. 1391-1353 a.C., granodiorita, Egipto.
ATENEA/MINERVA la diosa griega de la guerra y la
sabiduría.
Atenea, conocida por los romanos como Minerva, presidía
todos los aspectos de la vida pública, incluyendo el ejército, la justicia, la
política y las artes. Actualmente todavía está considerada un símbolo de la
fuerza, el intelecto y el orden, y se pueden encontrar imágenes de ella en
edificios gubernamentales, juzgados, insignias militares y universidades de
todo el mundo.
Estrategia y fuerza, 1-160 d.C., mármol, Italia.
CHAMUNDA.
La manifestación más feroz y aterradora de la diosa Kali
es Chamunda. Es la destructora del orgullo y la ilusión (maya), la falsa
distinción entre opuestos, incluyendo la mente y el cuerpo, el yo y el
universo. En el shaktismo, se considera que tanto Chamunda como la amable y
luminosa diosa Parvati provienen de la misma fuerza divina.
Compasión aterradora, 1000-1100, arenisca, India.
5.-COMPASIÓN Y SALVACIÓN.
El amor incondicional de una
madre y un padre hacia su descendencia -un amor paciente y sin reproches- se
manifiesta desde hace tiempo en las creencias sobre el amor y la orientación
espirituales. La imagen de una madre cariñosa y protectora es, en muchas
tradiciones, un ideal de compasión divina. Estas figuras femeninas son
particularmente importantes en la vida cotidiana de los devotos. Desde la
Virgen María, en la tradición cristiana, hasta Guanyin, en el budismo, se cree
que estas figuras aparecen directamente e intervienen cuando se las necesita.
Las actitudes hacia el poder
femenino son a menudo paradójicas. Mientras que a nivel espiritual son
fervorosamente veneradas, en muchas sociedades esta veneración no tiene una
correlación directa con un estatus más elevado para las mujeres.
La transformación en Guanyin, 1750-1850, madera y oro, Tíbet.
ISIS la Gran Madre Egipcia.
Isis fue una de las diosas más importantes y veneradas
del antiguo Egipto. Su autoridad divina se asociaba a la sabiduría, al cuidado
y a la protección tanto en la vida como en el más allá. Según el mito, resucitó
a su hermano y marido Osiris para concebir a su hijo Horus, el dios en el que
se encarnan todos los faraones.
Protección y defensa, 590-530 a.C., limolita, Egipto.
TARA salvadora tibetana.
Venerada como la madre de todos los budas, el culto a
Tara (la Salvadora) ha existido en el Tíbet desde hace al menos mil años. Es
venerada como la perfecta encarnación de la compasión y la sabiduría. Se cree
que la meditación de Tara guía a los devotos desde el samsara (el ciclo del
sufrimiento mundano) al nirvana (la iluminación). Está representada como una
belleza exquisita, vestida normalmente de seda y adornada con joyas, y atrae a
los devotos por su belleza interior y exterior.
Tara blanca, 1700-1900, bronce bañado en oro, Tíbet.
Austin Camilleri (Gozo, Malta, 1972), LEIVA,
2021-2022, aluminio fundido en frío, pintura blanca.
Esta joven adolescente, con los brazos cruzados,
pantalón corto y una mirada desafiante, fue instalada originalmente en una
hornacina de la antigua Corte de Justicia de Malta, donde en tiempos pasados se
exhibían vivos los criminales que merecían oprobio público. Su nombre, LEIVA
(conjunción de las palabras “sí” [le] y “no” [iva] en maltés), cuestiona la
culpabilidad o la inocencia de lo que ha supuesto históricamente el hecho de
nacer mujer. Presentada sin ningún tipo de plataforma escultórica, la joven mantiene
un diálogo con cada visitante y le propone desafiar las convenciones y los
juicios en torno a lo que significa ser mujer hoy.
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