jueves, 11 de enero de 2024

A orillas del Henares.

3.HISTORIA (I).

Esta zona es un museo que atesora en todos los pueblos emociones estéticas y creaciones humanas de todas las épocas. La creación cultural es universal, es una cualidad humana que está por encima de fronteras administrativas, a pesar de que las circunstancias históricas le afectan y la condicionan, de modo que corrientes culturales de carácter europeo adquieren diferentes tonos estéticos por regiones, países, autores, etc.

El poblamiento de la zona es muy antiguo, aunque debió ser escaso, así como los restos que han quedado. Del Paleolítico Medio es el abrigo de Tamajón y del Superior hay pinturas rupestres en las cercanías de Villacadima. Del Neolítico tardío queda cerámica en Mejorada del Campo y en Alcalá de Henares (La Esgaravita). En la edad del Bronce (2500-800 a.C.) había poblados preurbanos en alturas fáciles de defender como el cerro Ecce Homo en Alcalá de Henares o la muela de Alarilla. El vaso campaniforme aparece sobre la tradición de cerámicas lisas en poblados de fondos de cabaña en San Fernando de Henares y las espadas de Meco evidencian el pleno dominio de la tecnología del bronce a finales del II milenio. Enterramientos del Calcolítico y Bronce final se han encontrado en fondos de cabaña en San Fernando y otros fondos de cabaña se localizan en yacimientos de las terrazas bajas de los ríos. Yacimientos importantes son El Lomo (Cogolludo), La Muela (Alarilla). La Edad del Hierro (1000-500 a.C.) significa el tránsito a la Historia.

Los yacimientos son de tres tipos. El más antiguo se remonta al Hierro I, son de extensión pequeña -menos de una hectárea-, planificación simple y casi sin concepto defensivo, como La Dehesa en Alcalá de Henares. El segundo tipo, no anterior al siglo III a.C., es de mayor tamaño -no más de 20 hectáreas-, con clara estructura defensiva, como El Cerro de la Horca en Santorcaz. La tercera categoría es ya la ciudad, como Complutum en el cerro de San Juan del Viso. 

En torno al 500 a.C. estaban asentados en la zona pueblos vinculados al ámbito indoeuropeo. Al norte de Guadalajara estaban los celtíberos, con poblados importantes como Atienza y Sigüenza. Los carpetanos ocupaban parte del valle del Tajo, llegando los lusones hasta la Alcarria. De la Edad del Hierro hay yacimientos especialmente en las cercanías de Sigüenza. De gran importancia por su número son los castros celtibéricos, centro de una sociedad rural, con economía básicamente ganadera y con conocimiento de la metalurgia del hierro (armas). Son conocidos los de Santamera, Riosalido, Guijosa; también la necrópolis de Prados Redondos (Sigüenza), el poblado de Pico Buitre (Espinosa de Henares) o el cerro Ecce Homo (Alcalá de Henares). En el río Salado estaban los yacimientos del Hocino, del Castillejo, de Valdecastro, etc. 

Uno muy interesante por su antigüedad y por la singularidad de su construcción es el castro de Castilviejo de Guijosa, término de Sigüenza, en el río Henares. Su situación es la típica de los asentamientos celtibéricos, en un cerro alto (calizas triásicas, altitud 1090-1150) con acceso por una sola cara y el resto de los lados con la defensa natural de los cortados. Su función era vigilar las tierras agrícolas y de pastos ganaderos en esta zona de salida de la Meseta Sur en el entronque con el Sistema Ibérico. El recinto tiene forma de triángulo isósceles, con una superficie de unos 3.000 m2 en los que están los restos arrasados de casas de planta cuadrangular, con la parte trasera haciendo de muralla. Contaba con tres sistemas defensivos: muralla (90 m, estructura acodada, cinco tramos, puerta al N sin defensas, torre en el otro extremo), foso y chevaux de frise o campo frisio (piedras hincadas de manera irregular que impiden el paso), con un pasillo en el centro para el paso de caballerías y carros que, después deberían dirigirse al N, a la puerta. Están documentados tres momentos diferentes de ocupación: el primero corresponde al Bronce final, el segundo a la época celtibérica (s. IV a.C., construcción de las defensas), y el tercero hispanomusulmán (control de la calzada Mérida-Zaragoza).

Aníbal pasó el invierno del 220 a.C. en Cartagena. Venía de derrotar a los carpetanos y sus aliados junto al Tajo. El valle del Henares estaba incluido en la zona del Imperio Cartaginense. Se relacionaba con los celtíberos y, concretando, con dos de sus etnias, arévacos al norte y carpetanos al sur. El nivel de desarrollo queda marcado por ciudades-estado, como ocurre con Complutum desde el siglo III a.C., y quizá también con Segontia (producción de sal).


 Zonas de influencia de Cartago y Roma antes de la segunda guerra púnica.


A partir del año 206 a.C. los romanos tuvieron vía libre en la Península tras el final del dominio cartaginés, con la llegada de Neo Cornelio Escipión. En el 195 a.C. tuvo lugar la primera incursión de las tropas romanas, un ejército al mando del cónsul M. Poncio Catón que recorrió el territorio como despliegue de fuerza y en misión de reconocimiento para preparar la ocupación. La expedición llegó cerca de Segoncia, que era un almacén de víveres celtíbero, la asedió y al no poder conquistarla volvió al valle del Ebro, según narra Tito Livio.

En el 192 a.C. el pretor Quinto Fulvio Nobilior conquistó Toledo, capital de la Carpetania. Desde entonces estuvo en peligro toda la zona y en el 132 a.C., cuando cayó Numancia, todo el territorio quedó pacificado. La ciudad más importante fue Complutum, centro comercial, agrícola y de comunicaciones y con el estatus de ciudad estipendiaria desde el 132 a.C. La zona vivió las luchas internas romanas, con acciones como la de Sertorio, en el 77 a.C., contra Caraca, que parece corresponder a Taracena, muy cerca de Guadalajara.

La base demográfica parece la misma, lo que ha cambiado es la dominación política. Sigüenza, ciudad celtibérica importante, se integró en el ámbito romano, abandonó el enclave del cerro Villavieja y se estableció en el lugar actual, mejor situado para su papel como mansión de la vía a Caesaraugusta. La romanización significó latinización, como inscripciones a dioses indígenas (Epona, diosa celta de los caballos, la fertilidad y la naturaleza, comparable a Cibeles) escritas en latín. Segoncia pasó a ser Segontia. Al lado de la organización ciudadana, propia de la romanización, coexistía otra forma representada por las gentilitates, grupos de parentesco menores que las gentes, populi, etc., identificadas en términos antropológicos con los clanes, situados entre la familia individual y el clan, quizá identificado con las gentes. Las gentilitates podrían agrupar a tres-cuatro generaciones de descendientes del mismo antepasado, que daba nombre al grupo suprafamiliar. Esto confirma desde el punto de vista institucional el origen céltico o indoeuropeo de los carpetanos.

La agricultura siguió siendo la actividad principal, una agricultura extensiva (trigo, cebada, olivo) en la campiña del Henares. Los poblados estaban distantes, lo que indica estabilidad y la existencia de la gran propiedad, en donde las tierras se explotarían en régimen de arriendo puesto que el sistema esclavista desapareció prácticamente a finales del siglo I. La presencia de monedas de otros lugares atestigua la existencia del comercio. La Celtiberia fue famosa por sus trabajos en metal (bronce, hierro, cuenca del río Bornova, Navas de Jadraque) y una de las industrias más extendidas fue la cerámica, contando las ciudades medianas con sus propios talleres.

Por la reorganización administrativa de Augusto, la zona dependió del convento cesaraugustano. Pervivieron los núcleos primitivos con transformaciones, la villa como forma de poblamiento rural y las mansiones como puntos de descanso en la red de comunicaciones. Las ciudades más importantes fueron Segontia (arévacos), Caesada (Espinosa de Henares), Arriaca (Marchamalo) y Complutum (carpetanos). El Itinerario de Antonino explica que la red viaria de estas tierras en época romana tenía su eje principal en la calzada que unía Emerita Augusta y Caesaraugusta, el más importante camino en la Meseta, del que se conserva algún tramo como el cercano a Mandayona. La distancia entre mansiones era similar: Complutum-Arriaca, 30 millas; Arriaca-Caesada, 24 millas; Caesada-Segontia, 24 millas; Segontia-Arcóbriga (Monreal de Ariza), 23 millas. Existían otras vías secundarias que seguían los cursos fluviales.

Quedan escasos restos de manifestaciones artísticas de la época: esculturas como un busto de bronce de Minerva en Pelegrina, un Atlas pequeño en Alboreca; una estela en Alcolea del Pinar; mosaicos en Sigüenza y Matillas; pintura mural en Espinosa de Henares.

En el bajo Henares se asentó Complutum, con dos ubicaciones. Una, en época republicana, en lo alto del cerro de San Juan del Viso, al lado del poblado carpetano, que ya era ciudad ortogonal romanizada y que perduró hasta final del siglo I, aunque antes ya había empezado a fundarse la nueva ciudad; y otra cerca de la desembocadura del arroyo Camarmilla. El decrecimiento general de las ciudades no afectó a Complutum debido a ser un nudo importante. Como consecuencia del edicto de Diocleciano contra los cristianos en el año 304, fueron martirizados los niños Justo y Pastor en el 305, cuyo culto se extendió por Santiuste, Riba de Santiuste, Málaga del Fresno, Meco, Los Santos de la Humosa, etc. Los edificios públicos se fueron abandonando a fines del siglo IV, en época de Teodosio, aunque en esa fecha se reconstruyó la casa de Baco o, en el siglo V, la de Leda. En el año 414 se encontró el lugar del enterramiento de Justo y Pastor y se construyó una pequeña iglesia.


Desde Augusto, Complutum estaba totalmente romanizada en un nuevo emplazamiento, con urbanismo de trama ortogonal y un tamaño de cerca de 50 has. La ciudad contaba con Foro (espacios comerciales, zona administrativa -basílica-), zona religiosa, mercado, termas públicas. Se remodela a finales del s. III, dando más grandiosidad a los edificios administrativos. La tipología de las casas puede verse en varios ejemplos: Grifos, Baco, Cupidos y Leda. La adhesión a la cultura de la época se encuentra en la Casa de Hippolytus, un colegio de jóvenes del s. I. La personalidad indígena quedó en algunos aspectos como la romanización de cultos indígenas más antiguos, vinculados al agua y las fuerzas de la naturaleza (culto a Diana y las Ninfas, fuente junto a la Puerta Oeste) y en la artesanía comarcal, cerámica.

Desde el siglo IV fueron momentos de crisis urbana, aunque las villas, poblamiento rural, seguían pobladas. Hay restos en La Acequilla (Azuqueca de Henares), alrededor de Sigüenza (Palazuelos, Carabias, Alcuneza, Matillas, Mandayona), etc.

 

Parece que los alanos llegaron hasta Alcalá de Henares en el 409 y que en el 421 el visigodo Teodorico I conquistó la ciudad definitivamente. El poblamiento se mantuvo sobre las ciudades o mansiones romanas, y en sus cercanías había asentamientos militares como Daganzo cerca de Alcalá de Henares. Las ciudades eran estratégicas y de su importancia da idea el hecho de que existieran dos obispados, Segontia y Complutum, provincia eclesiástica Carthaginensis en el siglo VII. De las actas de los concilios se deducen los nombres de los obispos, que para la sede complutense representan el 50% los que son portadores de onomástica de origen germánico con respecto a los de origen latino, mientras que en la sede episcopal toledana ese porcentaje es del 24%. En este proceso de germanización de la jerarquía eclesiástica se observa que varios obispos de Complutum y Segontia son de origen germánico después del 589, III Concilio de Toledo, cuando los visigodos renunciaron al arrianismo. Un indicio de su importancia es que no en todos los lugares sucedió lo mismo.


Las ciudades están agonizando, como Complutum, cuya población se ha trasladado a la zona donde se construyó una pequeña iglesia sobre el enterramiento de los Santos Niños, proceso que se potenció tras el año 589 al resurgir los cultos católicos, puesto que la gran mayoría de la población seguía siendo de origen hispano-romano. La zona siguió siendo importante como vía de comunicación y por su valor agrícola.


 

De época visigoda hay pocos restos. Destacan las necrópolis y hallazgos funerarios abundantes en las provincias de la Meseta Norte, especialmente Segovia, desde donde establecieron cabezas de puente en el valle del Tajo. Se produce una concentración de lugares de asentamiento en torno a Alcalá de Henares, debido a la red viaria en torno a Complutum, en cuyos alrededores se sitúan varios cementerios. Estas áreas siguen dos direcciones, Alcalá de Henares-Daganzo y Alcalá de Henares-Azuqueca de Henares. Una de ellas estaba parcialmente sobre la villa romana de El Val y su utilización fue más tardía, ss. VI-VII. Otra se sitúa en la calle Victoria, en pleno casco urbano y debió hacer otra área cementerial en torno a la actual Plaza de los Santos Niños. También se han localizado varias de esa época en Daganzo de Arriba. En los alrededores de Segontia, como Horna, Palazuelos, Alcolea de las Peñas, etc. El uso de las necrópolis se inició en el siglo V y se abandonó a finales del siglo VI.

 

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