El palacio de Liria
El palacio de Liria, residencia oficial de la Casa de Alba en Madrid, es un gran palacio urbano situado en la calle de la Princesa. Se construyó en el siglo XVIII por los arquitectos Louis Guilbert y Ventura Rodríguez. Sus promotores fueron los duques de Berwick, de origen británico. El primer duque recibió de Felipe de Borbón, tras la batalla de Almansa en 1707, el ducado de Liria, y erigió su residencia cerca del Cuartel del Conde-Duque. La construcción se retrasó y fue el III duque de Liria quien lo terminó, inspirándose en las residencias urbanas francesas, en 1785.En 1802, al fallecer sin hijos María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII duquesa de Alba de Tormes y musa de Goya, se unieron las casas de Alba y Berwick (Liria) bajo Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, XIV duque de Alba de Tormes y VII duque de Berwick. Apenas iniciada la guerra civil española, un gran incendio destruyó el palacio, quedando en pie las fachadas. Afortunadamente, las obras artísticas habían sido retiradas al Museo del Prado, Banco de España y la embajada británica, aunque se perdieron libros y dibujos. Se reconstruyó en el periodo 1948-56, por el arquitecto Manuel Cabanyes, creando nuevos salones. Es el mejor edificio civil del siglo XVIII que subsiste en el centro de Madrid, sólo superado por el Palacio Real. El ejemplo típico del naciente neoclasicismo: simetría rigurosa, pilastras y columnas de tradición clásica. Tiene forma de rectángulo muy alargado, con 3500 m2 distribuidos en 200 habitaciones, de las que 26 son salones. La fachada se divide en tres franjas horizontales, de piedra almohadillada la baja; la planta noble incluye dos pisos, uno con balcones y otro superior con ventanas; el remate es una tercera franja de ventanas en forma de friso. Se divide en cinco cuerpos, tetrástilo (cuatro columnas) el central, que recuerda a la fachada sur del Palacio Real de La Granja. En la parte superior se corona con una espadaña. La actual riqueza artística se forjó en los siglos XIX y XX. En momentos de crisis económica se vendieron obras de arte, algunas recompradas después. También aportó obras la exemperatriz de Francia Eugenia de Montijo (fallecida en 1920 en el palacio). De entre los tesoros artísticos que alberga el palacio destacan los retratos ducales (del siglo XV a Zuloaga, el Gran duque de Alba -atribuido a Tiziano y ahora a Antonio Moro-, La duquesa Cayetana de Toya, Cayetana Fitz-James Stuart de Zuloaga), pintura italiana (de Perugino y Tiziano a Guardi), pintura flamenca y holandesa (Rembrandt, Rubens, etc.), pintura española (El Greco, Ribera, Murillo), Ingres, Mengs, siglos XIX y XX (Corot, Renoir, Picasso), esculturas, grabados y documentos, tapices, objetos decorativos.
La visita se realiza siguiendo este orden:
III duque de Berwick, Jacobo Fitz-James Stuart Louis-Michel Van Loo, s.XVIII
Carlos V y la emperatriz Isabel, Peter Paul Rubens, 1628
La obra representa a Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico y su esposa Isabel de Portugal,
de medio cuerpo, sentados ante un paisaje.
Este doble retrato es una copia del original de Tiziano, en paradero desconocido, y fue realizada por Rubens durante su segunda estancia en Madrid, entre 1628 y 1629. Fue adquirido por Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba de Tormes, en Londres el 18 de noviembre de 1935 a Mr. Frank Sabin. Desde entonces se conserva en el Palacio de Liria de Madrid.
III Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo. Tiziano Vecellio, c.1570
Infanta Margarita, Diego de Velázquez, 1653
Uno de los retratos de la infanta (Las meninas). Este cuadro la representa con tres años. Hija de Felipe IV y su segunda esposa Marina de Austria, se casó con el Emperador Leopoldo y murió a los 21 años después de haber tenido 6 hijos.
Rosario Falcó, Condesa de Siruela, Raimundo Madrazo
Última cena, Tiziano y taller, c.1550-15
Tiziano tuvo en Felipe II a su mejor cliente, realizando en sus últimos años numerosas obras para el monarca español, tanto de carácter profano -las famosas poesías- como sagrado. Entre estas últimas, de la que más documentación poseemos es la Ultima Cena que en 1574 fue trasladada a El Escorial, para ser instalada en el refectorio del monasterio. En esta ocasión será cortada por los cuatro lados, especialmente en la zona superior lo que resta majestuosidad a la arquitectura del fondo. Tiziano sigue a Leonardo en la organización compositiva, disponiendo a Cristo en el centro de una larga mesa y ubicando a los apóstoles en diferentes grupos alrededor del Salvador. En primer plano observamos una serie de cacharros de cobre con los que se acentúa la perspectiva y al fondo se abre un paisaje crepuscular muy del gusto del maestro de Cadore. Algunos especialistas consideran que trabajaron en el lienzo sus ayudantes, siendo de la mano de Tiziano la zona derecha, donde se puede reconocer a Pedro y Judás, representados ambos en un impactante "contrapposto". Una reciente restauración ha permitido eliminar los repintes que permiten confirmar la participación del maestro en buena parte del lienzo, reconociéndose en el rostro de San Pedro un autorretrato del pintor, en sintonía con el que guarda el Prado.Las luces empleadas crean contrastes efectistas muy habituales en la década de 1560, consiguiendo así crear un mayor dramatismo en las escenas. Los colores en este trabajo son bastante más variados, utilizando como base los rojos, azules, blancos y pardos. El resultado es una obra de gran impacto visual con la que Felipe II quedó altamente satisfecho. (Arteguías)
Duquesa de Alba, Francisco de Goya, 1795
Goya retrató a la duquesa en
varias ocasiones, ya que los Duques de Alba fueron sus mecenas. En el Palacio
de Liria se conservan dos de sus cuadros. Éste en el que vemos a la Duquesa
vestida de blanco, y otro en el que se retrata a la Marquesa de Lazán, en 1804,
y está considerado como uno de los retratos femeninos más hermosos del pintor.
En este
icónico retrato de María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo,
XIII duquesa de Alba, la duquesa tiene treinta y tres años, y va ataviada con
un elegante vestido blanco de talle alto en el que destaca la cinta roja atada
a la cintura. El blanco y rojo aluden a los colores de la Casa de Alba, cuyo
escudo de armas se rodeaba en el siglo XVIII de un manto de púrpura forrado de
armiño, aunque también podrían derivar de la moda usada en Francia como
protesta por la sangre vertida durante el terror revolucionario.
En el cuadro
llama la atención la maestría con que se ha pintado la tela del vestido y la
larga melena rizada oscura hasta la cintura, reflejo de la personalidad de la
XIII Duquesa. En el brazalete de su brazo izquierdo pueden leerse las iniciales
de sus ilustres apellidos, la S de Silva y la T de Álvarez de Toledo, de su
marido. La mano derecha está extendida hacia el suelo señalando la inscripción
con la firma del autor “A la Duquesa / de Alba Frco. De / Goya 1795”. A su lado
un perro blanco de lanas fue incorporado más tarde. Su pata trasera se adorna
con un pequeño lazo rojo a juego con el de la duquesa.
https://www.palaciodeliria.com/post/goya-y-la-duquesa-de-alba
Emperatriz Eugenia, Franz Xaver Winterhalter, 1862
XII duque de Alba, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo. Antonio Rafael Mengs, c.1775
El Duque viste uniforme de teniente General y ostenta la banda y placa de Saint-Sprit, la venera de Santiago y el toisón.
XV Duquesa de Alba, Francisca de Sales Palafox y
Portocarrero. Franz Xaver Winterhalter, c.1853
El festín de
Baltasar, ilustración de la Biblia de Alba.
Jarrón de porcelana de Sevres, siglo XIX
Mesa escritorio estilo imperio siglo XIX
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