El Roto. Museo del Prado.
Andrés Rábago, “El Roto”, titula “No se puede mirar” a la colección de dibujos realizada
específicamente para ser mostrada en este Museo, donde coincide con la
exposición de dibujos de Goya “Sólo la
voluntad me sobra”. Ambos comparten una punzante visión crítica sobre la inalterable
estupidez humana y la decadencia moral de nuestra sociedad y el título que
propone es también el de un dibujo del artista aragonés, perteneciente al
Cuaderno C.
El Roto persigue, a través de sus viñetas diarias, lo
mismo que Goya, mostrarnos el lado oscuro y real de la existencia, hacernos
pensar, participarnos sus críticas al comportamiento humano, conjugando lo
esencial de la imagen de austero trazo con un breve pero expresivo texto. La
búsqueda de diálogos entre los artistas del pasado y el presente parece algo
recurrente en el ámbito de los museos, y lo fructífero de este planteamiento
queda puesto de manifiesto también en esta ocasión.
El Roto firma en este libro, editado por Reservoir
Books, un sentido homenaje a Goya, magistral observador del alma humana. Esta
mirada personalísima ahonda en el espíritu negro del pintor español para
ofrecernos un profundo examen sobre la persistencia de la necedad terrenal.
Convergen aquí las miradas intemporales de dos artistas entregados a hacer
partícipe a la sociedad de sus críticas al comportamiento humano.
Este singular libro en la trayectoria de El Roto reúne
las ilustraciones realizadas específicamente para la exposición “No se puede
mirar”, y suma otros quince dibujos escogidos por el autor para esta edición. A
modo de catálogo, este libro se propone cartografiar el alma de un artista
universal a la vez que fotografía el abismo que habita en cada ser humano.
¿Qué es lo que no se puede mirar? La violencia brutal
expresada en las imágenes la que nos obliga a desviar la mirada, pues hiere
nuestra sensibilidad; preferimos no ver lo que no es agradable. Pero la frase
también se refiere al que no permite que su inhumana acción sea accesible a las
miradas escrutadoras de aquellos que pueden y deben denunciarlo.
Goya y El Roto juegan con las palabras: dibujos
complementados por títulos, frases. En ambos el mensaje es siempre inequívoco.
Obras concebidas para hacernos pensar, para interrogarnos sobre todo aquello
que hace que la vida de las personas no sea todo lo feliz que podría. Nos
muestran el lado oscuro y real de la existencia.
El Roto se reconoce en las ideas de Goya. El pensamiento
de ambos es de una extremada coherencia. Combinación de humor, la mayoría de
las veces negro, y de intenso dramatismo, de modo que nada nos deja
indiferentes. A una primera sonrisa le sigue una sensación de malestar que
necesariamente provoca un apóstrofe, similar a los muchos de los que figuran
junto a sus dibujos, como sucede con Goya.
Temas íntimamente ligados al comportamiento y condición
del ser humano, sobre todo a sus miserias, que critican sin conmiseración. Control
ideológico que los poderosos ejercen sobre el pueblo, el borreguismo de las
multitudes, la ignorancia como raíz de todos los males, la violencia
consustancial al hombre en sus diferentes formas y el sometimiento en las
relaciones de pareja. En esencia el miedo, el dolor y el sufrimiento.
La hoja que da título a la exposición de El Roto, “No se
puede mirar”, perteneciente al Cuaderno C, forma parte de un conjunto de más de
cien dibujos elaborados por Goya hacia 1808-14, y constituye una de las más
intensas reflexiones sobre la condición humana: sus miserias, violencias y
temores. El dibujo lleva inscrito de su propia mano un título que Goya utilizó
también en el Desastre 26, donde un grupo de civiles –niños, mujeres y hombres–
esperan dramáticamente el momento de su muerte bajo las balas de los fusiles.
En ese mismo cuaderno, un hombre mayor es izado con poleas para su tormento,
como un mártir, pero, en este caso, de la Inquisición.
Goya, y también El Roto, juega con las palabras; los
dibujos y estampas de uno y otro se complementan con títulos, frases,
comentarios, textos, en suma, que refuerzan sus ideas. Y lo hacen, para ser
coherentes con lo somero de sus imágenes, de modo austero, solo con lo
esencial. Sus obras están concebidas para hacer pensar, para interrogar sobre
todo aquello que hace que la vida de las personas no sea todo lo feliz que podría
ser.
Al mirar estos dibujos de El Roto se pueden reconocer
obras de Goya de épocas muy diversas, prueba de que el pensamiento de ambos es
de una extremada coherencia; también se detectará la variada condición de esas
fuentes, pues hay pinturas, dibujos y estampas, como no podría ser de otro modo
tratándose de un artista tan versátil. Como es característico en las viñetas de
El Roto, hay una combinación de humor, la mayoría de las veces negro, con un
intenso dramatismo.
En ambos creadores se encuentran temas íntimamente
ligados al comportamiento y la condición del ser humano, sobre todo a sus
miserias, al que critican. En esencia: el miedo, el dolor y el sufrimiento.
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