“Ven y ríe”: II Matinée Cultural.
Al término de la I Matinée de la Asociación Cultural “Ven
y ríe”, celebrada en 2018, decíamos que esperábamos con impaciencia la llegada
de la segunda. La paciente espera, que se nos ha hecho muy larga, se ha visto por
fin recompensada y aquí está la continuación de aquel día memorable. En una
importante jornada, en la que el país busca la estabilidad a través de unas
elecciones de resultado ambiguo y en el que el otoño da altura artística al paisaje
resaltando sus lujosos colores, nos disponemos a pasar otra magnífica mañana
gracias al empuje y motivación de Cristina Vera, tan animosa, y a la impecable
dirección de Víctor Márquez, tan competente. La presentación está a cargo de
Trinidad Caldera y Paula Luz Montalvo, tan simpáticas.
Comienza la Matinée por la parte musical, con la actuación
de la soprano lírica María Escribano, cuya voz llena el inmenso auditorio, acompañada
por virtuosos como Carla Marrero al violín y al piano por Diego Delgado, que
interpretan Nella Fantasía de Ennio Morricone. La acariciante voz de María
sigue resonando en los altos ámbitos de la sala mientras los tramoyistas
colocan el mobiliario de la primera obra.
El cuerpo central de la Matinée son dos obritas de
teatro, dos sainetes, de argumentos muy sencillos, sin embrollados
pensamientos, pero con diálogos chispeantes y situaciones sorprendentes y
divertidas. La primera es “Tía Herminia”,
tercera parte de seis de “Actúa como puedas”,
de ATUMA y dirección de José Miguel Rodríguez, en la que actúan seis
personajes, tía Herminia, un sicario y cuatro sobrinos, dos hombres y dos
mujeres, representados por Cecilia Santamaría, Luis Miguel Maroto, Javier Vega,
Rosa Segura, Azucena Pérez, Bernardo Hernández y Mariano Martínez. Se trata de
una situación complicada, puesto que los sobrinos contratan a un sicario para
asesinar a la tía y quedarse con la herencia, pero no es tan fácil. El
escenario es una habitación, con sencillez de decorado y mobiliario, pero con
algo más de dinamismo y movimiento.
En este día, acompaña a la asociación “Ven y ríe” otro
grupo; se trata de la Asociación Cultural y Solidaria “Alma Libre”, dedicada a
la música más que al teatro. Mientras sus integrantes van apareciendo en el
escenario se procede, con una eficiente agilidad, al sorteo de una camiseta del
Real Madrid de baloncesto antes de que, ensanchando su sonrisa, interpreten
cinco canciones –una de regalo-, terminando con unas soberbias “Cocidito
madrileño” y “Resistiré”.
La sonrisa de “Alma Libre” flota todavía en el espacio
cuando las familiares presentadoras, con las miradas puestas sobre ellas, dan
paso seguidamente a la segunda obra de teatro, “Novios por Internet”, de José Cedena, en la que cuatro personajes,
dos hombres (Víctor Márquez y Javier Vega), uno en avanzada soltería, con el
andar desmadejado y que no parece apremiado por la pasión, y otro que conoce
bien la topografía del barrio, y dos mujeres (María Escribano y Mari Cruz
Maroto), una con melindres, remilgos o acercamientos diplomáticos, y otra más
emotiva que reflexiva, nos ilustran sobre las mentiras por Internet en
contraste con la realidad que se observa, en medio de un escenario muy sencillo
tanto en decorado como en mobiliario, un banco en un parque. La obra, dado el
poco movimiento, se basa en el gracioso guión.
Esta obra da idea de que, como advirtió Marshall Mcluhan,
el visionario de la “aldea global” de la comunicación y profeta de la
información de masas, vivimos en una patio de vecindad a escala mundial. La
información lo anega todo y robustece las expresiones culturales. Es imposible
poner puertas al campo. Pero entre tantas rosas, hay espinas. La manera de
percibir la realidad está en relación directa con la estructura y la forma de
informar. La forma en que adquirimos la información nos afecta más que la
información en sí misma: “el medio es el
mensaje”.
Los espectadores, atrapados en la alegría, se preguntan
en algún momento si esto es cierto o si está coloreado por la imaginación. Se
mantienen suspendidos entre la soledad de cada uno y el silencio, en un estado
de combustión sostenida mientras duran los parlamentos, y se van exaltando
hasta terminar en fuertes arrebatos épicos del conjunto. Algunos momentos, de
abstracción contemplativa, llevan a quedar suspenso y flotante el ánimo en no
sé qué vagas perplejidades, pero una jovialidad y una hilaridad expansivas
llevan a los espacios de las grandes emociones y a las excelsitudes del
pensamiento.
Estas personas de las dos asociaciones no son de las que
se ponen en marcha para no llegar a ninguna parte, no tienen un vivir blanco,
sin antes ni después. Roban minutos al reloj y su cronograma les permite tiempo
libre para alimentar su espíritu, quizá debilitado en algún momento. En su vida
hay un largo túnel, pero comprenden muy bien una realidad que a veces se escapa
de nuestros ojos desenfocados, saben unir los fragmentos hasta que integran un
relato completo. Es el empeño, la vida. El brillo de su corazón, que no se va
apagando, y su esperanza, relampaguean como el oro, y este tumulto de gente
despareja queda, gracias a la gran labor del director, misteriosamente
integrada en un conjunto armónico que tiene pleno sentido. Estas personas, algunas
en el otoño de su vida, virtuosos en el arte de la vida, nos enseñan a amar el
teatro.
“La mayoría de las
personas viven en una época anterior, pero uno debe vivir en su propio tiempo”
(Marshall McLuhan). Todas estas personas no se han quedado ancladas en el pasado,
en sus propias limitaciones, sino que están plenamente integradas en el
presente. El broche de oro final llega con la interpretación conjunta de “Color
esperanza”, cuya letra resume el sentir general: “Quitarse los miedos, sacarlos afuera. / Pintarse la cara color
esperanza. / Tentar al futuro con el corazón…”. Al terminar esta II
Matinée, y a la espera de la anunciada Tercera, acabamos de poner un pie en el
borde del futuro.
Soy la madre de Víctor Márquez. Quería agradecerle al Escritor José Luis por ese gran apoyo a la Asociación Ven y Ríe y su reconocimiento al trabajo realizado por mi hijo. Me gustaría conocerlo personalmente. Que Dios lo Bendiga.
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