Lerma. Las Edades del Hombre, 2019.
Las Edades del Hombre, 2019, vigésimo cuarta edición, se
exponen en Lerma, localidad burgalesa a orillas del Arlanza. Con este arte
sacro abierto a todas las creencias, el arte y la espiritualidad quieren
trascender las convicciones religiosas. Es una buena ocasión para disfrutar del
inmenso patrimonio sacro de Castilla y León y para homenajear a los campesinos
que lo hicieron posible con sus diezmos.
Esta edición gira en torno a la figura de los ángeles,
siempre presentes en las artes plásticas, aunque sea como personajes
secundarios. El concepto de ángel es exclusivo de religiones monoteístas, pero
seres semejantes hay también en otras. Tienen aspecto y conductas humanas y
forman parte de nuestro acervo cultural.
Significa “mensajero”,
pero la palabra ha ido evolucionando hacia acepciones que denotan inocencia,
candor o bondad, hacia la descripción de rasgos bellos o dulces, como los que
traza el artista Eduardo Palacios en el cartel anunciador, que “transmite una imagen real y cercana de un
ser que bien pudiera formar parte de nuestras vidas”.
Hay más de trescientos ángeles representados en pinturas,
tapices o esculturas, en las 90 obras expuestas, 15 de las cuales son de
artistas contemporáneos. La mayoría son ángeles buenos, pero también hay
algunos malos. La exposición se estructura en cinco capítulos y en tres sedes
expositivas, la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, la iglesia de San Pedro
y el Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor.
El recorrido se inicia en la Ermita de la Piedad, antigua
iglesia de San Juan Bautista, que fue la parroquia de la villa hasta que esa
función pasó a San Pedro. Su origen puede estar en el siglo IX y es el único
edificio de Lerma anterior a la remodelación urbanística del Duque, junto con
el arco de la cárcel. Tiene tres naves, la central cubierta con sencillo
artesonado del siglo XV en los pies y con armadura mudéjar en la cabecera. Como
piezas artísticas destacan una imagen gótica del crucificado, del siglo XIV, y
un sencillo púlpito de hierro del siglo XVI. Desde el año 2009 se utiliza como
espacio escénico para actividades culturales. Aquí se proyecta un video que
sirve de introducción a la exposición.
La siguiente estación es la iglesia de San Pedro,
1613-1617, que el poder del duque de Lerma hizo que fuera consagrada como
colegiata en 1617, teniendo un estatus diferente. Es barroca con influencia
herreriana, obra de Fray Alberto de la Madre de Dios. La fachada destaca por la
monumentalidad de la portada principal, con dos columnas dóricas sujetando un
entablamento decorado con los escudos ducales. En el centro, una hornacina con
frontón semicircular y la imagen de San Pedro. En este exterior, sencillo,
también destaca la hermosa torre campanario construida en el mismo estilo que
las del palacio ducal.
El interior presenta una planta de tres naves con girola,
trascoro y sin crucero. El retablo mayor, barroco, tiene abundante decoración
dorada y columnas salomónicas, siendo las tallas de Juan de Ávila, y trazadas
por Juan Gómez de Mora la cajonería de la sacristía y la sillería del coro,
cuya amplitud da idea de la cantidad de personas que estaban al servicio de la
Colegiata. La pila bautismal, uno de los elementos más antiguos, es de
principios del siglo XIII y su estilo románico refleja el Árbol de la Vida
recogido en la Biblia. Hay una gran solemnidad en la estatua orante, en bronce,
de Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, Arzobispo de Sevilla y tío del duque de
Lerma, que fue trasladada desde Sevilla. Fue comenzada por Pompeo Leoni y
acabada por Juan de Arfe, en la línea de las esculturas regias de El Escorial.
También son importantes dos magníficos órganos de 1616, de sonido espectacular,
referencia de la música barroca, y la mesa taraceada, paños y ornamentos regalo
del Duque, en la sacristía.
En esta iglesia se desarrollan los cuatro primeros
capítulos de la exposición.
I. Los ángeles como servidores, como ángeles buenos que
velan por los hombres. Se centra en el Antiguo Testamento. Destaca un tapiz.
II. Los ángeles vinculados a la vida terrena de Cristo según
los relatos evangélicos. Varias obras de influencia flamenca que hablan de la
anunciación y el Nacimiento. Pila bautismal.
III. Los ángeles en la vida de la iglesia y de los fieles,
en la existencia humana. Ángel de la Guarda de la congregación de las Dominicas
de Lerma.
IV. Los ángeles que eligieron libremente rechazar a Dios
y que se saben condenados. Obra de Salvador
Carmona que representa a un ángel, entre el Cielo y la Tierra, venciendo al
demonio.
Por último, la exposición concluye en el Monasterio de la
Ascensión de Nuestro Señor, fundado por doña Mariana de Padilla y su esposo, el
duque de Cea, hijo del duque de Lerma, en 1604 para las hermanas Clarisas, por
lo que también se llama Convento de Santa Clara. La sobriedad exterior esconde
una iglesia de planta de cruz latina, con una nave y crucero. Cobija cuadros de
Bartolomé Carducho, del siglo XVII, y un magnífico cristo yacente de Gregorio
Fernández. En 1610 se bautizó a la infanta Margarita Francisca, hija del Rey
Felipe III.
Aquí puede admirarse el quinto y último capítulo de la
exposición.
V. La Jerusalén celeste como mensaje de despedida.
Para conocer la comarca, la Fundación Las Edades del
Hombre propone dos rutas:
Ruta 1. Arte y Silencio.
Santo Domingo de Silos, San Pedro de Arlanza,
Covarrubias, Lerma, Villamayor de los Montes.
Ruta 2. Campo de Catedrales.
Lerma, Villahoz, Mahamud, Santa María del Campo,
Pampliega.
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