viernes, 19 de mayo de 2017

Piedad y terror en Picasso.
El camino a Guernica.




Es sabido que cuando, a principios de 1937, Picasso recibió el encargo de pintar un cuadro para el Pabellón Español en París, contestó a los delegados de la República que no estaba seguro de poder ofrecerles lo que querían. Era un difícil reto. El mundo de su arte anterior había sido íntimo y personal, no público ni político, aunque se había acercado a la pesadilla o a la monstruosidad; pero lo que acabó pintando explicitaba las nuevas realidades bélicas, y la escena de sufrimiento ha perdurado como emblema de la condición moderna convirtiéndose en la escena trágica de nuestra cultura.

El gran mural es el eje de esta exposición que conmemora el 80 aniversario de su presentación y que se centra en los años posteriores a 1925, en las raíces previas del pintor, con escenas de acción humana frenética que, en ocasiones, caen en la violencia. Picasso aseguró que el sillón de sus cuadros de desnudos era la muerte a la espera de la belleza y, en referencia a la tristeza que ronda sus retratos de Dora Maar, que “La mujer es una máquina de sufrir”. Es en 1925 cuando Picasso de despide de la visión cubista del cuarto con una serie de naturalezas muertas para pasar al periodo iniciado con Les trois danseuses, en el que el terror y la desfiguración dominarán su producción y el cuarto se poblará de monstruos y fantasmas.

Hacia 1930, según los críticos, estas criaturas escapan del cuarto y se muestran en un espacio abierto, incluso público, transformándose en monumentos a la monstruosidad como algo no únicamente negativo, sino como aceptación de la imperfección humana. La muestra pretende que, sin esta obsesión por extrañas situaciones, no habría existido Guernica, que esa etapa fue el camino a Guernica. No obstante, la fascinación por el tema en los años 20 finales ha mutado a un tratamiento épico más humano donde se impone la compasión.

Picasso comenzó a trabajar en los bocetos del Guernica el 1 de mayo de 1937 y Dora Maar acudió a su taller, en la Rue des Grands-Augustins, para registrar fotográficamente todo el proceso creativo puesto que varias personas del entorno del pintor intuyeron la importancia de la obra. En la fase inicial aparecen ya las figuras principales –la madre con el niño muerto, el toro, el caballo, el guerrero derribado, el personaje que sostiene una luz, la figura con los brazos alzados- pero, progresivamente, el pintor fue corrigiendo las posturas de los personajes y eliminando algunos elementos para dar mayor claridad a la composición, para, al final, ir rellenando los planos y, a costa de perder el sentido narrativo inicial, ganar peso simbólico.

Guernica representa un mundo interior que se desploma -el espacio protector del cuarto salta hecho pedazos por una bomba- y que se ha convertido en paradigma de la muerte y la violencia, en la fragilidad de la vida, en una obra portadora de un significado atemporal y universal que denuncia la destrucción implacable y criminal de la guerra.

La exposición comienza con el ofrecimiento a Picasso de que pinte para el Pabellón Español de París –maqueta- y muestra videos, un poema de Eluard, xilografías y pruebas, cartas, documentos, etc. A continuación, para relatar el camino a Guernica, retrocede a la época en la que El Mundo es un cuarto (cubismo, Mandolina y guitarra-1924, Instruments de musique sur une table-1924), para seguir por Belleza y terror (Les trois danseuses-1925, punto de inflexión, Tête de femme-1929-30, escultura), Caras y Fantasmas (rostros malévolos, Femme dans un fauteuil-1929) y Monstruos y monumentos (Figures au bord de la mer-1931, La femme au jardín-1930-32, La nageuse-1934). En estas obras se han reunido las más imponentes visiones del horror de la época que llega hasta el sombrío año hitleriano de 1934.

Siguen las salas dedicadas al propio Guernica: ¿Qué sucede con la tragedia? (Brutalidad-1934, La Meustre-1934), Madre con niño muerto (Postscripto de Guernica-1937, periódicos, noticias del bombardeo), Mater dolorosa (La mujer en primer plano-1937, Cabeza de mujer llorando con pañuelo-1937, postscripto de Guernica) y Las cosas se desmoronan (Guernica-1937, unión de dos temas: el cuarto y los terrores).

Las salas siguientes se dedican a la persistencia de Guernica en la producción siguiente de Picasso. Medianoche en el siglo (bombardeos-1940, foto b/n del bombardeo, Femme se coiffant-1940, angustia mientras las tropas de Hitler se acercan a París), Máquinas de sufrimiento (mujeres llorando, retratos trágicos y angustiosos de Dora Maar, Femme au chapeau assise dans un fauteuil-1941-42, Dora Maar), Memento mori (Nature norte au crâne de boeuf-1942, la muerte persiste en su obra pero no lo consideró, no hizo testamento).




Como contrapunto histórico a la exposición, aunque forma parte de ella, se exhiben algunos aspectos del proyecto de investigación Fondo Documental Guernica, referido al período 1937-1949, que trata de reunir la documentación y referencias sobre la emblemática obra: fotografías, documentos gráficos, correspondencia, exposiciones en las que ha participado, uso propagandístico, etc. Todo esto demuestra el modo en que el cuadro aúna sus valores artístico y político.


Después de París, el cuadro vivió varios exilios. En Oslo, Copenhague y Estocolmo en 1938; en Inglaterra en 1938-39 y en EE.UU, 1939-40. En esta sala, un video y una película revelan los detalles de la famosa obra y un cuadro explicativo da idea del intento de esclarecer su simbolismo, de formular una única lectura. Otros vídeos, revistas, libros, carteles, etc., ilustran la vida del Guernica hasta su vuelta a España. 

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