BEATO. El misterio de los siete sellos.
La Sala de las Musas es el santuario del Museo de la
Biblioteca Nacional. Aquí se muestra una selección de piezas originales, obras
únicas, tesoros conservados a través del tiempo, que se custodian en sus
depósitos. El origen del nombre se remonta al siglo III a.C. cuando se
construyó en Alejandría el Museion, santuario consagrado a las Musas -diosas de
la memoria, las artes y las ciencias, inspiradoras de artistas y poetas- y
dedicado al estudio, la enseñanza y la investigación. El Museion albergaba la
famosa biblioteca, conocida en todo el mundo antiguo por su grandeza y
excepcionalidad, que se mantuvo en pie hasta el incendio del año 48 a.C.
Desaparecido el Museion, la palabra fue rescatada en el
Renacimiento por Lorenzo de Medici, que denominó Museum a su colección de arte
y códices. Desde entonces se mantuvo ligada a las colecciones privadas de reyes
y mecenas, hasta que tras la Revolución francesa los museos pasaron a ser
nacionales.
Fue en la isla de Patmos donde el apóstol Juan tuvo una
visión de la que nació el texto del Apocalipsis. Beato de Liébana fue
presbítero (posiblemente abad) del Monasterio de San Martín de Turieno
(después, Santo Toribio) en la Cantabria del siglo VIII. Tuvo relación con la
protomonarquía astur. Teólogo, fue famoso en su época por su enfrentamiento a
la herejía adopcionista mantenida por el arzobispo primado Elipando de Toledo,
que sostenía que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios. En el 786 escribió unos
Comentarios al Apocalipsis de San Juan, cuyas copias se conocen con el nombre
genérico de beatos. Es la obra más famosa de Beato de Liébana, aunque no la
única, pues fue autor de otras como Adversus Elipandum o Apologético o Dei
Verbum.
Su popularidad se acrecentó durante el siglo X,
coincidiendo con la más lamentable situación de los cristianos, como
consecuencia de la grandeza del Califato cordobés. Los Comentarios circularon
como anónimos, ya que ninguno de los manuscritos conservados afirma la autoría
de Beato. Se presentan como una mera compilación y extracto de otros autores,
como San Isidoro de Sevilla, Apringio y Tyconio.
De estilo mozárabe con influencias carolingias, lo beatos
constituyen la primera gran manifestación artística de la pintura española. Su
contenido estudia las misteriosas revelaciones del evangelista San Juan a la
luz de los escritos de autores cristianos como San Ambrosio, San Jerónimo, San
Fulgencio, San Gregorio, Ticonio e Ireneo. Lo más llamativo de los beatos son
sus maravillosas ilustraciones cuya fuerza expresiva tuvo gran influencia en
todo el arte medieval.
El beato más espléndido, el de Fernando I y doña Sancha, datado
en el siglo XI, forma parte de los fondos de la Biblioteca Nacional, es uno de
los dos que posee, y ha sido incluido por la UNESCO en el Registro de la
Memoria del Mundo. También se le conoce como Beato de Facundo, en atención al
autor de sus ilustraciones o miniaturas.
Esta exposición surge de un proyecto docente llevado a
cabo por los alumnos de la especialidad de diseño gráfico de la Escuela
Superior de Diseño de Madrid en colaboración con la B.N. Los alumnos de 2º
curso, como nuevos beatos y copistas del s. XXI, retoman su imaginario,
intentando descifrar los mensajes contenidos en el Beato a través de un
minucioso estudio de sus imágenes y textos, y construyen nuevos mensajes y
miradas que intentan reconstruir la memoria, miedos, utopías, imágenes,
lugares, vacíos y relatos de nuestro contemporáneo apocalipsis por medio de
herramientas gráficas contemporáneas. Los siete sellos serán revelados a través
de fotolibros, videojuegos, carteles, estampas y proyectos gráficos en diversos
soportes.
Mapa. El mundo, creado como un mapa, se convierte en un
libro abierto para ser recorrido, donde cada movimiento o cada señal se
transforma en un signo; y en el centro, el hombre. La creencia en una tierra
plana, rodeada de océanos con forma de ríos, invita a un recorrido por ese
mundo imaginario para adentrarnos en su oculto interior.
Imagen. El color, la composición y el simbolismo místico
de las ilustraciones del Beato de Facundo son enfocados hacia un trabajo de
simplificación y contemporaneidad. A través de fragmentos de algunas
ilustraciones, se confirma que en el pequeño detalle hay un mundo de
sugerencias que desvelan nuevos conceptos.
Utopía. El anhelo contemporáneo de un futuro imaginado,
pero donde los sueños pueden convertirse en pesadillas al igual que las
promesas y castigos narrados en el relato del Apocalipsis.
Memoria. La memoria siempre infiel y subjetiva. Nuestro
imaginario interior transforma los datos en narraciones y relatos, donde la
identidad de un pueblo o una nación a veces queda tan solo supeditada a
aquellos lugares donde textos e imágenes son compartidos.
Escritura. La escritura, entendida como un laberinto de
signos opacos y misteriosos, se enfrenta a esta nueva forma de nombrar a través
de la imagen fotográfica, donde la realidad queda escrita como una nueva
iluminación para un beato contemporáneo.
Miedo. El miedo a un futuro incierto en un mundo actual
donde todo es posible y en el que el ser humano se ve inmerso en inagotables
pruebas a superar, tras las cuales el paraíso es posible.
Silencio. El séptimo sello, abierto en la nube,
transforma la realidad en un inmenso big data, información cuyo código solo
unos pocos conocen y donde lo sensible ha desaparecido para dar paso al
silencio.
La muestra termina con unos esclarecedores versos de
Pedro Calderón de la Barca:
“En fin, inquieto y violento
por donde quiera que voy.
Soy todo y nada, pues soy
el humano pensamiento.
Mira si bien me describe
variedad tan singular,
pues quien vive sin pensar
no puede decir que vive.”
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