El dibujo de arquitectura.
Tiene en su origen un sentido instrumental, puesto que es
necesario para definir un proyecto y poder construirlo, es decir, actúa como
mediador entre la idea del edificio y su ejecución material. Pero hay otro
concepto que lo considera como un fin en sí mismo. Ejemplos serían el
levantamiento de una ruina, un proyecto visionario, irrealizable, ejercicios
académicos, apuntes de viajes, etc. En éstos es donde mejor se ve la capacidad
narrativa, descriptiva y expresiva del dibujo.
Viaje fuera de España.
El viaje del artista es una experiencia formativa y vital
que marca su posterior actividad creadora. Forma una memoria visual fundamental
para la educación del gusto y en la que se encuentra inspiración. Francia e
Italia aparecen en los dibujos de Eugenio Lucas y del oscense Valentín
Carderera, y Marruecos en los de Mariano Fortuny.
Viaje de España.
La mayoría de estos dibujos son de pintores que tienen
interés por el dibujo de la arquitectura en perspectiva, en visiones pocas
veces frontales, en escorzos. Un interés añadido es el de comprobar el estado
de parte de nuestro patrimonio abandonado tras las medidas desamortizadoras y
conocer la inquietud de la época por su deterioro o pérdida.
Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales.
En 1865 se aprobó el primer proyecto, obra del arquitecto
Francisco Jareño, que lo modificó en 1877 cuando se empezó a construir. En 1881
fue cesado y sustituido por Antonio Ruiz de Salces, que terminó el proyecto sin
demoler lo edificado en 1885. En 1892 se inauguró provisionalmente para la
Exposición Histórico-Americana y se abrió al público en 1896. Ahora podemos ver aquí, en otras, esta exposición.
Dibujos de ornamentación.
La mayoría son proyectos ornamentales de carácter civil y
de autores españoles. Destacan enmarcados de molduras y relieves en torno a
huecos de puertas y ventanas, y se incorporan nuevos lenguajes decorativos que
coexisten con los anteriores gracias al gusto ecléctico que se generaliza desde
mediados del siglo XIX con el Romanticismo: caprichos neogóticos, relieves
sepulcrales neoegipcios, etc. Incluso nuevos materiales y nuevas tecnologías,
como las armaduras de hierro, compatibles con ornatos neorrenacentistas.
Proyectos para ser construidos.
Esta sección presenta tres proyectos. Uno, hoy
inexistente, de Juan Pedro Ayegui, para una casa de baños públicos y fonda en
la calle Capellanes y otros dos, de José María Moreno Sánchez, que siguen en
pie. El primero es una casa con fachadas a la plaza de Isabel II y a la calle
Arenal, y el segundo es una casa-palacio para el conde de Tepa con fachadas a
las calles de San Sebastián y Atocha y a la plaza del Ángel.
Arquitecturas funerarias.
La real cédula de 1787, en tiempos de Carlos III, para
instalar cementerios en lugares ventilados y evitar que se siguiera enterrando
en iglesias y hospitales, no surtió efecto. Otra real cédula de 1804 repitió el
mandado y se encargó a Juan de Villanueva el proyecto del Cementerio General
del Norte. Mausoleos, panteones, cámaras, criptas y capillas sepulcrales fueron
objeto de los ejercicios formativos en la Real Academia de San Fernando. Estas
arquitecturas buscaban una imagen externa capaz de suscitar emoción por lo que
utilizaban el simbolismo, la solemnidad y la representatividad de las formas.
El título de arquitecto en la Real Academia de San
Fernando.
El aspirante debía presentar un proyecto que incluía
planos, memoria facultativa y presupuesto en relación con un asunto elegido
libremente por él y desarrollado sin plazo prefijado. Si era informado
favorablemente, podía realizar el siguiente ejercicio, una prueba de repente,
sobre un asunto elegido por él entre una terna que se le presentaba,
disponiendo de quince horas. Si la evaluación era favorable pasaba al examen
oral ante la Comisión de Arquitectura.
Academias.
En Madrid se creó en 1848 la Escuela Especial de
Arquitectura, Escuela Superior desde 1857. Antes era la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, creada en 1752, la encargada de la enseñanza y
evaluación de las pruebas para la obtención del título de arquitecto, que
comenzó a otorgarse a partir de 1793. En 1816, Fernando VII, se establecen
cuatro titulaciones vigentes durante el s. XIX: académico de mérito,
arquitecto, maestro de obras y aparejador facultativo.
Personalidades.
Se presentan los principales arquitectos activos en
Madrid durante el primer tercio del s. XIX. Silvestre Pérez tuvo la idea, no
realizada, de unir el Palacio Real con un posible salón en la gran rotonda de
San Francisco el Grande, en época de José Napoleón I. Isidro Velázquez fue
encargado de reformar la vieja iglesia del colegio de Doña María de Aragón para
salón de cortes durante el Trienio Liberal. Antonio López Agudo redactó el
proyecto de reforma del palacio de Buenavista para convertirlo en real museo
fernandino antes de que el Museo del Prado comenzara en 1814 a ser consolidado
y rehabilitado por él mismo. Del pintor Vicente López Portaña se presentan dos
proyectos de monumentos dedicados a Fernando VII.
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