Ribera. Maestro del dibujo.
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Cabeza de guerrero |
El Museo del Prado, el Meadows Museum de Dallas y la
fundación Focus de Sevilla han coeditado el primer catálogo razonado completo
de los dibujos de Ribera, y, con este motivo, el Prado ha organizado esta
exposición, muestra evidente de la excepcional habilitad del Españoleto. Está
dividida en once ámbitos ordenados con criterio cronológico, para ver su
evolución, y temático, para destacar la originalidad de los asuntos que trató.
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Sansón y Dalila |
El artista joven, 1610-20. Ribera había nacido en Xátiva
(Valencia) en 1591 y en 1606, con unos quince años, fue a Roma, donde se formó
como pintor caravaggista y como dibujante en un ambiente académico, estudiando
esculturas clásicas como el Laocoonte, y el arte renacentista, especialmente el
de Rafael. No se conservan dibujos suyos fechados antes de 1610-15.
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Un murciélago y dos orejas |
Es en la década de 1620 cuando queda patente su
excepcional habilidad como dibujante. Sus trabajos a sanguina tienen gran
delicadeza y un alto nivel de acabado. En la década de 1630 alcanza la plenitud
de su madurez artística y realiza una serie de dibujos preparatorios para los
encargos del virrey. Más adelante mostrará ya una mano menos segura y utilizará
más la aguada.
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La crucifixión de San Pedro |
Ribera trató temas muy diversos, más que los otros
artistas napolitanos o españoles. Sus dibujos son independientes, fruto de la
observación o de su imaginación, y sólo unos pocos son estudios preparatorios
para pinturas o estampas. La mitad de sus dibujos, aproximadamente, son de tema
religioso, santos penitentes o en el momento de su martirio especialmente, como
san Bartolomé y san Sebastián. Estos santos también son utilizados para
experimentar con el desnudo. Algunos son estudios académicos, modelos para ser
copiados por jóvenes pintores, y reflejan su preocupación por la enseñanza del
dibujo.
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Eremita atado a un árbol |
También trató temas mitológicos y clásicos, en ocasiones
relacionados con sus grandes composiciones, y escenas cotidianas tanto del
campo como de las calles de Nápoles, aunque lo más llamativo es su interés por
la fealdad y la violencia. Dibuja cabezas de tipos napolitanos zafios,
grotescos, deformes, con rasgos muy exagerados. La violencia aparece en los
martirios, en torturas y ahorcamientos que tenían lugar en las plazas.
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Hombre atado a un poste |
Hay una serie de dibujos que resultan de difícil
interpretación. Son sus “caprichos”, invenciones que van de lo satírico a lo
humorístico, lo caricaturesco, lo ridículo, lo inquietante, y que, en
ocasiones, parecen adelantarse a los de Francisco de Goya. Son un ejemplo los
personajes con hombrecillos diminutos sobre ellos, en diversas actitudes.
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Acróbatas en la cuerda floja |
Desarrolló su actividad principalmente en Nápoles, al
servicio de los virreyes, donde permaneció hasta su muerte. Se conocen casi
ciento sesenta dibujos suyos –algunos recientemente atribuidos-, de los que más
de cincuenta se pueden ver en esta muestra, además de pinturas, estampas y una
pequeña escultura.
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Cabeza de sátiro |
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