viernes, 3 de marzo de 2017

Ribera. Maestro del dibujo.



Cabeza de guerrero
El Museo del Prado, el Meadows Museum de Dallas y la fundación Focus de Sevilla han coeditado el primer catálogo razonado completo de los dibujos de Ribera, y, con este motivo, el Prado ha organizado esta exposición, muestra evidente de la excepcional habilitad del Españoleto. Está dividida en once ámbitos ordenados con criterio cronológico, para ver su evolución, y temático, para destacar la originalidad de los asuntos que trató.



Sansón y Dalila
El artista joven, 1610-20. Ribera había nacido en Xátiva (Valencia) en 1591 y en 1606, con unos quince años, fue a Roma, donde se formó como pintor caravaggista y como dibujante en un ambiente académico, estudiando esculturas clásicas como el Laocoonte, y el arte renacentista, especialmente el de Rafael. No se conservan dibujos suyos fechados antes de 1610-15.


Un murciélago y dos orejas
Es en la década de 1620 cuando queda patente su excepcional habilidad como dibujante. Sus trabajos a sanguina tienen gran delicadeza y un alto nivel de acabado. En la década de 1630 alcanza la plenitud de su madurez artística y realiza una serie de dibujos preparatorios para los encargos del virrey. Más adelante mostrará ya una mano menos segura y utilizará más la aguada.



La crucifixión de San Pedro
Ribera trató temas muy diversos, más que los otros artistas napolitanos o españoles. Sus dibujos son independientes, fruto de la observación o de su imaginación, y sólo unos pocos son estudios preparatorios para pinturas o estampas. La mitad de sus dibujos, aproximadamente, son de tema religioso, santos penitentes o en el momento de su martirio especialmente, como san Bartolomé y san Sebastián. Estos santos también son utilizados para experimentar con el desnudo. Algunos son estudios académicos, modelos para ser copiados por jóvenes pintores, y reflejan su preocupación por la enseñanza del dibujo.



Eremita atado a un árbol
También trató temas mitológicos y clásicos, en ocasiones relacionados con sus grandes composiciones, y escenas cotidianas tanto del campo como de las calles de Nápoles, aunque lo más llamativo es su interés por la fealdad y la violencia. Dibuja cabezas de tipos napolitanos zafios, grotescos, deformes, con rasgos muy exagerados. La violencia aparece en los martirios, en torturas y ahorcamientos que tenían lugar en las plazas.








Hombre atado a un poste
Hay una serie de dibujos que resultan de difícil interpretación. Son sus “caprichos”, invenciones que van de lo satírico a lo humorístico, lo caricaturesco, lo ridículo, lo inquietante, y que, en ocasiones, parecen adelantarse a los de Francisco de Goya. Son un ejemplo los personajes con hombrecillos diminutos sobre ellos, en diversas actitudes.










Acróbatas en la cuerda floja
Desarrolló su actividad principalmente en Nápoles, al servicio de los virreyes, donde permaneció hasta su muerte. Se conocen casi ciento sesenta dibujos suyos –algunos recientemente atribuidos-, de los que más de cincuenta se pueden ver en esta muestra, además de pinturas, estampas y una pequeña escultura.  








Cabeza de sátiro

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