lunes, 27 de febrero de 2017

Escher



El palacio del Marqués de Gaviria, en la calle del Arenal de Madrid, fue construido en 1846-47 por el arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel al estilo de los palacios renacentistas italianos y con influencias neoclásicas, siendo uno de los más lujosos de su época, famoso por las fiestas que en él se celebraban. Destacan los frescos de los salones, obra de Joaquín Espalter y Rull. Fue discoteca, estuvo años cerrado y todavía tiene tiendas en la parte baja. 


En este palacio puede verse una exposición sobre Maurits Cornelis Escher (Países Bajos, 1898-1972), cuyas surrealistas creaciones han seducido a científicos, matemáticos y diseñadores, además de haber ejercido influencia en el arte, siendo conocido especialmente por sus “construcciones imposibles”. Obras importantes como Mano con esfera reflectante, Relatividad y Belvedere permiten profundizar en la trayectoria de este artista zurdo –como Miguel Angel, Leonardo da Vinci, Durero-. La muestra está dividida en seis grandes secciones, que incluyen su segunda visita a La Alhambra, en 1936, donde estudió sus patrones decorativos y encontró la solución a cómo encajar figuras congruentes en la división regular del plano, la teselación, que había sido estudiada por Kepler.  


En las doscientas obras que se presentan puede apreciarse la fascinación por las superficies reflectantes, la obsesión por llenar el plano, por la división regular del espacio, por los espejos convexos, por perspectivas imposibles, por universos aparentemente irreconciliables, por obras desconcertantes a través de los engaños de la percepción: escaleras que suben a la vez que bajan, techos que son suelos al mismo tiempo, etc. Pero se dedica más espacio que en otras exposiciones a su influencia en la cultura popular, puesto que ilustró libros, diseñó tapices, sellos postales, murales, etc. Aquí aparece en portas de discos (Pink Floyd), películas (Dentro del laberinto, David Bowie), publicidad (Ikea) o prendas de ropa. La exposición también incluye experimentos científicos, áreas de juego y recursos educativos.

Hand with a Reflecting Sphere (Mano con esfera reflejante), 1935, es su autorretrato más famoso. La curvatura de la superficie permite reflejar no sólo a Escher sino también su estudio. El punto situado entre sus ojos es el centro del reflejo. Es un trabajo anterior y similar a Tres Esferas II.








Relativity (Relatividad), 1953, es una compleja construcción arquitectónica que perturba apaciblemente la gravedad y sus distintos centros. Hay tres fuentes gravitatorias, cada una de ellas con relación ortogonal con las otras, y cada personaje tiene uno de esos núcleos de gravedad asignado. El cuadro se complica con las siete escaleras que no tienen un centro gravitatorio asignado.






Belvedere, 1958, es una de sus arquitecturas imposibles aunque aparentemente realista. Usando como truco los ángulos que determinan la perspectiva, que no tienen sentido entre sí, combina los pilares, el techo y las cúpulas de forma que resulta un dentro-fuera alocado. El cubo del hombre a los pies de la escalera y las rejas de la ventana también son imposibles de construir.







Waterfall (Cascada), 1961, es uno de sus trampantojos más sencillos, pero, a la vez, más conseguidos. El curso del agua fluyendo por los canales en declive y desembocando de nuevo en el borde de la cascada forma un increíble efecto visual. También son significativas las construcciones sobre las torres, tres cubos enlazados a la izquierda y tres octaedros irregulares a la derecha.






Eye (Ojo), 1946, es una obra inusual, de estilo simbólico o alegórico, que lanza una reflexión sobre la muerte, al dibujar su propio ojo reflejado en un espejo, pero en vez de autorretratarse como en otros cuadros, coloca un cráneo para advertirnos de que todos acabamos frente a la muerte.



Ascending and Descending (Escalera arriba y escalera abajo), 1960. Obra maestra por su precisión ejecutora en la que unas escaleras suben y bajan al mismo tiempo, independientemente del sentido en el que se recorran, en un extraordinario trabajo arquitectónico que recuerda un templo o monasterio. Excepto dos rebeldes, los monjes de las escaleras hacen un paseo continuo como inacabable tarea de meditación.






Bond of Union (Banda sin fin), 1956. Obra inusual. Combina un retrato de sí mismo y de su mujer con el dibujo de formas tridimensionales. La impresión de corporeidad se refuerza por unas esferas que flotan enfrente, detrás y dentro de los huecos rostros, que están unidos por las frentes en representación de lo dual.



Day and Night (Día y noche), 1938. Prueba del dominio de Escher de la partición regular de la superficie, influenciado por su visita a la Alhambra, aunque introduce figuras reconocibles, lo que los artistas del Islam tenían prohibido. Dos campos de cultivo simétricos, uno diurno y otro nocturno, que se convierten en aves blancas y negras que los sobrevuelan en formaciones contrarias. Los huecos entre las perfectas bandadas se difuminan y se convierten en los pájaros de signo contrario y en los campos del lado opuesto.


Fue un artista anómalo, infravalorado por artistas y científicos a pesar de su preocupación matemático-geométrica por los poliedros regulares, que representaban la aspiración humana a la armonía y al orden. Decía que siempre estaba cruzando la frontera entre matemáticas y arte. Mientras nos observa desde el reflejo del espejo curvo, nos deja esta sentencia: “Sólo quienes intentan lo absurdo alcanzan lo imposible. Creo que lo que necesito está en el sótano …, déjame subir a comprobarlo”.

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