lunes, 9 de enero de 2017

LOS FAUVES. La pasión por el color.


La Fundación Mapfre ofrece esta exposición sobre el fauvismo, que fue el primer movimiento que revolucionó el arte del s. XX. Fue un desafío a su tiempo, aunque no constituyó un movimiento homogéneo sino un encuentro transitorio, de desarrollo brillante y efímero. Derivó desde el postimpresionismo de Van Gogh, Cézanne y Gauguin y preparó para el cubismo (Georges Braque) y el expresionismo, dos de las vanguardias más relevantes. La iniciativa se debió a la nueva visión y deseo constante de experimentar de Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck, etc., y se caracterizó por la libertad, fuerza, transgresión, intensidad juvenil, camaradería, percepción individual. Técnicamente, con un trazo impetuoso y libre, se abandonó la tradición y la perspectiva y se independizó el color exacerbado y arbitrario. Los temas principales fueron los retratos entre los miembros del grupo, paisajes lumínicos,
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atmósfera del Mediterráneo francés, espacios intimistas, etc. Fueron los últimos que pintaron al aire libre, pueblos mediterráneos, puertos pesqueros, fiestas populares, etc. Su nombre les vino de un crítico en el Salón de Otoño de París, 1905, que los bautizó como fieras.

El fauvismo antes del fauvismo. Los primeros contactos tuvieron lugar desde 1890. Pintaban juntos y, a veces, interpretaban el mismo motivo. Había gran complicidad entre ellos. Empezaron a experimentar con colores puros y a incorporar las innovaciones de los años anteriores desde el impresionismo. Georges Rouault, Bañistas.


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Los fauves se retratan. Cultivaron su amistad con admiración y respeto mutuo. Esa camaradería fue esencial en el desarrollo del fauvismo. En los retratos cruzados se expresa la visión y la empatía que el autor proyecta sobre su compañero, se testimonia la inquietud artística a través del trabajo compartido. También hubo autorretratos, que mostraban la individualidad estilística, la autonomía. Henri Matisse, André Derain, 1905.






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Acróbatas de la luz. Estos ejercicios sobre la luz los realizaron en el verano de 1905 en la costa mediterránea, de luminosidad dorada. Matisse y Derain se encontraron en Collioure, donde incorporaron a su estilo áreas de colores planos dentro de una mayor libertad pictórica. Usaban el color no para definir la forma sino para expresar la intensidad lumínica. Otros compañeros recorrieron la Costa Azul pintando coloridos paisajes, intensificando el tono de su paleta creando colores vibrantes. Estas obras se presentaron en el Salon d´Automne, dando así comienzo la rebelión del color. El faro en Collioure, André Derain.

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La fiereza del color. El escándalo en el Salon d´Atutomne de 1905 se tradujo en gran éxito en los círculos artísticos, consolidándose como grupo y dando continuidad a sus investigaciones. Derain contrastó su serie sobre Londres con la que había hecho Monet dos años antes; Marquet realizó una serie de vistas urbanas de Paris en la que trasladó al lienzo la vitalidad y el dinamismo de la ciudad.  Vlaminck intentó captar la agitación del paisaje utilizando pinceladas cada vez más expresionistas en ejecución anárquica. Raoul Dufy, L´Estacade du Casino Marie-Christine á Sainte-Adresse, 1906.

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Los fauves de El Havre. El éxito de los fauves atrajo al grupo a otros jóvenes que provenían del Havre -Raoul Dufy, Othon Friesz y Georges Braque- y que dieron un nuevo impulso al movimiento en un momento de crisis creativa de Matisse y de la atenuación de la intensidad de las paletas de los demás. Pintaban por parejas, recorriendo los mismos lugares y compartiendo motivos como la playa, los muelles o las fiestas populares. Dufy y Marquet en las costas de Normandía, y Braque y Friesz en pueblos pesqueros cerca de Marsella, donde también estaba Derain.  Las gradaciones lumínicas del Mediterráneo favorecieron la explosión de colores arbitrarios y las formas serpenteantes. Emile Othon Friesz, Port of Antwerp.

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Senderos que se bifurcan. Entre 1907 y 1908 cada artista fauve fue rechazando la parte del fauvismo que consideraba excesiva para seguir una trayectoria propia según su personalidad. La muerte de Cézanne en 1906 había provocado un rápido abandono del interés por el color a favor del protagonismo del dibujo y la forma. Esta evolución se manifestó especialmente en la temática de bañistas, con volúmenes mucho más marcados, figuras de gran monumentalidad y paletas cada vez más apagadas. Derain, Dufy, Braque y Friesz se sintieron atraídos por la estructura de la naturaleza que emanaba de la obra de Cézanne y derivaron a una progresiva geometrización de las formas, dando lugar al nacimiento de la estética cubista. Georges Braque, Paisaje.

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La cerámica entre los fauves. Entre 1906 y 1907 los fauves se dedicaron a la decoración de piezas de cerámica, en las que desarrollaron, con un sentido especialmente decorativo, los temas y estilos que dominaban su pintura. Así aparecen los desnudos que entroncan con Matisse, las figuras monumentales de bañistas de Derain, las líneas y colores dispares de Vlaminck, los delicados retratos femeninos de Puy, los desnudos caricaturescos y de colores apagados de Rouault. Maurice de Vlaminck.

Una cronología final ayuda a relacionar el proceso del movimiento, sus artistas y sus obras.

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