La moda de Cervantes y trajes del Quijote
El año de Cervantes está siendo pródigo en exposiciones. En
esta ocasión voy a la Capilla del Oidor -marco habitual cervantino- donde fue
bautizado en 1547, hecho que nos recuerda la pila reconstruida, su registro en
el libro de bautismos y una genealogía. Esta iglesia ya existía como ermita de
San Juan Bautista o de los Caballeros, en el siglo XV se trasladó a ella la
parroquia de Santa María la Mayor y fue ampliada la cabecera y a mitad del
siglo XVI se construyó una gran iglesia de tres naves, que no llegó a
terminarse y que se mantuvo al culto hasta 1936. La exposición habitual se ha
sustituido por “La moda de Cervantes y
trajes del Quijote”.
Una somera cronología de su azarosa vida abre la
exposición sobre la moda del Siglo de Oro español, que quiere mostrar la forma
de vestir como reflejo de la sociedad, de sus valores y de la forma de vida de
una época, pensando que el vestido ilustra al personaje y a su clase social. Don
Quijote le decía a Sancho: “Ve siempre bien vestido, amigo Sancho, que un palo
bien vestido no parece un palo … que así te ven, así te tratan”. Pero no es
solamente eso, porque quiere ser un viaje antropológico al mundo del Quijote,
al siglo de Cervantes y a las distintas clases sociales, a través de la
indumentaria, inventos, instrumentos musicales, muebles, libros, armas, etc.
El apartado de la vestimenta está subdividido según las
clases sociales. Comienza con un elegante brial de cola en azul y con el traje
de gala de Felipe II, en verde y dorado, que nos introduce en la sección “Reyes y nobleza”, donde pueden verse el
traje de boda de la emperatriz Isabel (1547, en tonos rojos y dorados), el
traje de gala de Carlos I (dorados, amarillos y marrones), ambos retratados por
Tiziano, el traje de gala de Isabel de Valois (tercera mujer de Felipe II,
negro y blanco) y el traje de gala del príncipe Carlos (primer hijo de Felipe
II, marrón, dorado y blanco), que vivió un tiempo en Alcalá y fue protagonista
de unos hechos extraordinarios.
También aparecen un vestido de dama (marrón y
blanco), la armadura de Felipe II (dorados y acerados), otros vestidos
femeninos (marrón, gris) y, como complementos, la perla Pelegrina y el Toisón
de Oro. Finalmente, el traje de Isabel Clara Eugenia (hija de Felipe II,
Gobernadora de los Países Bajos, pintada por Sánchez Coello, blanco y dorados,
grandes mangas) y otros vestidos femeninos en tonos burdeos, verdosos y
dorados.
Era el europeo “vestir a la española”, estilo sobrio pero
elegante, cuando España marcaba la pauta, también en la moda.
Las materias primas utilizadas eran la lana merina (“el
oro de Castilla”, el mejor vellón en Europa, pilar de la Mesta y la
trashumancia), la lana de oveja churra (clases populares, “no mezclar churras
con merinas”), la seda granadina, el algodón (poco conocido) y el terciopelo
(obtenido con seda y especialmente algodón, clases pudientes, el negro símbolo
de máxima elegancia, Felipe II).
Esta sección se centra más en la descripción de la mujer,
cuyo vestido dependía de la circunstancia: en sociedad (saya entera o cimera
que se arrastraba, verduguillo interior que daba rigidez al torso, gran cuello
de lechuguilla, chapines, también podían utilizarse el jubón y la basquiña), en
casa (jubón sin mangas, camisa de lino, faldellín o manteo). En general se
usaba baldaquín o saya bajera, corpiño interior, verdugado o falda interior,
basquiña o saya exterior. La saya entera era la pieza principal, la que
reflejaba el estatus de la dama, con manguillas para cubrir los brazos, que no
se descubrieron hasta el siglo XVIII.
La exposición continúa mostrando la vestimenta del “Pueblo”, ejemplificándola en “La venta del Quijote”. Las ventas, lugar
frecuentado por los viajeros, tenían un fuego en el centro o en lugar destacado
al que los viajeros se acercaban “al amor de la lumbre”, compartiendo
conversación, penurias y comida. De un gran caldero, con caldo de verduras y
tocino, se servía la comida que igualaba a todos. Las otras formas de cocinar
eran la sartén y el puchero. Los vestidos eran sencillos, en tonos blanco, rojo
y marrón. Sancho Panza, ejemplo de labriego, llevaría camisón de lienzo, calzón
de astracán, morral cinturón de vacuno, alforjas y bota de vino. Una pastora se
vestiría con saya bajera de lana y saya cimera de pelo de cabra, corpiño,
camisa de teflón –lino y algodón-, velo de lino, manta y cayado con calabaza, y
una ventera, de estatus algo más alto, con jubón de hilo, saya con rodados de
terciopelo y saya cimera decorada. La materia prima era lana y lino. Demostrando
la simbiosis hombre-naturaleza, la decoración, inspirada en la naturaleza, era
a base de flores.
Otro grupo social, los infanzones o caballeros o “Hidalgos”, a la que pertenecerían tanto
Cervantes como Don Quijote, llevaban trajes algo más elaborados, en tonos azul,
rojo, verde, marrón y negro. También en negro, marrón y rojo es el hábito de
estudiante que aparece en la “Estancia de
Cervantes”, el siguiente apartado de la exposición. Cervantes escribe
vestido de negro, verde y blanco. Los muebles son mesa de lira o bufete (las
maderas indicaban la posición, por orden descendente nogal, castaño, haya, pino),
sillón
frailero con posabrazos, escribanía o papelera (no se llamó bargueño
hasta el siglo XX) y arca prismática o escaño.Los apartados restantes son breves, como este último. Sigue “El conocimiento”, donde podemos ver la importantísima imprenta, un galeón y mapas portulanos, astrolabio de Lovaina, reloj de sol y brújula y libros (Libro de rezos de Felipe II, Civitates Orbis Terrarum –Ciudades del Mundo- abierto en la página de Sevilla donde se muestra el cortejo del escarnio público, el “cornudo y apaleado”, y Quijotes).
Un último apartado engloba la “Música del Quijote” (vihuela, el instrumento más representativo,
precursora de la guitarra; pandero y pandereta, rabel, gaita y tamboril y laúd,
introducido por los árabes), las “Monedas”
(en oro -4 ducados, doble ducado, 100 ducados, la moneda más cotizada del mundo,-
o en plata -8 reales de Valladolid, ducatón, 8 reales de Zaragoza-) y “Los Tercios” (espadas, estoques,
alabarda, lanza, casco, coraza, arcabuz –polvorera, los doce apóstoles cargas
de pólvora dosificadas-).
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