viernes, 24 de junio de 2016

Sigüenza: Exposición "A Tempora".

Mis amigos Martín (Jose) y Mª Cruz, de Sigüenza, me avisan de que han asistido a la inauguración de la exposición A Tempora, así que de nuevo estoy en la ciudad mitrada para ver, con motivo de la conmemoración del IV Centenario de la muerte de Cervantes y Shakespeare, esta exposición que quiere retratar la época en que vivieron ambos escritores y que se justifica “por la existencia entre los fondos de la catedral de una bandera arrebatada al pirata inglés Francis Drake durante su incursión a España y Portugal en 1589, y donada a la catedral por Sancho Bravo y Arce de Laguna, sobrino-nieto del llamado Doncel de Sigüenza, Martín Vázquez de Arce”.

Siempre es una apuesta arriesgada  el hacer una exposición en un marco tan extraordinario ante el peligro de que el continente oscurezca al contenido. En este caso, el presentar esta exposición en esta magnífica catedral  –dónde, si no- (ver artículo sobre la catedral de Sigüenza) hace patente ese riesgo. Temáticamente se ha pensado en unir los aspectos civiles y religiosos, repartiéndolos en los diferentes espacios de la catedral, incluyendo todo el ámbito de su claustro. Se ha hecho un gran esfuerzo para reunir tan gran cantidad de obras, traídas de muchas parroquias y museos –algunas de la diócesis seguntina- y para restaurar previamente muchas de ellas. El resultado es una exposición muy interesante, articulada en torno a catorce apartados.

Desde la entrada se accede directamente al claustro, sede de la A Tempora civil, que pretende transmitir aspectos de la época, el contexto histórico, los patrones políticos y culturales que conformaban el final del siglo XVI y los principios del XVII, cómo era la vida, qué hechos históricos marcaron la cotidianidad, etc. En espacio cerrado, con la luz muy atenuada, están los dos primeros apartados, A-“El poder y su imagen” (cuadros y esculturas de reyes y reinas ingleses y españoles de la época) y B-“Negro sobre blanco” (obras de Boscán, Garcilaso de la Vega, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Teresa de Jesús, Shakespeare, etc., y documentos).

Al salir a la luz del claustro, se ven, en distintas capillas, los apartados C-“La botica de San Mateo” (Hospital de Sigüenza) y D-Tapicerías (tapices flamencos de la serie “Las Alegorías de Palas Atenea”, que están aquí permanentemente instalados). En el propio pasillo del claustro puede verse un eje cronológico de doble entrada con los hechos más significativos de la vida de los dos escritores. El apartado E-“Doménikos” se sitúa en la magnífica capilla de la Concepción, inmejorable marco para “La Encarnación”, de El Greco.

La sección A Tempora civil se completa con los apartados F-“Cervantes, soldado del rey de España” (pendón de la batalla de Lepanto, bandera de Drake), G-“La vida cotidiana en la España de Cervantes (brasero, mesa, armario, escritorios, arcones) y H-“El gabinete del escritor” (arcón, armario, mesa, útiles de escritura). Hasta aquí, la primera parte. A pesar de la belleza del claustro y sus capillas, el contenido de la exposición puede brillar con luz propia.

Abandonamos el claustro y, por la puerta del Jaspe, se pasa a la catedral para entrar en la segunda parte, la A Tempora religiosa, en la que las piezas seleccionadas pretenden mostrar la historia y el arte de la diócesis interrelacionándolo con elementos existentes en el templo. El primer apartado, I-“In principio creavit deus caelum et terram”, se compone de cuadros bien iluminados pero que palidecen ante la esquina que tienen enfrente formada por los platerescos retablo de Santa Librada y mausoleo de Fadrique de Portugal, trazados por Alonso de Covarrubias. En el apartado siguiente, J-“Fieles a San Eloy”, en la maravillosa Sacristía Mayor o de las Cabezas, obra igualmente de Alonso de Covarrubias, sí que consiguen destacar, a pesar del extraordinario continente, dos piezas especialmente, las cruces de San Juan del Mercado (Museo de San Gil, Atienza) y de Puebla de Vallés.

A partir de aquí, la majestuosidad de la catedral condiciona y se impone al relato expositivo, en los nuevos escenarios con múltiples espacios creados. Después de los apartados K-“En olor de santidad” y L-“Intercesores”, hacemos un alto para ver el singular sepulcro del Doncel, D. Martín Vázquez de Arce, que, rodeado de sus abuelos, padres y hermano, nos espera a todos enfrascado en la lectura. A pesar de que aquí no hay nada de la exposición, que no puede competir, es imprescindible la visita.

El apartado M-“Memento” se extiende por la parte central, el Altar Mayor (retablo manierista y reja plateresca), los dos magníficos púlpitos (gótico y plateresco) y el Coro (Catafalco funerario de la princesa de Éboli, sillería de nogal y órgano churrigueresco) y también ocupa la nave lateral donde destaca el “Pentecostés”, atribuido a Jorge Manuel Theotocópuli. Finalmente, el apartado N-“Gloria”, destaca el rojo de su marco ante el azul de la vidriera que hay detrás, contrapunto cromático que pone fin a la visita.


Es imposible mejorar el marco en el que se desarrolla esta exposición, pero, a pesar de ello, consigue un resultado satisfactorio que hace de Sigüenza la capital cultural de Castilla La Mancha en este caluroso verano. Otra ocasión más para volver a esta ciudad episcopal que tanto gusta.

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