Caravaggio (I)
CARAVAGGIO Y
LOS PINTORES DEL NORTE.
EL Museo Thyssen-Bornemisza
presenta esta exposición centrada en Caravaggio y en su influencia en los pintores
del norte de Europa que difundieron su
estilo. En ella se exhiben doce obras del maestro lombardo, que abarcan su
carrera desde el periodo romano hasta las pinturas oscuras y emotivas de sus
últimos años, y, completando hasta cincuenta y tres en total, las de sus
seguidores más destacados en Holanda, Flandes y Francia, que asumieron su uso
del color, el esquema de composición, la observación realista, la
representación de figuras en primer plano así como de personas ordinarias y el
uso del impresionante claroscuro. Es de destacar lo meritorio de la exposición
habida cuenta de la dificultad de los préstamos de las obras de Caravaggio.
Santa Catalina de Alejandría |
La exposición se articula
en torno a seis módulos. El primero, “Caravaggio en Roma”, pone de manifiesto
la novedad y la honda impresión que en los ambientes artísticos romanos causó
su acentuado realismo y la utilización de un intenso claroscuro, que incluso
creó una fuerte oposición y un ambiente hostil, propiciado por una alegada
falta de decoro y por sus constantes problemas con la justicia. “Muchacho
pelando fruta” y el ya algo provocador “Muchacho mordido por un lagarto” son
obras tempranas, para el mercado del arte. Después realizó composiciones más
ambiciosas como “La buenaventura” y para el cardenal Del Monte pintó “Los
músicos” y “Santa Catalina de Alejandría” (1598, óleo sobre lienzo).
"La figura de Santa Catalina destaca por su naturalismo y la modelo ha sido identificada con Fillide Melandroni, una célebre cortesana de la época. Vestida ricamente como corresponde a una princesa y arrodillada sobre un cojín, mira al espectador. Santa Catalina aparece con todos los atributos que aluden a su martirio: la rueda con
los cuchillos, la espada con la que fue decapitada y la palma. La luz ilumina de forma dramática la escena creando unos claroscuros típicos del pintor. La interpretación que Caravaggio hizo de la luz y el volumen, presentes en este lienzo, tuvo una enorme repercusión tanto en Italia como en el resto de Europa".
"La figura de Santa Catalina destaca por su naturalismo y la modelo ha sido identificada con Fillide Melandroni, una célebre cortesana de la época. Vestida ricamente como corresponde a una princesa y arrodillada sobre un cojín, mira al espectador. Santa Catalina aparece con todos los atributos que aluden a su martirio: la rueda con
El sacrificio de Isaac |
Después, una evolución
técnica muy rápida le llevó por “San Juan Bautista en el desierto”, “El
sacrificio de Isaac”, de intenso dramatismo combinado con sensibilidad poética,
hasta “San Francisco en meditación”, de factura más suelta y paleta más
apagada.
Judith y Holofernes |
El segundo módulo, “Los
primeros admiradores en Roma”, presenta cuadros de Adam Elsheimer (especialista
en cuadros de gabinete de gran refinamiento, tiene una bella versión de la
historia bíblica de Judith y Holofernes y consigue combinar dos aspectos del
arte de Caravaggio, la fuerte teatralidad y la representación naturalista de
los objetos, dramatismo a la par que serenidad) y Peter Paul Rubens que,
atraído por el potente claroscuro, quiso experimentar el mayor número posible
de impresiones visuales.
El entierro de Cristo |
“Artistas y amantes de
arte”, el tercer módulo, destaca a los mecenas Benedetto y Vincenzo
Giustiniani, que tomaron a su servicio a Gerard van Honthorst y Nicolas Régnier,
mientras que el holandés Dirck van Baburen (“El entierro de Cristo”) gozó de la
protección del diplomático español Pietro Cussida.
En “Escuela de Utrecht”
pueden verse obras de Hendrick ter Brugghen, que había ido a Roma antes que sus
colegas y que, de vuelta, introdujo asuntos y fórmulas estilísticas que
procedían de Caravaggio en “La cena de Emaús” o “La vocación de san Mateo”.
Los “Pintores franceses en
Roma” fueron tantos que merecen un módulo exclusivo. Claude Vignon, Simon Vouet
y Valentin de Boulogne, presentan versiones del naturalismo, obras religiosas
de gran elegancia, apareciendo nuevas vías en las escenas de género con tipos
populares en la obra de Nicolas Tournier.
El martirio de santa Úrsula |
En 1606, con motivo de un
serio incidente, fue condenado a muerte y su vida se convirtió en una constante
huida. Marchó a Nápoles, Malta, Sicilia, y regresó a Nápoles, donde murió. Este
último bloque, “Nápoles y el sur de Italia”, muestra unos cuadros más sombríos,
como “El martirio de santa Úrsula, dramática escena que incluye su
autorretrato. Asombran sus sombras. El flamenco Louis Finson copió algunas de
sus obras, “La Magdalena en éxtasis”.
Aunque Caravaggio no tuvo
discípulos directos, contó, sin embargo, con muchos seguidores que propagaron
su estilo por el resto de Europa, llegando los ecos de su pintura a artistas de
la talla de Rembrandt o Velázquez.
La Magdalena en éxtasis |
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