Museo del Aire.
En las cercanías de Cuatro Vientos se inauguró el Museo del
Aire en mayo de 1981, aunque desde entonces se han sucedido varias
ampliaciones. En la actualidad sus instalaciones cuentan con un gran
espacio al
aire libre y siete hangares, que, sin embargo, se quedan pequeños para la gran
cantidad de material que exponen. En un día soleado damos un paseo por este
cementerio de elefantes, por entre estos monstruos metálicos muertos, donde el
tiempo parece detenido como por un encantamiento.
Al lado del aparcamiento, lo primero que se ve es una
colección de helicópteros, entre ellos uno soviético que utilizó Icona, otros
usados por Tráfico, etc. Enfrente hay un monolito, pequeño monumento homenaje
al aviador García Morato. Entrando en el
gran espacio central, abierto, vemos
muchos aviones grandes de distintos tipos, de pasajeros y de carga.
Entramos en el primer hangar, el 1, donde se exponen los
orígenes de la aviación y algún ejemplar único como una réplica del hidroavión Plus
Ultra que realizó el primer vuelo entre España y América. En el hangar 2,
dedicado a los grandes vuelos y a la Guerra Civil, está otro avión importante,
el Jesús del Gran Poder que realizó la travesía Sevilla-Bahía (Brasil), de
6.550 km., el 24 de
febrero de 1929, en menos de 44 h, y fue el primer avión
español que sobrevoló los Andes, volviendo después a España en barco. También
hay otros tipos de aviones, bombas, diferente equipamiento, uniformes,
banderas, etc.
De nuevo en el exterior, vemos una exposición de reactores
de entrenamiento y combate, antes de pasar al hangar 3, donde hay unas
aeronaves más pequeñas, igualmente tanto de entrenamiento
como de combate. En el hangar 4, ya fuera del gran espacio central, pueden verse una colección de instrumentos de vuelo, paracaídas y
algunos helicópteros, pero la estrella es el C-19, de 1924, diseñado por el
ingeniero español Juan de la Cierva. En un rincón está el hangar 5, de
contenido variado en el que destacan los aviones de acrobacia tripulados por el
Capitán Castaño, cazas, paracaídas y el De Havilland Dragon Rapide, de 1934, el
histórico bimotor en el que viajó Franco, en julio de 1936, para ponerse al
frente de las tropas sublevadas en Marruecos.
Alternando interior y exterior, pasamos ante una pequeña
colección de cañones antiaéreos y de vehículos militares que da paso al
siguiente hangar, donde pueden verse cabinas civiles, como la de los aviones
DC-9 y Boeing 727, el corte de un avión, etc. También están presentes, en el
exterior, los vehículos auxiliares de
aeródromo, antes de ver una colección de
maquetas, un área de aeromodelismo, planeadores, y los aviones protagonistas de
la Guerra Civil, el Polikarpov I-15, el “Chato”, de 1926, un biplano soviético
que fue la espina dorsal de la aviación republicana, y el Fiat CR-32, “Chirri”,
de 1933, usado por la Aviación legionaria y por García Morato. La interminable
colección se completa con motores, hélices, simuladores de vuelo, cabinas, etc.
Es una colección amplísima, con una exposición didáctica que
cuenta con unos paneles informativos al lado de cada pieza. Como el día es muy
soleado, a los hangares entra mucha luz y el variado colorido de los materiales
reluce. Especialmente en los hangares, el material está muy apretado, casi no
se anda porque las piezas están muy cercanas unas a otras. No obstante, están
expuestas como si fueran esculturas, pueden ser rodeadas para poder verse desde
todas las perspectivas.
Apetece salir al exterior, a la luz ciega del mediodía, y
caminar más. Encima de nosotros el azul intenso del cielo primaveral. Los
aviones grandes del exterior no están tan limpios como los de dentro de los
hangares, no brillan tanto aunque el sol les arranca un resol metálico, dan
sensación de más vejez, de vetustez, parece imposible que estas pesadas moles,
algo oxidadas, se hayan podido elevar.
Este museo, donde la Historia se acumula sobre sí misma, da
una sensación magnífica. Hay muy poca gente por lo que se puede recorrer en silencio,
buscando, en medio de tanta materia, cosas poco tangibles como emociones. Este
territorio no es un lugar, es el pasado. El aire viene cargado de aromas de
Historia. Con los ojos llenos de visiones pasadas, nos vamos de este monumento
al progreso, al avance, a la evolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario