Congosto El Entremón.
Salimos de Huesca y pasamos por Barbastro –capital del
Somontano-, donde giramos al Norte. Antes de llegar a El Grado ya es visible la
enorme presa (de gravedad, 92 m de altura, cota de cimentación 323 m, 365 m
cota de cauce, 453 m cota de coronación, anchura de coronación 5 m, longitud de
coronación 959 m) y el santuario de Torreciudad detrás. Este gran embalse de El
Grado tiene una capacidad de 400 hm3 y ocupa un superficie de 1.273 has, por lo
que vamos rodeándolo durante muchos kilómetros.
Al llegar a Ligüerre de Cinca abandonamos la carretera por
donde veníamos, que va a Aínsa, y nos desviamos a la derecha hacia la comarca
de La Fueva. La excursión completa es desde este pueblo hasta la presa de
Mediano, pero la acortamos aparcando después del puente, al lado de unos
carteles con información sobre el geoparque, justo a la entrada del congosto El
Entremón, impresionante desfiladero labrado por el río Cinca entre los embalses
de El Grado y Mediano, profunda grieta bien visible ya desde Ligüerre. Desde
aquí se siguen las indicaciones blancas y rojas del GR.
Al fondo, Ligüerre de Cinca |
Se avanza por la margen izquierda, hacia el Norte, por un
estrecho sendero. Hace mucho calor, pero
vamos a la sombra. En la orilla
opuesta se ve bien iluminado el tozal Corona, 894 m, un potente roquedo
tapizado de vegetación baja de tipo mediterráneo en algunos puntos, cuyo verde
oscuro contrasta con el gris blanquecino de la caliza que, fruto de procesos de
karstificación, presenta un modelado con oquedades y espectaculares relieves.
En la parte baja, en la zona de inundación, se abren unas cuevas, como la de
las Palomas, formas de modelado fluvial. El congosto tiene una gran importancia
medioambiental como hábitat de numerosas aves rupícolas, riparias y forestales
y es una de las rutas ornitológicas de Sobrarbe. Un letrero avisa de la
presencia de aves rupícolas como
chovas piquirrojas, paloma bravía, aviones comunes, búho real, halcón peregrino, roquero solitario, e incluso águilas reales, buitres leonados y quebrantahuesos, pero no se ve ninguna, parece que se han ido de vacaciones. También enfrente, pero un poco más adelante, se ve el conjunto medieval formado por el castillo de Samitier y la ermita románica de los santos Emeterio y Celedonio (ver otro artículo) que desafían al vacío en lo alto de paredes verticales de más de 300 m.
Conchita, la intrépida montañera, ante la cueva de las Palomas |
chovas piquirrojas, paloma bravía, aviones comunes, búho real, halcón peregrino, roquero solitario, e incluso águilas reales, buitres leonados y quebrantahuesos, pero no se ve ninguna, parece que se han ido de vacaciones. También enfrente, pero un poco más adelante, se ve el conjunto medieval formado por el castillo de Samitier y la ermita románica de los santos Emeterio y Celedonio (ver otro artículo) que desafían al vacío en lo alto de paredes verticales de más de 300 m.
El sendero serpentea entre los enormes farallones rocosos,
cuya potencia se siente, y en algunos casos aparece tallado en la roca. Hay un
tramo malo, un sendero inclinado y muy estrecho, con algunas clavijas y una
cuerda. Un montañero está taladrando y atornillando nuevos enganches. Se avanza
entre carrascas, entre paredes verticales, alternando los tramos arbolados con
tramos de glera o pedrera, atravesando masas boscosas de encinas, quejigos, con
presencia de boj, durillo, madroño, lentisco, y otras especies mediterráneas. En
esta zona hay aves forestales como el verderón, herrerillo, carbonero,
mosquitero, petirrojo, ruiseñor, chochín y el mirlo, que sí vemos y oímos. El sendero asciende y se estrecha, desaparece la vegetación
y queda la roca, excavada en un mínimo paso. Es uno de los tramos más bonitos
aunque muy corto, el de la Media Caña (Ver artículo de Montañana), el punto más
alto del sendero, desde el que se tiene una buena vista del cauce del río.
Después vuelve el bosque y se cruza un tramo de peldaños anclados en la roca
porque el suelo ha
desaparecido. Al fondo la sierra tapaba el sendero que da un rodeo de derecha a izquierda y, comenzando a descender, deja a la vista la presa de Mediano. A la derecha queda la Selba Alta, de 1.171 m. El sendero mejora conforme se acerca al agua, donde hay aves fluviales como la lavandera cascadeña. Al final hay varios túneles abiertos durante las obras del embalse y el desvío a la derecha hacia Lumo Muro.
desaparecido. Al fondo la sierra tapaba el sendero que da un rodeo de derecha a izquierda y, comenzando a descender, deja a la vista la presa de Mediano. A la derecha queda la Selba Alta, de 1.171 m. El sendero mejora conforme se acerca al agua, donde hay aves fluviales como la lavandera cascadeña. Al final hay varios túneles abiertos durante las obras del embalse y el desvío a la derecha hacia Lumo Muro.
El congosto queda cerrado por la presa de Mediano (de
gravedad, 92 m de altura, cota de cimentación 437,5 m, cota de cauce 455,5 m,
cota de coronación 529,5 m,
longitud de coronación 500 m, anchura de coronación 5m) que retiene las aguas del río Cinca formando un embalse que ocupa 1.722 has y puede embalsar 436 hm3. El embalse anegó el pueblo de Mediano, y cuando el nivel baja todavía se ve la torre de la iglesia.
longitud de coronación 500 m, anchura de coronación 5m) que retiene las aguas del río Cinca formando un embalse que ocupa 1.722 has y puede embalsar 436 hm3. El embalse anegó el pueblo de Mediano, y cuando el nivel baja todavía se ve la torre de la iglesia.
Este congosto, de 2,6 km, con poco desnivel (460 m en el
aparcamiento, 480 al final), era el camino tradicional y uno de los pasos más
difíciles para las navatas o almadías. El río Cinca, que ha nacido en Pineta, a
unos 2.500 m de altitud, desciende hacia el Sur excavando los duros materiales
del Pirineo Axial, recibe al Cinqueta
y al Ara y, después de Aínsa, se encuentra con la muralla caliza de las Sierras Exteriores donde se encaja. El río se vuelve desfiladero.
y al Ara y, después de Aínsa, se encuentra con la muralla caliza de las Sierras Exteriores donde se encaja. El río se vuelve desfiladero.
Regresamos por el mismo sendero. El sol ha ido subiendo y ya
cae a plomo en algunos momentos. Nos fijamos en la dinámica fluvial de este río
pirenaico, en su labor de desgaste y profundización, en las paredes verticales.
En estos cantiles, en la tierra mínima de sus grietas, intentan crecer especies
vegetales como la sabina negra o la corona de rey. En otros puntos hay tramos
de pedreras que se deslizan por la inclinada ladera como cascadas de rocas. En
la zona de bosque sufrimos una de las estridentes apariciones de las chovas:
parece que nos hemos asustado mutuamente. El tramo final nos parece más largo,
pero es que el montañero ha quitado la cuerda que había cuando hemos pasado.
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