Los Patios de Córdoba.
Esta fiesta se celebra en el mes de mayo, durante unas dos
semanas, y es seguida por multitudes. La espléndida ciudad acoge durante esos
días a un público deseoso de llenar sus ojos, que nunca se cansan de mirar, con
las bellezas que se exponen. El Ayuntamiento edita un plano con el que pueden
seguirse fácilmente los distintos itinerarios y la ubicación concreta de los
patios, que, además, están señalizados con unos macetones en las puertas.
Por un accidente informático, las fotografías están sacadas de Internet |
Los itinerarios suelen ser seis, además de otros patios que
participan fuera de concurso -porque esto es una competición- y cada uno de
ellos tiene un número variable de patios, entre siete y nueve aproximadamente. El
itinerario Alcázar viejo se desarrolla en las calles en paralelo a los jardines
del Alcázar de los Reyes Cristianos. Siguiendo hacia el Este, el de la
Judería-S. Francisco, desde las murallas, puerta de Almodóvar, pasando por la
mezquita, hasta la plaza de la Corredera. Más al Este, cerca del río, el de
Santiago-S. Pedro. Encima de estos tres, en situación intermedia, el
Regina-Realejo. Y al Norte, el Sta. Marina-S. Agustín, y hacia el Este, el S.
Lorenzo.
Casa de vecinos |
Aquí en Córdoba el patio es un componente típico de la casa
popular ya desde los romanos. Los musulmanes le añadieron un zaguán de entrada,
que ahora da más perspectiva y profundidad. Todo está lleno de vegetación
variada para dar mayor sensación de frescor y lo normal es que tuviera una
fuente centrada e incluso, en ocasiones, un pozo que recogería el agua de
lluvia.
El patio actúa de distribuidor: en la casa unifamiliar, de
las habitaciones; en la casa de vecinos –más escasa-, de las viviendas además
de instalaciones comunes como lavaderos. En muchos casos el patio tiene dos
plantas, lo que añade al conjunto balcones corridos, galerías abiertas,
escaleras, tejadillos, etc. Cuando el patio no es central, sino que se sitúa al
lado de la siguiente
vivienda, aparece una alta pared lisa, encalada, acribillada
por entero de macetas, como en el chiste donde uno le pide como un favor a su
amigo que le riegue las macetas cuando se vaya de vacaciones y en la viñeta
siguiente aparece una pared de éstas. Afortunadamente ahora casi todas tienen
un sistema de riego por goteo –en muchos casos se ven todavía las rozas que
hicieron en la pared para instalarlo- que puede automatizarse, pero todavía se
ven casas con una lata en la punta de una pértiga muy larga. Un sistema
intermedio es sujetar una manguera a la pértiga.
Esta fiesta es un deleite para los sentidos: colores,
olores, sensación de frescor. Se aúna la tradición y
un sentido estético innato
y cultivado a la vez que trata de relacionar una inspiración novedosa con las altas
exigencias estéticas del concurso. Bajo unas condiciones de limpieza impoluta
se desarrollan unos ambientes que van desde los más sencillos de macetas
sueltas, sin darle ninguna importancia que es la forma más segura de dársela,
hasta los cuadros más elaborados que contienen toda la sabiduría del mundo. Al
principio llama la atención el conjunto, la impresión global, para después
poder detenerse en detalles concretos, en flores desconocidas, por ejemplo, en
combinaciones sugerentes.
Aunque la variedad es infinita, hay unos elementos que se repiten
en muchos casos. La gran mayoría de los patios son porticados (con columnas y
vigas, o con arcos), suele haber galerías superiores o balcones corridos,
tejadillos,
escaleras centrales o laterales, etc. Los materiales utilizados son
la piedra en columnas, el ladrillo en arcos y columnas, la madera en galerías, el
hierro en rejas. Elementos comunes son las fuentes (adosadas a una pared o
centrales, los pequeños surtidores y el susurro del agua), los pozos (brocal cuadrado
o redondo, encalados, con forma de ventana en la pared, cubierto de macetas y
con trepadoras o rosales encima -un toque de carmesí boticelliano, un rosa
intenso-), las macetas colgadas, los adornos (flores, guitarras, sillas,
colgantes, etc.). Muchos están cubiertos por lonas retráctiles para preservar
la penumbra. Los suelos están embaldosados, con losas de mármol o piedra, con
piedras haciendo dibujos, etc. Sobre el blanco de las paredes encaladas destaca
el azul de las maderas y los infinitos tonos de los distintos macizos y flores
en un festival para la vista. Los colores se han vuelto a convertir en flores.
Estas personas, que hablan en voz baja y refrescante como
corre el agua en la fuente, tienen algo más por lo que vivir. Han ido fabricándose
tentaciones y cayendo en ellas. Han ideado un paisaje que se ha transformado en
una amplia paleta de colores. Han creado un mundo de color que es el color de
sus pensamientos, el color de las cosas eternas, intemporal. Se han establecido
en una encantada isla del tiempo, en un discreto espacio de serenidad, en un
aire idílico de paz eterna que sólo el artista es capaz de crear al hacer
estallar las leyes del tiempo y del espacio.
Para los visitantes las horas se deslizan una tras otra
desde la mañana fresca hasta el atardecer sereno, pasando por el horno del
mediodía, respirando los dulces y embriagadores perfumes de la vida, con el
rostro lleno de emociones. En lo que menos se piensa es en la votación, porque
esto es un concurso. El que quiera puede opinar, incluso por Internet. En algún
patio incluso se anima con un oloroso soborno en forma de copa de vino, otro de
los muchos placeres de esta tierra.
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