Biescas.
Javier, de la Librería Cervantes de Alcalá de Henares, trajo
un día a Julio Llamazares, un escritor que me gusta mucho, para una de las
reuniones informales con escritores. Entonces releí la impresionante novela “La
lluvia amarilla”, leída hacía ya muchos años, y pensé en ir a Ainielle cuando
tuviese oportunidad. Hoy parece ser el día.
Esta excursión tiene, pues, un origen claramente literario
aunque tiene otros valores como el social y el paisajístico. Salimos de Huesca
y al llegar a Sabiñánigo nos desviamos a la derecha, a la zona del Serrablo
(ver otros artículos). Desde un alto en la carretera se ve muy bien el valle. Al
fondo, Lárrede y la esbelta torre de la iglesia y a la derecha, en alto, la
torre vigía. No se puede, no se debe, pasar por
aquí sin hacer aunque sea una
pequeña parada para ver la maravilla de la iglesia de San Pedro. Es lo que
hacemos. Seguimos hasta Oliván, con otra buena iglesia, donde casualmente puedo
preguntar a un vecino cómo está la pista hacia Ainielle.
Oliván |
En otoño se hace la ruta “Senda Amarilla o Camino de la
Memoria” hasta Ainielle. El Sobrepuerto como símbolo de la despoblación rural,
muy intensa en esta provincia. Esta ruta dura más de tres horas, sólo la ida,
por lo que pensamos ir con el coche un tramo. Seguimos la pista, bastante buena
al principio, pero que se va complicando, hasta llegar a un punto del que no
nos atrevemos a pasar con un vehículo normal. Unos letreros señalan Ainielle
hacia adelante, pero no sabemos exactamente dónde estamos. El paisaje es espléndido. Zonas de pasto en las alturas y bosque en las laderas intrincadas y abarrancadas. Gama de verdes en la que las aliagas floridas de amarillo dan una nota de diferente color. En el verde claro de las alturas se ven algunos caminos, como si por aquí se fuera ahora a alguna parte. En estas alturas corre una ligera brisa que refresca algo, pero hace mucho calor, salvo cuando estamos a la sombra. Los árboles cierran la panorámica en muchos momentos, por lo que decidimos caminar siguiendo las indicaciones. En el suelo hay un bloque de sal pero el ganado lo hemos dejado bastante atrás. Tras llegar a un punto donde la pista desciende, creemos oportuno dar la vuelta. No sabemos si estamos cerca o no. Está visto que hoy no vamos a Ainielle. Habrá que hacer, en otra ocasión, la ruta señalizada.
hacia adelante, pero no sabemos exactamente dónde estamos. El paisaje es espléndido. Zonas de pasto en las alturas y bosque en las laderas intrincadas y abarrancadas. Gama de verdes en la que las aliagas floridas de amarillo dan una nota de diferente color. En el verde claro de las alturas se ven algunos caminos, como si por aquí se fuera ahora a alguna parte. En estas alturas corre una ligera brisa que refresca algo, pero hace mucho calor, salvo cuando estamos a la sombra. Los árboles cierran la panorámica en muchos momentos, por lo que decidimos caminar siguiendo las indicaciones. En el suelo hay un bloque de sal pero el ganado lo hemos dejado bastante atrás. Tras llegar a un punto donde la pista desciende, creemos oportuno dar la vuelta. No sabemos si estamos cerca o no. Está visto que hoy no vamos a Ainielle. Habrá que hacer, en otra ocasión, la ruta señalizada.
Pensando en la posibilidad de no llegar a Ainielle, teníamos
preparado un plan b: las Señoritas de Arás. Después de un viaje a Turquía, a
Capadocia, y de ver tantas chimeneas de las hadas, busqué información de dónde
había otras y me aparecieron éstas tan cercanas. Están situadas en el barranco
de Arás, de infausto recuerdo porque, en el verano de 1996, una fuerte tormenta
ocasionó una gran riada, tragedia en la que murieron 86 personas en el camping
situado en la entrada.
Dejamos el coche en el ancho camino que asciende el barranco
canalizado por su margen izquierda, ahora con muy poca agua. Este camino, abierto, por lo que el sol nos aplana sin piedad, muy pedregoso, lo que hace algo arriesgada una pista de descenso en bicicleta que hay en paralelo, va a Aso de Sobremonte. El primer tramo es recto y al fondo se ve una de las presas de contención del barranco. Al llegar allí ya hemos ganado altura: hacia abajo se ven los dos ramales en que se divide la canalización. El desnivel aumenta ahora y el camino se desvía algo hacia la derecha. Más arriba hay otra presa, más pequeña que la anterior, de la que sale un hilo blanco de agua. Al girar el camino a la izquierda ya son visibles a lo lejos y en alto las Señoritas,
pero, para verlas de más cerca, seguimos subiendo. La pendiente es bastante fuerte, cuando, al pasar por un refugio de piedra, a la derecha, sale a la izquierda un desvío que llega a un punto, una especie de mirador, desde donde se ven mejor.
canalizado por su margen izquierda, ahora con muy poca agua. Este camino, abierto, por lo que el sol nos aplana sin piedad, muy pedregoso, lo que hace algo arriesgada una pista de descenso en bicicleta que hay en paralelo, va a Aso de Sobremonte. El primer tramo es recto y al fondo se ve una de las presas de contención del barranco. Al llegar allí ya hemos ganado altura: hacia abajo se ven los dos ramales en que se divide la canalización. El desnivel aumenta ahora y el camino se desvía algo hacia la derecha. Más arriba hay otra presa, más pequeña que la anterior, de la que sale un hilo blanco de agua. Al girar el camino a la izquierda ya son visibles a lo lejos y en alto las Señoritas,
pero, para verlas de más cerca, seguimos subiendo. La pendiente es bastante fuerte, cuando, al pasar por un refugio de piedra, a la derecha, sale a la izquierda un desvío que llega a un punto, una especie de mirador, desde donde se ven mejor.
Esta formación geológica es muy curiosa. La erosión del
material blando del terreno ha originado unas columnas que se mantienen gracias
a la protección de una gran piedra en su parte superior que, como un paraguas,
evita y retrasa
su desgaste y desmoronamiento. Aquí pueden verse tres. Una de gran tamaño con su roca de protección de color oscuro; los restos de otra que era similar a la anterior hasta el año 2005, cuando la caída de su roca superior permitió su erosión; y una tercera, en formación, al lado del talud, que podrá crecer, podrá aumentar su altura mientras conserve la roca superior.
su desgaste y desmoronamiento. Aquí pueden verse tres. Una de gran tamaño con su roca de protección de color oscuro; los restos de otra que era similar a la anterior hasta el año 2005, cuando la caída de su roca superior permitió su erosión; y una tercera, en formación, al lado del talud, que podrá crecer, podrá aumentar su altura mientras conserve la roca superior.
Hace mucho calor. Estamos atravesando una ola de calor. El sol
nos da de plano. Sólo hay alivio al refugiarse en el bosque. A la derecha
se ve otra gran presa, dando la sensación de que este barranco está bastante protegido, pero aquí en la montaña las tormentas son terribles. Regresamos. Al principio de la bajada, dentro del bosque, vamos bien, pero al llegar al tramo recto no tenemos defensa ante el fuerte sol. Las verdes pozas de un agua cristalina incitan al baño pero, aprovechando que vamos en bajada, aligeramos un poco el paso a pesar del calor para terminar e ir pronto a comer a Biescas.
se ve otra gran presa, dando la sensación de que este barranco está bastante protegido, pero aquí en la montaña las tormentas son terribles. Regresamos. Al principio de la bajada, dentro del bosque, vamos bien, pero al llegar al tramo recto no tenemos defensa ante el fuerte sol. Las verdes pozas de un agua cristalina incitan al baño pero, aprovechando que vamos en bajada, aligeramos un poco el paso a pesar del calor para terminar e ir pronto a comer a Biescas.
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