jueves, 16 de abril de 2015

CAPADOCIA (I)

En los dos días de que disponemos vamos a poder ver varios lugares debido a la cercanía entre todos ellos. Göreme, cerca de Nevsehir, es el primer punto que visitamos. Es el nombre de una serie de valles y de una población, cerca de la cual se encuentra el Parque Nacional, el paisaje más famoso de
Capadocia, Patrimonio de la Humanidad desde 1985. Todo el paisaje está nevado y sobre el blanco destacan los ocres y marrones de las curiosas formaciones. Paramos en un punto en alto, desde donde podemos ver bien toda la zona. Aunque la nieve tiende a igualar el paisaje, son visibles las escarpadas laderas, el laberinto de cicatrices de los valles y, sobre todo, la infinitud de rocas puntiagudas, todas parecidas y todas diferentes. Los pocos edificios que hay, hoteles en su mayoría, están pintados en un color ocre que hace que se mimeticen en el paisaje. Desviamos un momento la mirada porque estamos rodeados de puestos de venta con los inevitables ojos azules que vigilan bonitas lámparas de todos los colores. Una suave música turca de relajación, que suena en los altavoces de las tiendas, atraviesa el blancor del suelo.

Todo está excavado en la roca, son cuevas artificiales. Los asentamientos comenzaron en el periodo romano, cuando en los ss. I-IV los cristianos fundaron varios monasterios. Hay restos de capillas, almacenes, habitaciones e iglesias, decoradas con frescos de los ss. XI-XII. Entramos a este museo al
aire libre, complejo monástico de arquitectura rupestre compuesto por decenas de monasterios, colocados uno al lado de otro, cada uno con su propia iglesia. No se puede ver todo, pero siempre hay algo más destacado como las iglesias de la Sandalia (ss. XII-XIII, tres ábsides, cuatro cúpulas, abovedada, frescos bien conservados –traición de Judas-, Jesús Pantocrátor en la cúpula central), de la Serpiente (lineal, dos cámaras, bóveda de cañón delante, frescos –s. XI- de San Jorge y el dragón, el Emperador Constantino junto a Helena), de la Manzana (iglesia de bóveda ojival, cúpula central, tres ábsides, destacable por los vivos colores de sus frescos de los ss. XI-XII), el monasterio de Monjas (cuatro niveles, iglesia del tercer piso de planta cruciforme, con cúpula de cuatro columnas, ss. X-XII).

El acceso a algunas de las iglesias requiere un pago aparte, como la Oscura (entrada por un túnel sinuoso en pórtico con bóveda de cañón, planta de cruz, ábside destruido, s. XII. La falta de luz interior ayudó a preservar sus frescos). Otras iglesias importantes son la de Santa Bárbara (bóveda de cañón, tres ábsides, planta cruciforme, decoración geométrica y animales mitológicos, s. XI), la
Buckle (cuatro cámaras, iglesia nueva de planta rectangular, bóveda de cañón, pinturas de varios periodos, desde s. X), o la capilla de San Basilio.

Las pétreas agujas se elevan hacia el limpio cielo como centinelas estáticos presidiendo el silencio, mientras, pisando la nieve, vamos recorriendo este intrincado lugar, sus senderos zigzagueantes. La roca no es dura, pero aquí ha habido mucho trabajo. Todo estaba muy pensado. Las habitaciones con suelos muy lisos, alacenas, aberturas, escaleras para acceder a otros niveles, etc., y las iglesias tienen un grado mayor de refinamiento, no sólo constructivo sino decorativo, con los frescos. Al exterior se ve todo agujereado y alguna pared caída permite ver el interior, como en el caso de alguna iglesia. Fuera del parque había cuevas que continuaban habitadas hasta no hace mucho y algunas se han transformado en pequeños hoteles.

La siguiente parada es el museo al aire libre de Zelve, cerca de Göreme, otro laberinto de viviendas, cuevas, templos con pinturas –frescos-, etc., que tiene tres valles. En el primero hay una mezquita excavada con minarete, un complejo conventual a la derecha, accesible por una escalera de metal, que conecta por un largo túnel con el segundo valle. En el tercero hay un molino, también excavado,
medio derrumbado. Lo que parece más digno de verse es la iglesia con los ciervos (símbolos del cristianismo como la cruz, el venado y el pescado), la iglesia de las uvas y la de los peces.


Entre Nevsehir y Göreme esta Uçhisar, donde vamos a ver su “castillo”, destacando en altura sobre lo demás y sobre un telón de fondo lejano de montañas nevadas, con un globo –una de las actividades que pueden hacerse- suspendido en al aire a media distancia. Sigue nevado todo el paisaje en el que sobresale el marrón de la roca. Es un gran complejo de múltiples niveles totalmente excavado en la roca, con muchas escaleras, túneles y pasajes que conectan las distintas habitaciones. En algún caso la erosión ha destruido estos pasos y no se puede seguir. Algunos accesos a las habitaciones están cortados por piedras de molino que actúan de puerta, como en las ciudades subterráneas. Desde lejos tiene una estampa imponente, pero de cerca se ven los estragos del tiempo y del abandono, pero todavía se usan muchas habitaciones –pintadas de blanco para atraer a los animales- como palomares, puesto que sus excrementos se utilizan como fertilizante para el campo. Esto es bastante corriente y lo vemos en otros lugares. (Sigue en el artículo “Capadocia (II)” ).

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