sábado, 14 de marzo de 2015

Etapa 5. Santo Domingo de la Calzada-San Millán de la Cogolla-Nájera-Stº Domingo.

Madrugamos y viajamos de Pineda de la Sierra a Santo Domingo de la Calzada, desde donde vamos a
hacer otra serie de rutas circulares. Hace fresco por la mañana temprano, cuando pasamos por Cirueña, que tiene la parroquia de San Andrés, sobre base prerrománica, s. X. Es un día algo desapacible, muy nublado y ventoso, y paramos en Berceo a tomar un café. Reconfortados, seguimos hasta San Millán de la Cogolla, importante centro espiritual a partir del eremitorio rupestre.

El primer asentamiento, Suso, arriba, del s. XI, fue habitado por Millán, s. VI, natural de Vergegium-Berceo, y se encuentra en medio de exuberante vegetación, en la
ladera de una colina. En este cenobio visigodo, con vista al valle de Cárdenas, hay dos niveles de cuevas habitadas por Millán y sus discípulos, y a su alrededor se construyó el edificio, con testimonios de época mozárabe -como arcos de herradura-, románica y el cenotafio de San Millán. En 1002 Almanzor lo incendió y más tarde fue restaurado y ampliado. Aquí se encuentran las tumbas de Toda, Ximena y Elvira, reinas de Navarra, del señor de Cameros don Tello González y de los siete infantes de Lara rodeando a su preceptor, Nuño.

La leyenda de los siete infantes de Lara, basada en realidad histórica del último cuarto del s. X, fue éxito popular en la Edad Media, en el Romancero. Los siete hermanos, hijos del noble Gonzalo
Gustioz, fueron capturados por los musulmanes en una emboscada preparada por Ruy Velásquez, llevados a Córdoba y decapitados. Los cadáveres, traídos a Castilla, se colocaron en los sepulcros del pórtico meridional del monasterio. Mudarra (“hijo de la renegada”), hijo bastardo de Gonzalo Gustioz y de una hermana del mismo Almanzor con quien se educó, vengó la muerte de sus hermanastros.

El rey García era muy devoto de San Millán. Como acababa de fundar el monasterio de Santa María la Real en Nájera, Corte del reino, quiso llevarse allí los restos mortales del Santo. Se colocaron en
una carreta tirada por bueyes y emprendieron viaje pero, al llegar al llano, cerca del río, los bueyes se detuvieron y no quisieron volver a andar. Se entendió que era un milagro y allí mandó edificar el reciente monasterio. Hasta 1100 coexistieron los dos. El primero fiel a la tradición (regla mozárabe y carácter doble de comunidad masculina y femenina) y el segundo reformado por la regla benedictina. A partir del s. XII sólo hay la regla benedictina con la casa principal, la de abajo, que es de mayores dimensiones –el Escorial de la Rioja-. Fue construido en estilo románico y reconstruido en estilo herreriano en el s. XVI y siguientes. Destacan el claustro y la sacristía barroca y tiene una colección de códices y facsímiles. Es famoso por ser la cuna del castellano y vasco escritos (Glosas Emilianenses) y está vinculado a Gonzalo de Berceo.


El día no mejora. Sigue nublado y ventoso, y así seguimos hasta Nájera, población con entramado urbano medieval, alargado, entre el cerro y el río, y con una leyenda sobre su origen: el rey García Sánchez III, un día de caza, penetró en una cueva donde se le apareció la Virgen. En tal lugar levantó el monasterio de Santa María la Real, para convertirse en panteón de los reyes. Su nombre tiene ascendencia árabe, ya que Naxera significa “entre peñas”. En 1218 San Fernando fue proclamado rey de Castilla y en el Codex Calixtinus aparece como la cuarta etapa. El antiguo monasterio, actual Colegiata, se levantó en estilo románico, sustituido en el s. XV por el gótico. Tiene aspecto de fortaleza por los contrafuertes
cilíndricos de su cabecera. Destaca el Panteón Real, la sillería del coro y el Claustro de los Caballeros. Aquí nos hemos encontrado de nuevo con el río Najerilla, que también vimos ayer.

La siguiente parada es Azofra, con su fuente de los romeros. Después pasamos por un crucero y seguimos adelante entre campos de vides dejando a la izquierda el Monasterio de Cañas, s. XIII. Pasando de nuevo por Cirueña volvemos a Santo Domingo de la Calzada, en la vega del río Ojas, surgida a fin s. XI, debido a Domingo (ver Ruta Ciclista: El Camino de Santiago. Personajes). Tenía dos calles orientadas al
Oeste, la Mayor en el barrio viejo y, entre el hospital y el puente, el barrio nuevo. Quedan murallas del s. XIII-XIV.

La iglesia primitiva fue sustituida en la segunda mitad del s. XII por otra nueva, tardorrománica, transformada en los ss. XV-XVI por naves góticas con bóvedas de crucería. En el interior destaca el retablo de Damián Forment, el sepulcro y el gallinero, con una curiosa leyenda (ver Camino de Santiago). La torre exenta, de 69 m de altura, es del s. XVIII. Otra gran construcción fue el puente del s. XI, reparado por franquicias en tiempo de los Reyes Católicos, construido de nuevo, según trazas de Juan de Herrera, en el s. XVI, destruido en el s. XVIII, etc. También deben verse el monasterio de San Francisco, s. XVI, el Ayuntamiento, el monasterio cisterciense de las Bernardas, s. XVII, etc.


Ha sido una etapa de 60 km, que nos ha alejado de la Sierra y nos ha traído al Camino.

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