A orillas del Henares.
5.POBLACIÓN (II, Recursos).
La población que habitó la zona tuvo que extraer de ella los recursos necesarios para su subsistencia. Las actividades más importantes siempre han sido la agricultura y la ganadería. En la agricultura destacan los cereales de secano, el olivar y el regadío en las vegas, y en la ganadería sobresale el ovino como más extendido, con existencia también de caprino y vacuno (Cantalojas, feria de ganado el 12 de octubre). Otra fuente de recursos era la silvicultura, con pinos en Cantalojas, Galve de Sorbe y los Condemios principalmente. La sal fue una importante fuente de riqueza, explotada en Imón, la Olmeda de Jadraque, etc. En un mundo sin azúcar, la miel fue otro recurso importante. Se pescaba en los ríos, potenciada la actividad con las piscifactorías de Somolinos y La Cabrera, en los ríos Bornova y Dulce.Para potenciar la agricultura en la zona existía un viejo proyecto de la Ilustración consistente en la construcción de un canal usando las aguas del río Henares. El valle presenta una disimetría en los cursos medio y bajo que hacía imposible el aprovechamiento en la margen izquierda por el desnivel y en la derecha por la lejanía. Para solucionarlo hubo un proyecto de los ministros ilustrados de Carlos III, apadrinado por el Conde de Aranda en un intento de crear un cinturón agrícola de Madrid, en 1769. Con fecha 12-5-1859 se autorizó la construcción del canal a solicitud de D. José Pinilla y D. José Acebo, agrupados en la Compañía Ibérica de Riegos. La longitud sería de poco menos de 43 km y su coste se estimó en 12.656.437 reales. La extensión del regadío sería de unas 10.000 hectáreas y, tras 99 años de concesión, revertiría al Estado. Deberían, además, respetarse los regadíos existentes en el Soto de Aldovea, Mejorada y Velilla. Se establecía el caudal máximo a detraer del Henares en 3.000 l/seg en los meses de verano y 5.000 el resto del año. Los propietarios podrían cobrar un canon máximo de 344 rs/ha, lo que daba derecho a 12 riegos al año de una tabla de agua de siete centímetros de profundidad cada uno. Como el riego era voluntario, si se renunciaba a alguno se le detraería el pago proporcional.El contrato contemplaba que las obras se iniciarían a los seis meses de la concesión y se terminarían en seis años, pero los plazos no se cumplieron. El 28-1-1863 se aprobó definitivamente la concesión del canal modificando el trazado: toma de aguas en la confluencia Sorbe-Henares, término de Humanes (punto superior al inicial), lo que aumentaría la longitud hasta 50 km y la superficie regada hasta 11.500 has. El 24-6-1867 se inauguraron los primeros 17,5 km en un clima de euforia. El paso de los años demostró que el aumento de los costes no se correspondía con un incremento de ingresos, y varias sequías agravaron la situación. La solución era construir embalses reguladores de las aguas del Henares, lo que quedaba fuera de las posibilidades de la Compañía, que quebró en 1884 dejando sin construir más de 12 km al final, entre Meco y el Torote.
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Por la R.O. de 24-12-1888 se reconocía a la Compañía del Canal del Henares como nueva propietaria eximiéndola de la construcción del último tramo. Quedaba la obra en 39 km. La falta de rentabilidad condujo a la pésima explotación y al abandono casi total. Los regadíos aguas arriba de Humanes y la irregularidad en el caudal serían la causa del fracaso, aunque la idea seguía siendo atractiva. El 1-4-1927, los regantes de la zona agrupados en comunidad acordaron hacerse cargo del mismo con ayuda estatal. El canal estaba abandonado y cegados algunos tramos. Constituida la Comunidad de Regantes del Canal del Henares se procedió a la laboriosa reparación.En 1954 se inauguró el embalse de Pálmaces, sobre el río Cañamares, para regular el caudal del Henares y poder garantizar el mínimo requerido por el canal. En los años 80 se construyó el embalse de Alcorlo, en el río Bornova, con igual fin. El canal cumple su función y beneficia a la provincia de Guadalajara, pero no se ha extendido hasta Alcalá. El trazado se inicia en la desembocadura del Sorbe en el Henares, pasa por el este de Humanes y Mohernando, al oeste de Yunquera, Fontanar y Marchamalo, al este de Cabanillas, al oeste de Alovera y al este de Meco, donde finaliza.En relación con la agricultura, para la transformación de ciertos productos, estaba otro de los antiguos aprovechamientos de los ríos: el molino. Los había de varias clases, pero todos tenían en común el aprovechamiento de la fuerza de la corriente, bien al natural o bien reforzada con canales o presas para darle más fuerza. Queda constancia de la existencia de muchos.Salado: Sienes (del Medio y Bajero), La Borbolla, Imón, Solanillos, cerca de la confluencia del río Cercadillo, Santamera, río de Pozancos (tres en Pozancos y uno en Ures), cerca de la confluencia del río Regacho.
Dulce: Saúca, La Cabrera.
Cañamares: Atienza (Blanco y del Pirolo), arroyo Pajares (Cañamares, del Serio), a la altura de Naharros, poco después de recibir al arroyo del Chorrón (de la Alberguería), Pinilla de Jadraque, Medranda.
Bornova: Somolinos, Albendiego (del Callejón), de la Salceda, de Lucientes, del Moral, de Bornova, de la Oportuna, Hiendelaencina.
Sorbe: antes de la llegada del río Lillas, Cantalojas (río de la Dehesa, viejo de la villa, de arriba), antes de recibir al río Sonsaz, después del río Sonsaz hay otros dos, Razbona (el de Robledillo), La Fortuna.
Badiel: Valfermoso de las Monjas, dos en Muduex, Valdearenas (Pinilla).
Henares: cinco en Horna, Alcuneza, Sigüenza (El Charpa), Moratilla de Henares, Bujalaro, Espinosa de Henares, Torrebeleña, Fontanar, Azuqueca de Henares, a la altura de Los Santos de la Humosa, Alcalá de Henares.
(https://viajaconjoseluis.blogspot.com/search/label/Guadalajara%20Henares?updated-max=2016-06-24T04:09:00-07:00&max-results=20&start=33&by-date=false).
Este blog ya dedicó un artículo al antiguo molino El Charpa, en Sigüenza, propiedad de los hermanos Alejandro y Santiago. Está situado en la falda del Otero, aislado (“Río, señor, horno, mulo ni molino, no lo tengas por vecino”), y tuvo su última concesión de la Confederación Hidrográfica en 1931, aunque parece que existía en el siglo XIX. Desde Horna (nacimiento del Henares) hasta Sigüenza llegó a haber siete molinos. El Henares estaba bien aprovechado. Se conserva bien el caz al que retornaba el agua después de usada, en cambio la balsa que almacenaba el agua está colmatada. Parece que el agua empezó a escasear en los años 70 del siglo XX y tuvieron que intentar moler por la noche, cuando los agricultores no regaban, e incluso utilizar un tractor para moverlo.
El interior parece estar completo: cuadro eléctrico, tolva, piedras, poleas, correas de transmisión. Se ha detenido el tiempo. La casa es grande, porque, además de molino era horno y había espacio para los cerdos que consumían parte de lo molido, el pago por la molienda. La sensibilidad de los hermanos ha conservado el escudo, la tablilla de la panadería, listados de precios, etc., que componen un entrañable recuerdo histórico de un tiempo que se fue. La visita hace recordar una serie de refranes alusivos al molino: “Al molino y a la esposa, siempre la falta alguna cosa”, “Boca sin muelas, molino sin piedras”, “Agua pasada no mueve molino”, “Cada uno quiere llevar el agua a su molino y dejar en seco el de su vecino”, “Agua estancada no mueve molino”, “Huerto, mujer y molino, quiere uso continuo”, “Molino que no muele, algo le duele”.La necesidad de atender a todas las circunstancias de la existencia hacía que, al faltar el comercio, se tuviesen que fabricar todos los utensilios de la vida cotidiana. Se servían de la destreza de unas manos que habían recibido la sensibilidad artística heredada de sus antepasados, así como el conocimiento que suponen los siglos de perfeccionamiento en el aprovechamiento de los materiales que ofrece la tierra. Manos artesanas que modelan con la garantía de lo que perdura toda la vida, en una combinación de pensamiento, habilidad y emoción. Estas señas de identidad se irán perdiendo paulatinamente.
La casa serrana es hermética, cúbica, de escasos vanos, se construye con piedra en seco o con mortero de cal, cubriéndose con tejas árabes sobre cerchas de madera. Los pueblos son pequeños, con sensación de desnudez, soledad, ascetismo. En zonas forestales, las casas eran de entramado de madera. En cambio, la arquitectura de la Campiña del río Henares es la del barro y del canto rodado.
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