Pasillo verde del Camarmilla
Queriendo ver cómo está en la actualidad el Pasillo verde
del Camarmilla, vamos en un día algo más frío, desapacible, con lluvia y fuerte
viento, en este poco frío y muy loco febrero. El proyecto inicial hablaba de
ocupar este terreno de antiguo uso agrícola con un parque de 57.158 km2 de
superficie –a lo largo de 1,5 km del curso del arroyo- que contenía 35.613
árboles –autóctonos, con necesidad de poco riego- y arbustos, zonas de sombra, elementos de
ocio, mobiliario, dos pasarelas, una pequeña laguna con un geiser para
regenerar el agua, etc. También hablaba de la existencia de bosque de galería,
chopera, ajardinamiento adehesado, etc., y de la integración de este patrimonio
verde en el patrimonio natural. Por último, decía que tuvo fácil acogida entre
todos los ciudadanos.
una marcha ciudadana hasta la plaza de Cervantes. Recientemente, en enero de 2016, representantes del nuevo Ayuntamiento han recogido las sugerencias de los vecinos.
Comenzamos en la frontera entre Espartales Norte y
Espartales Sur, donde una flecha amarilla indica el Camino de Santiago hacia el
camino de Camarma. El Parque comienza cuando el Camarmilla aparece bajo el
puente de la Avenida Gustavo Adolfo Bécquer con su cauce lleno de aneas y
carrizos, con las orillas algo verdes, con algunos árboles y con poca agua que
se desliza mansamente. A la derecha hay bastante distancia hasta la carretera
de Camarma porque el perfil del parque es
disimétrico, como el del Henares, con
poca superficie a la izquierda y mucha a la derecha.
El camino sigue, en el sentido de la escasa corriente, el
curso del arroyo que tiene muy poca vegetación de ribera. El suelo de esta zona
está verde de hierba porque las últimas lluvias ayudan. Hay pinos pequeños a la
izquierda y frondosos punteando el camino, pero el arbolado es tan escaso que
uno grande está rodeado de vallas como si fuera un monumento. Los juncos
tapizan las laderas del cauce y un pequeño almendro en flor alegra la ribera. A
la izquierda las casas unifamiliares dibujan la curva de la calle Ramón Mª del
Valle Inclán hasta el
primer puente, metálico, que tiene una zona de rosales
enfrente. Una senda discurre más cerca de las viviendas. A la derecha, en la
margen derecha del arroyo, hay plantación de pinos y frondosos, zonas de
arbustos, mesas, bancos y aparatos gimnásticos.
Por la izquierda se acercan las viviendas de la calle
Manuel Machado, en una zona con un parque infantil y algunos árboles antiguos,
entre ellos uno viejo, en medio de pinos grandes, que hace una V de victoria a
pesar de que ha sufrido una poda que parece una tala. A la altura de la rotonda
de la calle José Martínez Ruiz
“Azorín” está el segundo puente, de grandes
vigas de cemento. El agua corre mínimamente por un cauce sin arbolado que lo
sombree, lleno de plantas de color seco. En algunos tramos, cuando el camino se
acerca a la zanja del arroyo, hay una valla de madera como protección. En un punto
del cauce despejado de plantas hay una pareja de patos, mirando sus retratos en
el agua, que se alejan al acercarnos y que nos hacen pensar en lo que podría
ser este arroyo. En todo el trayecto –en bocas del alcantarillado o en farolas-
se pueden ver flechas amarillas y la daga de Santiago Apóstol marcando el
Camino.
A la izquierda se acaban las viviendas en el Centro
Cultural La Galatea y se llega a una laguna con un
pequeño mirador con bancos frente a un gran tubo, que parece el paso aéreo del alcantarillado y que afea el cauce. En una zona con árboles viejos comienza la calle Espartales Sur, que sale a la Carretera de Camarma porque el parque queda cortado por las infraestructuras, la Autovía y la M-119, bajo las que desaparece el Camarmilla tomando la dirección del plano y oscuro cerro de San Juan del Viso, visible al fondo.
La impresión no es del todo buena y es difícil ver lo que
decía el proyecto inicial. El paisaje aparece desnudo. Es excesivo hablar de bosque
de galería y chopera para referirse a unos pocos árboles. Es
invierno, aunque
suave, y los árboles –excepto los pinos- están desnudos, por lo que no puede
apreciarse su efecto sombra, que no puede ser muy alto; además, al otro lado
del arroyo, algunos parecen secos. En verano, cuando el sol que se ensaña con
la Meseta asaetee la zona, será difícil estar aquí. Se ha cuidado algo –algunos
árboles están podados y otros secos arrancados- pero falta mucho por hacer -podar
los rosales, sustituir árboles secos, reparar el riego, etc., lo que exigirá mucho
personal para su mantenimiento.
En cualquier caso, no sabemos exactamente qué impide
abrir el parque. Esperemos que el nuevo Ayuntamiento acabe con el apagón
informativo del interregno e indique qué va a hacer. Los oscuros nubarrones que
nos amenazan cubriendo el cielo complutense dan un tono sombrío al aspecto
general, pero, al lado del cauce, un almendro en flor ofrece la mejor imagen
del parque. Con ella nos vamos.
Un bonito almendro junto al cauce del arroyo Camarmilla, al menos se ha salvado después de las obras.
ResponderEliminarYo me alegró de que lo hayan hecho.
ResponderEliminarDentro de unos cuantos años.. Abra sombra, estas cosas van despacio :)
Mejor que el descampado lleno de basura que había antes, de momento para correr pasear esta bien, eso si de día porque no hay alumbrado.
José Luis yo creo que hay muchísimos árboles, lo que pasa es que apenas hace un año que se plantaron. Verdaderamente es un espacio de valor para la zona y si se cuida e incluso se mejora estará muy bien. Entre el antes y el después hay una diferencia abismal
ResponderEliminar