martes, 30 de enero de 2018


En el año en que se ha conmemorado el quinto centenario de la muerte del cardenal Cisneros, ha sido posible acercarnos al tiempo en el que, bajo su mandato, Alcalá pasó de ser una villa a una ciudad renacentista mediante un paseo por los lugares más directamente relacionados con él. Al margen del valor intrínseco de cada edificio, la visita debe servir también para apreciar el conjunto de la población en la multitud de detalles de aquella época que se recorren callejeando. Todos los puntos a recorrer se estructuran en dos grupos, los alrededores de la plaza de los Santos Niños y los aledaños de la Plaza Cervantes. Siguiendo el magnífico folleto que puede recogerse en la Oficina de Turismo recorremos el territorio cultural de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad comenzando por el Palacio Arzobispal (1 en el plano), residencia en Alcalá de los poderosos Arzobispos de Toledo.

De su pasado de fortaleza queda el Torreón de Tenorio, lienzos de muralla, el Torreón de la Fuente (con una estela procedente de Complutum y reutilizada como sillar), pero fue en el siglo XVI cuando se convirtió en un magnífico palacio renacentista bajo la dirección de Alonso de Covarrubias. Recibió la visita de personajes importantes y aquí nacieron reyes-reinas. En el Patio de Armas sorprende la fachada principal, pero éste es sólo uno de los cuatro patios que componían el Palacio. El incendio de 1939, cuando era Archivo General Central del Reino, terminó con joyas como el Salón de Concilios y con el resto de patios. En la actualidad es la sede del Obispado Complutense. Como la restauración parece imposible, bien está el acertado empeño infográfico.

Continuamos por la calle San Juan, vía procesional que unía el Palacio y la Magistral, para ver la mal llamada Casa de la Entrevista (2) -antiguo convento femenino de San Juan de la Penitencia, destinado a la formación de mujeres necesitadas, que ahora es sala de exposiciones- y seguir hacia la Catedral Magistral (3), único edificio gótico que se conserva en Alcalá, lugar emblemático y centro urbano tardomedieval, y descanso de Cisneros en contra de su voluntad. Enfrente de la pétrea fachada se encuentra la ermita de Santa Lucía, considerada el primer ayuntamiento porque allí se reunía el concejo de la villa hasta principios del siglo XVI.


El nexo de unión entre las dos zonas a visitar lo constituye la larga Calle Mayor (4), en la que Cisneros ordenó sustituir los pies derechos de madera por columnas de piedra y pavimentarla. Al final estaba la Plaza del Mercado –actual Plaza Cervantes (5)-, centro de la población, en donde se advierte la división de la ciudad en dos barrios: el del Concejo (lados porticados) y el Universitario, que se formó por la prolongación de las calles Escritorios y Mayor, en Colegios y Libreros respectivamente, y dividiendo el espacio en “islas” (manzanas) trazadas a cordel y numeradas del 1 al 18.

Alcalá era señorío del Arzobispado de Toledo y reunía las condiciones requeridas por el Cardenal por lo que estableció la Universidad con los propósitos de proporcionar al clero una mayor formación intelectual y crear una academia de estudios lingüísticos que apoyase su proyecto de la Biblia Políglota. Esta Universidad no se proyectó como un único edificio, sino como una Ciudad Universitaria (uno de los criterios de la Unesco para la concesión del título de ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1998), que siguiendo un esquema renacentista de trazados rectilíneos creó una estructura clara que enlazaba con la ciudad medieval.

El corazón de la Universidad era el Colegio Mayor de San Ildefonso (6), que compartía la parcela central con el colegio franciscano de San Pedro y San Pablo, la Capilla de San Ildefonso, la cárcel, la hospedería universitaria, etc. Su magnífica fachada plateresca -Plaza de San Diego-, llena de simbolismo, es una de las joyas del renacimiento español. Hacia el interior, y sucesivamente, los patios de Santo Tomás de Villanueva (primer alumno de la Universidad canonizado, con la famosa frase “En Luteam olim celebra marmorean” -“Otros harán en mármol lo que yo hice en barro”-), de Continuos o Filósofos (en las novelas picarescas de Quevedo y Mateo Alemán, estudiantes aquí, aparecen términos nacidos en estas aulas como gorrones, manta, camarista, leoneras; Cárcel Escolástica) y San Jerónimo o Trilingüe (bellísimo claustro renacentista). A destacar el Paraninfo, de maravilloso artesonado, lugar de entrega del Premio Cervantes. Al lado del Colegio Mayor está la Capilla de San Ildefonso (7), de exterior humilde –con la entrañable espadaña donde anidan las cigüeñas- pero con un interior lujoso debido al bellísimo artesonado mudéjar y a las yeserías de los muros, realzados por la desnudez de las paredes, que también aloja el cenotafio de Cisneros.


Además del Colegio Mayor, Cisneros proyectó doce Colegios Menores –en honor de los doce Apóstoles- de los que llegó a inaugurar seis. El de San Pedro y San Pablo (10), sencillo según su dedicación a frailes franciscanos, de fachada anexa a la del Colegio Mayor, da idea de cómo pudo ser ésta en su origen. Al lado del Colegio Trilingüe estaba el Colegio de la Madre de Dios (11), conocido como el de Teólogos aunque estaba reservado a los estudiantes de Medicina, como el famoso Francisco Vallés “El Divino”. En el Callejón de Santa María estaba el Colegio de Santa Catalina o de los Físicos (12), del que queda un bonito patio de dos pisos. 

Para terminar la visita, abandonamos la ciudad universitaria y vamos a la Calle Santiago, a donde se trasladó el Convento de San Juan de la Penitencia –“Juanas”-  (8) por ruina del ubicado en la calle San Juan. Estas monjas fueron las testamentarias de Cisneros y conservan algunos recuerdos –pectoral, cáliz, copia de su testamento, báculo-. Antes había sido Colegio de Agustinos descalzos de San Nicolás de Tolentino.


Finalmente, el Palacio Laredo (9), capricho arquitectónico utilizando restos arquitectónicos de otros edificios, alberga en su suntuosidad y abigarrada ornamentación el Centro de Estudios Cisnerianos, que recoge obras vinculadas al Cardenal Cisneros como la Biblia Políglota Complutense. 




1 comentario: