viernes, 9 de agosto de 2024

A orillas del Henares.

4.ARTE (IV, Barroco, siglo XVII).

Se desarrolla en el siglo XVII y se manifiesta en una gran construcción de iglesias y conventos. Las órdenes religiosas son las principales impulsoras de este arte. El arquitecto carmelita fray Lorenzo de la Madre de Dios trabajó en las iglesias de San José y de la Epifanía en Guadalajara. El agustino fray Lorenzo de San Nicolás hizo la iglesia de Chiloeches. En Alcalá de Henares se encuentran muchos conventos y colegios universitarios. En escultura es importante el retablo de la catedral de Sigüenza, obra de Giraldo de Merlo. En pintura hay algunas obras dignas de mención, como la pintura mural de la galería del Oratorio de San Felipe Neri en Alcalá de Henares, descubiertas en 1993, cuyo valor les viene más por lo insólito que por lo artístico. El conjunto forma una ciudad compacta, un conjunto plano, sin sensación de profundidad, de carácter ingenuo, con sentido del orden y del color. Como hipótesis, parece la recreación de Alcalá en la segunda mitad del siglo XVIII.



l canónigo de la catedral de Ávila don Martín de Bonilla y Echevarría, en agosto de 1694, pidió autorización al cardenal Arzobispo de Toledo, don Luis Fernández Portocarrero, para fundar la congregación del Oratorio de San Felipe Neri. En 1698 se acordó hacer la iglesia, ampliada entre 1729 y 1735 y con portada de 1753. Presenta una fachada flanqueada por dos pilastras dóricas que sostienen un frontón triangular con óculo y rematada por cruz de piedra. La portada, de piedra, consta de un arco sobre dos pilastras, con una hornacina encima que tiene la escultura del Santo Patrón y un gran ventanal. El interior es de una nave, con bóveda de arcos escarzanos y cúpula elipsoidal. Contiene numerosas obras de arte y una valiosa biblioteca.

 



Otro ejemplo pictórico reseñable son las pinturas de Angelo Nardi en el monasterio de San Bernardo de Alcalá de Henares, que puede ser un programa inmaculista. La fábrica del edificio la proyectó el maestro de obras reales Juan Gómez de Mora con planta inusual, ovalada. A cada lado de la elipse se disponen tres capillas laterales, ovaladas y rectangulares. Es en las capillas laterales y en el altar mayor donde encontramos la extensa producción pictórica de Angelo Nardi, que estaba en Alcalá en 1619. D. Bernardo de Sandoval y Rojas, cardenal arzobispo de Toledo, había muerto en 1618, pero dejó todo ordenado para concluir la obra.


 



Desde el siglo XV se habían dado fricciones entre maculistas e inmaculistas, en referencia a la Virgen, y en el siglo XVII se hicieron más latentes. En 1617 juraron defender la doctrina de la Inmaculada Concepción las universidades de Sevilla, Granada, Alcalá, Santiago, Zaragoza, Toledo y Baeza, y un año más tarde, las de Valladolid, Barcelona y Salamanca. Los cuadros de Angelo Nardi conforman in ciclo iconográfico que intenta, bajo la forma de los misterios del Stº Rosario, poner de manifiesto la cuestión dogmática de la Inmaculada Concepción. Es una realización barroca en el más amplio sentido de la palabra.



En arquitectura deben resaltarse las cúpulas ovaladas en Alcalá de Henares, realizadas en los siglos XVII y XVIII y que pueden considerarse como evolución de una tipología arquitectónica experimental. La arquitectura barroca alcalaína presenta, de manera general, unos rasgos de acusada uniformidad y monotonía que, más que propiamente barrocos, están inspirados en el típico clasicismo madrileño. No obstante, se distinguen algunos brotes de auténtica originalidad como la fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús, la portada y planimetría de la iglesia del colegio de San Basilio Magno, o la iglesia del monasterio de las Bernardas. Capítulo aparte merecen las cúpulas ovaladas o elípticas.

La planta elíptica surge en la arquitectura del Renacimiento tardío en Italia. En España, el primer ejemplo es el de la Sala Capitular de la catedral de Sevilla, de 1572, y el segundo es el de las Bernardas, en Alcalá de Henares, auténtica prueba para el arquitecto real Juan Gómez de Mora, un hito de creatividad artística y dominio técnico. Se inició en 1617. El autor subrayó la direccionalidad longitudinal hacia el altar, resultando una configuración elíptica. Además, los ejes diagonales distribuyen cuatro capillas, también ovales, mientras que otras dos rectangulares marcan el eje transversal. El interior se pensó para crear diversas perspectivas formando un conjunto de gran valor escénico que aprovechaba todas sus posibilidades espaciales. La planta elíptica no se refleja al exterior, sencillo rectángulo. La cúpula principal está dividida en ocho sectores. Se asienta sobre una sencilla cornisa encima de la cual se abren unos óculos para entrada de luces. Queda coronada por un óculo central sobre el que se asienta una linterna de tambor, rematada al exterior por elevado chapitel. Se derrumbó en 1939, cuando el incendio del palacio Arzobispal, siendo reconstruida en 1941-45. En otra restauración en 1980 se añadió la linterna.



El segundo ejemplo de cúpula oval en Alcalá está en el convento de la Concepción Francisca, vulgo “Las Úrsulas”, fundado en 1564 por el canónigo de la Magistral Gutierre de Cecina. Las obras se realizaron alrededor de 1640, y la cúpula y el interior se hicieron en 1643 por Diego Rodríguez en estilo de poca calidad. El tercer ejemplo es la cúpula que corona la escalera principal del colegio de San Ciriaco y Stª Paula, vulgo “de Málaga”, fundado en 1610. Las trazas son de Juan Gómez de Mora. En 1651 se inició la obra del cuerpo central bajo la dirección de José Ocaña. La cúpula se realizó encamonada siguiendo un barato sistema francés. Un óculo central proporciona luz.

 



De idénticas características son la cúpula oval del colegio-convento de San José de los Clérigos Regulares Menores, llamados “Caracciolos”, de principios del siglo XVIII, una cúpula oval en la iglesia del Oratorio de San Felipe Neri, de principios del siglo XVIII, otra en el colegio-convento de San Nicolás de Tolentino, “las Juanas”, de principios del siglo XVIII, y otra en la sacristía aneja a la capilla de las Santas Formas, junto a la cabecera del Colegio Máximo de Jesuitas, también del siglo XVIII.



 


En las artes consideradas menores también existen ejemplos. A señalar la azulejería de Talavera, de la que hay muestras extraordinarias por su calidad y temática en Guadalajara, en el palacio del Infantado. El zócalo del salón de linajes, de 1,5 m de altura, aunque es de traza y colorido renacentista. En la galería que da al jardín hay unos frisos que pertenecen a Fernando de Loaysa. Se conservan los frisos de las salas de la Guerra y Victoria, Sacrificios y Fuego, de d. Zuria, o de Batallas y de Atalanta o de la Caza, con ausencia de lo figurativo. También puede resaltarse una custodia (en plata, primera mitad del siglo XVII, purista) y una cruz procesional (plata, 1789, Madrid) de la parroquia de Santa María de Alcalá de Henares.


En Guadalajara, la parroquia de San Nicolás el Real, en sus orígenes la del convento de la Santísima Trinidad de la Compañía de Jesús, se comenzó en 1647 y se concluyó en 1691. Es un edificio en ladrillo sobre zócalo de piedra sillar. La portada barroca, en piedra caliza de Tamajón, es un arco de medio punto moldurado flanqueado por dos columnas sobre pedestal de fuste liso y capitel corintio. Encima hay un frontón partido y una hornacina.

 





El interior, de una nave -cubierta con bóveda de medio cañón- con grandes capillas laterales, es de estilo jesuita, con cúpula con balconada sobre el crucero. El enorme retablo barroco tiene grandes columnas salomónicas y un relieve de la Trinidad, al igual que la portada.


 

 


En la catedral de Sigüenza hay una gran obra barroca, del siglo XVII, que destruye el efecto de las líneas de la catedral. Se trata del trascoro, a espaldas del coro, y es una composición pesada con columnas salomónicas (iniciativa del obispo D. Andrés Bravo de Salamanca) y excesiva decoración. Resulta un suntuoso retablo en mármol que contiene el altar de la Virgen de Santa María la Mayor, patrona de la ciudad, cuya imagen data del siglo XII. 



El Seminario de San Bartolomé de Sigüenza, antiguo convento de los Jerónimos, también es de estilo barroco, siglo XVII. Fue fundado por el obispo D. Bartolomé Santos de Risoba en 1651, aunque la construcción y ornamentación actual son del siglo XVIII. La fachada y el acceso son barrocos.

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