viernes, 12 de julio de 2024

A orillas del Henares.

4.ARTE (VI, Mudéjar I/II)

Es arte cristiano, pero realizado por artesanos musulmanes. Son edificaciones en ladrillo, mampuesto, tapial y madera, con motivos geometrizantes en series ininterrumpidas, puertas en arcos de herradura apuntada cobijados por alfiz, techumbres de parhilera, par y nudillo u ochavadas y torres cuadrangulares cubiertas por bóvedas falsas de ladrillo en hiladas horizontales. En este tipo de arquitectura tienen mucha importancia las técnicas constructivas y los materiales, ambos de tradición islámica y de indudable eficacia. También juega un papel importante la decoración, bien en los elementos estructurales o en los revestimientos. En una sociedad tan plural había elementos diferenciadores como el geográfico, el cultural y los cambios en los sistemas constructivos.

Tras la reconquista parece que hubo cierta tolerancia cristiana con los musulmanes, pero durante el siglo XII la situación empeoró, lo que provocó la emigración desde Toledo a la campiña del Henares. En Guadalajara se verían mejor tratados por el Fuero de Alfonso X. Una mano de obra abundante y barata que conocía el uso del ladrillo, material barato y de rápida colocación, hizo posible la reparación y construcción de edificios con relativa facilidad, razón por la que se impuso el nuevo estilo. El auge fue en la segunda mitad del siglo XIII y comienzos del XIV, al que siguió un periodo de paralización en la segunda mitad del XIV y primera del XV, coincidiendo con la gran crisis castellana. Un nuevo auge se dio en la segunda mitad del siglo XV, coincidiendo con la inmigración de mudéjares granadinos, por lo que en este periodo y a comienzos del siglo XVI la construcción mudéjar en Guadalajara seguirá las pautas del mudéjar andaluz. La situación jurídica de estas gentes era penosa, por lo que en lo sucesivo se harían obras limitadas a elementos ornamentales, como cobertura exterior e interior de un nuevo estilo importado de Italia, el Renacimiento.

En la zona hay bastantes ejemplos de este arte y Guadalajara fue una ciudad mudéjar, en la que son abundantes los restos, pero no anteriores a la segunda mitad del siglo XIII. Como había pasado a manos cristianas casi doscientos años antes hay que pensar que esos restos sustituyeron a otros o a las mezquitas transformadas para el nuevo culto. Son habituales en Guadalajara sobre todo en los siglos XIII a XVI. Las iglesias, palacios, murallas, puertas, y hasta el concepto de trazado urbano tienen materiales, decoración y técnicas mudéjares. Pero, aunque hubo muchas iglesias -tenía diez parroquias desde la Edad Media-, poco es lo que ha quedado.

El mudéjar de los siglos XIII y XIV en Guadalajara es tributario del toledano, aunque presenta similitudes con el foco castellano leonés. Durante el siglo XIII son frecuentes las obras: San Gil, Santiago, San Esteban, San Julián. Las características son los ábsides semicirculares de ladrillo con fajas de arcos de medio punto cegados como en San Gil, y las torres campanario cuadrangulares cubiertas en su interior con bóvedas de ladrillo a base de aproximación de hiladas como en Santa María -y existió en San Julián y San Gil-. Del siglo XIV queda la iglesia del convento de Santa Clara de Asís, con techumbre de artesa con lazo en la nave central y ojo de buey, que ilumina la nave mayor, entre arcos de medio punto a los pies del templo.




De los siglos XV y XVI hay iglesias (Santa María de la Fuente, Santo Tomé, Santa Clara, San Gil y Capilla de Luis de Lucena), conventos (La Piedad -Palacio de D. Antonio Mendoza, IES- San Francisco), alcázar, murallas, puertas (Álvar Fáñez o de la Feria, Alamín o de las Infantas, Bejanque), palacios (Infantado, D´ Ávalos, Antonio de Mendoza).




 





Las iglesias de tipo andalusí tienen conjuntos de tres naves, la central doblemente más amplia que las laterales, separadas por columnas como en Santa María de la Fuente y Santo Tomé (Ntra Sra de la Antigua), o por pilares como la de Santa Clara (Santiago), cubiertas por techumbre en artesa como en Santa María de la Fuente, Santo Tomé y Santa Clara.

 

Hay otros elementos mudéjares interesantes: portadas en arco de herradura apuntado cobijado por alfiz (inspiración granadina) como en Santa María de la Fuente, San Gil -no conservadas- y Santo Tomé; yeserías con decoración epigráfica, lacería de inspiración toledano-sevillana como en la desaparecida Capilla de los Orozco (Iglesia de San Gil), cuyos restos se guardan en la capilla de Luis de Lucena; techumbres de madera ochavadas como los desaparecidos de los salones del palacio del Infantado, lo del antiguo palacio de los Ávalos, el de la escalera del convento de la Piedad o palacio de D. Antonio de Mendoza.

La arquitectura mudéjar en Guadalajara puede resumirse a través de ejemplos de dos tipos, templario y palacial. Los templos incluyen San Gil, Santo Tomé (Ntra Sra de la Antigua), Santa María de la Fuente, iglesia del convento de Santa Clara de Asís (Santiago). Además, las iglesias no conservadas de Santiago (demolida a comienzos del siglo XX al ensanchar la calle Mayor), San Esteban (similar a San Gil y Santiago, demolida a din del siglo XIX), San Andrés (existía en el siglo XVI), San Ginés (quizá estuviera en el solar de la plaza de la Diputación y fue trasladada en el siglo XVI a su actual emplazamiento), San Nicolás (antiguo Colegio de Jesuitas, en el solar del actual Banco de España, trasladada en el siglo XVIII) y San Julián (arrabal de la Alcallería). También hay que considerar la capilla de Luis de Lucena, los conventos de la Piedad y San Francisco y los no conservados de las Bernardas (existía en el siglo XIV al otro lado del barranco del Alamín). En lo referente a la arquitectura palacial, hay que hacer mención especial de los duques del Infantado, D´Ávalos, D. Antonio de Mendoza, de la Cotilla y la casa del Cardenal Mendoza.

De la iglesia de San Gil, la más antigua, que fue sede de las reuniones del Concejo durante la Edad Media, sólo queda parte del ábside y restos de pinturas y decoraciones. Debió construirse a mediados del siglo XIII y acogió enterramientos de ciudadanos ilustres. Alguna de sus capillas, como la de la familia Orozco, estaba especialmente bien decorada. Podría considerarse perteneciente al mudéjar castellanoleonés, el menos influido por la estética árabe. Externamente tiene una base de mampostería y tres pisos de arquerías murales de ladrillo, con la particularidad de que los arcos no están alineados verticalmente. Fue derribada en 1931.




La actual concatedral es la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor, que se edificó en el siglo XIV sobre una antigua mezquita. Conserva su primitiva construcción en el exterior, todo en ladrillo. Presenta tres naves, tres portadas mudéjares y un esbelto campanario. Las naves están separadas por fuertes pilastras y arcos de medio punto, con crucero acentuado cubierto de cúpula con linterna y presbiterio elevado. Se conserva -no visible- el artesonado primitivo mudéjar.


La portada principal está en la fachada occidental y se compone de un arco de herradura apuntado; las menores son más sencillas. El campanario, adosado al muro meridional cerca de la cabecera, es de planta cuadrada con muros de mampostería recubierto de ladrillo, con decoración más sobria, propia del mudéjar castellanoleonés, con troneras con arco doblado, friso de esquinillas y canecillos hechos con ladrillos en degradación.

El pórtico que rodea el atrio, a base de arquerías sobre columnas, es renacentista. 

Grabado a partir de dibujo de Genaro Pérez de Villaamil  para el tercer volumen  de España artística y monumental (2850).




La iglesia de Santiago, que perteneció al convento de Santa Clara, es del siglo XIV, con planta de tres naves separadas por pilares de piedra caliza, siendo el resto de ladrillo. Lo más destacado es su cabecera poligonal.


 

En la zona occidental de la provincia, en la Campiña, hay otras construcciones románico-mudéjares, como en lugares no lejanos de Segovia, Madrid y Toledo. Son iglesias de la segunda mitad del siglo XIII, de carácter popular, que mantienen las características generales de uso del ladrillo, decoraciones con arquerías murales en las cabeceras, frisos de ladrillos, etc. Son los templos parroquiales de Aldeanueva de Guadalajara, Galápagos y Cubillo de Uceda.

Nuestra Señora de la Asunción de Aldeanueva de Guadalajara.

Aldeanueva perteneció al Común de Villa de Guadalajara. La iglesia parroquial tiene una nave de cuatro tramos, cubierta por medio cañón en el presbiterio y rematada en ábside de cuarto de esfera con tres aspilleras de medio punto con derrame interior rodeadas de ladrillo, aunque es de sillarejo. El alero se soporta por canecillos de piedra. Los muros son de mampostería con verdugadas de ladrillo. El acceso meridional es una portada románica en piedra tradicional, y el occidental, cegado, tiene dos arcos apuntados de ladrillo rodeados por alfiz. Tres arcos apuntados de ladrillo soportan la techumbre de madera. El arco triunfal, muy reformado, es de medio punto y apoyo sobre dobles columnas y pilastras. 

 

Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo de Uceda.

Está construido en ladrillo con dos bandas superpuestas de arcos ciegos y doblados, un tramo liso y una serie de arcos murales sencillos. La torre, unida al muro septentrional del presbiterio es mudéjar, al menos en su cuerpo bajo, con dos aspilleras, rodeada de arco polilobulado apuntado la oriental y arco semicircular doblado la meridional. Por encima, en cada cara, hay dos arcos murales doblados rematados por friso de esquinillas.

El arco triunfal es de medio punto y en ladrillo, aunque quizá sea del siglo XVI, ya que la bóveda del presbiterio es apuntada, con arco fajón apuntado, que tiene a cada lado un arco mural en herradura doblado. El tambor absidal se cubre con bóveda de horno apuntada y en el muro se abren ventanas rodeadas de arcos de ladrillo.



San Pedro de Antioquía de Galápagos.

Su ábside, muy restaurado, podría ser en origen similar al de San Gil de Guadalajara, con los pisos de arquerías no alineados verticalmente. Decoración moderna sustituye al nivel superior de arcos.


 


Existen elementos mudéjares en otros puntos más alejados de la provincia, como en el románico de la comarca de Atienza (Villacadima, Campisábalos, Santa Coloma de Albendiego). También existen referencias de morerías en otras poblaciones como Hita, donde está la iglesia de San Juan Bautista, situada en lo más alto de la villa. Es una construcción gótico-mudéjar tardía, de finales del siglo XV y principios del XVI. Tiene tres naves con ábside poligonal. Los muros son de aparejo toledano y la torre, a los pies, de estilo herreriano del siglo XVI, construida con sillares de piedra caliza. Conserva un artesonado mudéjar de casetones octogonales, del siglo XVI, en la capilla de la Virgen y una armadura de par y nudillo que cubre el altar mayor. 


San Pedro Apóstol de Camarma de Esteruelas (Madrid).

Otro ejemplo interesantísimo de iglesia románico-mudéjar, que puede servir de modelo para las reformas realizadas en el Renacimiento, en las que estructuras de madera de las techumbres soportadas por elegantes arquerías de exquisita proporción se adosan a cabeceras medievales (románicas, mudéjares o gotizantes) en otra escala, ámbitos recogidos frente a espacios salón.



 

Hay una tendencia a considerar como no original lo construido desde el siglo XVI, sino como imitación de valores tradicionales. Lo que se ha llamado la “pervivencia del mudéjar” se ejemplifica en la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles de Luis de Lucena, construida en 1534 en ladrillo y con interior renacentista.

Las ventajas de este estilo han hecho que se haya prolongado en el tiempo hasta llegar a los siglos XIX y XX, con ejemplos de arquitectura civil como la Fundación de los duques de la Vega del Pozo, patio del palacio de la Diputación, cárceles de hombres y cementerio municipal, fábrica Hispano-Suiza, palacio de Correos, casas de la calle del Amparo y del paseo de San Roque.

 

 

 

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