A orillas del Henares.
4.ARTE (VI, Mudéjar I/II)
Tras la reconquista parece que hubo cierta tolerancia cristiana con los musulmanes, pero durante el siglo XII la situación empeoró, lo que provocó la emigración desde Toledo a la campiña del Henares. En Guadalajara se verían mejor tratados por el Fuero de Alfonso X. Una mano de obra abundante y barata que conocía el uso del ladrillo, material barato y de rápida colocación, hizo posible la reparación y construcción de edificios con relativa facilidad, razón por la que se impuso el nuevo estilo. El auge fue en la segunda mitad del siglo XIII y comienzos del XIV, al que siguió un periodo de paralización en la segunda mitad del XIV y primera del XV, coincidiendo con la gran crisis castellana. Un nuevo auge se dio en la segunda mitad del siglo XV, coincidiendo con la inmigración de mudéjares granadinos, por lo que en este periodo y a comienzos del siglo XVI la construcción mudéjar en Guadalajara seguirá las pautas del mudéjar andaluz. La situación jurídica de estas gentes era penosa, por lo que en lo sucesivo se harían obras limitadas a elementos ornamentales, como cobertura exterior e interior de un nuevo estilo importado de Italia, el Renacimiento.
En la zona hay bastantes ejemplos de este arte y Guadalajara fue una ciudad mudéjar, en la que son abundantes los restos, pero no anteriores a la segunda mitad del siglo XIII. Como había pasado a manos cristianas casi doscientos años antes hay que pensar que esos restos sustituyeron a otros o a las mezquitas transformadas para el nuevo culto. Son habituales en Guadalajara sobre todo en los siglos XIII a XVI. Las iglesias, palacios, murallas, puertas, y hasta el concepto de trazado urbano tienen materiales, decoración y técnicas mudéjares. Pero, aunque hubo muchas iglesias -tenía diez parroquias desde la Edad Media-, poco es lo que ha quedado.
El mudéjar de los siglos XIII y XIV en Guadalajara es tributario del toledano, aunque presenta similitudes con el foco castellano leonés. Durante el siglo XIII son frecuentes las obras: San Gil, Santiago, San Esteban, San Julián. Las características son los ábsides semicirculares de ladrillo con fajas de arcos de medio punto cegados como en San Gil, y las torres campanario cuadrangulares cubiertas en su interior con bóvedas de ladrillo a base de aproximación de hiladas como en Santa María -y existió en San Julián y San Gil-. Del siglo XIV queda la iglesia del convento de Santa Clara de Asís, con techumbre de artesa con lazo en la nave central y ojo de buey, que ilumina la nave mayor, entre arcos de medio punto a los pies del templo.
De los siglos XV y XVI hay iglesias (Santa María de la Fuente, Santo Tomé, Santa Clara, San Gil y Capilla de Luis de Lucena), conventos (La Piedad -Palacio de D. Antonio Mendoza, IES- San Francisco), alcázar, murallas, puertas (Álvar Fáñez o de la Feria, Alamín o de las Infantas, Bejanque), palacios (Infantado, D´ Ávalos, Antonio de Mendoza).
Las iglesias de tipo andalusí
tienen conjuntos de tres naves, la central doblemente más amplia que las
laterales, separadas por columnas como en Santa María de la Fuente y Santo Tomé
(Ntra Sra de la Antigua), o por pilares como la de Santa Clara (Santiago),
cubiertas por techumbre en artesa como en Santa María de la Fuente, Santo Tomé
y Santa Clara.
Hay otros elementos mudéjares
interesantes: portadas en arco de herradura apuntado cobijado por alfiz
(inspiración granadina) como en Santa María de la Fuente, San Gil -no
conservadas- y Santo Tomé; yeserías con decoración epigráfica, lacería de
inspiración toledano-sevillana como en la desaparecida Capilla de los Orozco
(Iglesia de San Gil), cuyos restos se guardan en la capilla de Luis de Lucena;
techumbres de madera ochavadas como los desaparecidos de los salones del
palacio del Infantado, lo del antiguo palacio de los Ávalos, el de la escalera
del convento de la Piedad o palacio de D. Antonio de Mendoza.
La actual concatedral es la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor, que se edificó en el siglo XIV sobre una antigua mezquita. Conserva su primitiva construcción en el exterior, todo en ladrillo. Presenta tres naves, tres portadas mudéjares y un esbelto campanario. Las naves están separadas por fuertes pilastras y arcos de medio punto, con crucero acentuado cubierto de cúpula con linterna y presbiterio elevado. Se conserva -no visible- el artesonado primitivo mudéjar.
El pórtico que rodea el atrio, a base de arquerías sobre columnas, es renacentista.
Grabado a partir de dibujo de Genaro Pérez de Villaamil para el tercer volumen de España artística y monumental (2850).
La iglesia de Santiago, que perteneció al convento de Santa Clara, es del siglo XIV, con planta de tres naves separadas por pilares de piedra caliza, siendo el resto de ladrillo. Lo más destacado es su cabecera poligonal.
En la zona occidental de la
provincia, en la Campiña, hay otras construcciones románico-mudéjares, como en
lugares no lejanos de Segovia, Madrid y Toledo. Son iglesias de la segunda
mitad del siglo XIII, de carácter popular, que mantienen las características
generales de uso del ladrillo, decoraciones con arquerías murales en las
cabeceras, frisos de ladrillos, etc. Son los templos parroquiales de Aldeanueva
de Guadalajara, Galápagos y Cubillo de Uceda.
Nuestra Señora de la Asunción de Aldeanueva de Guadalajara.
Aldeanueva perteneció al Común de Villa de Guadalajara. La iglesia parroquial tiene una nave de cuatro tramos, cubierta por medio cañón en el presbiterio y rematada en ábside de cuarto de esfera con tres aspilleras de medio punto con derrame interior rodeadas de ladrillo, aunque es de sillarejo. El alero se soporta por canecillos de piedra. Los muros son de mampostería con verdugadas de ladrillo. El acceso meridional es una portada románica en piedra tradicional, y el occidental, cegado, tiene dos arcos apuntados de ladrillo rodeados por alfiz. Tres arcos apuntados de ladrillo soportan la techumbre de madera. El arco triunfal, muy reformado, es de medio punto y apoyo sobre dobles columnas y pilastras.
Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo de Uceda.
Está construido en ladrillo con dos bandas superpuestas
de arcos ciegos y doblados, un tramo liso y una serie de arcos murales
sencillos. La torre, unida al muro septentrional del presbiterio es mudéjar, al
menos en su cuerpo bajo, con dos aspilleras, rodeada de arco polilobulado
apuntado la oriental y arco semicircular doblado la meridional. Por encima, en
cada cara, hay dos arcos murales doblados rematados por friso de esquinillas.
El arco triunfal es de medio punto y en ladrillo, aunque
quizá sea del siglo XVI, ya que la bóveda del presbiterio es apuntada, con arco
fajón apuntado, que tiene a cada lado un arco mural en herradura doblado. El
tambor absidal se cubre con bóveda de horno apuntada y en el muro se abren
ventanas rodeadas de arcos de ladrillo.
San Pedro de Antioquía de Galápagos.
Su ábside, muy restaurado, podría ser en origen similar
al de San Gil de Guadalajara, con los pisos de arquerías no alineados
verticalmente. Decoración moderna sustituye al nivel superior de arcos.
Existen elementos mudéjares en otros puntos más alejados de la provincia, como en el románico de la comarca de Atienza (Villacadima, Campisábalos, Santa Coloma de Albendiego). También existen referencias de morerías en otras poblaciones como Hita, donde está la iglesia de San Juan Bautista, situada en lo más alto de la villa. Es una construcción gótico-mudéjar tardía, de finales del siglo XV y principios del XVI. Tiene tres naves con ábside poligonal. Los muros son de aparejo toledano y la torre, a los pies, de estilo herreriano del siglo XVI, construida con sillares de piedra caliza. Conserva un artesonado mudéjar de casetones octogonales, del siglo XVI, en la capilla de la Virgen y una armadura de par y nudillo que cubre el altar mayor.
San Pedro Apóstol de Camarma de Esteruelas (Madrid).
Otro ejemplo interesantísimo de
iglesia románico-mudéjar, que puede servir de modelo para las reformas
realizadas en el Renacimiento, en las que estructuras de madera de las
techumbres soportadas por elegantes arquerías de exquisita proporción se adosan
a cabeceras medievales (románicas, mudéjares o gotizantes) en otra escala,
ámbitos recogidos frente a espacios salón.
Hay una tendencia a considerar como no original lo
construido desde el siglo XVI, sino como imitación de valores tradicionales. Lo
que se ha llamado la “pervivencia del mudéjar” se ejemplifica en la Capilla de
Nuestra Señora de los Ángeles de Luis de Lucena, construida en 1534 en ladrillo
y con interior renacentista.
Las ventajas de este estilo han hecho que se haya prolongado en el tiempo hasta llegar a los siglos XIX y XX, con ejemplos de arquitectura civil como la Fundación de los duques de la Vega del Pozo, patio del palacio de la Diputación, cárceles de hombres y cementerio municipal, fábrica Hispano-Suiza, palacio de Correos, casas de la calle del Amparo y del paseo de San Roque.
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