lunes, 11 de marzo de 2024

Arte y Naturaleza.

En una época en la que la crisis ecológica hace estremecer el mundo de los seres vivos, la colaboración entre la Caixa y el Centre Pompidou propone, en CaixaForum Madrid, una mirada retrospectiva del diálogo entre las artes y la naturaleza con una selección de obras de pintura, escultura, fotografía, cine, diseño, etc. La exposición se estructura en cuatro ámbitos temáticos. “Metamorfosis” presenta obras del surrealismo que difuminan las fronteras de las formas antropomorfas. “Mimetismo” muestra cómo la naturaleza se convierte en modelo y fuente de inspiración para los artistas. “Creación” expone la transformación de los seres vivos en arte. “Amenaza” pone el foco en los peligros de la creciente contaminación o en las mutaciones virales.


1.METAMORFOSIS.

La creación artística fue impregnada por el biomorfismo en la década de 1930, surgiendo como una tercera vía entre el surrealismo y la abstracción. Las obras aluden a estructuras orgánicas mediante formas curvadas y sencillas. El universo de los seres vivos constituye para los artistas un repertorio de formas en las que las representaciones antropomorfas integran formas vegetales, minerales o animales, transformándose en criaturas fantásticas.

 

 

Pablo Picasso (1881, España – 1973, Francia), La mecedora, 1943, óleo sobre lienzo.

Salvador Dalí (1904-1989), El asno podrido, 1928, óleo, arena y grava sobre madera.


Alberto Giacometti, 1901-1966, Suiza, Mujer degollada, 1932/1940, bronce y pátina dorada.

A finales de la década de 1920, Giacometti frecuenta a los surrealistas y trabaja en esculturas que representan mujeres similares a crustáceos o insectos. Esta obra encierra una gran violencia y equipara a la mujer a una planta venenosa o a una mantis religiosa dispuesta a devorar al macho. Es una peligrosa trampa para el deseo masculino.


 
Le Corbusier, 1887, Suiza - 1965, Francia, Ubu IV, 1940-44, óleo sobre lienzo.
Yves Tanguy, 1900, Francia – 1955, Estados Unidos, El palacio con rocas de ventanas, 1942, óleo sobre lienzo.

 
Max Ernst, 1891, Alemania – 1976, Francia, Los tres cipreses, 1951, óleo sobre lienzo.

Jean Arp, 1886, Alemania – 1966, Suiza, Concreción humana sobre cuenco, 1935, Yeso enlucido.

Jean Arp realiza una serie de esculturas exentas en alusión al proceso natural de formación mineral, ni figurativas ni del todo abstractas, biomorfas, lisas, de formas sencillas y curvadas, que adquieren apariencias antropomórficas, minerales o vegetales.  


Raoul Hausmann, 1886, Austria-Hungría – 1971, Francia, Desnudo, Alemania, 1931, Fotografía a las sales de plata.

En los años 1930 se consagra totalmente a la fotografía. En verano se va a zonas costeras del norte de Alemania con su mujer y su amante, con las que convive en triángulo amoroso, y las fotografía en la playa, con aspecto sensual en ósmosis con el entorno mineral.


 

2.MIMETISMO.

A lo largo del siglo XIX, la investigación biológica experimenta grandes avances, surgen nuevas disciplinas, Darwin desarrolla la teoría de la evolución y se perfeccionan las técnicas de observación. Los artistas del siglo XX, influidos por estos logros, examinarán con detenimiento la naturaleza, que se convierte en modelo, incluso los motivos descubiertos con el microscopio. También el cine facilita el estudio de los movimientos de los seres vivos.


Alexander Calder, 1898-1976, Estados Unidos, Cuatro hojas y tres pétalos, 1939, metal, pintura.

Esta obra formaba parte de un proyecto para decorar el hábitat de los felinos africanos en el zoo del Bronx. El contexto creativo explica el compromiso del artista con las fuerzas de la naturaleza, a la que trata como fuerza viva, creando esta obra para que ocupe el lugar de un árbol, una planta de apariencia estática, pero siempre animada por el viento.

 





Andrew Kudless, 1975, Estados Unidos, Crisálida III, 2012, placas de composite y cartón.





 



Vassily Kandinsky, 1866, Imperio ruso – 1944, Francia, Azul cielo, 1940, óleo sobre lienzo.

Apasionado por las obras científicas que tratan de la evolución de la vida, vuelve a introducir las formas biomorfas en sus obras abstractas. Esta obra, pintada al inicio de la ocupación alemana, está muy influida por el trabajo de su amigo Joan Miró. Varias formas orgánicas aparecen suspendidas en la atmósfera, formando una composición viva y luminosa, escapatoria poética al contexto político lleno de violencias y privaciones.


 




Vassily Kandinsky, 1866, Imperio ruso – 1944, Francia, Composición IX, 1936, óleo sobre lienzo.



  

Paul Nash, 1889-1946, Reino Unido, Hiedra en un muro de piedra y Guijarros, 1930-1940, Fotografía a las sales de plata.


3.CREACIÓN.

Al surgir la abstracción, en la década de 1910, los pintores abstractos rechazan la imitación de la apariencia externa del mundo orgánico e intentan reproducir sus principios generadores. En analogía, artistas de la década de 1960 emplean la naturaleza como materia prima de la creación: arte povera en Italia o del land art en Estados Unidos, se elaboran a partir de plantas, piedras, plumas, etc.




Joseph Walsh, 1979, Irlanda, Repisa Enignum XV, 2014, Fresno oliva.



 

Ymer&Malta Benjamin Graindorge, 1980, Francia, árbolCaído, 2011, Banco. Roble natural y vidrio borosilicatado.

Explora el diálogo entre producción industrial y formas vegetales. Las ramas de árbol naturales no sólo sirven para decorar, sino que hacen de pata izquierda del banco. El roble ya no es simple recurso, sino complemento del vidrio, material industrial.




Pino Pascali, 1935 – 1968, Italia, Las plumas de Esopo, 1968, plumas de pavo y lana de acero trenzada sobre plancha de madera.



 

 

4.AMENAZA.

La crítica a los estragos medioambientales causados por las innovaciones técnicas empieza a oírse desde los inicios de la modernidad industrial, pero es a partir de la década de 1950 cuando las cuestiones ecológicas se imponen con mayor urgencia. La era atómica inaugura una época de terror y, después de la II Guerra Mundial, el aumento de la producción industrial genera un incremento de los productos de consumo, de los residuos y de las emisiones de CO2. Los artistas muestran la naturaleza en peligro, contaminada y convertida en amenaza para el ser humano.






Ernesto Neto, Brasil, Globocélula, 2001, tul de licra, esferas de poliestireno y arena.




 

Jeroen de Rijke (1970, Países Bajos – 2006, Ghana), Willem de Rooij (1969, Países Bajos), Ramo III, 2004, plantas, vidrio, madera, papel, impresión digital.

Serie creada con flores, que va acompañada por un texto referido a un tipo determinado de violencia. En este caso alude al Día de la Liberación de la ocupación nazi que las tropas neerlandesas desplegadas en Irak celebraron durante la segunda guerra del Golfo. Al asociar el ramo al discurso de los militares que afirman “luchar por la libertad”, lo convierten en símbolo de las promesas vanas, puramente decorativas. 

Pamela Rosenkranz, 1979, Suiza, Estanque de piel (relucir), 2019, acero, PVC, celulosa, pintura acrílica, bomba, agua, colorantes alimentarios y estabilizantes.

La artista suiza cuestiona el modo en que la industria cosmética interfiere en nuestra relación con el cuerpo. El líquido que contiene el estanque es de un color que recuerda una piel como la que aparece idealizada en la publicidad. Esta carnación irreal escenifica la contaminación del cuerpo por los productos químicos. El agua no está clara, sino contaminada. 

Tetsumi Kudo, 1935-1990, Japón, Plución-cultivo-nueva ecología, 1971, flores y objetos diversos de plástico, cartón y celulosa.

 Este artista japonés estuvo profundamente marcado por la catástrofe de Hiroshima por lo que nutre su trabajo con una visión pesimista del mundo, caracterizada por la “nueva ecología”, que mezcla al ser humano con la tecnología y la contaminación. El universo simbólico de la obra apela al pasado (la bomba atómica), al presente (contaminación ambiental) y a un futuro distópico, y anuncia la destrucción de la naturaleza y de la humanidad.

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