viernes, 9 de febrero de 2024

A orillas del Henares.

3.HISTORIA (IV, Siglos XIV y XV).

SIGLO XIV

En 1348 las Cortes promulgaron el Ordenamiento de Alcalá, con disposiciones de tipo jurídico (Fernando III y Alfonso X intentaron crear un cuerpo legislativo uniforme, de aplicación en todo el reino) y económico. En tiempos de Pedro I se produjo la revuelta nobiliaria que tuvo efectos económicos negativos (destrucción de cosechas, robos, saqueos), como el asalto realizado por Tello, hermanastro de Pedro y maestre de Santiago, cuyos hombres “robaron la recua que venía de Burgos e iva para la feria de Alcalá de Henares, en la qual tomaron grande aver”. El asalto a las caravanas era la manifestación de tensiones profundas entre nobles y burgueses. En ese tormentoso periodo, Pedro I encerró a su esposa Blanca de Borbón en Sigüenza, en 1355. 

Las ciudades han adquirido gran importancia, por lo que interesa el estudio de la oligarquía urbana partiendo de la determinación de su base socioeconómica. La base la componen los caballeros hidalgos, desde los afincados en el tiempo de Alvar Fáñez, hasta los hidalgos alaveses que llegaron al servicio de los Mendoza. La fuente de su fortuna sigue siendo la base territorial, la explotación agropecuaria, pero también acapararon los puestos de la administración local. El acceso y la permanencia se vinculan a la acción directa de la casa de los Mendoza en la designación de los cargos concejiles con una clara intención de control. El componente converso también está presente y conseguirá, a través de actividades comerciales y financieras, una serie de logros económicos e incluso el acceso al poder político municipal. Ha desaparecido la Asamblea General de vecinos y se sustituye el concejo abierto (Ordenamiento de Alcalá, 1348) posibilitando el acceso de caballeros e hidalgos a los cargos concejiles por un periodo que fue aumentando hasta llegar a vitalicio en 1422.

La nobleza ha consolidado su situación privilegiada con el advenimiento de los Trastámara, aunque hay una renovación en los linajes, debido al mayorazgo. Enrique II dispuso la devolución de los bienes a la corona si faltaba la sucesión por línea directa, pero Juan I anuló dicha cláusula en las Cortes de Guadalajara de 1390. En este periodo se conforma la posición hegemónica de una casa. En 1366 Enrique II donó a Pedro González de Mendoza las escribanías de Guadalajara e Hita, y el señorío de Hita en 1368. La reina Dª Juana le donó el portazgo de Guadalajara, confirmado en 1373. En 1376, un privilegio real le autorizaba a fundar un mayorazgo con sus bienes.

El 9 de octubre de 1390 murió en Alcalá de Henares el rey Juan I al caerse del caballo.

 

SIGLO XV.

Hita
La nobleza siguió afianzando su poder. Al margen de casos como el de Juan Pacheco, que utilizó Atienza como cabeza de puente, la máxima expresión del poder en la zona lo ostenta la familia Mendoza. Algunos hechos relacionados son los siguientes: En 1400 D. Diego Hurtado de Mendoza dejó en testamento Hita a su hijo D. García (Juan). D. Íñigo López de Mendoza fue jurado como señor de Hita en 1405, poseía el señorío de Tamajón, Serracines, Daganzo, Fresno de Torote, y en 1429 se le concedió el de Meco y Miralcampo. En 1435, Dª Aldonza, hermana de D. Íñigo, testó en su villa de Espinosa de Henares; tenía heredades en Atienza que dejó a su hermano. En 1436 hubo boda en Guadalajara entre el hijo de D. Íñigo, Diego Hurtado de Mendoza y Dª Brianda de Luna. En 1441, D. Íñigo tuvo conflicto, al igual que otros nobles, con el rey Juan II, en este caso por Guadalajara. El rey la entregó al Príncipe, que envió a Pero Carrillo y al licenciado Juan de Alcalá, su Alcalde Mayor, a tomarla, pero Íñigo López no les dejó entrar; el Almirante de Castilla y otros nobles acordaron que el Comendador Mayor, don Gabriel Manrique y D. Íñigo tomasen Alcalá, del Arzobispado de Toledo, lo que ocurrió exceptuando Alcalá la Vieja que cayó más tarde; por este tiempo construía las casas mayores y el convento de San Francisco de Guadalajara, el castillo y muralla de Hita y le fue otorgada Espinosa. En 1455 D. Íñigo testó en Guadalajara y dejó a su primogénito Hita, Fresno del Torote y Tamajón, muriendo en Guadalajara en 1458.

En 1467 el Gran Cardenal, D. Pedro González de Mendoza, hijo del I Marqués de Santillana, D. Íñigo, fue nombrado obispo de Sigüenza. En 1476, durante la guerra civil que, a la muerte de Enrique IV, enfrentó a Isabel y a la Beltraneja, el primer duque del Infantado, D. Diego Hurtado de Mendoza, fue a sitiar el alcázar de Madrid al frente de su gente de Guadalajara e Hita; Atienza era plaza contraria a los Reyes Católicos. El castillo de Manzanares serviría de modelo para que el II Duque del Infantado, D. Íñigo López de Mendoza, construyese el palacio de Guadalajara, iniciado en 1480 y terminado en 1492; en la puerta de Hita está su escudo entre dos yelmos. En 1495 murió en Guadalajara el cardenal Pedro González de Mendoza, que ocupó la silla primada de Toledo tras el arzobispo Carrillo.

En 1459 se reunió en Alcalá la Liga de Tudela, integrada por los principales nobles castellanos (almirante don Fadrique Enríquez, el arzobispo de Toledo Alonso Carrillo, los condes de Alba, Liste, Haro, Benavente y Plasencia), así como el rey Juan II de Aragón, con objeto de romper la amistad de Castilla y Francia. Enrique IV tuvo que negociar con ella.

Otro lugar importante es Cogolludo. En 1438, Luis de la Cerda, III Conde de Medinaceli permutó con Fernán Álvarez de Toledo sus posesiones, incorporándolo. Un nieto, Luis de la Cerda, V conde y I duque de Medinaceli, inició las obras del castillo. El asentamiento urbano se configuró en sus faldas en torno a tres calles principales hasta mediados del siglo XIII, cuando la villa fue amurallada por la Orden de Calatrava, después de que le fuera concedido al concejo el Fuero de Guadalajara. Esta cerca fue reparada a expensas de Íñigo López de Orozco en 1355, cuando la Orden le otorgó la villa. A finales del siglo XV el caserío medieval estaría rebasado y las murallas obsoletas. El matrimonio entre la hija de Luis de la Cerda y el Marqués de Cerrete fue el móvil de la modernización. Se ha atribuido a Lorenzo Vázquez de Segovia el palacio que se erigió entre 1492 y 1495, encontrándole como tasador de las obras realizadas en el castillo por Juan de la Cerda, II duque de Medinaceli, en 1503. Se remodeló la villa con la gran plaza, donde se celebró el mercado todos los miércoles desde 1461 y se hicieron nuevas murallas, terminándose las puertas de Medinaceli y Jadraque en 1503.

Sopetrán
Otra detentadora de poder era la Iglesia, bien por medio del obispado de Sigüenza, por órdenes como la de Calatrava (encomienda de Cogolludo, iglesia y convento en Pinilla de Jadraque), o por las órdenes monásticas, que tuvieron parte importante en la estructura de la propiedad agraria a pesar de su implantación tardía. De la Orden de San Benito es el santuario de Nuestra Señora de Sopetrán, en el valle del río Badiel, con carácter monástico desde 1372, debido al arzobispo de Toledo Gómez Manrique; tenía las tercias pontificiales de Trijueque, Muduex y Valdearenas y, a pesar de la protección de los grandes señores, fue una abadía modesta. De la Orden de San Jerónimo era Lupiana, que tuvo posesiones en Ledanca, Málaga del Fresno, Fontanar, Pinilla, Hita y Guadalajara. En Sigüenza, Don Juan López de Medina, arcediano de Almazán, quiso fundar un monasterio de la Orden de San Jerónimo donde se leyesen Artes y Teología para los monjes, recibido por éstos en 1483 y quedando sólo como colegio en 1501; tenía el beneficio de la parroquia de Pozancos. Monasterio femenino era el de San Salvador en Pinilla de Jadraque, de la Orden Cisterciense.

En las ciudades como Guadalajara, además la alta Nobleza y la Iglesia, se fue conformando otro grupo de poder, el patriciado. El poder fue acaparado por los caballeros, la clase media nobiliaria, con linajes antiguos venidos a menos, anteriores a los Trastámara, como los Valdés, señores de Beleña, único linaje local que no se extinguió, aunque su señorío pasó a los marqueses de Santillana hacia 1450. A lo largo del siglo XV sólo aparecen cinco regidores procedentes de las ramas alcarreñas de los Albornoz, Carrillo y Orozco, y de los Zúñiga, descendientes de los Valdés. La privanza del monarca era elemento determinante para el acceso al gobierno municipal.

Pese a ser ciudad realenga desde mediados del siglo XV, Guadalajara forma parte del patrimonio de los marqueses de Santillana. El carácter vitalicio de la regiduría y la transmisión hereditaria hacen que el gobierno no salga de la oligarquía local. Entre la nobleza media, el oficio militar es una vía frecuente de promoción social, como los que, procedentes de la vieja caballería, detentaron cargos en Guadalajara. En la segunda mitad del siglo XV, los miembros del patriciado urbano se inclinan más que por las armas, por la carrera civil: bachilleres, letrados, etc., como la familia de los Carrión. La política matrimonial de este grupo está marcada por la endogamia y la estratificación social indica que no se superan las fortunas medias, compuestas por bienes raíces la mayoría, bienes inmuebles y bienes muebles. El oficio de regidor no era codiciado por su retribución, modesta, sino por la preeminencia social y control de los asuntos municipales. Estas oligarquías locales competían por la representación en Cortes, derecho no exclusivo de los miembros del concejo.

Una de las obligaciones más visibles del concejo eran las obras públicas. El Fuero de Alcalá establecía el mantenimiento y reparación de puertas, cercas y cavas (parecen desaparecer a fin del siglo XVI), confirmado en el siglo XV por el arzobispo Juan Jiménez de Contreras y, al final, Cisneros. En el siglo XV también se hicieron obras en el puente, se levantó una nueva picota en 1434, una horca en 1435, se adobaron los caminos de Los Hueros y Zulema, 1435-1442, se limpió la fuente del Juncal en 1434, etc.

Fuente del Juncal


Colegio Mayor de San Ildefonso, Alcalá
Entre la población seguía habiendo comunidades judías y conversas, documentadas en 1474 en Atienza, Guadalajara, Hita y Sigüenza. En esa época se establecieron centros de estudio. De carácter civil es la Universidad de Sigüenza, la más antigua, fundada en 1477 como colegio de San Antonio de Portaceli por el arcediano seguntino Juan López de Medina. Una bula de Inocencio VIII la elevó a universidad en 1489; se cerró en 1837. De carácter eclesiástico es el Seminario conciliar de Sigüenza, creado en 1651. En Alcalá, el arzobispo Carrillo, 1446-1482, fundó unas cátedras, ampliadas por su sucesor Pedro González de Mendoza. Posteriormente, Cisneros refundaría esos estudios. Con estos tres arzobispos se produjo el final de la Edad Media y el paso al, Renacimiento. Los tres coinciden en fundar estudios y en una gran actividad política. De esta época son las varias visitas y estancias de los Reyes Católicos y el inicio de las noticias de América.

El final de la Edad Media continúa con los señoríos de los obispos de Sigüenza y la Mitra de Toledo, y un extenso estado nobiliario de los Mendoza en los territorios de la Corona. Obispos y nobles fueron mecenas de una arquitectura con marcado carácter de representación. En la constante fricción por el dominio de la función legislativa, las Cortes fueron otro polo político, conservando su faceta consultiva y languideciendo a lo largo del s. XV. El estamento urbano estuvo representado por Guadalajara. Había contradicciones entre el carácter semifeudal de la sociedad, el Renacimiento que tomó la Universidad de Alcalá empeñada en traer a Erasmo de Rotterdam, y el cierre ideológico por la Inquisición (1502, primera censura de libros) y, más tarde, por Felipe II.


De Italia trajo Lorenzo Vázquez el primer impulso renacentista que luego plasmaría en los palacios de los duques de Medinaceli y del Infantado (Guadalajara). Así, el panorama artístico de finales del siglo XV y los primeros años del siglo XVI vio la convivencia del gótico tardío, hispanoflamenco, y la decoración plateresca. Toledo, con Covarrubias, fue centro artístico dominante con influencia en Alcalá, Guadalajara y Sigüenza, mientras en Granada dominaba Machuca y Rodrigo Gil de Hontañón en Castilla, Extremadura y Alcalá.

 

Sigüenza. Don Pedro González de Mendoza, 1467-1495, fue miembro de esa poderosa familia, prelado toledano y obispo seguntino. Su acción fue decisiva para Sigüenza: demolió parte de la muralla y el muro que rodeaba la catedral, organizó una plaza frente al brazo sur del crucero y traslado allí el mercado, amplió con dos puertas la muralla y el espacio para instalar el Barrio Nuevo. En la catedral mandó aumentar la altura de la capilla mayor y la completó con retablo principal, púlpito de alabastro y sillería del coro, todo gótico hispano flamenco. En esta línea están los magníficos sepulcros del cardenal de San Eustaquio situado en la capilla mayor y el Vázquez de Arce, el Doncel. Con decoración plateresca se encuentran el Altar de Santa Librada (tallistas toledanos, joven Alonso de Covarrubias) y el sepulcro de don Fadrique, en el brazo norte del crucero. A principios s. XVI se construyó un nuevo claustro en el lugar del anterior, s. XII. Formas góticas y platerescas conviven en las puertas del Jaspe y de la capilla de la Concepción. En el castillo mandó levantar un cuerpo adosado al ángulo NE y dos barbacanas. Compró y transformó el castillo de Jadraque renovando su interior como palacio.


En Palazuelos, la intervención del marqués de Santillana y de su hijo don Pedro Hurtado de Mendoza transformó la antigua aldea en villa de señorío dominada por el castillo del que partían las murallas. También vinculado el marqués de Santillana estaba el castillo de Torija y Pioz fue aldea propiedad del Cardenal Mendoza.

 


En esta época de efervescencia religiosa hubo ataques contra los heterodoxos. Fueron perseguidos una serie de “luteranos”, la mayor parte calvinistas, como Pedro de Cubieta localizado en Atienza, Antonio Marco, natural de Nápoles y asentado en Jadraque como criado de Francisco de Torres, Mancio Gutiérrez del colegio de San Antonio de Sigüenza; el médico de Atienza, Antonio Páez fue acusado y absuelto en 1524; Charles Maguet fue detenido en Mandayona y procesado de 1561 a 1568. Los procesos eran incoados por inquisidores como Diego de Espinosa, civilista y canonista, que enseñó en Salamanca, fue auditor en Sevilla y ostentó la presidencia de Castilla, la mitra de Sigüenza y el capelo cardenalicio. Alcalá fue un centro importante de impresión de libros como el de Alonso de Villegas (Flos sanctorum. Vida y hechos de JesuChristo, Dios y Señor Nuestro, y de todos los santos de que reza la Iglesia Catholica, 1616) o el de Alonso de Madrigal (El Confessional, 1516, que combatía cierto aspecto del culto popular a las imágenes).

Algunos de los ataques eran más individualizados, contra personas o grupos que vivían irregularmente, como el epigrama que dedicó Villamediana a la ciudad de Sigüenza, “donde había muchas damas de canónigos: “Por dar descanso a mis plantas, / llegué leguas caminadas, / al lugar de menos santas / y de más canonizadas”.

El desarrollo del núcleo urbano de Guadalajara está unido a los Mendoza. Diferentes miembros de la familia levantaron sus casas principales. Don Pedro, junto a la iglesia de Santa María de la Fuente, donde murió en 1495. El II duque del Infantado estaba construyendo su residencia señorial diseñada por Juan Guas, una nueva concepción de palacio como el de Cogolludo, sobre modelos italianos, mandado edificar a finales del siglo XV por don Luis de la Cerda, duque de Medinaceli. En la misma villa ducal se edificó la parroquia de Santa María, iniciada a mediados del siglo XVI y terminada en los primeros años del siglo XVII, como iglesia de salón, igual tipología, aunque con fórmulas renacentistas, que la parroquial de Meco, cuya traza se atribuye a Rodrigo Gil de Hontañón, comenzada hacia mediados del siglo XVI y terminada a principios del siglo XVIII.

La elección del Cardenal Cisneros en 1495 como arzobispo de Toledo fue decisiva para la transformación de Alcalá de Henares. Coordinó las competencias propias del concejo con sus propias intervenciones, como las obras en la fortaleza arzobispal, la erección de la parroquia de Santiago en el solar de la antigua mezquita y la fundación del monasterio de San Juan de la Penitencia. Reedificó la Colegiata de los Santos Niños, dotándola de la dignidad de Iglesia Magistral, para la que dieron trazas en 1497 Antón y Enrique Egas. El aparejo más noble puede apreciarse en la fachada principal. A mediados del siglo XVI comenzó la reedificación de la parroquia de Santa María de Alcalá, con la misma tipología que la de Meco y posiblemente con las trazas del mismo Rodrigo Gil.

La zona extramuros al este de la plaza del Mercado fue incorporada a la villa a principios del siglo XV, cuando se amplió el recinto amurallado. En ese lugar se quiso configurar la ciudad universitaria desde 1495 cuando Cisneros comenzó a comprar casas y corrales para levantar el Colegio Mayor de San Ildefonso, sede de la Universidad. Pedro Gumiel inició las obras hasta que en 1499 fue llamado a Granada por los Reyes Católicos, sustituyéndole Rodrigo Baltanas. Ambos habían servido antes a los Mendoza. De la época se conservan la Capilla de San Ildefonso, tipología conventual del siglo XV, y el Paraninfo, comenzado hacia 1516.

 

 

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