viernes, 16 de febrero de 2024

A orillas del Henares.

3.HISTORIA (V, Siglo XVI).

SIGLO XVI

Influencia de Italia en el siglo XVI, Renacimiento. Traducción de Vitruvio por Miguel de Urrea en Alcalá en 1582. La figura más importante del renacimiento ornamentado es Alonso de Covarrubias que trabajó en Sigüenza, Guadalajara y Alcalá. En Sigüenza diseñó la nueva Sacristía de la catedral, 1532-1560, y la capilla de las Reliquias. Al mismo tiempo trabajaba en el Palacio Arzobispal de Alcalá, donde las obras habían comenzado con el arzobispo Fonseca, 1524-1534, y se impulsaron con el Cardenal Tavera, 1534-1545. La Casa de Arenillas, actual convento de carmelitas descalzas de la Imagen, está relacionada con estas obras, su escalera pertenece a la misma tipología que la del palacio y la del hospital de Santa Cruz de Toledo y la portada se concibió con el mismo gusto decorativo.

La fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, Universidad de Alcalá, fue realizada entre 1537 y 1553, con voluntad de representación frente a los intentos de los arzobispos Fonseca y Tavera de conseguir su control y poniéndose bajo la tutela del emperador Carlos, cuyas armas se sitúan entre Minerva y la Paz. El tracista que se ha considerado tradicionalmente es Rodrigo Gil, pero pudo ser Luis de Vega, maestro mayor de las obras. Antes de terminar la fachada se comenzó el Patio Trilingüe, 1557-1570, construido por Pedro de la Cotera con un alzado sobrio.

 El patio del antiguo monasterio jerónimo de San Antonio de Portacoeli, a cuyo cargo estaba la Universidad de Sigüenza, se construyó en esta línea desornamentada, 1550-1580, y se aprovechó cuando la Universidad se trasladó a mediados del siglo XVII.



En Guadalajara resulta singular la capilla funeraria de Luis Lucena, 1491-1552, un capricho manierista. En una línea clasicista se efectuaron reformas en el Palacio del Infantado por el V Duque, don Íñigo López de Mendoza, entre 1569 y 1590. 



Las disposiciones del Concilio de Trento, 1545-1563, hicieron que se adoptase una simplicidad estructural y un escueto plasticismo, lo que se aprecia en conventos e iglesias de Alcalá y Guadalajara. En Alcalá, el convento de carmelitas descalzas del Corpus Christi, 1614, fue diseñado por fray Alberto de la Madre de Dios, mientras la fachada deriva de un prototipo de Francisco de Mora. Muy semejante es la iglesia de las carmelitas de Guadalajara, 1625-1653. 



Comunicaciones. Mapa, Repertorio de todos los caminos de España en 1546, Juan Villuga. Madrid-Guadalajara, Tórtola, Miralrío, Sigüenza, etc., a Zaragoza. En Baides desvío a la izquierda, por Atienza, San Esteban (ya en Soria) a Burgos.


 

Economía. A finales de la Edad Media, las campiñas de Alcalá de Henares y Guadalajara daban para enviar algunos excedentes de grano a Madrid, pero no había combustible suficiente en sus montes. El valle del Henares era lugar de paso entre Aragón y Castilla, con una economía de paso como los ganados trashumantes desde Soria, a la que añadir la feria ganadera de Alcalá con su apogeo en la Baja Edad Media. Las vías de articulación fueron los alfoces medievales, la inclusión de la mayor parte en la provincia de Toledo, la institucionalización de las rentas vinculadas a la Universidad de Alcalá o a sus colegios y el conglomerado señorial de los Mendoza en Guadalajara. En Alcalá había una atonía económica previa al siglo XVI y siguió habiéndola por la involución en la articulación económica provocada por la creación de la Universidad.

El vecindario de 1561 arroja una población para el Corredor de poco más de 15.000 habitantes, habiendo crecido los núcleos grandes (Alcalá, Guadalajara, Meco, Torrejón, etc.) desde finales del siglo XV. Pero en ese tiempo desaparecieron actividades económicas como las ferias de Alcalá y se redujo el viñedo. Las campiñas del Henares no disponían en el siglo XVI de recursos internos para el crecimiento económico y la ganadería empezaba a contraerse. La aparición de Madrid como capital supuso la creación de un área funcional de economía, casi al mismo tiempo que la irradiación debida a la creación de la Universidad de Alcalá.



A pesar de la peste del siglo XIII y las mortandades del XIV, la población se mantenía, habiendo pocos despoblados y recuperándose la economía por un ciclo climatológico favorable, la llegada de población morisca desde las Alpujarras, etc. Las 25 villas de Alcalá pasaron a ser de realengo, aunque algunas volverían a ser de señorío al ser vendidas por el rey (Daganzo). La pequeña propiedad, el campesino propietario era la clase social preponderante, aunque el proceso derivó hacia la concentración de la propiedad y creció el proletariado rural. Aunque vivían 155 hidalgos, la nobleza no tenía tierras ni poder. Al ser Alcalá cabeza del alfoz, allí vivía el vicario, juez eclesiástico. El clero gozaba de poco prestigio y Cisneros trató de elevar su nivel fundando la Universidad. En 1591 (censo de “los millones”) había en Alcalá 59 sacerdotes, 126 franciscanos, 331 frailes y 208 monjas, más otros 85 clérigos en el alfoz.

 

En 1530 hubo un recuento de población para contabilizar los pecheros. Los datos son escasos porque había lugares exentos por protección de sus señores jurisdiccionales (duque del Infantado, duque de Coruña) o instituciones eclesiásticas (monasterio de Sopetrán); además son poco fiables al ser su objetivo la fiscalidad, resultando muy grandes las diferencias en los datos entre el padrón y la Contabilidad General de Simancas.

La economía seguía basada en la agricultura y la ganadería, especialmente la mesteña, cuya infraestructura pastoril eran las vías pecuarias o cañadas reales, siendo las principales la Riojana y la Soriana Oriental. El paso del ganado provocó enfrentamientos con los vecinos, obteniendo la Mesta ejecutorias contra Alcolea y Jadraque en 1591. En las actividades extractivas sobresalen yacimientos de plomo, hierro y cobre en puntos de Guadalajara y ya se había puesto en práctica el principio de regalía (Partidas, Ordenamiento de Alcalá) que llevó a Juan II en 1417 a propiciar la primera expedición investigadora en Bustarviejo, Hita y Atienza. Consecuencia de las actividades económicas eran los movimientos de mercancías, incluyendo los precios del transporte, en todo el reino: calzas de estambre en Cogolludo, aceite, vino, miel, cereales, sal, etc. Los problemas de la producción y comercialización propiciaron los orígenes del pensamiento económico: Luis de Molina, que estudió en Alcalá, teorizó sobre la tasa del precio del trigo como solución a su escasez y carestía.

En muchos momentos hubo preocupación por la escasez y carestía del trigo. En Guadalajara debió haber graneros antes de la fundación del pósito, como se desprende de un acuerdo del concejo en 1485 y en 1502 los Reyes Católicos autorizaron traer pan de fuera, pero siguieron los conflictos y en 1546 se vio la necesidad de un pósito. Cisneros inició la asistencia social en el Arzobispado en la segunda decena del siglo XVI en Toledo, Alcalá y Torrelaguna. Se trataba de graneros en los que se almacenaba el trigo que se utilizaba en periodos de escasez para venderlo a precios razonables a las personas necesitadas.

Además de los pósitos, la atención a la población llevó a la preocupación por la sanidad. Sigüenza contaba con médico y cirujano propios, aparte de otros tantos que estaban al servicio del Cabildo catedralicio. El Colegio Universidad de San Antonio de Portaceli contaba desde 1551 con Facultad de Medicina, aunque con una sola cátedra. Desde 1197 Sigüenza contaba con un hospital bajo la advocación de Nuestra Señora de la Estrella, que aún se mantenía en 1753. Otro era el de Humanes de Mohernando. En la Encomienda de Mohernando (Humanes, Robledillo, Cerezo, Razbona y Mohernando), los dos pueblos mayores, Mohernando y Humanes, tenían hospital en 1508, aunque pequeños y mal dotados. En 1575 había en Cerezo y Robledillo.


Hospital de San Mateo, Sigüenza. 


La primera mitad del siglo XVI vio cambios en la mentalidad social, convirtiéndose Guadalajara y Alcalá en focos de irradiación de la modernidad, merced a la introducción de las ideas de Erasmo y la traducción de sus obras, la difusión de la imprenta, etc. El mercader García de Rueda introdujo la imprenta en Alcalá en 1502. Los escritos de Erasmo llegaron en tiempos de Cisneros, que le invitó a venir, aunque declinó la invitación. Eran defensores del erasmismo Luis Vives y Alfonso de Valdés, y la Universidad de Alcalá le era favorable, al contrario de Salamanca. La autonomía personal molestaba y la desconfianza alcanzó a fundadores como Ignacio de Loyola, detenido y encarcelado en Alcalá. Hubo procesos inquisitoriales en el valle. El tribunal de Cuenca juzgó 1507 casos en Guadalajara y el de Toledo, 352 casos. En Alcalá se celebró un sínodo en relación con el proceso abierto en Zaragoza contra el maestro Pedro de Osma, amigo de Antonio de Nebrija, que tuvo que abjurar de sus errores. 

A principios del siglo XVI Castilla estaba en expansión demográfica y económica y crecía la importancia de las ciudades. No obstante, había conflicto de intereses entre productores e industriales, entre la Mesta y los exportadores contra la industria textil. El periodo 1516-27 constituyó el apogeo de la Mesta. El desarrollo de la ganadería y la trashumancia provocó el retroceso del bosque de robles y configuró las líneas esenciales del actual paisaje. La industria textil atravesó una época de crisis. La burguesía era débil y las medidas contra judíos y conversos la debilitaron más. La expulsión de los judíos y los procesos inquisitoriales desorganizaron el comercio. Una localidad muy afectada fue Sigüenza. Las ciudades tuvieron menor participación en la vida política y las Cortes perdieron importancia. En Guadalajara, el duque del Infantado designaba a los cargos municipales; en otros lugares, los reyes o los obispos, aunque Alcalá conservó un pequeño margen de libertad en la elección.

Un hecho muy importante fue el movimiento comunero y Alcalá fue afectada, aunque no como cabeza de levantamiento ni como núcleo de resistencia, apareciendo Guadalajara en posición dudosa. Carlos I se había interesado por el estado de las fortalezas del Arzobispado de Toledo: sólo podían mencionarse las dos de Alcalá, Aldovea, Santorcaz y Alcolea de Torote, todas de baja calidad. Alcalá mostró sus simpatías comuneras y estuvo contra el nuevo Arzobispo Guillermo de Croy que, sin embargo, defendió los derechos complutenses contra la Bula de León X autorizando desmembrar el territorio y apoyó a la Universidad en su pleito con el Cabildo por el legado de Cisneros. La población estaba dividida, pero podía más la atracción comunera del guerrero obispo Antonio Acuña, que estuvo en la ciudad en dos ocasiones.

El 25 de mayo de 1517 ya hubo una reunión de nobles levantiscos y Cisneros no se atrevió a castigarlos. En abril de 1520, Guadalajara votó el impuesto para las Cortes que se reunirían en La Coruña. El 5 de junio una multitud rodeó el palacio del duque del Infantado en Guadalajara exigiendo el castigo de los dos procuradores, acusados de traición, cuyas casas fueron asaltadas. Los alborotos habían situado a una serie de jefes populares como el carpintero Pedro de Coca, el albañil Diego de Medina o el letrado Francisco de Medina, que arengó a la muchedumbre a la puerta de la iglesia de San Gil y consiguió que se proclamara jefe de la Comunidad al hijo primogénito del duque del Infantado, el Conde de Saldaña. Pero el Duque controló la situación, hizo decapitar a uno de los responsables de la iniciativa y alejó a su hijo, que parecía comprometido. La aristocracia dominaba la situación.

El 21 de agosto se produjo el incendio de Medina del Campo y el 19 de septiembre la Santa Junta llegó a Tordesillas, momento en que Alcalá se adhiere a la Comunidad. El 3 de diciembre los comuneros atacaron Villalpando, pero los realistas ocuparon Tordesillas apresando a trece diputados, entre ellos Esquivel, procurador de Guadalajara, que ya no tendrá representantes en la Junta. El 29 de enero de 1521 se conoce en Alcalá la muerte del cardenal de Croy, cuyo nombramiento fue una de las causas de la insurrección. En febrero, el obispo Acuña se dirigió desde Valladolid a Toledo, pasando por Torrelaguna, Talamanca y Alcalá. Puso cuidado de no enemistarse con la aristocracia de la zona, el duque del Infantado y el marqués de Villena. El duque esperó a la derrota de Villalar para intervenir en Alcalá el 7 de mayo y restablecer la autoridad real. El decreto de amnistía de 1 de noviembre de 1522 registra la participación en el movimiento: Palencia aportó el mayor contingente de proscritos, 34, por cuatro de Guadalajara.

En el aspecto religioso, el siglo XVI se caracteriza por el misticismo. En 1565, Teresa de Cepeda, sembradora de conventos, pasó por Alcalá de camino a Pastrana. El eremitismo necesitaba una región poco poblada, como la Alcarria; en caso contrario los ensayos parecen destinados al fracaso como el Stº Desierto de Sª María del Corpus Christi, inaugurado en 1599 en el centro mismo de Alcalá, y que duró 60 días. La ermita rupestre de la Magdalena en Quer, en relación con el Carmelo Descalzo, será excavada por Fray Diego de Jesús a comienzos del siglo XVII. No es complicado el paso desde el misticismo a la superstición, como se puso de manifiesto en el caso del príncipe Carlos, hijo de Felipe II, al caer en Alcalá de Henares. Los médicos reales no pudieron hacer nada y lo salvó un morisco valenciano.

Las relaciones de poder no variaban y la nobleza seguía en la cima. La francesa Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, entró en España por Roncesvalles, a principios de 1560, y por Pamplona y Sigüenza llegó a Guadalajara el 28 de enero, aposentándose en el Palacio del Infantado. Su abuelo, Francisco I, ya lo había conocido 40 años antes, al estar preso tras la batalla de Pavía. El 31 de enero se celebró la boda por el cardenal Mendoza y, tras dos días de fiesta, salieron hacia Madrid y Toledo. Fuera de España también era relevante el papel de la nobleza, como en los virreinatos de América. Hay una decena de virreyes que ejercieron doce mandatos, toda vez que dos de ellos, Antonio de Mendoza en el siglo XVI y Juan de Mendoza y Luna, ya en el siglo XVII, gobernaron en los dos virreinatos. Siete eran de origen alcarreño, a los que se añaden uno de México, D. Juan Francisco de Leyva y de la Cerda, conde de Baños, alcalaíno, y otro de Perú, D. Melchor de Liñán y Cisneros, de Torrelaguna. Fue primer virrey de la Nueva España D. Antonio de Mendoza, 1535-1550. D. Lorenzo Suárez de Mendoza, conde de Coruña, 1580-83, vivió en Guadalajara en la plaza de san Nicolás.

La relación de poder se manifestaba claramente en las ciudades, con la provisión de cargos y puestos de importancia como en las Ordenanzas de 1559 en Alcalá. También tenía que ver con la creación de una mentalidad favorable a través de acontecimientos festivos como entrada de cardenales (Cisneros en 1510, Silíceo en 1546), exequias (Carlos V en 1558), recibimiento de reyes (Felipe II e Isabel de Valois en 1560), llegada de reliquias (Santos Justo y Pastor, 1568).

Uno de los hechos más importantes fue la creación de la Universidad de Alcalá, por bula del 13 de abril de 1499, que brilló especialmente en el siglo XVI. Las Constituciones fundacionales son del 1510, curso inaugural, en 1517 se terminó de imprimir la Biblia Políglota Complutense y en 1519 se consiguió el título de Magistral para la Colegiata de San Justo. En la elección de prelados hubo un predominio de nobles. Los colegios mayores se vieron invadidos por la nobleza media e inferior, que mostraba menos entusiasmo por la profesión guerrera, y buscaba corregimientos, cátedras, etc. Finalmente, dominaría la Universidad, con subversión de la finalidad que le había asignado Cisneros. La entronización de Carlos I supuso un expolio de los fondos de Alcalá y la Universidad. El ambiente cultural se revitalizó con el arzobispo Alonso de Fonseca, 1524-34, que encargó la reforma del palacio arzobispal a Alonso de Covarrubias y defendió el erasmismo de la Universidad. Durante su mandato llegó a Alcalá Ignacio de Loyola, a quien la Inquisición abrió varios procesos. El siguiente arzobispo, Juan Tavera, 1534-45, levantó la fachada de la Universidad por mano de Rodrigo Gil de Hontañón. En 1547 fue bautizado Miguel de Cervantes. Con Felipe II acaba el periodo en que los reyes protegieron a la Universidad, llegando a ser su poder mayor que el del Concejo.

 

 

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