A orillas del Henares.
3.HISTORIA (III, Siglo XIII).
S. XIII
Hasta fin del siglo XIII se organizó la zona entre la sede de Sigüenza, cabeza de jurisdicción civil y social, los concejos de Guadalajara y Atienza y algún señorío particular. En el tramo bajo del Henares estaba Alcalá. En torno a los centros religiosos se formaron núcleos de población. Al final del siglo XII existió el monasterio de Bonaval, del Cister, que en 1204 compró bienes en Carrascosa de Henares, y la orden de San Francisco existía en Atienza en 1266. Las benedictinas se instalaron en Valfermoso, en el río Badiel, en 1185 como colonia agrícola y en 1186 como monasterio, cuando obtuvo la confirmación de Alfonso VIII. Las primeras abadesas fueron francesas y gozaron de la protección de los obispos de Sigüenza, que les concedieron algunas heredades. En este monasterio se recogieron y murieron la famosa Calderona y su hija, madre y hermana del segundo D. Juan de Austria, quien visitaría a su madre cuando paró en Hita en sus algaradas contra la regente de Carlos II. Se cuenta, como leyenda, que el rey Felipe IV solía visitar a la arrepentida cómica rompiendo la clausura por lo que el obispo de Sigüenza vigilaba el camino; cuando el rey preguntó qué hacía, contestó que vigilaba el rebaño para que no entrase el lobo. El rey no volvió más. Las religiosas cistercienses se instalaron en San Salvador de Pinilla. En 1218, Rodrigo Fernández de Atienza donó a D. Rodrigo, obispo de Sigüenza, una casa y unas heredades para edificar el monasterio. Posteriormente se añadió un molino en Ledanca y tierras en Bujalaro. Más tarde pasaría a la autoridad de los maestres de Calatrava.El poder real se preocupó por la Iglesia como institución y por sus miembros. En 1228, Fernando III aceptó que los clérigos de Guadalajara pudiesen dejar herencia a sus hijos, aunque el Concilio de León, en 1267, anuló esa opción. Alfonso X otorgó un privilegio en 1278 a los miembros del cabildo de Guadalajara concediéndoles el goce de franquicias y libertades como caballeros. En la cuenca alta del Henares la autoridad era el obispo de Sigüenza, que se preocupaba por los asuntos de la zona. D. Rodrigo, en 1219, cortó las querellas surgidas entre clérigos de Atienza y aldeanos. En 1269 se creó en Atienza, a instancias del obispo D. Lope, una cátedra de gramática gratuita, pagándola de la tercia de las iglesias del arciprestazgo.
Para organizar la vida municipal se prosiguió la concesión de Fueros. Alfonso VIII a Madrid en 1202. El maestre de Calatrava concedió a Cogolludo en 1242 el mismo que Alfonso VIII había dado a Guadalajara, pues el de Alfonso VII era insuficiente. Alfonso X, buscando la unidad legal, extendió el fuero real: 1256-Atienza, 1262-Guadalajara. Los fueros eran diferentes: municipales los de Guadalajara y Valfermoso, carta puebla la de Aragosa. Hubo litigios entre las municipalidades por las respectivas jurisdicciones. Alfonso X quitó Cifuentes a Atienza porque apoyó al infante D. Sancho en 1282; también pleiteó con el Maestre de la Orden de Calatrava por yerbas y pastos negados a Cogolludo, y con los arzobispos de Toledo que decían que Durón pertenecía a Alcalá.
La existencia de población musulmana y judía junto a la
cristiana fue un problema. Tras la conquista cristiana siguió habiendo
musulmanes porque convenía, ya que cultivaban la tierra. En unos casos se les
protegía, como cuando Alfonso VI escarmentó a unos caballeros de Hita que
atentaron contra ellos, pero en otros cayeron en estado de servidumbre. Desde
el siglo XII hubo aljamas mudéjares en Guadalajara, Hita, etc. Se les
equiparaba a los procedentes de otros lugares en el fuero de Guadalajara y se
les rebajó la contribución para que no se fueran, y lo mismo se haría en Alcalá
en 1345. Alfonso VII, en el fuero de Guadalajara, exhibió tolerancia con los
judíos, que también existían en Hita (cementerio), Jadraque, Atienza (barrio
completo amurallado), Torija, etc.
Hacia 1283 nació en Alcalá de Henares Juan Ruiz, que será conocido por el apelativo de Arcipreste de Hita. En 1293, Sancho IV “El Bravo” concedió unos Estudios Generales a Alcalá.
En el periodo musulmán fue Guadalajara la ciudad más importante, la cabeza del Henares, originada en la ciudad islámica de Madinat al-Faray, dependiente de Toledo. Asistió al paso de ejércitos musulmanes que trataban de controlar la siempre levantisca zona del Ebro. Abd al-Rahman II llegó hasta la ciudad en el año 839. En ese siglo IX hubo luchas entre los musulmanes, como Muza contra Izraq ibn Nantiel, valí de Guadalajara. Fue conquistada por Alfonso VI de León -atribuido a Alvar Fáñez de Minaya- a finales del s. XI. El primer fuero sería otorgado por Alfonso VII en 1133, que distribuyó las tierras para su repoblación entre los concejos de Medinaceli y Guadalajara. El antiguo alcázar musulmán se conservó después de la reconquista y se amplió hacia el barranco del Alamín. Se conservan las puertas del Alamín y la de Alvar Fáñez. La población cristiana se instaló en la antigua ciudad, alrededor de las iglesias. Se conserva el ábside de San Gil -similar al de Camarma de Esteruelas-, y la iglesia del Real Convento de Santa Clara, de principios del s. XIV, ambas en la línea mudéjar.
Sigüenza se formó aunando dos asentamientos, uno junto al río y el otro el castillo con su puebla. Los dos fueron donados por Alfonso VII al obispo Bernardo de Agén en 1138 y 1146. La Sigüenza inferior se situaba donde se había construido la iglesia de Santa María, quizá sobre una iglesia o convento visigodo-mozárabe con su puebla. La Sigüenza superior se situaba en la fortificación musulmana del siglo X. Entre ambos se fue extendiendo el caserío, a lo que contribuyó la construcción de la catedral. La vega fue perdiendo importancia ante la zona alta. La unión definitiva se realizó a finales del siglo XV. El castillo fue vivienda de los obispos desde finales del siglo XIII. Se han encontrado pocos restos islámicos, pero la línea general de la primitiva fortificación debió mantenerse en la construcción cristiana. En el lado oeste todavía se conservan parte de las torres cilíndricas que enmarcaban la primitiva puerta del s. XIII. Del castillo partía la primitiva muralla, mediados s. XII-primer cuarto s. XIII (Travesaña Baja, puerta del Hierro). A finales s. XIII se amurallaron los barrios extramuros (Arco del Portal Mayor, Cubo del Peso) y se rodeó la catedral con un muro terminado a principios del s. XIV.
El episcopado de Sigüenza se restauró en 1121. Las obras de la catedral comenzaron en el siglo XII por la cabecera en un románico maduro y a finales del siglo se incorporaron elementos protogóticos. En el s. XIII se levantaron las tres naves, con vuelta a un románico retardario en las portadas, relacionadas con las parroquias de Santiago y San Vicente. Los rosetones pertenecen al pleno gótico de finales del s. XIII. A comienzos del s. XIV se empezó la elevación de la nave central para igualar su altura con la del transepto.
Los orígenes de Alcalá también fueron dos asentamientos, la alcazaba musulmana situada en la margen izquierda del Henares, bajo el cerro Ecce Homo, y los restos del primitivo enclave visigodo-mozárabe dedicado a los santos Justo y Pastor, en la margen derecha. El arzobispo Raymundo, 1124-1152, mandó levantar en el último lugar la iglesia o monasterio de los santos Justo y Pastor, que sería elevado a priorato con una comunidad de canónigos regulares bajo la regla de San Agustín. Se constituyó como centro generador de una puebla. Alfonso VII donó la diócesis complutense a la Mitra toledana en 1129.
Con el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, 1209-1247, se consolidó la puebla que se denominaría villa de Alcalá en 1257 y se rodearía de un recinto amurallado, de trazado circular, en la primera mitad de ese siglo XIII. La población estaba formada por mudéjares (al N, entre las puertas de Burgos y de los Judíos), judíos (Calle Mayor) y cristianos (alrededor de las parroquias de San Justo y Santa María, ésta extramuros, junto al mercado, que desde ese siglo ya se menciona como plaza Mayor. La residencia arzobispal estaba rodeada por la muralla y separada de la población por un muro. El arzobispo Pedro Tenorio, 1377-1399, mandó construir el muro sur.
En 1348 las Cortes de Alcalá reconocieron en el monarca el origen del derecho y en las Cortes de Briviesca, 1388, Juan I de Castilla creó la audiencia, tribunal de apelación de carácter itinerante -Medina, Olmedo, Madrid, Alcalá-. La corona alentó los primeros avances en la reforma de las costumbres y la educación de los clérigos, que continuaría el regente Cisneros y su universidad de Alcalá, de donde saldrán, junto con las de Valladolid, Salamanca, Santiago de Compostela, etc, los servidores del Estado, los cargos relevantes de los Consejos reales y las audiencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario