El sueño de la razón.
El sueño de la razón, obra de Antonio Buero Vallejo, se estrenó en 1970. El título se refiere al grabado El sueño de la razón produce monstruos, de Francisco de Goya, que muestra a un ilustrado dormido sobre un escritorio, la pluma abandonada sobre unos papeles, y rodeado de unas criaturas sombrías y monstruosas que se ciernen sobre él. Pertenece a Los caprichos, serie de grabados en los que satiriza con ironía los defectos de la sociedad y las supersticiones de la época. La razón, dormida, no impide actuar a una imaginación descontrolada.
La sordera de Goya simboliza la incapacidad de oír la realidad, por lo que se convierte en un grito contra la intolerancia y a favor de la capacidad creativa, el espíritu de libertad, el pensamiento crítico y la convicción de resistir. El resultado es una obra profunda, una fábula sobre la dignidad frente a la opresión que trasciende el tiempo, por lo que puede aplicarse al propio autor, represaliado y vigilado, y a la España de finales de los años 40. Después, aunque las apariencias han cambiado, el autoritarismo sigue vigente y la democracia lucha contra él por medio del diálogo, la búsqueda del consenso y el derecho a la disidencia.
La Quinta del Sordo se convierte en cárcel irrespirable para un Goya acorralado y valiente, violento y confundido, terco y lúcido. El ambiente es desasosegante y violento, y el nuevo orden se manifiesta en las pinturas negras, fantasmagóricas, irracionales, monstruos que reflejan una humanidad instalada en la superstición y en la violencia, un expresionismo que no fue comprendido por sus contemporáneos. El autor no atiende las razones pragmáticas de sus amigos, el médico y el cura. En el mundo, igual entonces que ahora, la razón ha sido derrotada por el instinto, la compasión por la crueldad, la luz por la oscuridad.
Al inicio de la obra Fernando VII, bordando en un bastidor, habla con Calomarde sobre el estado del país, el miedo de Riego ante su ejecución y las medidas a tomar para castigar a los opositores. En la conversación aparece Goya, uno de ellos, que no ha ido a ver al Rey y que es postergado por Vicente López. Debido a su enfermedad, terror insondable, expresa con sus pinturas oscuras las supersticiones de la época. Sus reacciones provocan temor e inseguridad en su mujer y amigos, como el médico Arrieta, al que habla de Asmodea (la esperanza, un sueño), un cuadro en el que aparece el demonio Asmodeo -que inspiraría el Diablo Cojuelo-, que desde la montaña observa lo que ocurre bajo los techos. Leocadia y Gumersinda discuten por el lugar donde Goya pueda esconderse del terror político. Tienen miedo a los Voluntarios Realistas que han pintado una cruz en su puerta, lanzan por la ventana un mensaje amenazante e intentan un asalto a la casa. Goya ha cedido la finca a su nieto, con el consiguiente enfado de Leocadia.También quiere ayudar el sacerdote Duaso, censor, que habla al rey del estado del pintor, en el que su médico Arrieta ve indicios de locura. Goya debe pedir gracia a su majestad, manifestar su sumisión a la Iglesia y a la Corona, para no ser castigado, pero se resiste. Goya sospecha de que su mujer, todavía casada y repudiada, le es infiel. Duaso y Arrieta buscan un lugar donde ocultar a Goya, pero los Voluntarios Realistas se anticipan y agreden al pintor y a su mujer. Primero hay un ataque de cerdos, murciélagos, etc; después llegan los Voluntarios, le ponen un sambenito inquisitorial, lo atan y violan a Leocadia antes de irse. Ella lo desata, Goya la amenaza con una escopeta y Leocadia, mujer vital, pasional, muy activa y comprometida, dice que lo ha hecho por salvarlos. Llega Gumersinda que niega asilo a Goya. Entran Arrieta y Duaso, y le quitan el sambenito. Goya, con miedo, ruega a Duaso le pida perdón al rey y permiso para ir a las aguas de Plombières. Duaso asiente sin alegría. Arrieta se aparta, sombrío.
Personajes reales: Francisco
Tadeo Calomarde, el rey Fernando VII, Francisco de Goya, Leocadia Zorrilla,
Eugenio García Arrieta, Gumersinda Goicoechea, José Duaso y Latre.
Personajes irreales: Mariquita,
Asmodea, Judith, Hombre-murciélago, cerdos y otros animales.
Escenografía: sede real, quinta de Goya.
Adaptación.
Teatro Español.
Reparto: Ana Fernández
(Leocadia, amante), María Heredia (Emiliana, Gata), Chema León (El Rey,
Sargento), Carlos Martínez-Abarca (Arrieta, médico liberal), Montse Peidro
(Gumersinda, nuera), Fernando Sansegundo (Goya), Jorge Torres (Duaso,
sacerdote)
Duración: 110 ´
Adaptación y Dirección: José Carlos
Plaza.
Escenografía: Telones
transparentes que permiten la proyección al tiempo que se ve el fondo.
Representación de las paredes de la casa, la parte delantera es multiusos al
permitir hacer de asientos. Parte móvil con Fernando VII. Las proyecciones de
los principales cuadros de las pinturas negras, moviéndose, dan mucho juego. Puesta
en escena, Javier Ruiz de Alegría. Mezcla del mundo real y de las proyecciones
(Álvaro Luna). Atmósfera impactante, especialmente cuando aparece el rey.
Lenguaje: parlamentos largos y breves, soliloquios, voces de su inconsciente.
Lenguaje
gestual. Dificultad de interpretar la sordera y el lenguaje
de signos, “los ojos son los que oyen”.
Sonidos: golpes internos, latidos sordos y angustiosos del corazón que agudizan la
sensación de sordera. Aumentan o disminuyen su intensidad según el desarrollo
de la obra.
Iluminación: cenital
principalmente, levemente externa, lateral en alguna ocasión. Blanca la mayor
parte del tiempo, roja para subrayar momentos importantes.
Vestuario: apropiado y ecléctico. Médico con bata blanca y maletín. Cura imponente al igual que la púrpura de Fernando VII. Bata con manchas de pintura de Goya. Vestido de Gumersinda parecido a la pintura de Leocadia Zorrilla.
Desarrollo: Algunas escenas largas, falta de ritmo, excesiva longitud total, como en
Marco Antonio y Cleopatra, vista en Mérida hace dos años. Una vez expuesto el
conflicto de Goya la acción parece ralentizarse.
Actuaciones: el peso de la obra lo llevan Goya (el protagonista vive intensamente su
papel de hombre atormentado, propenso a la ira, con dificultades físicas,
celoso) y Leocadia (gran trabajo gestual) en un desarrollo lento.
Obra visual, sensorial, onírica. Dignidad, genio y locura.
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