martes, 4 de julio de 2023

 El sueño de la razón.

 

El Teatro Español se encuentra en la calle del Príncipe a su paso por la Plaza de Santa Ana. Fue corral de comedias (Corral del Príncipe) en el siglo XVI, nuevo teatro (Coliseo del Príncipe) a mitad del siglo XVIII y reconstruido en el siglo XIX por Juan de Villanueva. El nombre le viene de 1849 cuando fue Teatro Nacional, aunque en 1851 revirtió al Ayuntamiento de Madrid, que mantuvo el nombre. Cuenta con la Sala Principal y la Sala Margarita Xirgu, en el antiguo Café del Príncipe. 



El sueño de la razón
, obra de Antonio Buero Vallejo, se estrenó en 1970. El título se refiere al grabado El sueño de la razón produce monstruos, de Francisco de Goya, que muestra a un ilustrado dormido sobre un escritorio, la pluma abandonada sobre unos papeles, y rodeado de unas criaturas sombrías y monstruosas que se ciernen sobre él. Pertenece a Los caprichos, serie de grabados en los que satiriza con ironía los defectos de la sociedad y las supersticiones de la época. La razón, dormida, no impide actuar a una imaginación descontrolada.

 

La obra se centra en el Madrid de 1823, después del Trienio Liberal, en los últimos años de vida de Goya, envejecido, aislado, atormentado, limitado por la sordera y acosado por sus demonios interiores, que ha pasado de ser pintor de la Corte a sufrir el régimen represivo de Fernando VII por su oposición al absolutismo. En esos momentos de persecución política a los liberales, Goya se debate entre quedarse en Madrid o marcharse. Buero presenta a Goya como víctima liberal enfrentada al Rey, pero éste le dará permiso para que salga de España y, más tarde, le concederá su pensión. 


La sordera de Goya simboliza la incapacidad de oír la realidad, por lo que se convierte en un grito contra la intolerancia y a favor de la capacidad creativa, el espíritu de libertad, el pensamiento crítico y la convicción de resistir. El resultado es una obra profunda, una fábula sobre la dignidad frente a la opresión que trasciende el tiempo, por lo que puede aplicarse al propio autor, represaliado y vigilado, y a la España de finales de los años 40. Después, aunque las apariencias han cambiado, el autoritarismo sigue vigente y la democracia lucha contra él por medio del diálogo, la búsqueda del consenso y el derecho a la disidencia. 

 

 

La Quinta del Sordo se convierte en cárcel irrespirable para un Goya acorralado y valiente, violento y confundido, terco y lúcido. El ambiente es desasosegante y violento, y el nuevo orden se manifiesta en las pinturas negras, fantasmagóricas, irracionales, monstruos que reflejan una humanidad instalada en la superstición y en la violencia, un expresionismo que no fue comprendido por sus contemporáneos. El autor no atiende las razones pragmáticas de sus amigos, el médico y el cura. En el mundo, igual entonces que ahora, la razón ha sido derrotada por el instinto, la compasión por la crueldad, la luz por la oscuridad.

Al inicio de la obra Fernando VII, bordando en un bastidor, habla con Calomarde sobre el estado del país, el miedo de Riego ante su ejecución y las medidas a tomar para castigar a los opositores. En la conversación aparece Goya, uno de ellos, que no ha ido a ver al Rey y que es postergado por Vicente López. Debido a su enfermedad, terror insondable, expresa con sus pinturas oscuras las supersticiones de la época. Sus reacciones provocan temor e inseguridad en su mujer y amigos, como el médico Arrieta, al que habla de Asmodea (la esperanza, un sueño), un cuadro en el que aparece el demonio Asmodeo -que inspiraría el Diablo Cojuelo-, que desde la montaña observa lo que ocurre bajo los techos. Leocadia y Gumersinda discuten por el lugar donde Goya pueda esconderse del terror político. Tienen miedo a los Voluntarios Realistas que han pintado una cruz en su puerta, lanzan por la ventana un mensaje amenazante e intentan un asalto a la casa. Goya ha cedido la finca a su nieto, con el consiguiente enfado de Leocadia.


 

Asmodea



También quiere ayudar el sacerdote Duaso, censor, que habla al rey del estado del pintor, en el que su médico Arrieta ve indicios de locura. Goya debe pedir gracia a su majestad, manifestar su sumisión a la Iglesia y a la Corona, para no ser castigado, pero se resiste. Goya sospecha de que su mujer, todavía casada y repudiada, le es infiel. Duaso y Arrieta buscan un lugar donde ocultar a Goya, pero los Voluntarios Realistas se anticipan y agreden al pintor y a su mujer. Primero hay un ataque de cerdos, murciélagos, etc; después llegan los Voluntarios, le ponen un sambenito inquisitorial, lo atan y violan a Leocadia antes de irse. Ella lo desata, Goya la amenaza con una escopeta y Leocadia, mujer vital, pasional, muy activa y comprometida, dice que lo ha hecho por salvarlos. Llega Gumersinda que niega asilo a Goya. Entran Arrieta y Duaso, y le quitan el sambenito. Goya, con miedo, ruega a Duaso le pida perdón al rey y permiso para ir a las aguas de Plombières. Duaso asiente sin alegría. Arrieta se aparta, sombrío. 

 

Personajes reales: Francisco Tadeo Calomarde, el rey Fernando VII, Francisco de Goya, Leocadia Zorrilla, Eugenio García Arrieta, Gumersinda Goicoechea, José Duaso y Latre.

Personajes irreales: Mariquita, Asmodea, Judith, Hombre-murciélago, cerdos y otros animales.

Escenografía: sede real, quinta de Goya.

 

 

 



Adaptación.

Teatro Español.

Reparto: Ana Fernández (Leocadia, amante), María Heredia (Emiliana, Gata), Chema León (El Rey, Sargento), Carlos Martínez-Abarca (Arrieta, médico liberal), Montse Peidro (Gumersinda, nuera), Fernando Sansegundo (Goya), Jorge Torres (Duaso, sacerdote)

Duración: 110 ´

Adaptación y Dirección: José Carlos Plaza.

Escenografía: Telones transparentes que permiten la proyección al tiempo que se ve el fondo. Representación de las paredes de la casa, la parte delantera es multiusos al permitir hacer de asientos. Parte móvil con Fernando VII. Las proyecciones de los principales cuadros de las pinturas negras, moviéndose, dan mucho juego. Puesta en escena, Javier Ruiz de Alegría. Mezcla del mundo real y de las proyecciones (Álvaro Luna). Atmósfera impactante, especialmente cuando aparece el rey.

Lenguaje: parlamentos largos y breves, soliloquios, voces de su inconsciente.

Lenguaje gestual. Dificultad de interpretar la sordera y el lenguaje de signos, “los ojos son los que oyen”.

Sonidos: golpes internos, latidos sordos y angustiosos del corazón que agudizan la sensación de sordera. Aumentan o disminuyen su intensidad según el desarrollo de la obra.

Iluminación: cenital principalmente, levemente externa, lateral en alguna ocasión. Blanca la mayor parte del tiempo, roja para subrayar momentos importantes.



Vestuario: apropiado y ecléctico. Médico con bata blanca y maletín. Cura imponente al igual que la púrpura de Fernando VII. Bata con manchas de pintura de Goya. Vestido de Gumersinda parecido a la pintura de Leocadia Zorrilla.




 Desarrollo: Algunas escenas largas, falta de ritmo, excesiva longitud total, como en Marco Antonio y Cleopatra, vista en Mérida hace dos años. Una vez expuesto el conflicto de Goya la acción parece ralentizarse.

Actuaciones: el peso de la obra lo llevan Goya (el protagonista vive intensamente su papel de hombre atormentado, propenso a la ira, con dificultades físicas, celoso) y Leocadia (gran trabajo gestual) en un desarrollo lento.



Obra visual, sensorial, onírica. Dignidad, genio y locura.











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