martes, 20 de junio de 2023

El valle de Benasque


El valle de Benasque (Vall de Benás en patués) es un valle aragonés, en la comarca de la Ribagorza (Huesca), que ocupa el tramo superior de la cuenca del río Ésera hasta el Congosto de Ventamillo, estrecho cañón que atraviesa las Sierras Exteriores al sur. El territorio está estructurado en siete municipios (26 localidades) divididos entre Benasque-septentrional (Benasque, Cerler, Sahún, Eriste, etc.), Benasque-medio (Sesué, Villanova, Chía, Castejón de Sos, etc.) y Benasque-meridional (Bisaurri, Veri, etc.). 

En la zona septentrional se sitúan los grandes macizos montañosos de la Maladeta, Posets y Perdiguero, con las cumbres más altas del Pirineo, como Aneto-3.404 m y Posets, en las que quedan glaciares. Forman cuatro valles: el del río Ésera, el central, y los de Estós, Eriste y Vallibierna, con pequeños valles laterales. Las altas cumbres comparten el protagonismo con glaciares, lagos helados y cascadas, conformando un paisaje espectacular. Es zona protegida (Parque Natural Posets-Maladeta) y cuenta con refugios de alta montaña. Es el valle con mayor número de cumbres superiores a 3.000 m y lagos de alta montaña. Hay bosques de hayas, abetos, pinos negros, quejigos y pinos rojos. El animal más representativo es el sarrio.


Cascada de Ardonés                          Ibón de Cregüeña

La economía tradicional estaba ligada a la ganadería (bovina y ovina), explotación maderera, algo de agricultura, alguna mina e instalaciones termales. Actualmente, la fuente principal es el turismo, principalmente de nieve. La práctica del esquí alpino se realiza en Cerler y la de esquí nórdico y de travesía en Llanos del Hospital. También se practica el barranquismo, y el parapente en Castejón de Sos.

 


Benasque 
(en patués Benás)​ es el centro y la principal población del valle. Se localiza a 1138 m sobre el nivel del mar, junto al río Ésera, entre el embalse de Paso Nuevo aguas arriba y el embalse de Linsoles aguas abajo. En su término municipal se hallan los pueblos de Cerler (pistas de esquí) y Anciles. Tiene clima de alta montaña, con veranos templados e inviernos fríos y frecuentes nevadas.

 

Aunque se dice que los primeros baños fueron obra romana, la referencia documental más antigua es del s. XI, cuando perteneció al Condado de Ribagorza. Cerca hubo un castillo, demolido en el s. XIX. Ha sufrido algún terremoto y grandes avenidas del río Ésera, y se incendió durante la guerra civil. El benasqués o patués es un encuentro de aragonés, catalán y gascón. Las comunicaciones con España se mejoraron con la construcción del congosto de Ventamillo (1916). En 1939 los republicanos huyeron a Francia cruzando el puerto.  En el s. XXI ha recuperado población llegando a los 2.239 habs (2021). 

El casco urbano forma un entramado ambiente de montaña, con algunos rincones más significativos y edificios importantes como la iglesia de Santa María la Mayor (origen románico s. XI, modificaciones s. XVII), el Palacio de los Condes de Ribagorza (renacentista con elegantes ventanales, sede de la aduana en el s. XVII), casa Juste (impresionante torreón), puente medieval, etc.

 

 

Río arriba, hacia el norte, el valle, no muy estrecho, llega hasta los Llanos del Hospital, a 1.758 m de altitud y a 13 km de Benasque. El conjunto de edificios conforma el Hospital de Benasque, que acoge en la actualidad un hotel y la estación de esquí de fondo. 

La ocupación antigua de la zona queda plasmada en los círculos de piedras encontrados, monumento funerario compuesto por grandes piedras de granito en cuyo centro se localiza una cista que contiene las cenizas de alguna persona, quizá de la Edad del Bronce.

 

 

En la cabecera de los valles pirenaicos se construyeron hospitales para auxiliar a los caminantes, peregrinos -Camino de Santiago-, comerciantes, etc. que cruzaban los Pirineos. Realmente eran posadas donde se ofrecía alojamiento, comida, descanso y cura para las heridas. En la otra vertiente existía el hospital de Bagnères de Luchon. Los caballeros de la Orden de San Juan, hospitalarios, construyeron aquí el primer hospital en torno al año 1172 y sólo se conservan unas escasas ruinas junto a la capilla de San Salvador, también del s. XII. En el s. XVI se construyó otro hospital a unos 500 m al este, destruido por un alud en 1826, construyéndose otro -la “Barraca del puerto- en las cercanías. El cuarto se construyó en otro lugar, también cercano, y fue destruido por otro alud, y en 1874 se construyó el quinto en la ubicación actual, que fue abandonado al final de la guerra civil. En 1990 se inició su restauración y desde 2002 funciona como hotel. 

 

                                                                                                            El hospital de 1874

 


Desde aquí puede realizarse una excursión corta, adaptada a muchas personas, pero magnífica -aquí se considera imprescindible- por el paisaje: al Forau de Aigualluts. Se puede dejar el coche en el aparcamiento público de Los Llanos del Hospital -fuera de temporada se puede seguir con el vehículo - y, al igual que sucede en Ordesa, debemos ir en el autobús hasta La Besurta (bar, merendero, 1.900 m de altitud). Aquí comienza el paseo, de poco más de dos kilómetros y 142 m de desnivel, recorrido de baja dificultad que puede hacerse en unos 45 minutos.

 

El sendero, claramente señalizado, cruza un pequeño puente de madera sobre el arroyo que baja de los ibones de Villamuerta, y continúa por la pista coincidiendo con el que va al refugio de La Renclusa.

 


 


Después nos desviaremos a la izquierda en dirección al mirador sobre el Forau de Aiguallut, cavidad subterránea con el techo derrumbado, en un tramo en el que se salva la mayor parte del desnivel, unos 110 m. El glaciar del Aneto desagua por aquí y, tras recorrer unos cuatro kilómetros bajo tierra, las aguas reaparecen -fenómeno kárstico- en el vecino valle de Arán (Güells de Joeu, río Garona).

 


 

En pocos minutos, remontando el río y bordeando el forau por la izquierda, se llega a la cascada de Aiguallut, que precede a una amplia explanada de inundación de más de 20 hectáreas de superficie, ocupada por los meandros que forman las aguas del glaciar del Aneto, que se divisa al fondo, antes de precipitarse por la cascada.

                Cascada de Aiguallut, con la Tuca de Aiguallut a la izq. y el Aneto a la dcha.

 

                                                Cascada de Aiguallut con el Aneto al fondo 

 

                                  Torrente de Aiguallut                            Plan de Aiguallut 

 

 Plan de Aiguallut a los pies de la Tuca de Aiguallut / Aiguallut con el pìco y glaciar del Aneto al fondo

El regreso puede hacerse por la misma ruta, completando unos 4,5 kilómetros en total, que se recorren fácilmente en dos horas por una ruta sin pérdida y fácil, en la que hemos pasado de los 1900 a los 2035 m.


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