viernes, 26 de noviembre de 2021

 Gaudí (I/II).

Antoni Gaudí (1852-1926) es el arquitecto catalán más reconocido internacionalmente. Su fama no conoce fronteras, pero fue un personaje complejo y la bibliografía nos ha dejado una imagen distorsionada. El mito habla de un visionario, santo, místico, solitario, aislado, distante, fuera de su tiempo, que lo aprendió todo gracias a una especie de ciencia infusa, etc. La realidad es que tuvo los pies en el suelo y participó activamente en los avatares de su tiempo. Para tratar de acabar con todos estos tópicos y con la imagen simplista, el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Palau Nacional (NBAC), Parc de Montjuïc, Barcelona, ha preparado la exposición (Re)conocer Gaudí. Fuego y cenizas., que propone una deconstrucción del mito, una nueva cara, con la idea de despojarlo de la imagen de icono turístico y comercial en que se ha convertido. La exposición viajará más tarde al Museo de Orsay de París, ciudad donde ya expuso sus obras en 1910.

 

El 12-6-1926 Gaudí fue enterrado en medio del clamor de miles de barceloneses, lo que dista de su imagen de persona solitaria, huidiza. No era desconocido, al contrario, era popular, como lo demuestra el que la alta burguesía y la Iglesia no cesaron de encargarle obras. No fue un iluminado de ciencia infusa, sino un arquitecto formado en la Escola d´Arquitectura de Barcelona, en la que acabó sus estudios en 1878. No era sólo el hijo de un calderero, sino un intelectual formado en la universidad. Todo esto queda ilustrado en la exposición, que exhibe sus primeros trabajos para otros arquitectos, su mobiliario urbano, sus primeros encargos arquitectónicos importantes (nuevos materiales y técnicas), las casas y su mobiliario. Los ámbitos de la exposición siguen una secuencia cronológica, pero entrelazando cuestiones y temas para permitir lecturas a veces paralelas, a veces entrecruzadas, más allá de la cronología específica de las obras.

 

Las dos caras de Barcelona.

La Barcelona que Gaudí encontró a su llegada en 1868 era una ciudad en pleno crecimiento, sometida a una gran transformación que comenzó con el derribo de las murallas, iniciado en 1854. El gran vacío del llano fue rápidamente ocupado por el Ensanche, momento inaugural de la acumulación de capital de la burguesía, con amplias calles y paseos, y lujo y novedad en los edificios, dando un rostro optimista de esa clase social. Pero la ciudad tenía otra cara, popular y revolucionaria, el perfecto escenario de la lucha de clases, con sus terribles desequilibrios y violencia, la Rosa de Fuego (Anarquismo, Bomba del Liceo-1893, procesión del Corpus-1896, Procesos de Montjuic, Semana Trágica-1909).

 


Años de formación.

Gaudí no aprendió por ciencia infusa, sino que se formó en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, recién inaugurada, formando parte de la segunda promoción. En sus proyectos estudiantiles se aprecia su participación activa en las polémicas intelectuales del momento, y su conocimiento crítico de las obras de los teóricos y arquitectos europeos más influyentes. Los dibujos que se conservan y su expediente muestran un estudiante irregular y poco brillante.

 

Alzado de la fuente para la plaza de Cataluña (1877)

                                                                                                                                                                                   Proyecto de embarcadero, 1876.          

Primeros proyectos.

Su familia tenía recursos para mandarlo a estudiar a Barcelona, pero al principio tuvo que trabajar, muy a pesar suyo en algunas ocasiones, como empleado en las obras de otros arquitectos: en el parque de la Ciutadella para Josep Fontserè, o en el camarín de la Virgen de Montserrat para Francisco de Paula del Villar.

 




Aparte de los realizados para la cooperativa La Obrera Mataronense, sus primeros proyectos como profesional corresponden al “mobiliario urbano” (soportes para anuncios, kioscos de prensa y flores, farolas, tiendas o vitrinas comerciales), un tipo de trabajo muy representativo de las transformaciones de la ciudad convertida en mercancía y espectáculo de las nuevas multitudes urbanas.

 

                                                                Farolas en la Plaza Real.

En la década de 1880, Gaudí recibe sus primeros encargos arquitectónicos: la Casa Vicens, los Pabellones Güell en Pedralbes, etc. Son obras modestas, que él convierte en auténticos manifiestos de sus capacidades, tanto en el uso de nuevos materiales y técnicas, como en la gran variedad de referencias culturales y visuales.

 



Firma de Gaudí en un proyecto.

 

Proyectos para Eusebi Güell.

Se conocieron en la Exposición Universal de París de 1878, donde Gaudí presentó la vitrina para la Guantería Comella, y se convirtió en su arquitecto a partir de la construcción de los Pabellones de Pedralbes, surgiendo entre ellos una relación que se ha comparado con los mecenas y artistas del Renacimiento y con la de Luis II de Baviera y Richard Wagner.

 


Caricatura del mecenas de Gaudí, Eusebi Güell, de 1889.



Gaudí diseñó para Eusebi Güell un programa principesco, adecuado a su aristocratizante ideología: un palacio en el corazón de la ciudad antigua, un parque suburbano y un templo. Es un programa de gran tensión simbólica como la ciudad refundada, imagen de la tierra mítica y la solución del problema social en términos sagrados. 


Pabellones de Pedralbes


Palacio Güell


Parque Güell

Vista exterior de la iglesia de la Colonia Güell, 1908-1910, (Santa Coloma de Cervelló).



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