Edades del hombre 2021 (II)
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Estas leyendas fueron un argumento, ideado en el s. XII,
para justificar la implantación del
Voto de Santiago,1150, un tributo
recaudado en Galicia, León y parte de Castilla en beneficio de los canónigos de
Santiago de Compostela, por el que cada labrador debía contribuir con una
medida de trigo y una de vino cada cosechero. Una enorme cantidad de cereal
enriqueció durante siglos -hasta 1812- a la diócesis compostelana,
contribuyendo a financiar las maravillas arquitectónicas y ornamentales. La
utilización de acontecimientos históricos, tras un proceso de mitificación, de
sacralización, para convertir en héroes nacionales a algunos personajes, es un
tema recurrente en el folklore. Son mitos en los que, tras una serie de
fracasos en la superación de alguna prueba, alguien consigue salir victorioso.
Son ritos iniciáticos.
En el ámbito mediterráneo, en la Grecia Clásica, el
mito
de Teseo fue recogido por varios autores. Teseo, hijo de Egeo, mítico
fundador de Atenas, vivió una serie de peligrosas aventuras hasta su muerte.
Como Aquiles, es un héroe que se esfuerza por superar una prueba tras otra. En
una de ellas, Atenas debía entregar siete jóvenes y siete muchachas al rey
Minos, que eran conducidos a Cnossos e introducidos en el laberinto donde
habitaba el monstruo Minotauro, mitad hombre y mitad toro. Teseo se ofreció
voluntario y salió victorioso del laberinto, tras matar al Minotauro, gracias a
la ayuda de Ariadna, hija de Minos, una de las epifanías o apariciones de
Afrodita. Al volver, olvidó cambiar las velas de su barco, lo que provocó el
suicidio de su padre, Egeo.
El toro, presente en ambas leyendas, ha sido un
ser de marcada sacralidad, presente en muchos mitos y ritos en el ámbito
mediterráneo. Es el símbolo por excelencia de la fuerza sexual masculina. Las
dos leyendas tienen la misma estructura y la misma secuencia: pago de un
tributo consistente en jóvenes hasta que aparece alguna figura liberadora.
El poeta
Gonzalo de Berceo indica que la leyenda
también cuenta que, en algunos casos como en Simancas, las doncellas eran
entregadas con la mano izquierda cortada, lo que daría nombre a la villa (“
Si
mancas me las dais, mancas no las quiero”) ante el rechazo de
Abderramán. Y
Lope de Vega, en su
obra teatral “
Las famosas asturianas”, dice que las doncellas acusan a
los cristianos de cobardía y quieren provocar su reacción para que luchen:
“Vete
moro en hora mala. / Di al tu rey que cien doncellas / son cien chuzos y cien
lanzas, / que vengan como quiere / que las hembras solas bastan / a defenderse
asimesmas”.
La iglesia de Santiago (Carrión de los Condes), románico
de transición, es de mediados s. XII, su fachada occidental se construyó hacia
1160 y es lo más destacable. La portada, en arco de medio punto, tiene una
arquivolta -lo más interesante- sobre columnas rematada por friso con
altorrelieves, el Tetramorfos rodea un Pantocrator, en actitud de bendecir,
envuelto en mandorla de nubes y estrellas. El apostolado aparece bajo arcos
trilolbulados. Es el dominio de lo intemporal. Las dovelas, iconografía radial,
muestran veintidós personajes -ambiente secular- flanqueados por dos leones:
pañero con vara de medir; las ocho figuras siguientes presentan actividades
relacionadas con la acuñación de moneda -se hacía en Palencia y Sahagún-;
escriba, monje, figura contemplativa, tañedor de salterio, juez, zapatero,
varias figuras de trabajadores del hierro, figuras en escenas -duelo, juglar y
bailarina, sastre. En los capiteles se escenifica la lucha entre el bien y el
mal. El interior contiene un museo sacro.





La orientación es poco habitual, NE 28º. Su planta es
rectangular irregular, con una nave de cuatro tramos, cubierta moderna, tres
ábsides semicirculares con presbiterio de amplio tramo recto con bóveda de
cañón y de horno en los ábsides. Grandes contrafuertes en ábside y nave,
absorbidos por capillas laterales s. XVI. Ha sufrido varias modificaciones:
reconstrucción s. XVI, torre actual s. XVIII, reconstrucción de la torre en
estilo mudéjar s. XIX, incendio, etc. La portada es una de las obras cumbre de
la escultura románica, demostrando la importancia de la villa y su
emplazamiento en el Camino de Santiago.
Monasterio de Santa Clara, s. XIII, orden de las
Clarisas. Existía tradición conventual desde 1231 en el beaterio de Santa María
del Páramo, trasladado aquí en 1255. Es obligado en la visita al monasterio
tocar la estatua del carnero situada en el patio, posicionando los dedos índice
y anular en las orejas de dicha estatua. Según la leyenda, aquel que no
colocase los dedos en tal posición se enfrentaría a siete años de miseria y
desgracia.
Monasterio de San Zoilo. Dedicado a San Juan
Bautista, se fundó antes de 948. Fue dotado en 1047 por los condes Gómez Díaz y
su mujer Teresa Peláez y hacia 1075 cambió la advocación por la de San Zoilo,
al ser traídas desde Córdoba las reliquias del santo. Alfonso VI colocó la
comunidad bajo la regla cluniacense. Convertido en priorato alcanzó relevancia
siendo panteón familiar de los condes de Carrión y sede del administrador en la
península de los bienes de la orden benedictina. Situado en el Camino de
Santiago, se hizo famoso por permitir a los peregrinos el consumo de pan y vino
a discreción. Entre sus muros se celebraron concilios, cortes y esponsales
importantes.

En estado muy lamentable, fue reconstruido s. XIV. Estuvo
sujeto a Cluny hasta el s. XV, en el XVI se incorporó a Valladolid y, otro
momento de esplendor, construyó un nuevo claustro y dependencias.
Exclaustración en 1835. La Cía de Jesús se hizo cargo convirtiéndolo en colegio
de educación secundaria y noviciado. En 1960 fue seminario y en 1992 hotel.
De los primeros edificios quedan algunos muros y los
sepulcros del panteón condal. Lo más interesante es el claustro, proyectado por
Juan de Badajoz el Mozo en 1537 y concluido en 1604, de dos alturas, la
inferior con circo arcos apuntados entre gruesos contrafuertes prismáticos, la
superior con arcos de medio punto. Comunica con la iglesia por una portada en
arco rebajado entre columnas abalustradas. El templo es del s. XVII, tiene una
nave con bóvedas de arista y cúpula sobre el crucero, coro a los pies y órgano
barroco. La portada tiene dos cuerpos con imágenes de santos. Hay otro patio
neoclásico.
Sobre este monasterio hay varias leyendas. Una se refiere
a su origen y a la
condesa Dª Teresa Peláez. En el s. XI se
pensaba que el nacimiento de gemelos no idénticos se debía a que la mujer había
tenido relaciones con dos hombres distintos. La condesa estaba celosa de su
marido, que frecuentaba a una mujer casada que dio a luz gemelos no idénticos,
por lo que pensó que uno de ellos era fruto del adulterio del conde. Poco
después la condesa dio a luz gemelos no idénticos y pensó que su marido la
acusaría de adulterio. Fue a refugiarse a la iglesia de San Juan Bautista, al
otro lado del río Carrión, y al cruzar el río se produjo el milagro: su capa
sobre el agua le permitió pasar sin hundirse, certificando su inocencia. En
acción de gracias fundó el monasterio, dedicado en principio a San Juan
Bautista, donde se conservan sus restos.
Otra leyenda se refiere al
cambio de advocación del
monasterio tras traerse los restos de San Zoilo. Era un joven
cordobés de familia acomodada que mostraba en público su fe cristiana, por lo
que, con otros compañeros, fue apresado y, al no querer renegar de su fe, fue
torturado y ejecutado junto a sus compañeros en el año 303 (Justo y Pastor, en
Alcalá de Henares, en el 304). La tradición dice que le sacaron los riñones.
Fue sepultado de forma que no se encontrara su cuerpo, pero un noble visigodo,
Agapio o Agapito, elegido obispo, encontró sus restos mediante un sueño en el
que se le apareció el santo. Ya en el s. IX había en Córdoba una iglesia
parroquial dedicada a su devoción, unas casas en las que vivió y el llamado
Pozo de San Zoilo, de milagrosas curaciones de males renales porque la creencia
popular indica que a este pozo se arrojaron sus riñones.
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