martes, 9 de marzo de 2021

 Pasiones mitológicas (I)

 


La sensualidad, el erotismo y el deseo -sin lecturas con perspectiva de género para no caer en el anacronismo de juzgar en el pasado situaciones que no compartimos en la actualidad-, están presentes en la nueva exposición del Museo del Prado, que reúne las famosas “poesías” pintadas por Tiziano para Felipe II entre 1553 y 1562, y que resultaron un derroche de lujuria, amor, desamor y muerte.


La exposición, además de los seis cuadros de Tiziano, reúne otras 29 obras de grandes maestros como Velázquez, Rubens, Veronese, Ribera, Poussin, Van Dyck, etc., en un discurso, con el cuerpo de la mujer como hilo conductor, que pone el foco en el Renacimiento y en la conexión entre pintura y mitología, y que supone una ocasión irrepetible para contemplar una de las mejores selecciones de la pintura mitológica europea en los siglos XVI y XVII, en un recorrido por el amor mitológico de la mano de las grandes figuras de la pintura europea.


El protagonismo de las mujeres, desnudas o semidesnudas, se aprecia en estas obras, todas de gran formato, que presentan a Europa a lomos de Zeus convertido en toro, antes de ser violada, a Venus tratando de impedir, sin éxito, la muerte de su amado Adonis, a Dánae sobre una cama mientras cae una lluvia dorada de monedas, o a Perseo descendiendo de los cielos para rescatar a Andrómeda de un terrible monstruo.


Se trata de un acercamiento a formas de sentir y pensar, aprendidas de los escritores de la Antigüedad, que definieron la cultura europea de los siglos XVI y XVII. La idea de que la belleza, el deseo, el amor y el sexo están íntimamente conectados entre sí y de que estamos a su merced, como lo estamos a la de la naturaleza.



La colaboración entre el Museo Nacional del Prado (Venus y Adonis, 1554), la National Gallery de Londres y las National Galleries of Scotland (comparten Diana y Acteón y Diana y Calisto, 1556-59), y el Isabella Stewart Gardner Museum (El rapto de Europa, 1559-62), a las que se unen la Dánae de la Wellington Collection (la primera de la serie), y el Perseo y Andrómeda de la Wallace Collection, ha permitido que, por primera vez desde el siglo XVI, se puedan ver en España juntas las “poesías”, obras entre las más importantes de Tiziano, por su calidad artística y por el modo como el artista abordó en ellas el relato pictórico de historias literarias.


En la mitología griega y romana el amor, el deseo y la belleza están íntimamente relacionados y dominan las vidas de los dioses y los humanos. Los textos que se refieren a estos asuntos -La Ilíada y la Odisea de Homero, las Metamorfosis de Ovidio, la Eneida de Virgilio, etc.- fueron muy estimados por los artistas del Renacimiento y el Barroco, que buscaron representarlos con intenso sentimiento.

En la reelaboración de la tradición grecorromana en el Renacimiento tuvo un gran impacto Tiziano, que pintó estas escenas para el duque de Ferrara y para Felipe II (“poesías”). Su pintura influyó en otros artistas como Velázquez, Veronese, Rubens, Poussin, Van Dyck, creando, entre todos, un paisaje mitológico de gran variedad y belleza.


Venus besada por Cupido, Hendrik van der Broeck, según Miguel Ángel, 1550-1570, Nápoleds, Museo e Real Bosco di Capodimonte.



Venus y el desnudo femenino tumbado.

Venus recreándose en la música, Tiziano, 1550, Madrid, Museo Nacional del Prado.

El creciente interés por el arte y la literatura de la Antigüedad hizo irrumpir la mitología en la pintura del Renacimiento, aunque con características propias. Una novedad fue el desnudo femenino tumbado, inexistente como género autónomo en el arte clásico. Estas figuras femeninas desnudas se asocian con Venus o ninfas, aparecen en paisajes bucólicos, subrayando la armonía entre arte y naturaleza, y posteriormente también en interiores domésticos lo que acrecienta su evidente carga erótica al ubicarse en dormitorios y espacios reservados.

Tiziano y Rubens.

La bacanal de los andrios, Tiziano, 1523-26, Madrid, Museo Nacional del Prado.

Rubens tuvo un referente fundamental en Tiziano, cuyas obras contempladas en Madrid fueron, junto con la literatura, el principal modelo para su pintura mitológica. En esas obras se inspira la imagen de una naturaleza fecunda que podemos ver en sus cuadros, poblados por ninfas y sátiros, que danzan en actitudes sensuales. Ambos pintores comparten una idea de la mitología centrada en el amor y el deseo como fuerzas generadoras de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario