viernes, 9 de octubre de 2020

 Ídolos. Miradas milenarias (IV).

EL ROSTRO

Tipologías.

Oculados sobre falanges (a) y huesos largos (b).

Las falanges y huesos largos de animales domésticos y en menor grado salvajes se aprovechan para la expresión decorativa, pintada, grabada o entallada que, conforma el “ídolo”. La repetición de pares de ojos en un solo friso sugiere la evocación de más de un individuo.

Oculados sobre betilos (c) y cilindros pétreos (d).

El motivo se representa en la mitad superior de la pieza, con distintos grados de complejidad. Las mismas realizaciones oculadas se registran sobre soportes aplanados y más anchos en sus extremos que recuerdan el formato bitriangular.


Oculados sobre placas y estelas (e).

Muchas de las placas líticas con decoración geométrica presentan el rostro grabado en el tercio superior de la pieza. Las bandas rellenas de trazos conforman las cejas o el tatuaje facial, presentándose los ojos muchas veces radiados y en el anverso de algunas la trenza del cabello.

La cerámica simbólica (f) y la figuración en barro (g).

Representaciones del astro, ciervos, bitriangulares, atributos sexuales femeninos y el par de ojos radiados con las líneas de cejas y de tatuaje facial se muestran en la pared de los vasos, conformando la expresiva temática de la cerámica simbólica.

 


La expresión del rostro.

Grande, el rostro se plasma de manera desproporcionada sobre los soportes que evocan el cuerpo humano y también sobre la cerámica. Abiertos, los ojos aparecen contemplarlo todo. Por radiados evocan al astro (ojos-soles). Se representan en piezas de madera y también en otras enormemente selectas de oro o marfil. Las líneas curvadas se interpretan como cejas, o como expresiones de un tatuaje facial o de una máscara. En ocasiones se distingue la nariz, no expresándose apenas la boca, reflejando un rostro mudo que, sometido a variaciones de carácter regional, advierte de la fuerza de su mirada.

 

EL CUERPO.

Tipologías.

Ídolos betilos (a) y cilindro (b)

Son elementos en piedra marmórea o caliza, de forma alargada, troncocónica o cilíndrica y sección circular u oval. Ambas formas evocan el cuerpo humano erguido.

Ídolos placa (c)

Generalmente en esquisto, aunque también los hay en cuarcita y barro. De forma plana rectangular o trapezoidal. Pueden tener una o dos perforaciones para ser portados. Su forma evoca el cuerpo humano erguido, destacando a veces la cabeza triangular o rectangular.

Ídolos bitriangulares (d)

Realizados en piedra o en barro, expresan el cuerpo erguido, como si estuviera vestido con falda o túnica entallada. El triángulo superior también puede expresar sólo la cabeza, aludiendo el inferior al resto del cuerpo, mostrando en ocasiones los brazos.


Ídolos tritriangulares (e)

Elementos de naturaleza pétrea u ósea de sección aplanada que detallan mejor la figura humana al añadir al referente básico (bitriangular) un tercer triángulo para expresar la cabeza.

Ídolo falange (f)

Elementos sobre falange de bóvidos, cerdos o caballos. Su forma natural evoca el cuerpo humano en su figuración básica (bitriangular). Algunas muestran pigmentación.  

Ídolos tolva (g)

Elementos en piedra marmórea o en hueso de forma alargada y compuesta que dan volumen al concepto que expresa el bitriangular: dos partes troncocónicas, enfrentadas y de distinto tamaño, separando la cabeza del resto del cuerpo. En los pétreos a veces se expresan los pechos.

Ídolos cruciformes (h) y ancoriformes (i)

Elementos de naturaleza pétrea u ósea de sección aplanada que evocan el cuerpo detallando las extremidades, guardando forma de cruz o de ancla.

 


La representación del cuerpo humano.

La clasificación tipológica de los “ídolos” se fijó en la década de los setenta del s. XX. Sus formas son en gran medida adaptaciones regionales de un mismo concepto: el cuerpo humano. El resultado final de la figura queda condicionado por la técnica y por la naturaleza del soporte. Se consigue modelando barro, esculpiendo piedra o tallando hueso, y también seleccionando piezas de morfología afín que proporciona la naturaleza. La manufactura puede ser sencilla, o ganar en complejidad para hacer más manifiesto el cuerpo, señalando la cabeza, las extremidades o los atributos sexuales.




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