viernes, 2 de octubre de 2020

 El embarazo en la pintura.



The Founding Museum (www.foundlingmuseum.org.uk) presenta una curiosa exposición –la visibilidad del embarazo no ha sido muy habitual en el arte-, “Retratando el embarazo: de Holbein a las redes sociales” (Portraying Pregnancy: From Holbein to Social Media), que ha sido comentada por Almudena Blasco Vallés, en el diario La Vanguardia, con el expresivo título de El arte de la espera.

 

                                                  Rogier van der Weyden: Visitación, 1435.

Dentro de la tradición plástica cristiana, María va a ver a su prima Isabel para anunciarle la noticia de su embarazo. Resulta tierno el gesto de tocar la barriga de la Virgen por su prima Isabel, también embarazada, en el episodio de la Visitación. Esta obra, como después las de Tintoretto, Rubens o los prerrafaelistas, o la Virgen del Parto de Piero della Francesca, dan a entender el valor de la vida humana.



                        Chantal Joffe (Estados Unidos, 1969), Autorretrato embarazada II, 2004.

Le interesa observar los cambios que experimenta su cuerpo aunque la sensación sea devastadora. El arte escenifica el embarazo marcando la diferencia como norma constituyente de lo femenino, como distinción de sexos, y situando el tiempo anterior al nacimiento, el tiempo de espera, de buena esperanza, que asume la realidad de la vida como sucesión de generaciones.

                              Gustav Klimt. La esperanza I y La esperanza II, detalle. 1907.

En su segunda versión de la temática, muestra a su modelo vestida (en la primera iba desnuda), pero igualmente amenazada por la muerte.

                                   Jan Van Eyck, retrato de los esposos Arnolfini, 1434, gótico.

En la corte de Borgoña se puso de moda social el mostrar a las jóvenes con este tipo de vestimenta aunque no estuvieran embarazadas, como forma de esconder los embarazos reales.

                                          Ghislaine Howard: Autorretrato embarazada, 1984.

En la tradición de las autorrepresentaciones de mujeres embarazadas desde principios del XIX, nos recuerda en su gesto inclinado a la Melancolía de Durero, mientras se toca el vientre.

                   Marcus Gheeraerts (Retrato de mujer vestida de rojo, 1620, Tate Gallery). 

En la corte de Isabel I de Inglaterra, éste y otros artistas describen el embarazo como una pose necesaria en ese tiempo.

 


                     Paula Modersohn-Becker: Autorretrato en mi sexto aniversario de boda, 1906.

Influenciada por los prerrafaelistas e interesada en la narrativa de la Anunciación, se pintó a sí misma embarazada, sin estarlo, casi como ensayo para experimentar la sensación. Sí lo estuvo un año después. Murió de una embolia tras dar a luz a su hija, en 1907.


En la corte de Borgoña se puso de moda la vestimenta prenatal, mientras que en el siglo XIX se escondió. En la segunda ola del feminismo de los años 70, artistas como Louise Bourgeois o Alice Neel (Retrato de Margaret Evans, 1978) muestran los intensos cambios que experimenta la mujer huyendo de su erotización e idealización.


                              Marcus Gheerhaerts el Joven: retrato de mujer desconocida, 1595.

Durante un breve periodo de tiempo se pusieron de moda los retratos de reinas y nobles embarazadas que ensalzaba n su estado con lujosos vestidos.


                                  Panel textil. Ashmolean Museum, University of Oxford.


Sarah Siddons como Lady Macbeth, G H Harlow. Courtesy of the Garrick Club, London.


Mary Beale con su marido Charles y su hijo Bartholomex. C. 1660. Museum of the Home, London

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