sábado, 20 de junio de 2020


Color rojo

Los colores pueden representar un código de carácter moral, como el que San Antonio recoge en su Summa Theologica: blanco-pureza, rojo-caridad, dorado-dignidad, negro-humildad. El marqués de Ferrara cuidaba de que el color de sus vestidos estuviera de acuerdo con un código astrológico, como los antiguos griegos. Leonardo, enlazando con la tradición escolástica medieval, reservaba el amarillo para la Tierra, el verde para el Agua, el azul para el Aire y el rojo para el Fuego. En la primera mitad del siglo XVI aparecieron los famosos Emblemas de Alciato que alcanzaron amplia difusión en toda Europa. En ellos había referencias a los colores: “el negro conviene al luto y a la fatiga triste y congoxosa; el blanco, al simple y casto; el verde, a la esperanza; el rojo, al amador y a la ramera, “etc. El mantuano Fulvio Pellegrino escribió un librito acerca del Significato dei colori e dei mazzola, que sería reeditado dado el favor con que fue acogido por el público, en el que hablaba de la simbología de los colores.

El rojo es un color primario, el cálido por excelencia, dinámico y excitante. Es el color del fuego, calor, amor, pasión, apetito, sangre, lujuria, drama, poder, fuerza. Lleva asociados significados de peligro, ira, violencia, malicia, agresión. Llama la atención y, por tanto, intensifica un objeto o espacio, se utiliza en las señales de stop, camiones de bomberos y en los botones de llamada a la acción. Los antiguos dioses romanos llevaban túnicas rojas. En el cristianismo es el color del amor, pasión y sangre de Cristo. En China se lleva en la ropa nupcial porque trae buena suerte. En la casa, los tonos claros pueden hacer más cálida una habitación, pero no hay que excederse, aunque puede usarse en cojines, jarrones, etc. Se usa cuando queremos convertir un espacio en un punto focal.

Piet Mondrian, Composición con rojo, azul y amarillo, 1930.
La composición está dominada por un gran rectángulo rojo. El borde de la pintura está delimitado por tiras anchas subdivididas. Las barras negras entrecruzadas se desplazan lejos del centro y se encuentran en la esquina inferior izquierda. El azul y el amarillo, separados por superficies blancas o grisáceas, forman el contrapunto. Este estilo, llamado neoplasticismo, se basa en líneas verticales y horizontales y en el uso de los colores primarios rojo, azul y amarillo. El objetivo estético era obtener una disposición de contrastes equilibrados, dar expresión a lo “universal” a través de la armonía absoluta de los elementos pictóricos individuales.

Jacopo Carrucci, Retrato de Cosimo de Medici el Viejo.


Este retrato del fundador de la fortuna Medici, fue pintado, según Giorgio Vasari, para el secretario de Lorenzo de Medici, duque de Urbino. Después de unos años, entró en la colección ducal antes de mediados de los años 1500. Es bien visible la rama de laurel, el emblema tradicional de los Medici, cuyas dos ramas principales de la familia se alternaban dinásticamente, según un verso de la Eneida de Virgilio.



Tarsila Do Amaral, 1923, 73x60 cm.


Recibió la influencia de dos movimientos artísticos europeos y consiguió establecer, a través de su producción artística, una relación como lo producido en el exterior. En Auto-Retrato lo predominante es la estructura geométrica, sugiriendo una interpretación cubista. El tratamiento dado a los colores fuertes es uniforme y la composición queda equilibrada por los recortes en la figura.



William Hogarth, Miss Mary Edwards, 1742, 126,4x101,3 cm.

Mary Edwards fue una de las mujeres más ricas de su tiempo y repudió su matrimonio con un marido extravagante, aunque eso supuso declarar ilegítimo a su hijo. Era amiga de Hogarth y posiblemente su mecenas más importante en la década 1733-43. Este retrato con magníficas joyas y un llamativo vestido rojo es una obra maestra de la serie de retratos dominantes de clase media de Hogarth. El pergamino abierto que se muestra prominentemente junto a la protagonista defiende las virtudes de la libertad y la propiedad que ella habría apreciado como administradora de una gran fortuna.

Salvatore lo Forte, Retrato de Giuseppe Garibaldi, 1860, 73x58,5 cm.


Este cuadro fue pintado de una famosa foto que Gustave Le Gray tomó a Garibaldi. El fotógrafo se detuvo en Palermo, mientras viajaba hacia el este con Alexandre Dumas, tras la noticia de que la ciudad había sido conquistada. El “Libertador” en persona le encargó la fotografía que se convertiría en un verdadero icono patriótico. Lo Forte ejecutó un tipo de “pintura fotogénica” que ya lo había hecho famoso en Palermo algún tiempo antes.


Jawlensky, Alexej, Retrato del bailarín Aleksandr Sakharov, 1909, 66,5x69,5 cm.

En Munich, donde estudió, conoció a Wassily Kandisky otros artistas rusos y contribuyó a la creación de la Asociación de Nuevos Artists de Munich. Su obra entonces era muy colorida, aunque posteriormente se volvió más abstracta y simplificada. Su obra expresionista se caracteriza por la sencillez de formas además del tratamiento del color que recuerda el primitivo arte popular de Rusia. Tras la I Guerra Mundial, por influencia del cubismo, abandonó los contrastes cromáticos y utilizó tonos oscuros.

Félix Vallotton, La mentira, 1897, 24x33,3 cm.

Nacido en Suiza, estudió arte en París y progresó rápidamente. Después de una producción xilográfica, estuvo integrado en el grupo de los nabis y más tárde se interesó más por la pintura de interiores y paisajes. Se presentó en varios Salones, como el de los Independientes, en 1893, y siguió exponiendo con los nabis. En Viena recibió las felicitaciones de Gustav Klimt.

Franz Marc, Formas en juego, 1914, 170x65,5 cm.
Esta obra es influencia de las obras de su amigo Robert Delaunay, especialmente las de la serie Les Fenêtres sur la Ville. Con esta obra encontró su propio camino hacia la abstracción y formuló su variación de la pintura “pura”. A través de la proporción y el ritmo de los colores, el artista organizó un curso que conduce desde estructuras cristalinas en el borde izquierdo de la imagen, a través de explosiones de color y formas constructivas. A diferencia de las estructuras abiertas de Delaunay, esta imagen tiene un centro definido por fuertes tonos rojos. Su abstracción sugiere procesos naturales, el crecimiento de cristales y plantas. Estaba apegado a una interpretación naturalista del arte.

Michael Sweert, Doble retrato, 1660-62, 17,8x21,7 cm.


Los que posan son dos hombres europeos en traje de Oriente Medio. El hombre barbudo de la izquierda hace un gesto hacia la derecha, hacia donde mira el otro hombre. En la mano tiene un mensaje: Mi Señor, mira el camino a la salvación de la mano de Sweerts. Los retratos parecen individualizados, según la tradición de los retratos de amistad tan populares en el norte de Europa. La ejecución refinada de la pintura es típica del estilo tardío de este artista flamenco, practicado cuando viajó a Italia como misionero.

Paul Mathey, Retrato de un hombre no identificado como Mefistófeles, 1888


Artista de éxito, hijo de un restaurador, aprendió en la Escuela de Bellas Artes de París y comenzó a exponer en el Salón de París en 1868, convirtiéndose en un retratista valorado y reconocido. Aunque su obra más importante quizá sea la de retratista, también pintó paisajes, marinas, escenas o decoraciones. Más tarde fue grabador, lo que le ocasionó algunos problemas. Recibió muchos premios y honores a lo largo de su vida.



Johannes Molzahn, The Idea-Motion-Fight – Dedicated to Karl Liebknecht, 1919, 139x149 cm
Recibió lecciones de dibujo en Weimar y completó su aprendizaje como fotógrafo. En Suiza, donde inicialmente trabajó como fotógrafo, se unió al círculo de artistas alrededor de Otto Meyer-Amden y mantuvo contactos con el movimiento “Sturm” Herwarth Waldens en Berlín. Sus obras mostraban formas cúbicas entremezcladas con elementos Art Nouveau. La siguiente fase estuvo influenciada por el futurismo italiano y recurrió a técnicas aplicadas como la tipografía. Mantuvo contactos con la Bauhaus, en particular con Walter Gropius, y desarrolló un “constructivismo metafísico”, que combinaba elementos técnicos con símbolos metafísicos. Otras obras muestran una tendencia hacia formas biomórficas y figurativas, análogas a los trabajos de Oskar Schlemmer. Fue marcado como “degenerado” por los nacionalsocialistas y emigró a Estados Unidos, donde trabajó como profesor. Desarrolló ideas trascendentales del espacio y cambió a la pintura religiosa icónica antes de regresar a Alemania.

Mark Gertler, Still Life, Dahlias and Daisies in a Blue Vase, 1927, 50x54,5 cm.
En Londres, entró en contacto con el grupo de Bloomsbury y disfrutó del éxito como pintor de retratos de sociedad, pero su temperamento le condujo a una creciente frustración personal que le llevó a la pobreza, tan habitual en su vida. Más tarde, el erudito coleccionista de arte Edward Marsh se convirtió en su patrón, en una relación difícil que terminó durante la I Guerra Mundial. Vivió un tiempo con el poeta Gilbert Cannan. En 1920 se le diagnosticó tuberculosis y su mala salud influenció su trabajo. Se casó, tuvo un hijo y fue profesor a tiempo parcial en la Escuela de Arte de Westminster para complementar sus ingresos, pero las crecientes dificultades financieras, los fracasos en sus exposiciones y el que su esposa le dejara le llevaron a un intento de suicidio.

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