domingo, 16 de junio de 2019

Sorbas (I/3).

"Situada en el corredor abierto entre las Sierras de Alhamilla y Filabres, en una meseta rodeada por el río de Aguas y la rambla de Uleila, Sorbas es la capital de un extenso municipio que, antes de la segregación de Carboneras en el siglo XIX, llegaba al mar" ("Sorbas: enclave de arquitectura popular, Antonio Gil Albarracín, El Afa, nº 2). Esa situación sobre una pequeña planicie, a una altitud de 409 msnm, recortada por el barranco del río Aguas y un antiguo meandro abandonado, la adaptación del pueblo a esa particular orografía es la seña de identidad geográfica más notable del pueblo, con sus características casas colgadas, suspendidas sobre el Afa.


Su posición elevada con respecto a los barrancos circundantes hace que haya muchos puntos desde los cuales se tiene una buena vista, muchos miradores: Castillo (Afa, sierra, ermita de Fátima, carretera), Porche (cerca de la Plaza de la Constitución, lugar de descanso de camino al Barrio de las Alfarerías, Casas Colgantes), Las Cruces (Afa y Casas Colgantes), Huerta (campos de cultivo, rambla, antiguo lavadero público), La Torreta (zona más alta, paisaje), Urrá (antiguo aljibe, paisaje semidesértico).


El nombre de la población aparece en el año 1089 como Surba, de origen árabe con el significado de "olla de arena", quizá en relación con unas vasijas neolíticas encontradas. Era un castillo en disputa en Almería. Otros antecedentes podrían ser Serva o Servula, ciudad sierva. Modernamente se la ha llamado la "Cuenca chica" por sus casas colgantes sobre el barranco, y a los habitantes sorbeños o "chorreones" por las aguas residuales que caían al Afa.


Además de los asentamientos neolíticos, hay otros de la Edad del Bronce, 2000 a.C., en el barrio El Calvario. Con posterioridad, el pueblo íbero mantuvo relaciones con los fenicios y en época romana se explotó el yeso, lapis specularis. Desde el siglo VIII hasta el XV se mantuvo la dominación musulmana. En junio de 1488, tras su capitulación al igual que Mojácar, se entregó a los Reyes Católicos. Las condiciones debieron ser duras y la convivencia se enrareció, por lo que en Navidad de 1568 se inició una sublevación morisca encabezada por don Hernando de Válor, convertido al Islam con el sobrenombre de Aben Humeya, que se extendió rápidamente por todo el Reino de Granada.


Fue derrotada por las tropas de don Juan José de Austria, firmándose los tratos de rendición en abril de 1570 y adoptándose una medida radical, la expulsión de los moriscos sublevados del reino de Granada, el abandono de los hogares y la liquidación de sus propiedades. En Sorbas, el siete de diciembre de 1570 salieron 138 moriscos con sus familias (Rosa María Piqueras Valls, El Afa nº 1). La repoblación se llevó a cabo con 50 vecinos de Jaén, Linares, Toledo, Cazorla, etc, que ocuparon las viviendas y tierras que habían abandonado los moriscos. Fue capital del señorío almeriense de Diego López de Haro, Marqués del Carpio, que se integró en las propiedades de los Duques de Alba a partir del siglo XVIII. 


La citada revista "El Afa", magnífica, es una mina impresionante e inagotable para conocer aspectos geográficos, geológicos, históricos, costumbristas, artísticos, demográficos, de recuerdos, etc., de Sorbas, que incluyen unas impagables fotografías antiguas. El nº 1 salió en verano del 2000, bajo la dirección de Andrés Pérez Pérez y con periodicidad semestral. En la portada presenta un documento del Archivo Histórico Provincial de Almería referente al Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1752. "Desde la Edad Media nuestro pueblo ha dado el nombre de "Afa" a ese curioso meandro del Río Aguas, que históricamente ha protegido a Sorbas como si de un foso se tratara", es la clara explicación para la elección del nombre.


En el nº 2 hay un admirable artículo de Lorenzo Cara Barrionuevo, Arqueólogo de la Alcazaba de Almería por aquel entonces, con el título de “Sorbas en los últimos tiempos de la dinastía nazarí”. En él se explica con gran lujo de detalles ese periodo histórico especialmente, aunque se extiende a otros, como al nombre Surba, citada en las “Memorias de cAbd al-Allâ (1982:211) como castillo en disputa entre Al-Mutamid (el rey sevillano que había conquistado el reino de Murcia) y Al-Muctasim (el soberano taifa de Almería) en el 1089”. Esas rivalidades terminaron con la llegada de los almorávides que los redujeron a todos.


Cita un episodio peligroso para Sorbas a principios del siglo XIV, en 1309, cuando el obispo de Cartagena, Martín Martínez, tomó por sorpresa el castillo de Lubrín en apoyo al asedio de Jaime II a Almería. Se mantuvo poco tiempo, pero dejó claro el peligro que corría la zona. En el siglo XIX, indica que el castillo, en ruinas, de pequeñas dimensiones, es citado por Madoz.


Pero lo más sabroso del artículo es lo que se refiere a la documentación de un pleito entre Luis Mendoza de Haro de Sotomayor, y de sus villas (antes alquerías) de Sorbas y Lubrín, con la ciudad de Vera, en 1544-1546, que incluye interrogatorios a personas mayores que vivieron los hechos y desempeñaron un papel en ellos. Su testimonio está escrito en un lenguaje popular muy entrañable. Así, Pedro de Luján Aburrifa, cristiano nuevo, afirmaba que en los tiempos de las paces de Boabdil con los Reyes Católicos, 1483, el alcaide de Vera tenía jurisdicción en toda la comarca, pero a partir de 1485 fue el nombrado para Mojácar el “que también ponía su mano en Sorbas”. Un moro vecino de Sorbas llamado El budaynit fue liberado después de haber sido apresado en tierra de paz. Las tenencias de los castillos de Sorbas y Lubrín estaban en poder de Abenhalaf y Elcuhey, respectivamente.


En tiempos del rey Muley Abul Hagy (probablemente Muley Hacén, 1464-1482, soberano que dio nombre al pico Mulhacén) hubo conflictos entre Vera y Sorbas por el cobro de impuestos, incluyendo refriegas en la que hubo muertos, porque Sorbas, así como Mojácar, ya no eran aldeas de Vera. Entre Sorbas y Lubrín hubo acuerdos para aprovechamiento de pastos, “hermandad para entrar con sol e salir con sol”, por lo que los ganados no  podían permanecer de noche en el término vecino, y se multaba a los incumplidores.

2 comentarios:

  1. Gracias por acordarte de este pueblo, olvidado por unos y muy entrañable para los que hemos nacido allí.

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  2. Aunque he conocido el pueblo por casualidad, ha sido un placer.

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