sábado, 4 de mayo de 2019

La cultura en la calle



Es una agradable tarde primaveral, en día de puente. La Plaza Cervantes, el centro neurálgico de Alcalá de Henares, hierve de gente. En el apetecible paseo vespertino, la plaza presenta una intensa variedad cultural para el disfrute ciudadano. En los laterales están las casetas de la Feria del Libro, quizá con más mirones que compradores alrededor. El recorrido para encontrar las novedades o algo antiguo interesante se hace bajo el fuerte sonido de la megafonía que emite una amplia explicación sobre el acoso escolar a un grupo variado de niños.

Además, hay una interesantísima exposición de fotografías alineadas en uno de los laterales. Se trata del Proyecto “Génesis” con fotografías de Sebastiao Salgado, presentado por la Obra Social “La Caixa” y el Ayuntamiento de Alcalá. La muestra no sólo enseña la belleza de los entornos naturales vírgenes, sino que es un llamamiento para pasar a la acción, como la gigantesca reforestación efectuada por el Instituto Terra, que impulsan Lélia Wanick Salgado y Sebastiao Salgado. Es una obra encaminada a promover el conocimiento del entorno, a reflexionar y fomentar el debate sobre los retos ambientales y a preservar y proteger los espacios naturales.

Constituye una exploración del mundo tal y como fue, como se formó y evolucionó antes de que la vida moderna nos alejara de él. Es un viaje a los paisajes, animales y pueblos que, hasta el momento, “han esquivado el largo brazo del mundo actual”, como dice la comisaria Léila. Al mismo tiempo, es testimonio de que nuestro planeta sigue albergando amplias y remotas regiones donde la naturaleza es la reina, es un mosaico deslumbrante de la naturaleza en su esplendor intacto, un homenaje visual a un planeta frágil que debemos proteger.



En este recorrido fotográfico se hace un viaje por todos los continentes: América (Alaska, Canadá, EE.UU., Brasil, Ecuador, Argentina, Malvinas), Antártida (Islas Sandwich del Sur, Georgia del Sur, Península Antártica), África (Uganda, Zambia, Etiopía, Botsuana, Argelia, Sudán del Sur, Madagascar), Asia (Indonesia, Siberia) y Oceanía (Papúa Nueva Guinea). No queda sin explorar ningún rincón primitivo del planeta, es un viaje completo.


Las fotografías se ven muy bien, son reproducciones a tamaño grande, y llegan pronto al espectador al ser en blanco y negro. Aunque el B/N no es verdad, no es real, hay que pensar que, a veces, el color no aporta mucho a la fotografía e incluso puede resultar una especie de distracción. El B/N simplifica y potencia la historia que se cuenta y logra una mayor intimidad con el que lo mira.


Del mismo modo que las magníficas fotografías recorren espacios muy variados, también la temática es diversa. Aparecen paisajes que van desde las dunas en Argelia, a la selva en Brasil y Venezuela, pasando por la helada Siberia, los volcanes de la península de Kamchatka, las montañas de Alaska, o los cañones de Arizona o Utah. En estos paisajes se pone de manifiesto la falta de vegetación en algunos, o la exuberancia en otros, con acertados ejemplos como el baobab de Madagascar. También son ejemplos concretos simples unas rocas o un iceberg.



En estas fotografías no hay color, que es más cotidiano, pero hay vida más allá de él, en el duotono, que nos acerca más al arte en general aunque llame menos la atención. No necesitan el color para parecer muy vivos los animales presentes: el pato aguja pescando, los renos de Siberia, los leones marinos e iguanas de las Galápagos, las cebras, búfalos y elefantes africanos, las ballenas, elefantes marinos y pingüinos de Argentina y la Antártida, los albatros de las Malvinas, etc.


Se dice que el color esconde secretos, que hay elementos que quedan enmascarados, en cierta
manera, por el color que, si bien nos llama la atención visualmente, nos distrae para que no veamos ciertos detalles con tanta facilidad. Esta teoría se aprecia mejor en las fotografías que representan un estudio etnográfico de personas, como las mujeres que se pintan el cuerpo o participan en ceremonias en Brasil o Papúa Nueva Guinea, la danza en Botsuana o algunas mujeres en Etiopía.



En las fotografías que explican actividades, como la pesca en Brasil, la recolección en Indonesia, el traslado de renos en Siberia, el cuidado del ganado en Sudán del Sur, etc., la fuerza del B/N les da un valor de testimonio. Como con la ausencia de color saltan a la luz, se hacen más evidentes los contrastes lumínicos, las líneas y las texturas, se comprende la importancia de la composición.




La animación de la plaza sigue, al igual que la potencia de la megafonía, pero nos quedamos con la fuerza visual que proporciona el alto contraste de estas fotografías monocromáticas que, trascendiendo el tema, transmiten sentimientos de pureza y tranquilidad, agresividad, melancolía y tristeza, según los casos, y nos hacen volver a la esencia de la fotografía.




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