Es una agradable tarde primaveral, en día de puente. La
Plaza Cervantes, el centro neurálgico de Alcalá de Henares, hierve de gente. En
el apetecible paseo vespertino, la plaza presenta una intensa variedad cultural
para el disfrute ciudadano. En los laterales están las casetas de la Feria del
Libro, quizá con más mirones que compradores alrededor. El recorrido para
encontrar las novedades o algo antiguo interesante se hace bajo el fuerte
sonido de la megafonía que emite una amplia explicación sobre el acoso escolar a
un grupo variado de niños.
Además, hay una interesantísima exposición de fotografías
alineadas en uno de los laterales. Se trata del Proyecto “Génesis” con
fotografías de Sebastiao Salgado, presentado por la Obra Social “La Caixa” y el
Ayuntamiento de Alcalá. La muestra no sólo enseña la belleza de los entornos
naturales vírgenes, sino que es un llamamiento para pasar a la acción, como la
gigantesca reforestación efectuada por el Instituto Terra, que impulsan Lélia
Wanick Salgado y Sebastiao Salgado. Es una obra encaminada a promover el
conocimiento del entorno, a reflexionar y fomentar el debate sobre los retos
ambientales y a preservar y proteger los espacios naturales.
Constituye una exploración del mundo tal y como fue, como
se formó y evolucionó antes de que la vida moderna nos alejara de él. Es un
viaje a los paisajes, animales y pueblos que, hasta el momento, “han esquivado el largo brazo del mundo
actual”, como dice la comisaria Léila. Al mismo tiempo, es testimonio de
que nuestro planeta sigue albergando amplias y remotas regiones donde la
naturaleza es la reina, es un mosaico deslumbrante de la naturaleza en su
esplendor intacto, un homenaje visual a un planeta frágil que debemos proteger.
En este recorrido fotográfico se hace un viaje por todos
los continentes: América (Alaska, Canadá, EE.UU., Brasil, Ecuador, Argentina,
Malvinas), Antártida (Islas Sandwich del Sur, Georgia del Sur, Península
Antártica), África (Uganda, Zambia, Etiopía, Botsuana, Argelia, Sudán del Sur,
Madagascar), Asia (Indonesia, Siberia) y Oceanía (Papúa Nueva Guinea). No queda
sin explorar ningún rincón primitivo del planeta, es un viaje completo.
Las fotografías se ven muy bien, son reproducciones a
tamaño grande, y llegan pronto al espectador al ser en blanco y negro. Aunque
el B/N no es verdad, no es real, hay que pensar que, a veces, el color no
aporta mucho a la fotografía e incluso puede resultar una especie de
distracción. El B/N simplifica y potencia la historia que se cuenta y logra una
mayor intimidad con el que lo mira.
Del mismo modo que las magníficas fotografías recorren
espacios muy variados, también la temática es diversa. Aparecen paisajes que
van desde las dunas en Argelia, a la selva en Brasil y Venezuela, pasando por
la helada Siberia, los volcanes de la península de Kamchatka, las montañas de
Alaska, o los cañones de Arizona o Utah. En estos paisajes se pone de
manifiesto la falta de vegetación en algunos, o la exuberancia en otros, con
acertados ejemplos como el baobab de Madagascar. También son ejemplos concretos
simples unas rocas o un iceberg.
En estas fotografías no hay color, que es más cotidiano,
pero hay vida más allá de él, en el duotono, que nos acerca más al arte en
general aunque llame menos la atención. No necesitan el color para parecer muy
vivos los animales presentes: el pato aguja pescando, los renos de Siberia, los
leones marinos e iguanas de las Galápagos, las cebras, búfalos y elefantes
africanos, las ballenas, elefantes marinos y pingüinos de Argentina y la
Antártida, los albatros de las Malvinas, etc.
Se dice que el color esconde secretos, que hay elementos
que quedan enmascarados, en cierta
manera, por el color que, si bien nos llama
la atención visualmente, nos distrae para que no veamos ciertos detalles con
tanta facilidad. Esta teoría se aprecia mejor en las fotografías que
representan un estudio etnográfico de personas, como las mujeres que se pintan
el cuerpo o participan en ceremonias en Brasil o Papúa Nueva Guinea, la danza
en Botsuana o algunas mujeres en Etiopía.
En las fotografías que explican actividades, como la
pesca en Brasil, la recolección en Indonesia, el traslado de renos en Siberia,
el cuidado del ganado en Sudán del Sur, etc., la fuerza del B/N les da un valor
de testimonio. Como con la ausencia de color saltan a la luz, se hacen más
evidentes los contrastes lumínicos, las líneas y las texturas, se comprende la
importancia de la composición.
La animación de la plaza sigue, al igual que la potencia
de la megafonía, pero nos quedamos con la fuerza visual que proporciona el alto
contraste de estas fotografías monocromáticas que, trascendiendo el tema,
transmiten sentimientos de pureza y tranquilidad, agresividad, melancolía y
tristeza, según los casos, y nos hacen volver a la esencia de la fotografía.
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