Río Bornova (I).
Al noroeste de la provincia de Guadalajara, lindando con
las de Segovia y Soria, se extiende la Sierra de Pela, la más oriental y de
menor altura del Sistema Central, que sirve de divisoria de aguas, al Duero al
norte y al Tajo al sur, y está próxima a la Sierra Ministra, constituyendo
nexos entre los sistemas Central e ibérico. El alto páramo, que sobrepasa los
1.500 m de altitud, se asienta sobre litologías básicas de dolomías y calizas
dolomíticas (cretácicas) y dolomías, calizas y margas tableadas (jurásicas),
separadas por la falla de Somolinos.
Esta zona, que sirvió de lugar de paso a las huestes del
Cid, a los transportistas de sal procedente de las salinas de Imón, Olmeda de
Jadraque y Santamera, a los íberos, romanos, musulmanes y cristianos, está
modelada por la dinámica fluvial en un relieve kárstico basado en hoces y
escarpes rocosos. En este paisaje de páramos sobre suelos pedregosos abunda el
matorral espinoso (erizales, enebros) y, de forma dispersa, encinas, quejigos y
pinos silvestres, en cotas altas. En cotas inferiores aparece el aliagar y
rodales de encimas y quejigos, majuelos, etc.
Hacia los picos del Lobo y la Buitrera |
El alma caliza del páramo deja escurrir el agua que da
origen al río Bornova, el escultor de un paisaje tan singular, cuyo incierto
origen tiene lugar, a partir de una surgencia kárstica –por lo que también se
le llama río del Manadero-, al pie de estos parajes a una altitud de unos 1.300
m. Poco después hay una pequeña área recreativa, con unas mesas que parecen
dólmenes, en el que se indica “Río Bornova”. El escaso caudal llega protegido
por la espesura de la abundante vegetación de ribera.
Al lado hay un camino que se adentra en el mundo calcáreo
con una doble señalización: Al Manadero (pasando por la Fuente de las
Canalejas) 1 kilómetro, y al Alto del Portillo (punto más alto de la Sierra,
con 1.542 m de altitud) 3,5 kilómetros. En el primer caso es un agradable y
corto paseo; en el segundo, hay bastante desnivel. Entre el gris blanquecino de
la caliza, que adopta formaciones curiosas a las que la imaginación concreta,
se asciende hasta el Alto por sendero señalizado y puede completarse el
recorrido descendiendo por un camino más al este y llegando al lado del pueblo
de Somolinos.
Un poco más abajo está la excepcional laguna de Somolinos,
que forma parte del Monumento Natural junto a la Sierra de Pela. La caliza de
la parte alta ha ido disolviéndose y ha precipitado en barreras tobáceas y
terrazas travertínicas, una de las cuales ha formado un dique (10 metros de
ancho por 15 metros de alto) que ha detenido el agua, formando una laguna de
dos-tres hectáreas de superficie y una profundidad media de unos doce metros, a
1.270 m de altitud.
Esta laguna de montaña de origen kárstico recibe sus
aportes hídricos del río –que no acusa un fuerte estiaje- principalmente y, en
menor medida, de surgencias y de la lluvia, por lo que los niveles del agua son
bastante constantes a lo largo del ciclo anual. En el entorno de mayor aridez
que presentan las laderas del valle, esta lámina de agua, este espejo, da gran
variedad cromática y tiene un alto valor paisajístico.
Es una laguna de elevada transparencia y con aguas de buena
calidad, lo que permite una amplia vegetación que va desde la flora subacuática
hasta el bosque de ribera. En las orillas hay juncos, carrizales, cañaverales y
espadañales, y, más lejos, saucedas y choperas. En ambientes inundables
aparecen las turberas. La avifauna está compuesta por zampullín, polla de agua,
ánade real, focha, garza real, etc., nidificando en los cantiles las rapaces
como buitre leonado, varias clases de águila, etc. También hay anfibios,
pequeños mamíferos y, entre la ictiofauna, la trucha autóctona.
La laguna, que mantiene un excelente estado de
conservación, fue declarada Monumento Natural en 2002. Desagua por un lateral
que pasa, por una abertura en el muro, hacia un gran caserón, una fábrica de
papel que data de mediados del s. XVI. Tras mover los martinetes que trituraban
los trapos para la elaboración del papel, hacía girar el rodete de un molino
harinero. Posteriormente también hizo funcionar una pequeña central eléctrica.
En la actualidad están todos estos usos abandonados, pero la casona se ha
convertido en Casa Rural.
El río sigue su curso, desciende hasta los 1.240 metros y
pasa por el pequeño pueblo de Somolinos, en la orilla izquierda, que tenía una
población de 35 habitantes en 1918. El agrupamiento de casas, en el que destaca
la iglesia parroquial, reformada en el siglo XVII, se alarga siguiendo la
dirección que le marca el río, que en algunos mapas aparece como Manadero.
Siguiendo hacia el sur, y alcanzando una estimulante aceleración de la
velocidad, pasa por Albendiego, otro pequeño pueblo en parecido grado de
despoblación, a 1.195 m de altitud en la orilla derecha del río Manadero, que
en 2018 contaba con 46 habitantes y que esconde una verdadera joya en su ermita
de Santa Coloma, románica s. XII, ampliada en el s. XV, que forma parte del
conjunto del románico rural de Guadalajara. Es más grande que una simple
ermita, de planta de cruz latina, espadaña gótica de tres vanos y una cabecera
excepcional, en la que destaca el ábside central semicircular dividido en tres
tramos, con ventanales abocinados en arco de medio punto y decoración de
celosías de raíz mudéjar.
Poco después, le llega por la derecha el Arroyo de la
Requijada, que viene de los Condemios. En la carretera hay un letrero que dice
“Río Manadero” junto a una zona ambientada con túmulos circulares a manera de
tumbas prehistóricas. Se supone que será a partir de aquí cuando el río pase a
llamarse Bornova definitivamente.
Sierra del Alto Rey |
Hola José Luis....estupendo reportaje.
ResponderEliminarTe dejo esta información por si te pudiera interesar:
https://www.uah.es/es/agenda/index.html?cevento=16320
Saludos
Teresa