sábado, 16 de marzo de 2019


El Palacio Real de Madrid.

El lugar donde se asienta siempre fue elegido para instalar alguna fortaleza desde la musulmana del s. IX. Con el paso de los siglos se fue ampliando el Alcázar, especialmente en el s. XVI, primero por Carlos I y después por Felipe II, cuando se convirtió en palacio real al elegir a Madrid, en 1561, como capital. En el s. XVII, Juan Gómez de Mora, a impulsos de Felipe IV, le dio el aspecto final. La llegada de los Borbones, Felipe V en 1700, hizo que se considerara al edificio demasiado austero y anticuado, por lo que se iniciaron reformas, pero su incendio en la Nochebuena de 1734 sirvió para demolerlo y construir uno nuevo, enteramente de fábrica, con muy poca madera.

Felipe V ordenó su construcción que comenzó en 1738, con trazas de Filippo Juvara, al que siguió Juan Bautista Sachetti, colaboró Ventura Rodríguez y lo concluyó Francesco Sabatini, resultando un enorme edificio, mucho mayor que los Palacios de Buckingham o Versalles. El primer monarca que lo habitó de forma continua fue Carlos III y el último Alfonso XIII, aunque también lo ocupó Manuel Azaña, Presidente de la Segunda República. Actualmente se utiliza para ceremonias de Estado y actos solemnes.



Este “Palacio de Oriente” está rodeado por amplios espacios: la Plaza de Oriente (impulsada por el rey José I Bonaparte, forma irregular, cabecera curvada presidida por el Teatro Real, jardines alrededor del monumento a Felipe IV, estatuas de reyes godos y de los primeros reinos cristianos), por la Plaza de la Armería (intentos anteriores, Catedral de Santa María la Real de la Almudena, patrocinada por Alfonso XII para albergar los restos de su esposa María de las Mercedes de Orleans, comenzada en 1878), por los Jardines del Campo del Moro (supuestamente aquí acamparon las tropas de Alí Ibn Yúsuf, en 1109, en su intento de reconquistar la plaza,  ajardinamiento en época de Isabel II y diseño actual en la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena) y por los Jardines de Sabatini (parte N, diseño francés, carácter monumental, s. XX. Aquí estaban las caballerizas construidas por Sabatini).


El barroco edificio es de planta cuadrada, con un gran patio también cuadrado. Sobre un basamento almohadillado se eleva el cuerpo principal estructurado por grandes pilastras dóricas que separan las ventanas y los balcones, todo ello coronado por una imponente balaustrada que tenía un amplio programa escultórico con la serie de reyes españoles, que Carlos III hizo bajar para dar a la construcción de un aire más clasicista. En la fachada meridional, con un cuerpo central sobre la balaustrada, aparecen las estatuas de Felipe V y su primera mujer María Luisa Gabriela de Saboya en los extremos y las de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza en el centro.



En la planta baja están la Biblioteca, la Botica, la Armería, el Archivo General y las cocinas, pero la visita comienza realmente en la impresionante escalera de dos ramales, en mármol y granito, obra de Sabatini con frescos de Corrado Giaquinto, bóveda de lunetos con grandes óculos de iluminación  y la escultura de Carlos III vestido a la romana. La primera estancia es el Salón de Alabarderos, concebido por Sachetti como salón de baile o comedor de gala y reconvertido por Carlos III en salón de los guardias. La mitológica decoración es obra de Giambattista Tiepolo y recientemente se ha incorporado un cuadro de gran tamaño, La familia de Juan Carlos I, obra de Antonio López García.

Un escenario muy histórico es el Salón de Columnas, con capiteles iguales a los de la Escalera principal y bóveda decorada por Sabatini. Se utilizó para bailes y banquetes hasta el reinado de Isabel II y posteriormente se han celebrado en él acontecimientos como la firma del Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas, 1985, la Conferencia de Paz de Madrid, 1991, la firma de la abdicación de Juan Carlos I, 2014, la imposición del collar de la Orden del Toisón de Oro a la princesa Leonor, 2018. También es utilizado en recepciones: Pascua Militar, Embajadores, etc.

Se continúa por una serie de habitaciones relacionadas con Carlos III: la Saleta (cuadros de Luca Giordano y frescos de Anton Raphael Mengs), la Antecámara (retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma, de Goya y reloj “Cronos soportando la Esfera Celeste”, uno de los mejores), Cámara o Salón de Gasparini (donde se vestía el Rey en presencia de la Corte, estucos policromados, paredes tapizadas en seda, Tranvía (sala de paso, cartón para tapiz de Goya), Salón (dormitorio, retraro por Mariano Salvador Maella, fresco de Vicente López).



La Saleta o Gabinete de Porcelana (Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro), la Saleta Amarilla (“sillas peineta”), el Comedor de Gala (Alfonso XII, unificando tres estancias del antiguo cuarto de la Reina, magníficos tapices, porcelanas y lámparas), la Sala de la Plata y la Sala de Porcelana y Cristal dan paso a la Galería, que permitía el acceso de las personas reales a sus respectivos cuartos. Desde los ventanales puede admirarse el Patio del Príncipe.





La Real Capilla está situada en el centro del lado norte, con acceso desde la galería. Fernando VI prefirió el proyecto de Ventura Rodríguez, de planta central o elíptica coronada por cúpula de media naranja, columnas de mármol negro de una pieza, distribución clásica con el altar mayor al este. Decoración de Corrado Giaquinto, cuadros de Ramón Bayeu y Mengs. Magnífico órgano de Jordi Bosch i Bernat, 1778.







La visita continúa por el Salón de paso a las habitaciones oficiales de la Reina Mª Cristina (retrato de Alfonso XII por Federico de Madrazo), la Antecámara de Mª    Cristina o Sala de Stradivarius (cuarteto compuesto por dos violines, una viola y un violonchelo), la Sala de la Corona (símbolos de la Monarquía: Corona, Cetro, Collar de la Orden del Toisón de Oro, Discurso de proclamación de Felipe VI, Abdicación de D. Juan Carlos I firmada en la Mesa de las Esfinges), el Camón (mirador a la escalera principal), la Antecámara oficial (retratos de Carlos III, Alfonso XIII y Victoria Eugenia) y la Saleta oficial (tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara y bóveda de Giovanni Battista Tiepolo).



El soberbio conjunto del Salón del Trono concebido por Sachetti en 1737 conserva su decoración original. La espléndida bóveda es la más bella del Palacio, el gran fresco de Tiepolo representa La grandeza y el poder de la Monarquía Española y el resto de la decoración, bordados, consolas, espejos, colgaduras, etc., conforman un hito del rococó en España. Se utiliza en Actos Oficiales como la Pascua Militar, recepción anual del Cuerpo Diplomático, etc. Así acaba la visita a esta agobiante riqueza artística, tanto por el uso de toda clase de materiales nobles como por la decoración, obras de arte de todo tipo o pinturas de artistas importantes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario