El Palacio Real de Madrid.
El lugar donde se asienta siempre fue elegido para
instalar alguna fortaleza desde la musulmana del s. IX. Con el paso de los
siglos se fue ampliando el Alcázar, especialmente en el s. XVI, primero por
Carlos I y después por Felipe II, cuando se convirtió en palacio real al elegir
a Madrid, en 1561, como capital. En el s. XVII, Juan Gómez de Mora, a impulsos
de Felipe IV, le dio el aspecto final. La llegada de los Borbones, Felipe V en
1700, hizo que se considerara al edificio demasiado austero y anticuado, por lo
que se iniciaron reformas, pero su incendio en la Nochebuena de 1734 sirvió
para demolerlo y construir uno nuevo, enteramente de fábrica, con muy poca
madera.
Felipe V ordenó su construcción que comenzó en 1738, con
trazas de Filippo Juvara, al que siguió Juan Bautista Sachetti, colaboró
Ventura Rodríguez y lo concluyó Francesco Sabatini, resultando un enorme
edificio, mucho mayor que los Palacios de Buckingham o Versalles. El primer
monarca que lo habitó de forma continua fue Carlos III y el último Alfonso
XIII, aunque también lo ocupó Manuel Azaña, Presidente de la Segunda República.
Actualmente se utiliza para ceremonias de Estado y actos solemnes.
Este “Palacio de Oriente” está rodeado por amplios
espacios: la Plaza de Oriente (impulsada por el rey José I Bonaparte, forma irregular,
cabecera curvada presidida por el Teatro Real, jardines alrededor del monumento
a Felipe IV, estatuas de reyes godos y de los primeros reinos cristianos), por
la Plaza de la Armería (intentos anteriores, Catedral de Santa María la Real de
la Almudena, patrocinada por Alfonso XII para albergar los restos de su esposa
María de las Mercedes de Orleans, comenzada en 1878), por los Jardines del
Campo del Moro (supuestamente aquí acamparon las tropas de Alí Ibn Yúsuf, en
1109, en su intento de reconquistar la plaza, ajardinamiento en época de Isabel II y diseño
actual en la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena) y por los Jardines
de Sabatini (parte N, diseño francés, carácter monumental, s. XX. Aquí estaban
las caballerizas construidas por Sabatini).
El barroco edificio es de planta cuadrada, con un gran
patio también cuadrado. Sobre un basamento almohadillado se eleva el cuerpo
principal estructurado por grandes pilastras dóricas que separan las ventanas y
los balcones, todo ello coronado por una imponente balaustrada que tenía un
amplio programa escultórico con la serie de reyes españoles, que Carlos III
hizo bajar para dar a la construcción de un aire más clasicista. En la fachada
meridional, con un cuerpo central sobre la balaustrada, aparecen las estatuas
de Felipe V y su primera mujer María Luisa Gabriela de Saboya en los extremos y
las de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza en el centro.
En la planta baja están la Biblioteca, la Botica, la
Armería, el Archivo General y las cocinas, pero la visita comienza realmente en
la impresionante escalera de dos ramales, en mármol y granito, obra de Sabatini
con frescos de Corrado Giaquinto, bóveda de lunetos con grandes óculos de
iluminación y la escultura de Carlos III
vestido a la romana. La primera estancia es el Salón de Alabarderos, concebido
por Sachetti como salón de baile o comedor de gala y reconvertido por Carlos
III en salón de los guardias. La mitológica decoración es obra de Giambattista
Tiepolo y recientemente se ha incorporado un cuadro de gran tamaño, La familia
de Juan Carlos I, obra de Antonio López García.
Un escenario muy histórico es el Salón de Columnas, con
capiteles iguales a los de la Escalera principal y bóveda decorada por
Sabatini. Se utilizó para bailes y banquetes hasta el reinado de Isabel II y
posteriormente se han celebrado en él acontecimientos como la firma del Acta de
Adhesión de España a las Comunidades Europeas, 1985, la Conferencia de Paz de
Madrid, 1991, la firma de la abdicación de Juan Carlos I, 2014, la imposición
del collar de la Orden del Toisón de Oro a la princesa Leonor, 2018. También es
utilizado en recepciones: Pascua Militar, Embajadores, etc.
Se continúa por una serie de habitaciones relacionadas
con Carlos III: la Saleta (cuadros de Luca Giordano y frescos de Anton Raphael
Mengs), la Antecámara (retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma, de Goya y
reloj “Cronos soportando la Esfera Celeste”, uno de los mejores), Cámara o
Salón de Gasparini (donde se vestía el Rey en presencia de la Corte, estucos
policromados, paredes tapizadas en seda, Tranvía (sala de paso, cartón para
tapiz de Goya), Salón (dormitorio, retraro por Mariano Salvador Maella, fresco
de Vicente López).
La Saleta o Gabinete de Porcelana (Real Fábrica de
Porcelana del Buen Retiro), la Saleta Amarilla (“sillas peineta”), el Comedor
de Gala (Alfonso XII, unificando tres estancias del antiguo cuarto de la Reina,
magníficos tapices, porcelanas y lámparas), la Sala de la Plata y la Sala de
Porcelana y Cristal dan paso a la Galería, que permitía el acceso de las
personas reales a sus respectivos cuartos. Desde los ventanales puede admirarse
el Patio del Príncipe.
La Real Capilla está situada en el centro del lado norte,
con acceso desde la galería. Fernando VI prefirió el proyecto de Ventura
Rodríguez, de planta central o elíptica coronada por cúpula de media naranja,
columnas de mármol negro de una pieza, distribución clásica con el altar mayor
al este. Decoración de Corrado Giaquinto, cuadros de Ramón Bayeu y Mengs.
Magnífico órgano de Jordi Bosch i Bernat, 1778.
La visita continúa por el Salón de paso a las
habitaciones oficiales de la Reina Mª Cristina (retrato de Alfonso XII por
Federico de Madrazo), la Antecámara de Mª Cristina
o Sala de Stradivarius (cuarteto compuesto por dos violines, una viola y un
violonchelo), la Sala de la Corona (símbolos de la Monarquía: Corona, Cetro,
Collar de la Orden del Toisón de Oro, Discurso de proclamación de Felipe VI,
Abdicación de D. Juan Carlos I firmada en la Mesa de las Esfinges), el Camón
(mirador a la escalera principal), la Antecámara oficial (retratos de Carlos
III, Alfonso XIII y Victoria Eugenia) y la Saleta oficial (tapices de la Real
Fábrica de Santa Bárbara y bóveda de Giovanni Battista Tiepolo).
El soberbio conjunto del Salón del Trono concebido por
Sachetti en 1737 conserva su decoración original. La espléndida bóveda es la
más bella del Palacio, el gran fresco de Tiepolo representa La grandeza y el
poder de la Monarquía Española y el resto de la decoración, bordados, consolas,
espejos, colgaduras, etc., conforman un hito del rococó en España. Se utiliza
en Actos Oficiales como la Pascua Militar, recepción anual del Cuerpo
Diplomático, etc. Así acaba la visita a esta agobiante riqueza artística, tanto
por el uso de toda clase de materiales nobles como por la decoración, obras de
arte de todo tipo o pinturas de artistas importantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario